Rusia-Ucrania-OTAN/ "La amenaza del despliegue de armas nucleares es mayor hoy que durante la Guerra Fría". [Patrick Cockburn]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mar 27 16:05:05 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

27 de marzo 2022

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Rusia-Ucrania-OTAN



"La amenaza del despliegue de armas nucleares es mayor hoy que durante la
Guerra Fría"



Patrick Cockburn

A l'encontre, 26-3-2022

http://alencontre.org/

Traducción de Correspondencia de Prensa



En los primeros meses de 2003, me encontraba en la capital kurda, Erbil, en
el norte de Irak, una zona fuera del control del gobierno iraquí, yo
esperaba el inicio de la invasión liderada por Estados Unidos. Los kurdos
estaban demasiado acostumbrados a la guerra convencional, pero lo que
realmente les aterraba era la posibilidad de que las fuerzas de Sadam Husein
utilizaran armas químicas.



El presidente George W. Bush y Tony Blair, así como el resto del mundo,
habían asegurado a los kurdos que el dictador iraquí ocultaba armas de
destrucción masiva (ADM). Quince años antes, en 1988, las fuerzas iraquíes
habían utilizado gas mostaza y agentes neurotóxicos para matar a 5.000
civiles kurdos en la ciudad de Halabja [a 15 km de la frontera iraní y a 240
km al noreste de Bagdad], la mayor utilización directa de gas tóxico como
arma contra un objetivo civil en la historia. No es de extrañar que los
habitantes de Erbil y otras ciudades kurdas, ninguna de las cuales está muy
lejos de Halabja, temieran que esta calamidad se repitiera.



Una gran parte de la población huyó de las zonas urbanas para acampar en las
llanuras y montañas o refugiarse apiñada en pequeñas aldeas. Los que se
quedaron compraron telas plásticas inadecuadas, a menudo de color rojo,
verde y amarillo [1], que pegaron en las puertas y ventanas de sus casas y
comercios con la patética esperanza de que así no entrara el gas mortal



Al final, las armas químicas y biológicas del gobierno iraquí resultaron ser
un mito, pero el terror que causaron fue real.



***



Treinta y cuatro años después de Halabja, el terror vuelve a surgir porque
Rusia, a diferencia de Irak, posee ciertamente armas de destrucción masiva y
es posible que tenga la idea de utilizarlas. El jueves 24 de marzo, en
Bruselas, el presidente Joe Biden advirtió al Kremlin contra el uso de armas
químicas, diciendo que en caso de un ataque de este tipo "la naturaleza de
la respuesta dependerá de la naturaleza de su utilización". No especificó
cuáles serían las represalias, pero la simple sospecha de que las armas
químicas son una opción podría desencadenar un nuevo éxodo gigantesco de
ucranianos, como ocurrió en el Kurdistán iraquí.



La razón pública aducida por Estados Unidos para suponer que Rusia podría
estar considerando la guerra química es que Rusia ha afirmado que se están
desarrollando armas biológicas en laboratorios ucranianos financiados por el
Pentágono. Esto parece ser una burda propaganda y los laboratorios en
cuestión estaban desarrollando patógenos comunes con fines de salud pública.
La explicación más probable de la acusación del presidente Vladimir Putin es
que busca amenazas imaginarias para explicar a la opinión pública rusa por
qué lanzó su guerra y no porque esté considerando la posibilidad de utilizar
armas químicas.



Sin embargo, plantear la cuestión de las armas de destrucción masiva es un
paso más en la escalada en Ucrania y se suma a las oscuras incertidumbres.
En Irak, la propia existencia de armas de destrucción masiva fue debatida
durante mucho tiempo. En Siria, la controversia se centró en si se habían
utilizado o no y, en caso afirmativo, por quién [2]. En Rusia, no hay duda
de que este tipo de armas existens y que podrían utilizarse inmediatamente.



Independientemente de la amenaza real que suponen las armas químicas, el
riesgo de uso de ADM ha alcanzado un nivel que no se veía en Europa desde
1945. Y lo que es más preocupante, el riesgo de que se produzca un
intercambio nuclear es mayor hoy que en el momento de mayor tensión de la
Guerra Fría entre las potencias occidentales y la Unión Soviética.



***



No es una amenaza estática, sino que se agravó desde la invasión de Ucrania
por parte de Putin, el 24 de febrero y se agudizó aún más en las cuatro
semanas siguientes, cuando la demostración de fuerza rusa se convirtió en
una demostración de debilidad. La maquinaria militar convencional rusa
resultó ser más débil de lo esperado, incapaz de derrotar al pequeño
ejército ucraniano y, por tanto, con pocas probabilidades de hacerle frente
a las fuerzas de la OTAN.



La única forma que tiene el Kremlin de restablecer el equilibrio del poder
militar sería recurrir a su arsenal nuclear y, en particular, a sus 1.000 o
2.000 armas nucleares tácticas.

El énfasis con que maneja la opción nuclear no es nuevo, ya que los
militares rusos son conscientes de la disminución de sus capacidades desde
hace 30 años. Durante la primera Guerra Fría, entre finales de la década de
1940 y 1989, EE.UU. y la URSS hicieron hincapié en las armas nucleares de
2.000 a 3.000 veces más potentes que la bomba que destruyó Hiroshima. La
"destrucción mutua asegurada" era, por tanto, un elemento de disuasión
extremadamente poderoso contra un ataque nuclear.



Pero en las últimas décadas, Estados Unidos y especialmente Rusia se han
centrado en el desarrollo de dispositivos nucleares más pequeños, tres veces
menos potentes que la bomba de Hiroshima. El objetivo de esta reducción de
la capacidad destructiva es hacer posible el despliegue de estas armas en el
campo de batalla para destruir un convoy o un bastión enemigo.



***



Este es un escenario militar peligroso y no probado aún, ya que nadie sabe
cómo reaccionaría el otro bando, y un intercambio de misiles nucleares
tácticos en campo abierto podría derivar rápidamente en una destrucción
apocalíptica de ciudades con misiles balísticos intercontinentales.



Las tropas rusas llevan mucho tiempo practicando la transición de la guerra
convencional a la guerra nuclear a nivel táctico. Al parecer, el ejército
ruso realizó varios ejercicios en los que Kaliningrado, el vulnerable
enclave ruso en el Mar Báltico, consigue defenderse con éxito gracias al uso
de armas nucleares.



Los defensores de una línea más dura de la OTAN contra Rusia argumentan que
Putin no se arriesgaría a un intercambio nuclear. Pero este es un comodín
arriesgado porque no sabemos cómo reaccionarán Putin y sus asesores a una
presión de ese tipo. Lo que está claro es que vienen cometiendo una serie de
errores de juicio desastrosos durante el último mes al subestimar la fuerza
de la resistencia ucraniana, exagerando las capacidades militares de Rusia y
habiendo juzgado erróneamente la magnitud de la respuesta de la OTAN a la
invasión.



Este antecedente de errores involuntarios y de tal magnitud, errores
probablemente debidos a la arrogancia y a la desinformación, hace pensar que
Putin y su círculo íntimo pueden seguir cometiendo errores en el caso de la
utilización de armas químicas y nucleares.



Irónicamente, los que más exigen que la OTAN adopte una línea más dura con
Putin, al que denuncian como un dictador loco y nefasto, argumentan que dará
marcha atrás si se hace frente a sus planes con la suficiente energía. Este
deseo no parece basarse más que en aquello de que "un tirano es siempre un
cobarde". En realidad, nadie sabe cómo reaccionaría Putin si estuviera entre
la espada y la pared y tuviera que pelear por la supervivencia de su
régimen.



***



Los dirigentes políticos pueden entender esos riesgos, pero están sometidos
a la presión popular, como lo estuvieron sus predecesores, hace un siglo,
durante la Primera Guerra Mundial, para que actuaran con mayor
determinación. Hoy, se trata de rusofobia, como lo fue la germanofobia en
1914. En California, fue suprimido un curso de literatura sobre Dostoievski
(reinstaurado tras las protestas) y Tchaikovsky fue retirado del programa de
un concierto en Cardiff [3]. Cuando los rusos avancen en Ucrania, tratando
de someter a las ciudades con sus bombardeos, las pantallas de televisión
occidentales se llenarán durante meses con imágenes de niños muertos y
moribundos. Las soluciones diplomáticas serán de poca monta.



Otro factor que hace que la segunda Guerra Fría contra Moscú sea más
peligrosa que la primera es que el pasado temor al Armagedón nuclear, en
gran medida, se ha evaporado. El hecho de que nunca haya sucedido favorece
la idea de que nunca podría haber ocurrido -aunque cualquier evaluación
realista del riesgo sugiere que el peligro es mayor hoy que en el pasado.
(Publicado en iNews, 26-3-2022: https://inews.co.uk/)



Notas



1] "Los tres colores simbolizan la determinación y el coraje (rojo), las
colinas y las llanuras del Kurdistán (verde), la paz y la prosperidad
(blanco). En el centro, el sol amarillo evoca los orígenes zoroástricos de
este pueblo, con veintiún rayos, en referencia al Año Nuevo kurdo (Newroz)
que se celebra cada año el 21 de marzo". (Manière de voir, febrero-marzo de
2020)

2] "La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ)
estableció el lunes 12 de abril de 2021, tras una investigación, que la
Fuerza Aérea Siria utilizó cloro, un arma química, en un ataque en la ciudad
de Saraqeb [cerca de Idlib] en 2018." (Le Monde, 21-4-2021)

3] La desprogramación de obras de Prokofiev, Tchaikovsky y Mussorgsky, por
ejemplo, forma parte de una rusofobia que vulnera los principios de la
libertad de expresión y hace un uso rastrero -en medio de un discurso
banalizado, de una propaganda de facto- de un patrimonio cultural universal.
Además, esto le da ventaja a Putin en su propia propaganda sobre un "ataque
occidental al pueblo ruso" que, en su discurso del 25 de marzo, equiparó con
los auto de fe nazis. (Redacción A l’encontre)

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