Análisis/ Qué futuro tiene la paz en el mundo. [Noam Chomsky: - Entrevista]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Jue Sep 16 13:37:16 UYT 2021
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Correspondencia de Prensa
16 de septiembre 2021
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Análisis
Entrevista a Noam Chomsky
Qué futuro tiene la paz en el mundo
John Rachel *
Counterpunch, 27-8-2021
https://www.counterpunch.org/
Traducción de Viento Sur
https://vientosur.info/
Los acontecimientos se suceden a un ritmo cada vez más acelerado. Ante una
alarmante escalada de las tensiones en todo el mundo, nos dirigimos a
nuestros pensadores y pensadoras más respetadas y conocidas para pedirles
una evaluación honesta de la política exterior y militar de EE UU y que nos
expliquen qué piensan y qué datos manejan en a actualidad. Sabemos que
tienen algunas ideas para mejorar las perspectivas de paz.
Noam Chomsky no precisa ninguna presentación. Ha dedicado toda su vida a
denunciar los abusos de poder y excesos del imperio estadounidense. A sus 92
años de edad, sigue implicándose activamente en el debate nacional. Por
supuesto que nos sentimos honrados por el hecho de que se haya avenido a
hablar con nosotros y compartir sus puntos de vista.
Las cuestiones planteadas en esta entrevista no son de naturaleza filosófica
o abstracta. Se centran en las vicisitudes de la lucha por el poder a escala
internacional que podemos contemplar en tiempo real. Abordan directamente el
papel de EE UU en la escalada de tensiones y su capacidad para mitigarlas.
Preguntamos también por la influencia que puede ejercer la ciudadanía común
en las relaciones que tiene y tendrá EE UU con el resto del mundo.
Esto es lo que nos dijo Noam Chomsky.
-El Bulletin of Atomic Scientists (BAS) ha puesto recientemente las manillas
del reloj del fin del mundo en los 100 segundos antes de medianoche. La
medianoche representa la guerra total, el probable holocausto nuclear. Nunca
han estado tan cerca. ¿Estás de acuerdo con este funesto augurio?
Un augurio certero, por desgracia. Los analistas del BAS mencionan tres
grandes amenazas crecientes: la guerra nuclear, la destrucción
medioambiental y lo que algunas personas han llamado una infodemia, el
fuerte declive del discurso racional, que es la única esperanza para
afrontar las crisis existenciales.
Cada año de la presidencia de [Donald] Trump, el minutero se fue acercando a
la medianoche. Hace dos años, los analistas dejaron los minutos y optaron
por el segundero. Trump fue potenciando constantemente las tres amenazas.
Vale la pena reflexionar sobre lo cerca que estuvo el mundo de una
catástrofe indescriptible el pasado noviembre. Otros cuatro años de carrera
de Trump hacia el abismo podría haber tenido consecuencias incalculables.
Claro que sus acólitos no lo ven de esta manera, pero curiosamente cabe
decir lo mismo de ciertos segmentos de la izquierda. De hecho, las letanías
liberales sobre sus abusos también eluden en gran parte sus principales
crímenes. Conviene tenerlo en cuenta cuando creemos que él mismo o algún
clon suyo puede recuperar pronto las riendas del poder. También conviene
tener en cuenta las advertencias de miles de científicos de que estamos
acercándonos a puntos de no retorno en la destrucción ambiental. Podemos
leer sobre todo esto en Aljazeera.
-EE UU siempre se presenta como la principal fuerza del planeta que promueve
la paz, la justicia, los derechos humanos, la igualdad racial, etc. Las
encuestas nos indican que la mayoría de los demás países consideran en
realidad que EE UU representa la mayor amenaza para la estabilidad. ¿Dónde
piensas que está la verdad?
Incluso durante los años de Obama, los sondeos internacionales mostraron que
la opinión mundial contemplaba a EE UU como la principal amenaza para la paz
mundial, muy lejos de cualquier otro país. Esto no trascendió a la población
estadounidense, aunque cualquiera podía acceder a estos datos a través de
los medios extranjeros o de fuentes disidentes. Ocasionalmente de difunden
ejemplos ilustrativos. Así, hubo alguna mención del reciente voto de
Naciones Unidas por el que se condenaba las salvajes sanciones contra Cuba,
que prácticamente constituyen un bloqueo: 180 contra 2 (EE UU e Israel). El
New York Times descalificó el dato diciendo que los críticos de EE UU habían
aprovechado para abrir la válvula de escape. Muy normal. Cuando aparecen
artículos sobre lo desatinado que está el mundo, suele prevalecer la
curiosidad por las enfermedades mentales que provocan esa incapacidad
patológica de reconocer nuestra nobleza.
No hay nada nuevo con respecto a este posicionamiento. Es muy propio de las
culturas imperiales. Incluso una figura tan extraordinaria como John Stuart
Mill se extrañaba de que el mundo no entendiera que Gran Bretaña era una
potencia angelical que se sacrificaba por el bien del mundo… en un momento
en que su país estaba cometiendo uno de sus crímenes más horribles, como él
sabía muy bien.
-Una pregunta que nos lleva al dilema del huevo o la gallina: EE UU acusa a
Rusia y a China de reforzar rápidamente su potencial militar y afirma que su
propio posicionamiento y el incremento de su armamento son una respuesta a
sus adversarios hostiles, Rusia y China. Tanto Rusia como China dicen que no
hacen más que responder a la intimidación y las amenazas militares por parte
de EE UU. ¿Qué opinas? ¿Tienen Rusia y China ambiciones imperiales o no
hacen más que defenderse frente a lo que consideran un militarismo
estadounidense cada vez más agresivo?
Pueden sernos útiles algunos datos básicos. De acuerdo con la principal
organización de seguimiento internacional, el SIPRI, “el crecimiento del
gasto [militar] total en 2020 estuvo muy influido por los patrones de gasto
en EE UU y China. EE UU aumentó su gasto por tercer año consecutivo hasta
alcanzar los 778.000 millones de dólares en 2020”, frente a China, que lo ha
incrementado a 252.000 millones de dólares (y mucho menos si contemplamos el
gasto per capita, claro). En cuarto lugar, detrás de India, viene Rusia:
61.700 millones.
EE UU es el único país que no se enfrenta a amenazas creíbles a su
seguridad, aparte de las supuestas amenazas junto a las fronteras de sus
adversarios, que están rodeados de misiles nucleares apostados en algunas de
los 800 bases militares estadounidenses esparcidas por el mundo (China tiene
una, en Yibuti). Ha habido intentos internacionales de evitar la
militarización del espacio exterior, que constituiría una grave amenaza para
la supervivencia. La iniciativa al respecto vino principalmente de China y
Rusia, pero Washington la bloqueó durante muchos años.
-El número de misiones de espionaje, vuelos de bombarderos nucleares y
juegos de guerra cerca de las fronteras de Rusia ha aumentado enormemente a
lo largo del año pasado. Lo mismo ha ocurrido en China. ¿Acaso todo esto no
es más que un mero postureo geopolítico normal y corriente? ¿O se trata de
una escalada peligrosa y de un nuevo rumbo ominoso del plan estratégico de
EE UU? ¿Cuál es la justificación de lo que Rusia y China consideran
provocaciones y actos agresivos, o incluso preparativos para una guerra?
Esto es muy peligroso. La planificación estratégica se ha reorientado para
centrarse en la guerra con China y Rusia. Se han producido actos
provocativos junto a sus fronteras, que ya están plagadas de armas ofensivas
estadounidenses. China viola el derecho internacional en el mar de China
Meridional, aunque EE UU, la única potencia marítima que no ha ratificado la
Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, no está legitimado
para objetar. La respuesta correcta a las violaciones por parte de China no
pasa por una peligrosa demostración de fuerza, sino por la diplomacia y la
negociación, encabezadas por los países de la región afectados directamente.
La mayor amenaza tiene que ver con Taiwán. También en este caso, una
diplomacia sensata, en vez de provocaciones, puede evitar lo que sería un
desastre.
-En una democracia, la ciudadanía tiene, al menos en teoría, la posibilidad
de influir en todos los asuntos políticos. Sin embargo, al final ninguna de
las recientes campañas militares y guerras no declaradas parecen contar con
el favor o apoyo popular. ¿Cuál es y cuál debería ser el papel de la
ciudadanía común a la hora de decidir la política exterior y las prioridades
militares del país? ¿O habría que dejar estos asuntos en manos de los
expertos?
De acuerdo con el artículo I de la Constitución [estadounidense], el
Congreso es el único legitimado para declarar la guerra. Sin embargo, hace
tiempo que esta disposición se encuentra en el fondo de la papelera, junto
con las demás disposiciones molestas del documento que nos enseñan a
reverenciar.
En una democracia plena, la ciudadanía debería tener la última palabra en
los asuntos del Estado. No es nuestro caso. Y debería se una ciudadanía
informada. No es nuestro caso. La primera guerra mundial es un ejemplo
clásico. En 1916, [Woodrow] Wilson ganó las elecciones esgrimiendo el lema
de “paz sin victoria”. Después lanzó una impresionante campaña de propaganda
para inflamar a una población pacifista e infundirle el odio a todo lo
alemán, acompañada de falsas noticias sobre atrocidades cometidas por los
germanos, fabricadas por el Ministerio de Información británico; la visión
orwelliana estaba viva y coleando mucho antes de Orwell. Fue todo un éxito.
No fue el primer ejemplo, ni el último. La propaganda estatal sigue siendo
sumamente eficaz, dondequiera que miremos, reforzada por los medios de
comunicación leales y la clase intelectual.
Un ejemplo sorprendente, con importantes connotaciones, se ha conocido justo
unas horas antes de que me sentara a escribir: “Más estadounidenses creen
que Irán posee armas nucleares que los que piensan que las tiene Israel. Se
sabe que Israel posee armas nucleares desde hace decenios (aunque no lo
reconozca oficialmente) y no está demostrado que Irán las haya tenido jamás,
pero la percepción del público estadounidense presume una realidad
diferente: el 60,5 %, incluido el 70,6 % de los Republicanos y el 52,6 % de
los Demócratas, dicen que Irán posee armas nucleares, frente al 51,7 % que
dice que Israel las tiene, incluido el 51,7 % de los Republicanos y el 51,9
% de los Demócratas.”
Los logros de la propaganda incesante pueden ser pasmosos.
Una vez más, los medios ayudan de diversas maneras. Para citar un caso muy
relevante, hace poco los editores del New York Times unieron virtualmente al
mundo entero, incluido Irán, con el llamamiento a la creación de una zona
libre de armas nucleares en Oriente Medio. Esto pondría fin a la supuesta
amenaza del armamento nuclear iraní y reduciría radicalmente las graves
tensiones regionales, que encierran un gran peligro. En la propuesta de los
editores se omitió un detalle: Israel, la única potencia de la región que
tiene armas nucleares. También se omitió el motivo por el que esta propuesta
sumamente importante no se haya implementado: EE UU la bloquea, para
asegurar que los copiosos armamentos israelíes no vayan a ser
inspeccionados. De hecho, EE UU se niega a reconocer oficialmente que Israel
cuenta con armas nucleares, pese a que no cabe ninguna duda de ello. Si lo
hiciera, podría tener que aplicar la ley estadounidense y bloquear
previsiblemente toda ayuda a Israel.
A la multitud no le conviene saber que sus vidas están amenazadas por mor de
proteger las fechorías de Israel y la participación de EE UU en las mismas.
-En relación con esto, a la ciudadanía y a la mayoría del Congreso se les
oculta la verdad en relación con misiones especiales, operaciones
cibernéticas, intervenciones para cambiar regímenes, todo ello realizado en
nombre de la ciudadanía estadounidense. Los fondos que financian esta
metástasis del mundo oscuro de sabotaje y terror en el resto del mundo
también son un secreto. Actualmente se espía a fondo a ciudadanos y
ciudadanas de EE UU, aquí mismo, en casa. ¿Cómo encaja cualquiera de estas
cosas en “el país de los libres”? ¿Significa que aquello del gobierno del
pueblo, por el pueblo y para el pueblo no es más que una farsa?
Si dejamos que sea un timo. En el pasaje inicial de una de las primeras
obras modernas importantes de ciencia política, un hombre sabio –David Hume–
señaló que “el poder está en manos de los gobernados”. Siempre que opten por
ejercerlo. Si se proponen tomar las riendas del Estados en sus propias manos
dentro de una comunidad cooperativa, como pretendían la clase trabajadora y
el campesinado de EE UU a finales del siglo XIX. Pero fueron aplastados por
la violencia del Estado y del capital.
* John Rachel es director del Peace Dividend Project:
https://peacedividend.us/
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