México/ AMLO en jaque ante la imparable violencia homicida. [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Jul 18 15:18:59 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

18 de julio 2022

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México



AMLO en jaque ante la imparable violencia homicida

Manuel Aguilar Mora *

Ciudad de México, 17-7-2022

El fracaso rotundo de su política de abrazos y no balazos en la espinosísima
cuestión de la seguridad pública ha colocado a Andrés Manuel López Obrador
(Amlo) a la defensiva tanto en foros nacionales como extranjeros. Es un alud
de críticas que ya son compartidas en todos los rincones, penetrando incluso
en medios que hasta hoy eran notorios por su moderación e incluso de apoyo
al obradorismo. Solo quedan firmes los núcleos fieles y duros obradoristas,
ciertamente todavía de proporciones considerables pero muy lejos de la
abrumadora mayoría de la población de hace cuatro años.



Un balance aterrador



En el cuarto aniversario de su estruendosa victoria electoral, que se
cumplió en días pasados, a partir de la cual Amlo se convirtió en el centro
incuestionable de la política mexicana, con una influencia avasalladora en
lo que se ha dado en llamar la “conversación dominante” al nivel nacional,
es palpable que en sus pláticas diarias de la mañana ya no basta para sus
justificaciones políticas recurrir al argumento clave hasta la fecha. O sea
culpar al enorme y pesado legado histórico de atrocidades de los gobiernos
del PRIAN pasados como la explicación principal de la lamentable posición
actual prevaleciente ya no funciona y menos después del elevadísimo
presupuesto, muy superior al de sus antecesores que el obradorismo ha
entregado a las fuerzas militares, como nunca favorecidas como lo han sido
en el presente gobierno. Sólo la Guardia Nacional, ya controlada por y con
los planes de integrarla sin más al ejército ha agregado a las huestes cien
mil tropas más.



Y la razón principal es la terrible situación de violencia homicida que ha
desbordado todos los índices anteriores. Ya transcurrida la primera mitad
del sexenio, con solo dos años y meses que le restan para 2024 Amlo ya no
puede evadir el balance de impotencia que ha resultado su política de
(in)seguridad pública con la actual terrible cifra de 125 mil asesinados en
lo que va de su gobierno, más que en los seis años de Calderón. Tampoco
puede negar que al ritmo que ha tenido la tendencia criminal de asesinatos
en los cuatro años anteriores en el fin de su sexenio el número de
asesinados supere a los 200 mil. Es una probabilidad que rebasaría también
con creces los 150 mil asesinados durante el gobierno de Peña Nieto



Pero Amlo se defiende como gato boca arriba y con su tradicional forma de
argumentar desviacionista declaró en su mañanera del 14 de julio que
Calderón era el campeón en los homicidios violentos pues en su sexenio se
dispararon un 200% y en cambio en el actual gobierno el ritmo bajó al 9%.
(La Jornada, 15.07.2022). Así es, pero el sofisma obradorista es que con
Calderón comenzaba apenas la intervención masiva del ejército en el combate
contra las drogas y prácticamente se partía de un nivel de violencia que era
inicial, pero con el monto en cantidad tan grande alcanzado en la tendencia
de violencia tanto de los militares y sobre todo de los homicidios de los
cárteles en los doce años siguientes, tendencias de los gobiernos anteriores
no abatidas ni mucho menos en el presente gobierno, todas las señales
indican que el monto cuantitativo de asesinatos en el 2024 superará con
creces al de Calderón.



Sea cual sea la forma de evaluar la política de combate a la violencia, el
balance del gobierno obradorista ya no puede justificarse con el pasado
siniestro de sus antecesores. Con más de la mitad del sexenio transcurrido
no puede evadirse la conclusión de que ha sido un fracaso. A los abrazos han
correspondido no menos sino más balazos.



El balance también es aterrador. Además de los homicidios violentos
mencionados se deberían agregar, los miles de desaparecidos, los diez
feminicidios que se dan día tras día, los 14 periodistas asesinados sólo
este año y ahora ha aparecido la nueva figura con motivo del asesinato de
dos jesuitas en Chihuahua el pasado 20 de junio lo que los curas han llamado
“el clericidio”.



Amlo y los católicos



Ha sido sin duda el asesinato de los dos misioneros jesuitas Joaquín Mora
Salazar y Javier Campos Morales en las profundidades de la Sierra
Tarahumara, en el triángulo donde coinciden en el extremo sur del estado de
Chihuahua los otros dos estados vecinos de Sinaloa y Durango, el
acontecimiento que conmocionó a todo México el 20 de junio pasado. Se trata
de asesinatos cometidos contra personas pacíficas y con una vocación
desplegada durante décadas de servicio al prójimo en el corazón de un
territorio de población marginal, en su mayoría indígena. Pero también se
trata del territorio controlado por el narco en el cual el dominio del
estado nacional es prácticamente nulo, como lo demuestra el hecho que el
asesino de los jesuitas Noriel Portillo Gil, apodado El Chueco, es un
sicario conocido en la zona y con una cola enorme de crímenes cometidos
desde hace años, sin que hasta la fecha haya sido detenido. Persiguiendo a
su víctima, Pedro Eliodoro Palma quien para protegerse ingresó a la iglesia
de la comunidad de Cerocahui del municipio de Urique, hasta allí llegó El
Chueco para asesinarlo a él y de paso a los dos sacerdotes que lo defendían.
La indignación de la iglesia católica fue enorme e inmediata y no quedó sola
pues su eco fue nacional.



La alta jerarquía católica (la Compañía de Jesús, la Conferencia  del
Episcopado  Mexicano y la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos
Mexicanos),  no escatimó críticas a la política obradorista y Amlo respondió
defendiéndola y asegurando firmemente que no la cambiaría. El papa Francisco
deploró la violencia que azota al país y no tardaron de anunciarse y
realizarse en los siguientes días las respuestas de los católicos mexicanos.
Tanto el alto como el bajo clero organizaron las primeras “Jornadas de
Oración por la Paz” las cuales según sus informes reunieron a 50 millones de
personas convocando a terminar con la oleada de violencia que azota al país.
Para la religiosa Juana Ángeles Zarate, presidenta de la Conferencia de
Superiores Mayores las jornadas  están destinadas a ser “un momento de
autorreflexión y discernimiento con el fin de tomar conciencia de que no
podemos dejar que continué la actual situación de violencia que vivimos en
México. Esta primera jornada será un periodo de introspección a nivel
individual y comunitario para luego pasar a algo más amplio. Sera pues sólo
la primera acción de otras acciones a futuro.” (Proceso, 10.07.2022). Ha
surgido así, como consecuencia de la fallida política de seguridad pública
del gobierno obradorista,  una inesperada fuerza de oposición en el seno del
catolicismo mexicano agrupado en torno a su iglesia. Se trata de una
institución protagonista tradicional central de la historia de México que
hoy agrupa a 14 mil sacerdotes, 150 obispos y 30 mil monjas vinculados al
pueblo católico mexicano el segundo más populoso del mundo tras el
brasileño, que hasta la fecha había sido un aliado moderado del obradorismo,
al cual le dio su voto de confianza en forma abrumadora en 2018.

¿Hacia dónde se orientarán los millones de votos de castigo que se están
generando ante la grave situación de violencia homicida imparable? Es muy
pronto para saberlo, sin embargo se puede decir sin gran margen de error que
la oposición derechista del PRIAN no representa un gran atractivo. Estamos
ante un espacio en donde es posible el surgimiento de nuevas alternativas y
la paradoja es que una fuerza masiva tradicionalmente conservadora sea la
que esté llamando a la movilización ciudadana para detener la imparable
violencia homicida.



Hacia el 2024



Con el estilo impuesto por Amlo a su gobierno, la cuestión electoral se
convirtió en la guía fundamental del mismo. Ya todo gira hoy en su seno
alrededor de la sucesión presidencial del 2024. Las constantes declaraciones
de Amlo que él en ese año se retirará a La Chingada, su rancho en Campeche,
son motivo de preocupación de no pocos de sus seguidores dentro y fuera de
Morena. Es en este último, en el seno de la organización de donde surgirá el
candidato o candidata presidencial del mismo en el cual las contradicciones
son cada más evidentes y anuncian estallidos políticos inevitables. La razón
es muy obvia. Ante la abrumadora presencia mayoritaria de Morena en los
gobiernos estatales y en el federal, en las cámaras, con importante
prresencia en la Suprema Corte y manteniendo gran influencia en amplias
capas de la población y el lamentabilísimo estado de la oposición de derecha
tradicional, todo ello determina que sea en ese partido en el cual se
decidirá la política para el sexenio de 2024-2030. Pero el caudillismo
avasallador de Amlo no ha permitido que crezcan a su lado en Morena figuras
del tamaño requerido para sucederlo. Cuando se retire se llevara su carisma
sin que lo herede su sucesor(a). El mismo se ha encargado de rebajar y
menospreciar a sus colaboradores más cercanos a quienes ha designado como
sus posibles sucesores, definidos como “sus corcholatas”, los tapones de
botella que se destapan y después se echan a la basura, para 2024. Ellos son
Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López a quienes hay que
agregar otros autoproclamados que también se consideran aspirantes a
sucederlo, entre los cuales destaca Ricardo Monreal, morenista presidente
del Senado pero que Amlo notoriamente ha descartado. Una de las facetas más
evidentes del obradorismo ha sido la restauración del tapadismo y con ello
del ”dedazo”. Y lo que ocurre en el nivel más alto, la selección del
candidato(a) presidencial se repite incluso más cruda y descaradamente en la
selección de los demás candidatos y dirigentes en los niveles estatales y
municipales. Morena ha restaurado la pirámide del priato, adoptando en todos
los niveles las decisiones de los jefes o caudillos regionales o locales.



Como se puede apreciar por todo lo antes dicho, las elecciones
presidenciales de 2024 apuntan a que no serán como las de 2018. O sea, no
habrá un candidato que avasalle como Amlo lo hizo ese año y el país que
dejará su gobierno estará inmerso en las tremendas contradicciones
nacionales y mundiales sembradas en el periodo de 2020-2022:pandemias
sanitarias, crisis económica de estancamiento e inflación (estanflación),
migraciones gigantescas y una terrible guerra europea en Ucrania de enormes
consecuencias, muchas de ellas todavía imprevisibles, solo para apuntar los
acontecimientos destacados más importantes



La oposición de izquierda



Una de los corolarios más interesantes de esta situación de gran
incertidumbre que se atisba en la crisis latente de Morena y de sus
consecuencias en las elecciones presidenciales del 2024 es que el México que
está surgiendo del fracaso del obradorismo como exponente de un nuevo
sistema social y político como prometían en sus campañas electorales Amlo y
sus seguidores, es un país deseoso y sediento de verdaderos cambios.

Particularmente en lo que respecta a la violencia homicida que gangrena al
tejido social, su enfoque desborda al sistema actual capitalista. El
comercio de las drogas en sus diversas y numerosas vertientes es un negocio
muy lucrativo y no desaparecerá sino con la desaparición del capitalismo.
Por eso combatir a las bandas delincuentes implica una alianza con todos los
países en los que actúan y sufren las consecuencias sanitarias, de
extorsión, de torturas y asesinatos de su accionar. Esto solo es posible
dentro de una estrategia anticapitalista e internacionalista que debe
incluir, por supuesto, al principal país consumidor y productor de drogas
que es Estados Unidos.



Mientras tanto, las demandas de transición son las vigentes en la lucha
socialista y revolucionaria. Y con respecto a la producción, distribución y
consumo de drogas es necesario convocar a la lucha por la legalización de su
producción, comercio y consumo.



La izquierda socialista y revolucionaria, las organizaciones clasistas y
anticapitalistas tendrán por fin unas circunstancias favorables para
desarrollar su propaganda y desplegar sus actividades. Después de años de la
travesía del desierto las condiciones están madurando para el resurgimiento
de una autentica izquierda revolucionaria, socialista e internacionalista.
Como fuerzas y organizaciones minoritarias serán sin embargo, poderosas y
bienvenidas por su programa y su historial sin manchas, sin corrupción
oportunista, por mantenerse firmes en medio de la capitulación y el cinismo
provocados por las grandes derrotas del pasado. Pero como dijo Rosa
Luxemburgo, las nuevas victorias estarán pavimentadas con los viejos
fracasos.



* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS).

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