Brasil/ Orden de matar. La promoción oficial de la violencia política. [Marcelo Aguilar]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Jul 15 09:58:37 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

15 de julio 2022

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Brasil



La promoción de la violencia política



Orden de matar



15 julio, 2022El asesinato de un militante petista a manos de un
simpatizante de Jair Bolsonaro es apenas la última pieza de una larga serie
de hechos violentos, con un presidente que no se ha cansado de llamar al
extermino físico de la izquierda y glorificar el uso de las armas.



Marcelo Aguilar, desde San Pablo

Brecha, 15-7-2022

https://brecha.com.uy/



«¡Aquí somos de Bolsonaro!», gritó el simpatizante del presidente brasileño
que el sábado 14 invadió un cumpleaños en Foz de Iguaçu y mató a tiros a un
militante del Partido de los Trabajadores (PT). La decoración de la fiesta
consistía en imágenes del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y símbolos
del PT. La víctima fue un guardia municipal llamado Marcelo Arruda, quien
era tesorero del PT en el estado de Paraná. Al día siguiente, Eduardo
Bolsonaro, hijo del presidente, festejó su propio cumpleaños, el número 38,
con una torta decorada con un revólver de ese calibre, tras participar de un
acto a favor del porte de armas.



El peso de la palabra



«Mi especialidad es matar», «Hay que matar más», «Vamos a fusilar a la
petralhada», «Vamos a acabar con todos los activismos en Brasil», «Vamos a
acabar con el cocô [la caca] en Brasil: los corruptos y los comunistas»,
«Quiero a todo el mundo armado, comprando fusiles», «Esos marginales rojos
serán barridos de nuestra patria», «Yo apoyo la tortura, yo apoyo la
dictadura», «El error fue torturar y no matar». Todas estas frases fueron
pronunciadas por Jair Bolsonaro a lo largo de su carrera política, algunas
ya bajo su mandato. El presidente las dice; algunos de sus seguidores las
materializan. El domingo de noche, casi 24 horas después del crimen de Foz
de Iguaçu, se pronunció en Twitter, retuiteando un mensaje de 2018 en el que
ataca a la izquierda: «A ese tipo de gente [en referencia al asesino] le
pido que por coherencia cambie de bando y apoye a la izquierda». En el mismo
posteo, dijo que recibe ataques 24 horas al día. No hubo de su parte ningún
repudio, ningún pésame.



El lunes, el mandatario dijo que lo ocurrido en la ciudad fronteriza había
sido una «pelea entre dos personas». El martes, dijo que «los petistas son
de la violencia de bien: patearle la cara a quien está caído en el piso», e
intentó justificar el crimen: es necesario esperar la investigación policial
del caso «para que así la gente vea que el problema comenzó afuera, donde el
tipo que murió le tiró una piedra al auto del otro». También llamó a dos
hermanos de la víctima, que son simpatizantes suyos y no fueron al
cumpleaños, y les dijo que la Izquierda le quiere achacar el crimen a él.
Quien intermedió en la llamada y fue enviado por el presidente para
encontrarse con los familiares fue el diputado federal y pastor evangélico
Otoni de Paula, que en abril de este año, en una sesión de la Cámara Baja,
dijo: «En Río de Janeiro tenemos un método para tratar a los vagabundos como
Lula: la bala». Esta semana, ministros del gobierno, parlamentarios, la
prensa oficialista y ejércitos de trolls en las redes sociales rápidamente
intentaron desviar el foco del asesinato de Foz de Iguaçu y culpar de la
violencia al PT.



Victimación



No es la primera vez que el discurso de odio bolsonarista se cobra una vida.
El 8 de octubre de 2018, un día después de la primera vuelta de las
elecciones, un votante de Bolsonaro mató de 12 puñaladas al maestro de
capoeira Moa do Katendê, en Salvador de Bahía. Según la investigación
policial, Katendê, que con su arte contribuía a diversas vertientes de la
cultura bahiana, fue asesinado por motivos políticos. El crimen fue cometido
durante una discusión política en un bar, luego de que la víctima dijera que
había votado por el candidato del PT y manifestara su oposición a Bolsonaro.



En aquel momento, la postura del entonces candidato y actual presidente fue
la misma que la de esta semana. Cuestionado sobre el caso, dijo: «Va un tipo
con una camiseta mía y comete un exceso. ¿Y yo qué tengo que ver con eso? Lo
lamento y le pido a la gente que no lo haga. Pero no tengo control sobre
millones y millones de personas que me apoyan». Y repitió una de sus
muletillas: «La violencia y la intolerancia comenzaron del otro lado, y yo
soy la prueba viva de eso». Se refería así al ataque con cuchillo que sufrió
en setiembre de 2018, en un acto de campaña en Juiz de Fora, Minas Gerais.
Adelio Bispo, el agresor, fue declarado inimputable y todavía está internado
en una institución psiquiátrica. Dos investigaciones de la Policía federal
descartaron la hipótesis de que Bispo haya actuado bajo las órdenes de la
oposición a Bolsonaro. Sin embargo, el caso es citado hasta hoy por los
bolsonaristas ante cualquier nuevo caso de violencia y, según la familia del
presidente, Bispo cumplía una misión encomendada por dirigentes opositores.



Según un relevamiento de la Fundación Getúlio Vargas encomendado por la
revista Veja, los picos de menciones del caso Adelio en Twitter coinciden
con los momentos en los que el gobierno enfrenta problemas por actos
violentos: el último fue durante la desaparición y el asesinato en la
Amazonia del indigenista Bruno Pereira y el periodista inglés Dom Phillips.
Con el crimen de Foz de Iguaçu, el mantra de la puñalada volvió a ser
invocado y el primero en hacerlo fue el propio presidente.



Más violencia y más armas



Desde que Bolsonaro asumió, en 2019, fueron registradas más de 1 millón de
nuevas armas particulares en el país, según los datos de la Policía federal
y el Ejército obtenidos por los institutos Sou da Paz e Igarapé, y
publicados por el portal UOL. Un informe publicado el lunes por el
Observatorio de Violencia Política Electoral de la Universidad Federal de
Río de Janeiro afirma que los casos de violencia política crecieron un 335
por ciento en los últimos tres años. El estudio recoge datos que incluyen
amenazas, atentados y homicidios. En los primeros seis meses de este año
fueron 214 los casos de violencia.



«Una de las pocas promesas de campaña que el presidente cumplió fue la de
armar a la población. Hoy tenemos miles de familias con pequeños arsenales
de armamento y municiones en sus residencias, algo que por sí solo ya
implica un peligro bastante grande y que, sumado a la actitud y el discurso
del presidente, lo es todavía más», dijo el abogado criminalista Augusto de
Arruda Botelho, uno de los fundadores del Instituto de Defensa del Derecho
de Defensa y precandidato a diputado federal por el Partido Socialista
Brasileño. En conversación con Brecha, manifestó estar preocupado por la
campaña electoral y el período subsecuente a la votación de octubre. «La
tragedia de Foz de Iguaçu no fue un hecho aislado: se enmarca en un
crecimiento de la violencia. Y el gobierno federal no solo continúa
incentivando la violencia, sino que también amenaza con rupturas
institucionales si el resultado de las urnas no le es favorable», señaló. El
asesinato de Arruda es el episodio más grave hasta el momento de una campaña
que ya se preveía violenta y a la que todavía le quedan casi tres meses.

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