Brasil/ Movilización de organizaciones sociales, contra el hambre de 33,1 millones de brasileños. [Mario Osava]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jul 2 15:17:05 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

2 de julio 2022

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Brasil



Movilización contra el hambre de 33,1 millones de brasileños



Mario Osava, desde Río de Janeiro

Inter Press Service, 1-7-2022

https://ipsnoticias.net/



Una campaña contra el hambre, que afecta a 15,5 % de la población de Brasil,
busca movilizar nuevamente la sociedad en busca de soluciones urgentes,
inspirado en un movimiento masivo que entusiasmó al país en 1993.



“Ahora es más difícil, el hambre se diseminó por todo el país, en ciudades
donde no había, se profundizó”, evaluó Rodrigo Afonso, director ejecutivo de
Acción de la Ciudadanía, https://www.acaodacidadania.org.br/]  una de las
organizaciones sociales que encabezan la campaña.



“Además la sociedad está anestesiada con tantas tragedias, agotada tras dos
años de pandemia de covid-19, muchas pérdidas”, se lamentó en una entrevista
con IPS.



Y no se puede contar con el gobierno actual, que además de desactivar
políticas que venían ampliando la seguridad alimentaria, adoptó medidas
negativas, acotó el activista, por ahora mirando a la sociedad civil y las
empresas.



“Brasil alimenta 1000 millones de personas en el mundo, proveemos la
seguridad alimentaria de un sexto de la población mundial”, exageró el
presidente Jair Bolsonaro en su discurso en la Cumbre de las Américas, el 10
de junio en la ciudad estadounidense de Los Angeles. La cifra estaría más
cerca de una octava parte que de una sexta.



Asimismo serían 800 millones de seres humanos para los investigadores
agrícolas brasileños que hicieron un simple cálculo basado en la creciente
producción de granos del país y generaron ese cuento.



“Ahora es más difícil, el hambre se diseminó por todo el país, en ciudades
donde no había, se profundizó… Además la sociedad está anestesiada con
tantas tragedias, agotada tras dos años de pandemia de covid-19, muchas
pérdidas”: Rodrigo Afonso.



Si Brasil responde por 10 % de la producción mundial de granos, cerca de 270
millones de toneladas este año, según el Ministerio de Agricultura,
Ganadería y Abastecimiento, entonces alimentaría 10 % de la humanidad.



El país es de hecho el mayor productor mundial de soja, café y azúcar,
además de mayor exportador de carnes.



Alimentación para fuera, carencias dentro



Pero la producción de que se ufanan los líderes políticos y grandes
agricultores se destina básicamente a la exportación y a la alimentación
ganadera. Los brasileños consumen solo una pequeña parte del maíz y una
porción menor aún de la soja, productos más volcados a la exportación y a
los animales.



Por otro lado, Brasil es importador neto de trigo y frijoles, esos sí
productos determinantes en la dieta de los habitantes del país, tal como el
arroz cuya producción alcanza justo para la demanda interna.



En realidad, Bolsonaro y su gobierno de extrema derecha, estrechamente
aliado con la agricultura de exportación, tratan de defender un sector que
enfrenta críticas internacionales, debido a su asociación con la
deforestación amazónica, el asedio a los indígenas y el abuso de
agroquímicos.



El hambre de 33,1 millones o 15,5 % de los brasileños, desvelado por la no
gubernamental Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad
Alimentaria y Nutricional –Penssan (https://pesquisassan.net.br/), enturbia
más aún la imagen de gran productor de alimentos.



Esa red encabezada por investigadores de universidades y otras instituciones
públicas, pero abierta a todos los interesados, divulgó el 8 de junio su
segunda Encuesta Nacional sobre Inseguridad Alimentaria en el Contexto de la
Pandemia de covid-19.



El estudio hecho con datos recogidos entre noviembre de 2021 y abril de 2022
apuntó a un aumento de 73 % sobre los 19,1 millones de hambrientos
registrados en la primera edición, de fines de 2020.



Es decir, en poco más de un año de pandemia, se sumaron 14 millones de
personas a la situación de inseguridad alimentaria grave, o la privación
frecuente de comida. El aumento fue de 9 % a 15,5 % de la población
brasileña, hoy estimada en 214 millones de habitantes.



La crisis afecta más a las poblaciones del Norte y Nordeste, las regiones
con más pobreza, a los negros, las familias encabezadas por mujeres y que
tienen hijos menores de 10 años, la población rural y locales donde también
impera la inseguridad hídrica. Las desigualdades se intensificaron.



Portando una camiseta con el lema “Hambre, la mayor violencia”, Herbert de
Souza, Betinho (C), es homenajeado como símbolo de la lucha brasileña contra
el hambre. Lideró una masiva campaña a partir de 1993 y desató un proceso
que permitió a Brasil dejar el mapa del hambre de la FAO en 2014. Pero el
país volvió a ese mapa en 2018 y el hambre se agravó con la pandemia y el
gobierno de Jair Bolsonaro en 2021. Foto: Facebook



Reviviendo movimiento contra el hambre



Para enfrentar ese nuevo cuadro de emergencia, Acción de la Ciudadanía llamó
al Encuentro Nacional contra el Hambre, que reunió representantes de
movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y consejos de
seguridad alimentaria existentes en los estados brasileños, del 20 al 23 de
junio en Río de Janeiro.



El encuentro aprobó una carta dirigida a la sociedad con la propuesta de
diez medidas prioritarias, que comprenden desde aumento del salario mínimo
nacional a una reforma tributaria justa, reanudación de la reforma agraria y
de la demarcación de tierras indígenas, interrumpidas en el actual gobierno,
y la restauración de las políticas de seguridad alimentaria también abolidas
en la gestión actual.



Esos reclamos servirán de base a la nueva campaña contra el hambre que será
oficialmente inaugurada en las próximas semanas, anunció Afonso.



Ese cuadro actual se debe a la crisis económica que sufre Brasil desde 2015
y a la pandemia, agravado como “producto de las decisiones gubernamentales
recientes, que desmontaron políticas de seguridad alimentaria e impusieron
nuevas medidas contrarias”, resumió el director ejecutivo de Acción de la
Ciudadanía a IPS.



El actual gobierno mantiene el salario mínimo, por ejemplo, sin aumento,
solo corregido cada año por la inflación oficial. La inflación actual de
11,73 % acumulado en 12 meses hasta mayo reduce su poder adquisitivo cada
mes.



Su valor fijado en 1212 reales (233 dólares) para este año ya no logra
comprar la canasta básica de alimentos y productos de higiene necesarios a
una familia de cuatro personas en la sureña ciudad de São Paulo, que cuesta
1226 reales actualmente, según el Departamento Intersindical de Estadística
y Estudios Socioeconómicos.



Bolsonaro sustituyó la Bolsa Familia por el Auxilio Brasil, una ayuda de 400
reales (77 dólares), el doble de la suma anterior, a 18 millones de
familias, en un intento por conquistar votos entre los pobres, sector en que
sufre altos índices de rechazo según las encuestas para las elecciones
presidenciales de octubre.



Pero hay “casi tres millones de familias” muy pobres aún excluidas del
programa y siguen sujetas al hambre, destacó Afonso.



Acción de la Ciudadanía es la organización no gubernamental heredera del
masivo movimiento desatado en 1993 por el sociólogo Herbert de Souza,
conocido como Betinho, que despertó el país para el drama del hambre y
movilizó la solidaridad de millones de personas en comités municipales, de
fábricas, de escuelas, de barrios y todo tipo de comunidad.



La campaña, bautizada de Acción de la Ciudadanía contra el Hambre y la
Miseria y por la Vida, desató un proceso que culminó en la creación de un
sistema nacional de seguridad alimentaria, gubernamental pero con amplia
participación de la sociedad en consejos a nivel nacional, de los estados y
municipales.



“Seguimos con comités regionales y locales en todos los 26 estados
brasileños” buscando recolectar donaciones de alimentos y movilizar la
población por la prioridad en el combate al hambre, sostuvo Afonso.



Muchas empresas apoyan la campaña que también intentará movilizar el mundo
político, entregando la carta aprobada en el Encuentro contra el Hambre a
todos los candidatos a la presidencia en las elecciones de octubre, anunció
el activista, confiado en un nuevo despertar de la sociedad para el
problema, pese al momento adverso.

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