Venezuela/ ¿Qué nos dice la derrota del chavismo en Barinas? [Ricardo Sucre Heredia]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ene 22 11:20:24 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

22 de enero 2022

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Venezuela



¿Qué nos dice la derrota del chavismo en Barinas?



Las elecciones en el estado de Barinas de Venezuela demostraron que con el
voto fue posible una alternancia en un estado fuertemente simbólico para el
chavismo. Pero es apenas un pequeño paso para pasar de un conflicto político
sin reglas a uno en el que impere una convivencia institucional entre
gobierno y oposición.



Ricardo Sucre Heredia *

Nueva Sociedad, enero 2022

https://nuso.org/



El 9 de diciembre de este año, el estado de Barinas repitió las elecciones
para elegir gobernador. Que la ciudadanía debiera a concurrir por segunda
vez a las urnas es un hecho extraño, derivado de una decisión del Tribunal
Supremo de Justicia (TSJ) de anular los comicios que habían tenido lugar en
noviembre. En esa elección, el candidato de la opositora Mesa de Unidad
Democrática (MUD), Freddy Superlano, le había ganado por estrecho margen al
gobernador y candidato oficialista del Gran Polo Patriótico (GPP), Argenis
Chávez Frías, uno de los hermanos del ex-presidente Hugo Chávez. De hecho,
el estado ha estado gobernado todos estos años por la familia Chávez.



En aquellas elecciones, Superlano había obtenido 37,6% de los votos,
mientras que Chávez Frías había sumado 37,2%. La razón formal del Tribunal
Supremo para convocar nuevamente a elecciones estribó en que Superlano se
encontraba inhabilitado por la Contraloría General de la República (CGR) al
momento de ser candidato, pero el Consejo Nacional Electoral (CNE) no sabía
de esa decisión. Claramente, se trató de un intento del oficialismo de
evitar una derrota en un estado considerado la «cuna de la revolución».



En la elección repetida, sin embargo, los candidatos ya no eran los mismos.
Ni Superlano (inhabilitado) ni Chávez Frías (que decidió no volver a
competir, en una admisión de su derrota) participaron de la elección. Por la
MUD se presentó Sergio Garrido (miembro de Acción Democrática), mientras que
por el GPP se postuló Jorge Arreaza, ex-marido de Rosa Virginia Chávez, una
de las hijas del ex-presidente y fogueado dirigente del chavismo. De manera
inesperada para muchos, Garrido obtuvo la victoria con 55,3% de los votos
frente a Arreaza, que se quedó con un 41,2%. Otros candidatos totalizaron
3,36%, mientras que la abstención alcanzó el 48%.



Un estado particular



El estado de Barinas, ubicado en el suroccidente de Venezuela, es mayormente
agrícola –aunque también tiene minerales y petróleo–. Poseedor de una
topografía que combina llanos y montañas, es el octavo en extensión
territorial y tiene una población de poco más de un millón de habitantes.
Desde el punto de vista electoral, no es un estado de una importancia
significativa: ocupa el puesto 15 de 24 en cuanto a número de electores.



Desde el comienzo de las elecciones directas de gobernadores y alcaldes en
1989, Barinas fue gobernado dos veces por el partido socialdemócrata Acción
Democrática (AD) entre los años 1990 y 1993 y 1996 y 1999 y una vez por el
partido socialcristiano Copei entre los años 1993 y 1996. Pero a partir de
las elecciones regionales del 8 de noviembre de 1998 Barinas es gobernado
por la familia Chávez. Hugo de los Reyes Chávez, conocido en el estado como
«el maestro Chávez» y padre del ex-presidente, fue gobernador entre 1998 y
2008. Luego lo sucedió su hijo mayor, Adán Chávez, quien dirigió el estado
entre 2008 y 2017, cuando Nicolás Maduro lo designó ministro de la Cultura,
antes de darle su actual puesto de embajador en Cuba. En las elecciones de
octubre de 2017, ganó uno de los hijos menores del «maestro Chávez» y uno de
los seis hermanos del ex-presidente: Argenis Chávez Frías.



La importancia de Barinas es evidente: se trata del territorio histórico de
la familia Chávez. El peso simbólico del estado para el chavismo no ha
pasado nunca desapercibido y, por ello, esta elección atrapó la atención de
los venezolanos y de no pocos medios de comunicación internacionales. Y la
derrota del chavismo en ese estado es, ahora, motivo de debates.



Movilización del electorado y liderazgos regionales



La baja en la abstención y la distribución del voto en 2021 favorecieron más
a la MUD que al GPP. Si en noviembre de 2021 la mayoría del voto se repartió
en cinco organizaciones –de las cuales cuatro eran de la oposición– en enero
de 2022 no fue así. Garrido y Arreaza sumaron 96,5% de los sufragios. En
2021, la suma fue de 74,8%. En diez de los doce municipios del estado, la
abstención en enero fue menor que en noviembre, salvo en Ezequiel Zamora y
Pedraza en los que la subida fue discreta.



Garrido ganó porque los electores se movilizaron más y los votos fueron en
mayor proporción a la MUD que al GPP, sea de los nuevos votantes –en 2022 se
sumaron 36.527 personas– o de quienes habían votado por tarjetas distintas a
la MUD en 2021. El GPP redujo su votación con respecto a noviembre de 2021
en un municipio (Antonio José de Sucre), se mantuvo igual en uno (Barinas),
y subió en los diez restantes. Pero los aumentos no fueron suficientes para
restarle votos a la oposición, que atrapó la mayor cantidad de sufragios. En
el municipio de Barinas, la capital del estado, el voto del GPP se mantuvo
relativamente igual en ambas elecciones, pero en esta oportunidad el voto se
polarizó y quienes habían votado por otras opciones anteriormente, ahora lo
hicieron por el MUD, lo que explica su subida de 31,5% en noviembre a 55,2%
en enero. Además, en el municipio Barinas la abstención bajó 9 puntos entre
noviembre de 2021 y enero de 2022. Este comportamiento se observó en los
restantes municipios. El chavismo solo le quitó votos a la oposición en
Arismendi y Pedraza. La MUD tuvo aumentos significativos en los municipios
que concentran el 70,4% de la población electoral del estado. En cambio, los
mayores índices de crecimiento del GPP se produjeron en municipios con más
baja población de votantes.



El desempeño electoral de la MUD fue casi tres veces mejor que el desempeño
del oficialismo. La diferencia entre Garrido y Arreaza fue de 44.267 votos.
El crecimiento de la tarjeta de la MUD fue robusto y no solo le permitió
ganar, sino tener un colchón para que la victoria de Garrido fuera más
sólida. Para haberle ganado, el GPP tendría que haber duplicado su
diferencia entre noviembre y enero. El chavismo mejoró, pero no lo
suficiente.



El éxito de la MUD se explica, por un lado, por el papel del liderazgo
regional. Este se rebeló contra las direcciones nacionales de los partidos
del G4 (Acción Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Voluntad
Popular) y decidió participar en las elecciones de noviembre de 2021. De
ahí, por ejemplo, la ambigüedad de Voluntad Popular con los integrantes del
partido que decidieron ir a noviembre, que según sus cifras pasaron de mil
candidatos. La dirección no los apoyó, pero tampoco los desautorizó. En esa
ambigüedad entró el comportamiento de los dirigentes regionales. Uno muy
importante es el propio Freddy Superlano, quien forma parte de Voluntad
Popular. No solo tuvo un buen resultado en las regionales de 2017 –aunque no
ganó y en 2021 su triunfo fue desconocido–, sino que su campaña y
comportamiento en noviembre tuvo mucho sentido político. No fue estridente
ni amenazante. Tanto él como Sergio Garrido no cedieron a la estrategia de
plebiscitar la elección como pedían voces cercanas al «interinato» que
preside Juan Guaidó. Mantuvieron, por el contrario, un equilibrio entre las
demandas del liderazgo nacional y las realidades del estado. Lograron así
tejer apoyos para Garrido. La tarjeta de la MUD para la gobernación de
Barinas fue respaldada por tres fuerzas en noviembre de 2021. Pero para las
elecciones de enero Garrido tuvo el apoyo de seis movimientos.



Los electores barineses observaron una campaña para el estado que no buscaba
hacer de Barinas un «bastión para el quiebre» –que es la tesis del entorno
de Juan Guaidó–, sino que pretendía salir de la hegemonía de los Chávez con
un candidato que ha vivido y hecho su carrera política siempre en el
territorio. Esto lo contraponía al caraqueño Jorge Arreaza (que ejerció
distintos cargos ministeriales durante los gobiernos de Chávez y Maduro), y
era percibido como un candidato «traído de afuera».



El segundo factor que explica el triunfo de la MUD es el cansancio de la
población con los gobiernos de la familia Chávez. Ese deseo de cambio está
lejos de ser nuevo. En las elecciones de 2008, Adán Chávez obtuvo 51% de los
votos, pero el candidato opositor Julio César Reyes -hoy secretario de
gobierno de la Gobernación de Barinas- logró un nada despreciable 44%.
Incluso en 2012, cuando Adán Chávez fue reelegido con el 58% –el segundo
porcentaje más alto luego del 76,3% que sacó el «maestro» Chávez en 2004–,
Julio César Reyes sumó 42%. El éxito de 2022 se debió a que liderazgos
regionales trabajaron y no abandonaron su estado.



Vida dura y pobreza



¿Por qué perdió el chavismo? ¿Y por qué dos veces? ¿Cuáles son las razones
que explican que en el «territorio de los Chávez», la fuerza política
oficialista haya perdido parte de su caudal electoral?



El primer factor estriba en las condiciones de vida de la población. La
ciudadanía vive mal y lo ha hecho notar en los comicios. Si bien la
dolarización de facto de la economía ha traído un respiro y su efecto es
transversal –alcanza en diferentes proporciones tanto a sectores acomodados
como a sectores populares–, la calidad de vida está lejos de haber mejorado.
Solo las elites y sus círculos pueden decir que viven bien. Y nadie más,
aunque posea dólares. No se trata solo de las «condiciones objetivas», sino
de la añoranza de una cierta estabilidad y tranquilidad de la Venezuela del
pasado. Esa añoranza está en el «inconsciente» de la población.



Los problemas de gestión del gobierno de Maduro son evidentes. En una de sus
actividades al final del año pasado, el presidente mostró con mucho orgullo
un video de una rotura de un caño de agua en Caracas y afirmó que debería
haber algo como una app para denunciar ese tipo de situaciones y generar un
«gobierno directo» donde el pueblo pueda generar «alertas» y «soluciones».
El gobierno considera que todo se remite a una denuncia en redes sociales o
a través de una app, sin considerar la competencia de los equipos de
gobierno. En un contexto que está muy lejos de la alucinante cantidad de
recursos que tuvieron los gobiernos de Chávez.



El segundo factor que explica la derrota del chavismo es la pobreza en la
que vive la población de Barinas. De acuerdo a la Encuesta Nacional de
Condiciones de Vida (Encovi) realizada por la Universidad Católica Andrés
Bello, Barinas era en 2021 el tercer estado de Venezuela con más personas en
situación de pobreza, luego de Yaracuy y Sucre. En las elecciones regionales
de noviembre de 2021, se observó que, agrupados los estados de Venezuela y
la capital del país en regiones, las que muestran mejores índices económicos
y sociales tendieron a votar en mayor medida por el chavismo, mientras que
las más afectadas por la pobreza, tendieron a hacerlo por la oposición. Este
es el caso de Barinas en 2021 y 2022.



¿Un caso de estudio para una futura alternancia en el poder nacional?



Poco a poco, de manera planificada o no, se construye un camino para una
posible alternancia en el poder «a la venezolana». Y ese camino tendrá su
prueba en las elecciones presidenciales de 2024. Hay límites que el gobierno
no puede sobrepasar. Hacerlo crearía una situación de ingobernabilidad y
conflicto que el propio Ejecutivo no desea. El gobierno internalizó que
necesita estabilidad y gestión y no puede ni quiere volver a las etapas de
2015 a 2019. Si es así, la alternancia en el poder es una posibilidad. La
eventualidad de que el chavismo pierda las presidenciales de 2024 existen y
son reales. Pero construir el eventual camino a la alternancia para 2024 no
depende solo de Maduro. También depende de lo que haga la oposición con su
victoria en Barinas. Es un «baile a dos». Si Garrido cree que su victoria es
para hacer de Barinas un «bastión del quiebre» del chavismo, seguramente
fracasará. Si el gobierno de Maduro y la gobernación de Garrido logran
regular el conflicto y construir unas reglas para la competencia, pero que
permitan al segundo armar una gestión y al primero no sentirse amenazado, se
dará un paso importante para la construcción de las reglas para 2024 y el
pueblo venezolano podrá decidir qué gobierno desea tener.



El pasado 13 de enero, el presidente Maduro y el gobernador Garrido se
encontraron en el Palacio de Miraflores. Si bien no hubo una declaración
oficial, el video muestra que fue una reunión larga y respetuosa. Esto puede
significar que tanto Maduro como Garrido son conscientes de que, pese a las
diferencias, deben comunicarse y establecer planes de trabajo. No se sabe
cómo terminará esta relación –ni tampoco con los otros tres gobernadores de
la oposición electos en 2021– pero puede percibirse que el conflicto
político venezolano toma vías institucionales no estarán exentas de tensión.
Desde una perspectiva optimista, la elección en Barinas podría ser la
muestra de que el conflicto entre gobierno y oposición puede dejar de ser
tramitado en un escenario anárquico y dirimirse en uno en el que imperan
nuevas reglas.



* Politólogo, profesor de la Universidad central de Venezuela. Es
director-gerente de la consultora Smart Thinkers. Politólogo, profesor de la
Universidad central de Venezuela. Es director-gerente de la consultora Smart
Thinkers.

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