Francia/ La ultraderecha llegó al paraíso. [Eduardo Febbro]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 25 22:31:43 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

25 de junio 2022

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Francia



Obtuvo 89 diputados en la última elección, la mejor de su historia



La ultraderecha llegó al paraíso



Marine Le Pen subió un escalón en la institucionalización y legitimación de
un movimiento político fundado por su padre.



Eduardo Febbro, desde París

Página/12, 25-6-2022

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Millones de euros, prestigio, poder y legitimidad: si algo le faltaba a la
extrema derecha francesa para llegar a la cima era una consagración
institucional. Ahora la ha conseguido gracias al inesperado resultado de la
segunda vuelta de las elecciones legislativas del pasado domingo 19 de
junio. Ni los sondeos de opinión, ni los candidatos de la ultraderecha ni su
líder, Marine Le Pen, anticiparon lo que sería el mejor resultado de su
historia: 89 diputados que pesarán en el porvenir de la democracia francesa.
Ya diputada en la anterior legislatura, Marine Le Pen subió un escalón
suplementarito en la institucionalización y legitimización de un movimiento
político fundado por su padre, Jean Marie Le Pen, salido de las sombras a
partir de los años 80 y hoy consagrado en el corazón de las instituciones
republicanas: Marine Le Pen fue elegida este jueves 23 de junio presidenta
de su grupo parlamentario en la Asamblea Nacional. El partido Reagrupamiento
Nacional constituye, junto la alianza de izquierda Nupes (Nueva Unión
Popular Ecologista y Social) y sus 149 escaños, el grupo de oposición más
importante contra el presiente francés, Emmanuel Macron. El impactante
número de diputados obtenido por la extrema derecha no es ajeno a la falta
de lealtad republicana de los partidos que armaron para estas elecciones una
alianza presidencial: Emmanuel Macron fue reelecto presidente en abril
pasado luego de derrotar en la segunda vuelta a Marine Le Pen gracias a los
votos aportados por la izquierda francesa. Sin embargo, cuando llegó el
turno de las legislativas, el macronismo le dio las espaldas a esos votantes
que ante sellaron su victoria. Se negó a reforzar el frente republicano
contra la extrema derecha, no fue claro cuando se trató de respaldar a los
candidatos progresistas que enfrentaban a candidatos de la ultraderecha en
las legislativas y, por encima de todo, puso en el mismo espejo al
Reagrupamiento Nacional y a la izquierda agrupada en Nupes, especialmente al
partido Francia Insumisa dirigido por Jean-Luc Mélenchon. Según los voceros
del macronismo, Nupes es un movimiento similar al Reagrupamiento Nacional,
”anti republicano”. El disparate tuvo como efecto que la ultraderecha se
viera premiada en las urnas.



Promesa rota



Nada queda de la promesa que hizo Emmanuel Macron en 2017 cuando se
comprometió a desinflar el peso de la ultraderecha. ”Unas palabras para
quienes votaron hoy por la Señora Le Pen. Los respeto, pero en estos cinco
años haré todo para que no tengan más razones para votar por los extremos”
(Macron). Hizo lo contrario. Con él en el poder, los ultras alcanzaron su
punto más alto. De no tener ningún verdadero poder institucional, ni local o
regional consistente (sólo dirige ciudades pequeñas y administra una sola de
más de 100 mil habitantes, Perpignán), el lepenismo se ha afirmado sin que
ningún cordón de protección se interpusiera entre él y la salud democrática.
En 2017, cuando perdió las elecciones presidenciales ante Emmanuel Macron,
nadie hubiese apostado un céntimo por la supervivencia de Marine Le Pen,
tanto más cuanto que en las elecciones legislativas que siguieron a las
presidenciales el lepenismo recorrió el camino contrario al de hoy: con
apenas 8 diputados cayó en un abismo que, a su vez, hizo de Marine Le Pen un
cadáver político sin resurrección posible. Pero el lepenismo es más que una
persona o una ideología fraudulenta; es una familia entera entre padre,
hijas, nietas y sobrinas y no se rinde así porque sí. No es Macron quien ha
transformado a Francia sino la familia Le Pen.



Marie Le Pen resucitó en estos cinco años que separan los dos mandatos de su
mejor enemigo (2017-2022). Le cambió el nombre al Frente Nacional para
llamarlo Reagrupamiento Nacional y con esa denominación encaró las
presidenciales de este año. En el medio le salió un rival de comedia, el
polemista Eric Zemmour. Un ultraderechista de lo más nefasto que soñó con
sacar del juego a la heredera del reino. Zemmour, en los sondeos, llegó, en
un momento, hasta superar a Marine Le Pen en las intenciones de voto. Ello
llevó a varios pesos pesados del lepenismo a dejar el partido e irse a las
filas del partido Reconquista de Eric Zemmour, entre ellas su sobrina y
antigua aliada, Marion Marechal Le Pen. Sin embargo, Zemmour y los
zemmouristas se desinflaron como un globo negro aspirado por un agujero
negros más poderoso que sus groseras pretensiones: en 2017, Marine Le Pen
obtuvo 10 millones de votos, en 2022 13,2 millones.



Ofrenda impensada



El tercer acto fue la ofrenda impensada que el macronismo y los electores le
sirvieron en la Asamblea Nacional. Marine Le Pen no sólo llevó a cabo con
éxito la desdiabolización de la extrema derecha sino que, también, la
institucionalizó. La palabra tiene un significado y un alcance mucho más
extenso que la dimensión simbólica. También hay mucho dinero en juego y este
alcanza para saldar las deudas bancarias (prestamos) que Marine Le Pen
contrajo con bancos rusos y húngaros para financiar las respectivas campañas
electorales. Los millones del Estado lloverán sobre el partido más
infrecuentable del espacio político. En primer lugar, recibirá siete
millones de euros anuales correspondientes a los 4,2 millones de voto que
obtuvo en la primera vuelta de las elecciones legislativas. A ello se le
agregan otros 35 millones de euros que cubren la totalidad de la legislatura
más 37 mil euros anuales para cada uno de los 89 diputados electos, lo que
equivale a 15 millones de euros en un plazo de 5 años. El total de dinero
público que cobrará la extrema derecha equivale a más de 50 millones de
euros. El lepenismo tiene una deuda de 24 millones de euros, la cual será
pagada en un 50 por ciento con dinero de los contribuyentes. Nada ni nadie
habrá sido capaz de despertar a la sociedad francesa de su sueño gris:
mentiras, corrupción, racismo, xenofobia, insultos, violencia retórica,
manipulaciones, múltiples condenas por parte de la justicia, todo vale y
todo se acepta. Desde hace medio Siglo, la familia Le Pen es la más honda y
extensa beneficiara de los desajustes de la democracia francesa. Emmanuel
Macron le habrá dado el último espaldarazo. Al paso que van la ultraderecha
y la democracia, a Marine Le Pen sólo le falta un peldaño al que no tardará
en subir: la presidencia.

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