Estados Unidos/Rusia/ «¿Podría ser el dólar estadounidense la próxima víctima de la guerra en Ucrania?» [Branko Marcetic]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Mayo 1 11:35:25 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

1° de mayo 2022

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Estados Unidos/Rusia



«¿Podría ser el dólar estadounidense la próxima víctima de la guerra en
Ucrania?»



Branko Marcetic *

A l'encontre, 26-4-2022

https://alencontre.org/ameriques/

Traducción de Correspondencia de Prensa



Unos dos meses después, pocas dudas quedan de que la invasión de Ucrania por
parte del presidente ruso, Vladimir Putin, fue un error estratégico colosal.
La OTAN está unificada, dinamizada y dispuesta a expandirse a dos países
históricamente neutrales, el ejército ruso aparece ante el mundo como un
"tigre de papel" y la invasión ha tenido como consecuencia la eliminación
definitiva del gasoducto ruso Nord Stream 2, de gran importancia

económica y estratégica.



Sin embargo, la respuesta de EE.UU. a la invasión, incluyendo sanciones
económicas sin precedentes diseñadas para aislar a Rusia y romper su
economía, puede resultar un error estratégico.

El mes pasado, la primera subdirectora gerente del Fondo Monetario
Internacional (FMI), Gita Gopinath, advirtió que las sanciones occidentales
podrían afectar el predominio mundial del dólar estadounidense. Aunque el
estatus del dólar como moneda de reserva mundial, un elemento importante de
la primacía global de EE.UU., se mantendrá a medio plazo, declaró al
Financial Times, "la fragmentación a un nivel más pequeño es seguramente muy
posible", lo que dará lugar a que "las tendencias a la baja frente a otras
monedas desempeñen un papel más importante" como activos de reserva. Gita
Gopinath fue anteriormente economista jefe del FMI durante tres años.



***



Es necesario aquí dar una breve explicación. Desde la Segunda Guerra
Mundial, el dólar estadounidense ha sido la moneda de reserva del mundo, es
decir, la moneda que utilizan principalmente otros países para sus
transacciones en el extranjero y para fijar su propia moneda. Hoy en día, el
dólar estadounidense se utiliza en todas partes para el comercio y las
inversiones internacionales, la emisión de deuda, las transacciones de
divisas, etc. En particular, esto le otorga a Estados Unidos lo que se ha
llamado un "privilegio exorbitante": puede tener déficits comerciales
crónicos importando más de lo que exporta, sin temor a que su tipo de cambio
se desplome o sus tipos de interés exploten. Y ahora, algunos observadores
informados creen que este privilegio puede estar amenazado.



Gita Gopinath no es la única con este punto de vista. En la misma semana,
Goldman Sachs advirtió en una nota de investigación que el dólar se
enfrentaba a desafíos similares a los que vieron a la libra esterlina perder
su estatus a mediados del siglo pasado. La nota señalaba los grandes y
persistentes déficits comerciales de EE.UU., pero un analista de Goldman
también advertía que "la actual incertidumbre geopolítica" hacía más
probables los "esfuerzos oficiales de desdolarización" para "reducir la
exposición a las redes de pago centradas en el dólar", lo que suponía un
riesgo a largo plazo para el posicionamiento del dólar.



El Instituto para el Análisis de la Seguridad Global (IAGS, por sus siglas
en inglés) -un think tank [grupo de reflexión] fundado por un ex director de
la CIA y asesor de Ronald Reagan, y que incluye a figuras del establishment
como el ex director de la NSA Keith Alexander y el ex comandante de la OTAN
Wesley Clark- lanzó una advertencia similar. El codirector Gal Luft declaró
a la CNBC que las sanciones de Washington contra Rusia -Washington y su
"gatillo fácil"- significan que "los bancos centrales empiezan a
interrogarse a sí mismos" sobre el hecho de poner "todos los huevos en la
misma canasta" si siguen dependiendo de manera tan importante del dólar.

Varios expertos y comentaristas ya lo han señalado, aunque son una minoría.
Una encuesta realizada en marzo de 2022 por la Initiative on Global Markets
entre economistas reveló que el 37% no cree que las sanciones
estadounidenses contra Rusia vayan a provocar un "cambio significativo" del
dólar, mientras que el 24% sí lo cree; la mayor proporción, el 40%, no está
segura. Pero las advertencias de Gita Gopinath, Goldman Sachs e

IAGS son la señal más clara de que esta preocupación no se limita a los
escépticos y a los críticos provocadores, sino que se manifiesta cada vez
más dentro del establishment.



***



Según estos expertos, las medidas extremas adoptadas por Washington para
sancionar a Rusia por su agresión a Ucrania han reforzado la urgencia para
que los Estados se desprendan de su dependencia del dólar y del sistema
financiero que éste sustenta. Al fin y al cabo, si Washington es capaz de
convencer a casi todo el mundo occidental para que excluya a Rusia, aunque
sea de forma justificada, de las redes comerciales, que congele sus reservas
de divisas y la elimine de las redes bancarias internacionales que facilitan
la mayor parte del comercio mundial, ¿quién puede decir que esto no podría
ocurrirles a ellos algún día?

Puede sonar paranoico a los oídos occidentales, pero Rusia no es más que el
último caso en el que los responsables políticos estadounidenses utilizan el
sistema financiero mundial dominado por Estados Unidos como arma contra un
adversario, un arma utilizada anteriormente contra países mucho más débiles,
con mucha menos agresividad. En la última década, Washington utilizó este
tipo de sanciones contra Cuba, Irán, Venezuela y, más recientemente,
Afganistán.



Los dos últimos casos fueron especialmente escandalosos, ya que Washington
no sólo congeló, sino que confiscó -robó, en otras palabras- los activos
venezolanos y afganos que tenía en el extranjero. Es en parte por esta razón
que Moscú, tras años de sanciones estadounidenses por diversas
irregularidades, ha reducido la proporción de dólares en sus reservas y ha
diversificado sus haberes.



***



Para muchos Estados, la conclusión que cabe sacar de todo esto es que los
bancos con sede en Occidente ya no son un lugar seguro para sus haberes
extranjeros. Y esa dependencia del dólar como activo de reserva, o de la
infraestructura financiera dominada por Estados Unidos para llevar a cabo el
comercio y otras transacciones, los hace vulnerables a los vientos
geopolíticos cambiantes.

Conviene recordar que la mayoría de los países pobres y en desarrollo tienen
una visión del orden mundial muy diferente a la de Occidente. Son ellos los
que se encuentran, por ejemplo, en el banquillo de los acusados de la Corte
Penal Internacional, un recordatorio constante para los Estados pequeños de
cómo las instituciones multilaterales, que se supone que son neutrales y
universales, a menudo se centran exclusivamente en los Estados relativamente
débiles en la escena mundial. Y aunque muchos han condenado la invasión
rusa, no han adoptado el programa de sanciones de Estados Unidos, en gran
parte porque lo consideran, con razón, una expresión de la hipocresía
occidental en esta crisis. A la luz de todo esto, las potencias "emergentes"
como China e India, como es lógico, desean protegerse de las represalias
económicas de un Occidente a menudo inconstante.



Ya hemos visto algunos intentos de desdolarización. Arabia Saudita está
actualmente en conversaciones con China para vender parte de su petróleo en
yuanes chinos en lugar de dólares, tras el fuerte descontento de Arabia
Saudita con lo que considera como afrentas del establishment estadounidense,
y el apoyo reticente (aunque aún vigente) de Joe Biden a su guerra en Yemen.
Esto supondría una ruptura importante, aunque no fatal, con el modelo que
prevalece desde la década de 1970, en el que los productores de petróleo
venden petróleo a cambio de dólares, que luego reciclan comprando títulos
del Tesoro de EE.UU. (es decir, deuda de EE.UU.), apoyando así tanto los
déficits comerciales estadounidenses como el estatus de moneda de reserva
del dólar.



***



Putin no ha llevado a cabo su amenaza de cortar las exportaciones de gas a
los países "no amigos" si no pagan en rublos, pero el ultimátum sigue
estando sobre la mesa. El 6 de abril, Hungría, país miembro de la UE y de la
OTAN, dijo que estaba dispuesta a pagar el gas ruso en rublos, lo que supone
una importante ruptura con Occidente. Moscú también está en conversaciones
con la India, que actualmente compra petróleo ruso a un precio especial,
para establecer un sistema de pago de las exportaciones rusas en rublos [la
parte de las importaciones de petróleo ruso  de la India fue de 2.130
millones en 2021, frente a los 22.140 millones comprados a Irak o los 16.400
millones a Arabia Saudita -A l'encontre]. Al mismo tiempo, Rusia ha
recurrido al sistema de pagos interbancarios transfronterizos de China tras
quedar excluida del sistema Swift, dominado por Occidente, pero esta
decisión puede deberse más bien a la falta de alternativas.



A ello han contribuido las políticas internas puestas en marcha por Vladimir
Putin en respuesta a las sanciones occidentales, entre ellas la exigencia de
que cualquier empresa rusa que haga negocios en el extranjero convierta el
80% de los beneficios en rublos, lo que apoya a la moneda. De esta manera,
el rublo, que había amenazado con desplomarse al inicio de la invasión, ha
recibido un fuerte apoyo, incluso cuando la economía rusa sigue luchando
contra los efectos de las sanciones [el rublo frente al dólar ha vuelto a su
nivel de mediados de febrero en abril - A l'encontre.].



Ningún alejamiento significativo del dólar tendrá lugar de la noche a la
mañana, pero desde antes de que comenzara la guerra se viene produciendo un
movimiento en esa dirección. El mes pasado (24 de marzo), el FMI publicó un
documento de trabajo en el que señalaba que en los últimos veinte años se ha
producido un "alejamiento gradual del dólar" entre los bancos centrales del
mundo, y que la proporción de sus reservas en dólares cayó del 71% en 1999
al 59% en 2021, para orientarse hacia "monedas de reserva no tradicionales":
concretamente, una cuarta parte al yuan chino, y tres cuartas partes a las
monedas de un conjunto de economías más pequeñas, como el dólar australiano
y el canadiense, y el won surcoreano. Mientras tanto, China y Rusia tratan
desde hace tiempo de "desdolarizar" sus economías y aislarse del poder de
Estados Unidos, con un éxito limitado y titubeante.



Durante muchos años, el sueño de los gobiernos que no veían con buenos ojos
la primacía mundial de EE.UU. ha sido el de debilitar el dominio del dólar a
través de coaliciones como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica), con poco éxito en general. Sería la ironía más grande si el
mayor golpe a este sistema fuera autoinfligido por los propios EE.UU.
(Publicado en Jacobin: 20-4-2022 https://www.jacobinmag.com/)



* Branko Marcetic es redactor de Jacobin y autor de Yesterday’s Man: The
Case Against Joe Biden (Verso, enero de 2020).

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