Cuba/ La invasión de Putin contra Ucrania: los misiles rusos caen en La Habana. [Frank García Hernández]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Mar 24 00:55:59 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

24 de marzo 2022

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Cuba



La invasión de Putin contra Ucrania: los misiles rusos caen en La Habana



Sin condenar las acciones militares de Rusia, Cuba se aleja cada vez más de
apoyar a Moscú.



Frank García Hernández

CTXT, 22-3-2022

https://ctxt.es/es/



Cuando Vladímir Putin anunció el inicio de la invasión a Ucrania, el
presidente de la Cámara Baja rusa, Viacheslav Volodin, no se encontraba en
Moscú, sino en La Habana. Aunque Volodin había llegado a Cuba dos días antes
en visita oficial, es casi seguro que el Gobierno cubano solo se enterara de
la invasión a Ucrania cuando Putin lo informara urbi et orbi. Según el mismo
Fidel Castro, durante la Crisis de los Misiles –octubre de 1962– los
militares soviéticos restringían la información rigurosamente. No hizo falta
que Volodin informara al Gobierno cubano sobre la invasión rusa a Ucrania.
La sola presencia del presidente de la Cámara Baja rusa bastó para que dos
días antes de la invasión a Ucrania, la cancillería cubana publicase una
declaración alineada con Moscú.



Sin embargo, aunque Volodin abandonó Cuba casi 24 horas después de que Putin
anunciara el inicio de la guerra, el Gobierno cubano hizo un sorpresivo
silencio ante la invasión a Ucrania. Dos días después del inicio de la
“operación especial militar” de Putin contra Ucrania, en la página web de la
cancillería cubana la única declaración que se leía era la nota diplomática
publicada el 22 de febrero; o sea, 48 horas antes del inicio del conflicto.
Si la postura de Fidel Castro ante la invasión soviética a Checoslovaquia en
1968 fue ambigua –condenando la violación del derecho internacional, pero
justificándola políticamente–; más ambigua fue la declaración que publicó la
cancillería cubana 48 horas después de iniciada la invasión rusa a Ucrania.



En la nota del 26 de febrero se hacía énfasis en “una solución diplomática”,
señalando insistentemente a “la progresiva expansión de la OTAN hacia las
fronteras de Rusia” como el motivo de la guerra iniciada por Putin. Sin
embargo, al mismo tiempo el Gobierno cubano se deslindaba de la agresión
militar rusa al decir que “Cuba (…) se opondrá al uso o amenaza de la fuerza
contra cualquier Estado”. De seguido, la cancillería “lamentaba
profundamente las pérdidas de vidas civiles inocentes en Ucrania”, lo cual
iba en contravía de la postura oficial rusa que hasta el 28 de febrero negó
el fallecimiento de ucranianos no vinculados al ejército.



La postura de Cuba se mantuvo en la ONU. Cuando la condena a la invasión
rusa a Ucrania fue promovida en las Naciones Unidas, Cuba no se alineó con
el Kremlin, sino que se abstuvo discretamente. Sin condenar las acciones
militares ordenadas por Putin, Cuba se ha alejado cada vez más de apoyar a
Moscú. Tras la derrota diplomática de Rusia en la ONU, la cancillería cubana
publicaría en su cuenta de Twitter que se oponía “sin ambigüedades al uso
(…) de la fuerza contra cualquier Estado”.



La postura de Cuba se puede entender si miramos al detalle la política
exterior cubana con Rusia. Cuba nunca ha reconocido la independencia de
Osetia del Sur y Abjasia: dos Estados solo aceptados por Rusia y aliados muy
cercanos. Por otra parte, el pasado 13 de enero, el vicecanciller ruso,
Serguei Riabkov declaró que si Estados Unidos aumentaba su presencia en
Ucrania, Rusia podría desplegar “infraestructura militar” en Cuba. Ante esta
peligrosa afirmación, el Gobierno cubano reaccionó con total silencio. Sobre
los vínculos entre Moscú y La Habana, la única noticia que apareció en los
medios de prensa cubanos fue la donación de telescopios astronómicos rusos a
Cuba.



La invasión rusa a Ucrania contra la economía cubana



Como los compromisos de Cuba con Rusia son muy estrechos, evidentemente el
Gobierno cubano sopesó que si apoyaba la invasión rusa recibiría fuertes
sanciones económicas por parte de la Unión Europea. En medio del
recrudecimiento del bloqueo estadounidense contra Cuba, el Club de París se
ha convertido en uno de los principales acreedores del Gobierno cubano. A
esto se le debe agregar que la principal industria cubana, el turismo, lo
sostienen empresas europeas, como Meliá o NH. Al parecer, el Gobierno cubano
se percató de que, aunque apoyara firmemente a Rusia, Cuba no recibiría
ayuda económica del Kremlin: después de la guerra, Putin solo se ocupará de
restablecer las pérdidas generadas por el conflicto bélico y las sanciones
extranjeras.



Por su parte, un empresario extranjero radicado en La Habana –cuyo nombre
prefiere mantener en el anonimato– considera que “los turistas rusos, que
han sido una proporción significativa de visitantes a Cuba durante la crisis
del turismo en el covid, se evaporarán. Los vuelos de Rusia hacia Cuba han
sido suspendidos; cuando estos se restablezcan, las aerolíneas aumentarán
los precios de los pasajes y las sanciones económicas contra Moscú tendrán
un fuerte impacto en la familia media rusa”. Uno de los mejores ejemplos del
peso del turismo ruso en Cuba es que, tras el inicio de la invasión contra
Ucrania, en la isla caribeña quedaron varados 6.000 turistas procedentes de
Rusia.



Un alto funcionario del turismo cubano –que también prefirió mantener el
anonimato– informó de que, a diferencia de otros visitantes, “los turistas
rusos pocas veces se alojan en los hostales privados. El turismo proveniente
de Rusia pasa largas estancias en los hoteles del Estado cubano”.



Sin embargo, según el funcionario lo que causará “problemas mayores que la
falta de turistas rusos será el bloqueo de Rusia a las transacciones SWIFT.
Todas las operaciones financieras rusas con Cuba se paralizarán”.



La sociedad civil cubana tiene la palabra



Cuatro días después de iniciada la invasión rusa, un disidente cubano, en un
gesto solidario con Ucrania, intentó llevar flores a la sede diplomática de
Kiev en La Habana. Al mismo tiempo, la oposición cubana desató en redes
sociales una campaña exigiendo la condena oficial a la invasión de Putin
contra Ucrania. Todo esto provocó que el Estado cubano desplegara un
dispositivo de seguridad alrededor de la sede diplomática de Kiev en La
Habana.



“La primera vez que fui a tomar una foto a la embajada de Ucrania no pude
hacerlo. En la zona había policías vestidos de civiles y militantes del
Partido atentos a cualquier cosa rara”, dice el joven fotógrafo cubano Iván
Alcaraz, quien decidió enviar a CTXT algunas imágenes de la sede diplomática
ucraniana en La Habana. “Después pensé tomar algunas fotos a la embajada
rusa, pero tuve que hacerlo de lejos. También estaba custodiada más de lo
normal. Finalmente alquilé un taxi que pasó frente a la embajada ucraniana y
tomé las fotos. Una periodista independiente cubana ya había fotografiado la
embajada de Ucrania, pero a esa gente si los detienen es mejor: ganan
visibilidad. A mí me hubieran quitado la cámara y no puedo comprar otra”.



Sin embargo, el Gobierno cubano no pudo evitar una manifestación de más de
300 personas a solo 500 metros de la sede diplomática ucraniana, pero
sucedió frente a la embajada de Panamá en Cuba. La cancillería de este país
centroamericano informó inesperadamente de que “los ciudadanos extranjeros
cubanos” necesitan una visa transitoria si realizan escala en Panamá. Desde
noviembre de 2021 Nicaragua informó de que los cubanos no necesitan visa
para visitar su país. A partir de ese momento, comenzó una oleada migratoria
de cubanos que arriban a Nicaragua para llegar a Estados Unidos a través de
la frontera con México. El sorpresivo requisito de visa transitoria en
Panamá provocó que los migrantes cubanos hicieran otro considerable gasto,
pues por lo inesperado debían comprar otro pasaje.



Pero la migración cubana no solo es por Nicaragua. En medio de la invasión
rusa, nueve cubanos están presos en un centro de detención ucraniano por
ingresar ilegalmente desde Rusia. Los nueve cubanos pretendían llegar a la
Unión Europea vía terrestre, atravesando Ucrania y continuar hacia España.



Cuando el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, declaró a Ucrania país
libre de visado con el fin de crear una legión extranjera, varios cubanos se
comunicaron con la representación de Kiev en La Habana. La embajada
ucraniana aclaró que los ciudadanos cubanos dispuestos a combatir en Ucrania
necesitan el visado Schengen pues no están abiertas las fronteras aéreas.
Ante ello, un usuario cubano de Twitter respondió que “solo necesitamos el
transporte. Si el Gobierno ucraniano lo pone tendrán miles de cubanos en
Ucrania”. Sin embargo, uno de los cubanos que envió su solicitud a combatir
a Ucrania –y pidió no ser identificado– declaró a CTXT que él y varios de
sus amigos no tenían intención de tomar las armas contra el ejército ruso,
sino de emigrar. “Si llegábamos a Ucrania, cruzaríamos la frontera para
llegar a España. Aquí en La Habana todos los días nos caen más misiles que
los de Rusia contra Ucrania”.



En contraste a la tibieza de La Habana con la invasión rusa, desde la
izquierda crítica cubana se levantaron posturas más radicales. La revista
cubana Comunistas calificó la invasión a Ucrania como un “peligroso
conflicto interimperialista en el cual la clase trabajadora ucraniana y rusa
no tiene nada que ganar”. Esta revista digital publicó también las
declaraciones del concejal español Pablo Cubero donde se condenaba tanto a
Putin como a la OTAN. Por su parte, la coordinadora de la reconocida
publicación web La Joven Cuba, Alina Bárbara López, calificó la postura del
Gobierno cubano como “ambigua”. Sumado a esto, el exembajador cubano en
Bélgica y la Unión Europea, Carlos Alzugaray, declaró en un tuit que “las
acciones (…) de las fuerzas armadas rusas en territorio ucraniano
constituyen formalmente una violación de principios del derecho
internacional. (…). Aunque Rusia es un aliado importante, esta guerra no le
representa a Cuba ningún beneficio”.



Sin embargo, el común de los cubanos apoya a Putin. Las décadas de estrecho
vínculo de Cuba con la Unión Soviética hicieron que Ucrania sea vista como
parte de Rusia. A ello agreguemos que el empleo hecho por Putin de los
símbolos soviéticos ayuda a ver en el presidente ruso un continuador de la
URSS. Ejemplo de esto es el militar retirado excapitán Jesús Moreira, que
opina que “Putin hace lo correcto. No hacer el operativo especial ruso en
Ucrania sería olvidar los millones de combatientes que murieron en la
Segunda Guerra Mundial defendiendo a la Unión Soviética”.



En La Habana, con solo cruzar la calle, los diplomáticos rusos pueden ir de
sus oficinas a la embajada bielorrusa. A 200 metros más, se encuentra el
consulado ucraniano. La semiótica de la política evidencia que hasta en
Cuba, tras la caída de la Unión Soviética, Rusia intentó seguir controlando
a Bielorrusia y a Ucrania. Pero por ahora, desde el edificio estilo
brutalismo soviético, que fue la sede diplomática del Kremlin rojo en La
Habana y hoy es la embajada de Putin en Cuba, los diplomáticos rusos solo
pueden resignarse a ver una enorme bandera azul y amarilla desplegada en el
consulado ucraniano.

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