Imprescindible "Las mujeres no pueden emanciparse sin reducir el poder de los hombres". [Susan Sontag]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Mar 17 15:33:50 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

17 de marzo 2022

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Imprescindible



“Las mujeres no pueden emanciparse sin reducir el poder de los hombres”



Un ensayo inédito en español de Susan Sontag



“Todo lo que no suponga un cambio respecto de quién detenta el poder no es
liberación”, escribe la autora neoyorquina en un texto de 1972 que ahora se
publica



Susan Sontag *

El País, 17-3-2022

https://elpais.com/



Todas las mujeres viven en una situación “imperialista” en la que los
hombres son los colonos y las mujeres los indígenas. En los llamados países
del Tercer Mundo, la situación de las mujeres respecto a los hombres es
tiránica y brutalmente colonialista. En los países económicamente avanzados
(tanto comunistas como capitalistas) la situación de la mujer es
neocolonialista: la segregación de la mujer se ha corregido, el uso de la
fuerza física contra ellas ha disminuido; los hombres delegan parte de su
autoridad, su dominio está menos patentemente establecido. Pero las mismas
relaciones básicas de inferioridad y superioridad, de impotencia y poder, de
subdesarrollo y privilegio cultural prevalecen entre mujeres y hombres en
todos los países. Todo programa serio de liberación de la mujer debe partir
de la premisa de que la liberación no toca solo a la igualdad (la idea
liberal). Se refiere al poder. Las mujeres no pueden emanciparse sin reducir
el poder de los hombres. Su emancipación no solo implica el cambio de la
conciencia y las estructuras sociales de manera que se transfiera a las
mujeres gran parte del poder monopolizado por los hombres. La naturaleza
misma del poder cambiará por ello, puesto que a lo largo de la historia el
poder se ha definido en términos “sexistas”: identificándolo con un
normativo y supuestamente innato gusto viril por la agresividad y la
coerción física, y con las ceremonias y prerrogativas de agrupaciones solo
masculinas en la guerra, el gobierno, la religión, el deporte y el comercio.
Todo lo que no suponga un cambio respecto de quién detenta el poder y a la
naturaleza de este no es liberación, sino apaciguamiento. Los cambios que no
son profundos sobornan el resentimiento que amenaza a la autoridad
establecida. La mejora de un gobierno inestable y demasiado opresivo —al
igual que los viejos imperios sustituyen los modelos de explotación
colonialistas por otros neocolonialistas— sirve en realidad para regenerar
los modelos existentes de dominio. Preconizar que las mujeres formen un
frente común con los hombres para provocar su mutua liberación corre un velo
sobre las duras realidades de las relaciones de poder que determinan todo
diálogo entre los dos sexos. Las mujeres no tienen por qué asumir la tarea
de liberar a los hombres cuando deben primero liberarse a sí mismas; lo cual
implica explorar las bases de la enemistad, no endulzadas de momento por el
sueño de la reconciliación. Las mujeres deben cambiar por sí mismas; deben
cambiarse unas a otras, sin preocuparse por cómo ello afectará a los
hombres. La conciencia de las mujeres cambiará solo cuando piensen en sí
mismas y se olviden de lo que conviene a sus hombres. Suponer que estos
cambios pueden llevarse a cabo en colaboración con ellos reduce (y
trivializa) el alcance y profundidad de su lucha. (…)



La sensibilización de un creciente conjunto de personas respecto al sexismo
del lenguaje, al igual que en los últimos tiempos se ha sensibilizado sobre
los lugares comunes racistas del mismo (y del arte), es una tarea
importante. En general, la gente debe adquirir conciencia de la profunda
misoginia que se manifiesta en todos los niveles de intercambio humano, no
solo en las leyes, sino en las menudencias de la vida diaria: en las formas
de la cortesía y en las convenciones (vestimenta, gestos, etcétera) que
polarizan la identidad sexual; y en el caudal de “imágenes” (en el arte, las
noticias y los anuncios) que perpetúan los estereotipos sexistas. Estas
actitudes cambiarán solo cuando las mujeres se liberen de su “naturaleza” y
empiecen a crear y a habitar otra historia.



* Susan Sontag (1933-2004). Este extracto es del ensayo ‘El Tercer Mundo de
las mujeres’ (1972), inédito en español, de ‘Obra imprescindible. Susan
Sontag’, de la editorial Literatura Random House, publicado este 10 de
marzo.

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