Ucrania/ ¿A quién debe beneficiar la recuperación?. [Vitaly Dudin]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Jul 10 13:35:56 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

10 de julio 2022

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Ucrania



¿A quién debe beneficiar la recuperación?



Vitaly Dudin

openDemocracy, 4-7-2022

https://www.opendemocracy.net/

Traducción de Viento Sur

https://vientosur.info/



Esta semana se reúnen en Suiza altos funcionarios ucranianos y occidentales
para hablar de la reconstrucción del país. La Conferencia por la
Recuperación de Ucrania, que tiene lugar en Lugano, está destinada a juntar
a gobiernos y empresas privadas para hablar de inversiones y de las reformas
necesarias para apoyarlas.



La guerra de Rusia contra Ucrania no solo ha causado miles de muertes y de
desplazamientos, sino que también ha supuesto un desafío extremo para el
bienestar económico de Ucrania. Y es su clase trabajadora la que paga los
platos rotos. Mientras que las empresas ucranianas sufren la destrucción de
inmuebles e infraestructuras, más del 80 % de las muertes en el lugar de
trabajo las ha causado el ejército ruso desde el 24 de febrero. Cada día
muere una persona en su lugar de trabajo en Ucrania. De acuerdo con los
datos oficiales, esto incluye al personal ferroviario y sanitario y a los
trabajadores y trabajadoras de otros sectores públicos . Se prevé que
Ucrania pierda este año alrededor del 50 % de su PIB a causa de la invasión
rusa. Cientos de empresas han quedado destruidas y debido a ello se han
perdido un 30 % de los puestos de trabajo. Según el Financial Times, a
finales de año la tasa de desempleo en Ucrania será del 25 %, la más alta de
Europa.



Hasta ahora, las empresas ucranianas han tenido mano libre para afrontar los
retos de la invasión rusa. Las agencias estatales han aflojado el control
sobre el mercado laboral, mientras que el parlamento y el gobierno impulsan
reformas radicales de este mercado que de materializarse privarán a la clase
trabajadora ucraniana de sus derechos. Sin embargo, mientras millones de
personas tratan de imaginar cómo sobrevivir al colapso económico ucraniano,
hay otra cuestión que asoma en el horizonte: ¿qué ocurrirá cuando termine la
guerra? Probablemente, el futuro equilibrio de poder económico y prosperidad
en el país vendrá determinado por los cambios que se introducen ahora en
Ucrania.



El cambio económico en cierne



La guerra de Rusia ha reducido, como era de prever, los costes laborales en
Ucrania. En mayo, los salarios cayeron un 10 % con respecto al periodo de
preguerra. Los salarios ofrecidos para puestos de trabajo en sectores como
la extracción de materias primas, la seguridad y los trabajos manuales casi
se han reducido a la mitad. Existe una percepción creciente de que los
efectos negativos de la crisis del mercado de trabajo afectan más a la clase
trabajadora que a las empresas. El pueblo ucraniano estaba dispuesto a
asumir cualquier dificultad inmediatamente después de la invasión rusa, pero
a medida que se ha ido prolongando la guerra, no todo el mundo piensa que la
situación actual –en la que las empresas obtienen ventajas frente a la clase
trabajadora– es justa.



Estas ventajas se han puesto de manifiesto en la decisión del parlamento
ucraniano de revocar partes importantes de la legislación laboral a favor de
las empresas. Sobre todo, las empresas pueden ahora suspender contratos de
trabajo: en este caso, el trabajador no percibe el salario, pero se sigue
considerando ocupado. En efecto, miles de trabajadores de empresas privadas
han estado desempleados durante meses sin ninguna justificación oficial
debido a la falta de control legal. A primeros de abril de 2022, unos cinco
millones de ciudadanos solicitaron prestaciones por falta de ingresos, pero
a finales de mayo el número registrado de personas en paro era de 308.000,
es decir, 16 veces menos.



Ucrania se ha convertido así, más que antes, en el paraíso de los
empleadores en la sombra, que no emplean a nadie oficialmente. Desde la
invasión rusa, el Estado ha cancelado todas las inspecciones laborales en
tiempo de guerra y ha dejado de controlar las deudas salariales, un problema
endémico de la clase trabajadora ucraniana. Miles de personas contratadas
por empresas privadas han estado efectivamente desempleadas durante meses
sin ninguna justificación oficial. Al mismo tiempo, Ucrania se enfrenta al
hecho de que seis millones de personas, en su mayoría mujeres, han
abandonado el país. En Europa, algunas de ellas –aunque no todas, ni mucho
menos– han encontrado trabajo en países en que los salarios son más altos,
se cumplen las leyes y la vivienda y las guarderías son asequibles. El
retorno de las madres jóvenes para trabajar en ciudades relativamente
pacificadas es improbable.



Hay sociólogos que prevén que tras el levantamiento de la ley marcial, que
prohíbe actualmente a los hombres de menos de 60 años salir del país,
Ucrania experimentará una nueva ola de emigración, en que los hombres irán
al extranjero en busca de trabajo, a reunirse con sus familias o buscar un
refugio seguro frente a un conflicto que perdurará. Para tratar de evitar
que este cambio demográfico se vuelva permanente, Ucrania tendrá que
replantearse su política socioeconómica, para animar a la gente a permanecer
en el país y no irse al extranjero.



¿Reconstrucción o antiutopía?



Tareas como la reconstrucción de infraestructuras, el relanzamiento de la
producción industrial y la satisfacción de las necesidades humanas pueden
abordarse dentro del amplio contexto sociohumanitario de la reconstrucción.
Sin embargo, aunque existen ejemplos de mejores prácticas, incluso de la
Organización Internacional del Trabajo, es improbable que la reconstrucción
de Ucrania vaya a tener en cuenta los puntos de vista de la población y sus
intereses a largo plazo. Hasta ahora, los planes de reconstrucción se han
ajustado en gran medida a las tradiciones neoliberales. Un plan, elaborado
por funcionarios del gobierno, expertos reconocidos y asociaciones
empresariales, se inspira ampliamente en los principios de desregulación y
liberalización. No cabe duda de que estos principios formarán la base del
llamado análogo del Plan Marshall que propondrán a los socios europeos.



Sin embargo, mientras tanto, el gobierno ucraniano ya está poniendo en
práctica algunas medidas. Por ejemplo, después de que Rusia destruyera
grandes empresas industriales, el Estado quiere concentrarse en el
desarrollo de microempresas para relanzar la economía. Las propuestas del
gobierno para la reconstrucción se reducen a asegurar los préstamos a
pequeños empresarios o a la formación en tecnologías de la información y las
comunicaciones. Estas medidas pudieron funcionar en tiempo de paz, pero hoy
el desarrollo del trabajo autónomo se verá obstaculizado por la destrucción
de la infraestructura del país, el escaso poder adquisitivo de la población
y la inestabilidad general. Estos factores estructurales pueden impedir que
pequeñas empresas establezcan cadenas de suministro y encuentren a sus
consumidores.



Es probable que el plan más amplio que se presenta en Lugano esta semana se
basará, al menos en parte, en ideas desarrolladas en A Blueprint for the
Reconstruction of Ukraine,
(https://cepr.org/sites/default/files/news/BlueprintReconstructionUkraine.pd
f) publicado por un grupo de economistas internacionales en abril. Este
boceto propone: 1) introducir contratos de trabajo más flexibles y eliminar
la legislación laboral que dificulte el desarrollo de una política económica
liberal; 2) ofrecer subsidios públicos para atraer a empresas extranjeras;
3) un amplio programa de privatizaciones, incluidos los principales bancos
de Ucrania; 4) apoyo crediticio prioritario al sector exportador; 5)
lanzamiento de obras públicas con un uso intensivo de mano de obra no
cualificada para restablecer la infraestructura; 6) crear una agencia
tecnocrática que canalice la ayuda extranjera.



El riesgo principal es que la privatización y la reducción del empleo
público destruyan puestos de trabajo protegidos y que los de nueva creación
sean precarios. También existe la amenaza de que los proyectos de
infraestructura enriquezcan nada más que a empresas extranjeras. El ninguneo
del papel de las organizaciones sindicales en el proceso de reconstrucción
intensificará los problemas del empleo en negro, del desempleo y de la
desigualdad. No obstante, hay alternativas que tener en cuenta de cara a la
reconstrucción de Ucrania. En última instancia, el objetivo no debería la
reconstrucción de un capitalismo periférico, sino introducir elementos de
economía social y solidaria en el país:



Base económica sostenible. Hay que dar prioridad a la construcción de
plantas de producción e infraestructuras que permitan crear puestos de
trabajo protegidos a escala, mejorar el nivel tecnológico de la economía y
fomentar la demanda interior y no la exportación. El principal inversor debe
ser el Estado, que es capaz de movilizar los recursos necesarios.

Aumento de la confianza del público. Para orientar el dinero en la dirección
adecuada, es preciso que toda la sociedad ucraniana se implique en el
proceso de decisión. Hacen falta sindicatos para apoyar los proyectos de
infraestructura y las prioridades de inversión.



Empleo asegurado. Abolición de las leyes de guerra que otorgan a las
empresas ucranianas el derechos a suspender sus obligaciones derivadas de
los contratos individuales y los convenios colectivos. La inspección de
trabajo debe disponer de los medios y poderes necesarios para supervisar los
puestos de trabajo. Las obras públicas de gran envergadura deben incluir la
cualificación de la mano de obra a fin de mejorar sus perspectivas
profesionales. Deben establecerse subsidios para las empresas que empleen a
grupos vulnerables, aumenten los salarios o impliquen e los sindicatos en la
toma de decisiones.



La empresa privada ha demostrado ser extremadamente irresponsable durante la
crisis. La sociedad ucraniana de posguerra necesita integración, que deberá
asegurarse mediante el desarrollo de empresas públicas y cooperativas que no
generen beneficios en detrimento de la sociedad y el medio ambiente. Ucrania
se enfrenta a una tarea colosal ante la enorme destrucción y la necesidad de
relanzar la industria, pero las políticas neoliberales no aportan nada en
este sentido. Hace falta una estrategia basada en la intervención del
gobierno en la economía y la financiación de programas de empleo. Esto
requiere a su vez una política de redistribución mediante impuestos y la
confiscación de la riqueza excedentaria de la gente más rica del país. Esto
sería una manifestación concreta de la política hace tiempo prometida de
desmantelamiento de la oligarquía, que por lo visto ha desaparecido de la
agenda política desde el comienzo de la guerra.



A corto plazo, la guerra de Rusia ha debilitado el poder de la clase
trabajadora ucraniana. Pero a largo plazo, el movimiento obrero ucraniano
puede intensificar su movilización y mejorar las condiciones de trabajo. A
pesar del pesimismo, la sociedad ucraniana cree en un modelo de
reconstrucción más justo.

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