Uruguay/ Con hambre no se puede pensar. Crece la inseguridad alimentaria entre los adolescentes. [Salvador Neves]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mayo 14 11:01:49 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

14 de mayo 2022

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Uruguay



Hambre en adolescentes de la periferia montevideana



Donde ruge



Algunas cosas parecen mejorar consistentemente desde el fin de la pandemia
o, incluso, desde poco antes. Pero algunos docentes de la periferia de la
capital aseguran que, en realidad, la alimentación de muchos de sus alumnos
empeoró.



Salvador Neves

Brecha, 13-5-2022

https://brecha.com.uy/



—Si no hubiese pasado lo que pasó, no habría dicho que estaba pasando hambre
–aseguró Pedro,(1) docente de Secundaria, en referencia a una alumna de 12
años que se desmayó en clase.



Fue la última: en lo que va del año, los episodios así se vienen repitiendo
con una frecuencia que él no había visto antes. Esa familia ni siquiera
tenía camas. Dormían en el piso. Pero lo que determinó que la chica se
desvaneciera fue que llevaba más de un día sin comer. Sin comer porque no
tenía qué. La precisión viene a cuento porque, según el profesor, a veces
los adolescentes comen menos de lo necesario por otras razones. Pero lo que
tiene alarmados a muchos docentes de la enseñanza media pública del noreste
montevideano es el hambre.



—De mañana, todos los días se nos descompone alguno. Algunos se desmayan, a
otros les baja la presión o el azúcar. Tenemos un récord de llamadas a la
emergencia: tres o cuatro por día. Empezás a hablar con ellos y te dicen:
«No desayuné. Hay poco en casa y tengo muchos hermanos». Y cuando un
adolescente te dice esto es porque la cosa está complicada. Normalmente les
da bastante pudor confesar estas cosas. A veces dicen que les duele la
panza. Los sentás en la adscripción, les das un desayuno mínimo y ya ves que
arrancan de otra manera –contó María, (2) adscripta de una institución
cercana.



—¿La situación se ha agravado, entonces? –preguntamos.



—Totalmente. Hace tres años que trabajo en liceos de contexto. Lo que veo es
que las familias que más o menos se mantenían a flote ya no lo están
logrando.



Hasta el año pasado, como en muchos otros centros de enseñanza media, los
docentes de esa institución gestionaban las donaciones de alimentos, armaban
canastas y las distribuían entre las familias que estaban pasando peor.



—Ahora ni donaciones conseguís –manifestó la fuente y mencionó dos conocidas
distribuidoras de alimentos y una industrializadora de lácteos que solían
colaborar, pero que este año respondieron que han dejado de hacer donaciones
directas y que las hacen solo al Instituto Nacional de Alimentación.



Ahora los profesores hacen una colecta entre ellos.



—Con eso compramos leche en polvo y cocoa en Tristán Narvaja (feria popular
de los domingos en el centro de Montevideo: ndr) y les hacemos una cocoa.
Hablamos con una panadería de la zona, que nos deja los bizcochos del día
anterior.



***



Históricamente los profesores tramitaban directamente con la escuela más
cercana la obtención de viandas para los adolescentes que vivían situaciones
más agudas. La escuela solicitaba la autorización de Primaria y, cuando la
obtenía, el mecanismo se ponía en marcha. «Siete mil muchachos de la
educación media eran atendidos por el Programa de Alimentación Escolar [PAE]
en 2019», dijo a Brecha el exdirector del Consejo de Educación Inicial y
Primaria Héctor Florit, que en 2020 protagonizó un debate con el ministro de
Educación y Cultura, Pablo da Silveira,(3) quien sostenía que el programa
había despilfarrado recursos. «El ministro no sabía, por ejemplo, que en el
comedor de la escuela 19 de La Barra de Maldonado, que tenía unos 250
alumnos, comían también 200 muchachos del liceo con el que comparte predio»,
aseveró. De todos modos, la preocupación ministerial podría haber influido
en el descenso de la calidad de la alimentación ofrecida especialmente en
aquellas escuelas que tienen tercerizado el servicio. Guillermo Garat
describió minuciosamente este punto en un reportaje publicado la primavera
pasada por la revista Lento.(4)



La rendición de cuentas del año pasado resolvió un problema legal al
establecer, en su artículo 272, que el impuesto de Primaria, con el que se
sostiene el PAE, puede utilizarse también para alimentar a los adolescentes
que cursan la enseñanza media si asisten a modalidades educativas de jornada
ampliada. «El problema es que el artículo determina también que toda
recaudación que exceda en términos reales la de 2020 puede utilizarse para
el rubro 0, es decir, los sueldos. Entonces, por una parte, resulta que
aumenta el número de comensales que el programa puede atender, pero, por
otra, sus recursos quedan congelados», dijo Florit. Este año, al iniciarse
los cursos, los docentes procedieron según el mecanismo habitual. Pero la
respuesta se demoró y finalmente se les comunicó que, de acuerdo a una
resolución del PAE y la Inspección Nacional y Departamental de la Dirección
General de Educación Inicial y Primaria, la solicitud debe presentarse ahora
ante la dirección de Secundaria para que esta la tramite ante la de
Primaria. A dos meses del inicio de las clases varios centros de enseñanza
media no han logrado que su lista sea aprobada.



***



Cuando este semanario dialogó con Pablo, docente de una escuela técnica de
la zona, este se declaró «derrotado». Acababa de llegar de la escuela
cercana, donde, como sus colegas, había presentado la lista de alumnos que
necesitaban almuerzo y recién se había enterado de los cambios en el
trámite. Un rato antes había conversado con la madre de un alumno que,
después de un período sin estudiar, había vuelto a inscribirse.



—Es una familia que vive de requechear. Le pregunté cómo estaban comiendo.
La mujer me respondió: «Algunas noches cocino, no todas».



Como no saben cuánto demorará en autorizarse la lista del comedor escolar,
Pablo y sus compañeros seguirán haciendo lo que hacían, aprovechando que en
el centro hay heladera y microondas: traer dos tuppers, uno para el almuerzo
propio y otro para alguno de los alumnos que más lo necesitan.



Uno de los liceos cuya lista sí fue aprobada consiguió duplicar el número de
viandas entregadas por las escuelas cercanas. Pasaron de 15 a 30.



—Pero últimamente tenemos todos los días 60 chiquilines esperando a ver si
faltó alguno y sobra alguna vianda para llevarse a casa. Y son viandas
pensadas para niños, de 330 gramos, no para adolescentes que están
creciendo, estudiando, haciendo educación física –dijo a Brecha una
adscripta de una de esas instituciones.



Hasta el año pasado, en Secundaria funcionaba un programa de tutorías: los
alumnos rezagados eran atendidos en grupos reducidos por un docente a
contrahorario, por lo que la jornada se hacía más larga. Por este motivo el
programa incluía una pequeña partida (150 mil pesos por año para un liceo de
800 alumnos, por ejemplo) para materiales, vestimenta y alimentación que
permitía adquirir en la cantina liceal una modesta merienda. «Una barrita de
cereales y un juguito», fue el ejemplo reiterado. Pero el programa ya no
existe.



***



Cabe preguntarse si el empeoramiento de la situación alimenticia que
observan los docentes del noreste se percibe también en otras zonas
periféricas. Un profesor del liceo 70, de Cerro Norte, manifestó que también
la nota, pero no con la misma agudeza que sus colegas del otro extremo de la
ciudad.



—No podría decir que los desvanecimientos por hambre hayan aumentado.
Siempre los tuvimos y no noto un cambio en esto. Pero ya desde fines del año
pasado, en las últimas horas del turno, los estudiantes plantean que tienen
hambre. Y a veces cuentan que no han comido en todo el día. Pero, como el
liceo tiene una buena cocina, nosotros desarrollamos un proyecto de centro
que apunta a la alimentación y siempre tenemos algo de comer para darles a
los muchachos.



Probablemente esa sea la explicación. La olla popular de Cerro Norte es una
de las que la semana pasada llegaron a una cantidad récord de platos
servidos, aseguró al semanario Brenda Bogliaccini, integrante de la
Coordinadora Popular y Solidaria. Otra de las que lo hicieron tampoco está
lejos: la del Tobogán, un asentamiento ubicado a la altura del puente de la
ruta 1 sobre el arroyo Pantanoso.



—Las referentes de las ollas, que llevan dos años haciendo este trabajo, no
salían del asombro por la cantidad de platos servidos –contó.



En las ollas de San Miguel y Nuevo Comienzo, en el norte de Santa Catalina,
se sirven cada vez más platos. Lourdes, educadora de la vecina escuela
técnica, dijo que el número de cupos otorgados por el comedor de Primaria es
«totalmente insuficiente», que la necesidad de alimentación se nota en el
hecho de que los inscriptos muy rara vez dejan de ir al comedor, algo mucho
más frecuente antes de la pandemia, aunque no han aumentado las
descompensaciones por hambre.



El domingo Carolina Delisa y Ramiro Pisabarro publicaron una nota en El
Observador en la que relatan una recorrida bastante exhaustiva por las ollas
de Montevideo y el área metropolitana. Su trabajo fue objeto de alguna
polémica: hubo quien juzgó de impertinente la pregunta de si hay quienes
comen en las ollas sin necesitarlo realmente. Sin embargo, quien la lea sin
prejuicios y hasta el final verá que los autores concluyen que ese
comportamiento es raro y que lo que se percibe claramente es la necesidad.



***



En julio de 2020 el Instituto de Formación Profesional suspendió el sistema
de becas Uruguay Estudia, con el que asistía a 10 mil alumnos de la
educación pública. Sobreviven las que otorga el Ministerio de Educación y
Cultura para estudiantes de la enseñanza media que más lo necesitan, lo que
desde 2016 se juzga empleando el índice de carencia crítica, elaborado por
el Instituto de Economía de la Universidad de la República (Udelar) y
adoptado por el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) como criterio para
focalizar sus prestaciones. Son 9 mil pesos por año (25 pesos por día) y por
becario, que se abonan en tres cuotas (en mayo, agosto y octubre).



—Este año se anotaron muchas familias que nunca antes la habían pedido
–contó María, la adscripta.



En tanto, en el liceo donde trabaja Pedro la cantidad de becas otorgadas se
duplicó. La forma de obtenerla depende del índice referido. El docente
consultado sospecha que puede ser una confirmación estadística de la
realidad singular con las que trata todos los días. Pablo, el docente de la
UTU, cree que las diferencias entre el oeste y el noreste se deben a que en
esta última zona la población de niños y adolescentes es mayor. Pero no hay
investigaciones académicas recientes sobre la situación alimentaria.



Un trabajo publicado por la Unicef que analiza datos relevados entre el 1 de
setiembre y el 5 de octubre de 2020 encontró que un 17,4 por ciento de los
hogares habían padecido inseguridad alimentaria (12,9, leve; 4,5, grave).
(5) El Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional,
publicado por la FAO, asegura que 800 mil habitantes de Uruguay padecieron
inseguridad alimentaria ese año y que 200 mil la sufrieron en su forma más
grave (la que implica no haber comido todos los días). (6) La FAO también
contribuyó con la financiación de una encuesta sobre alimentación en hogares
de niños y adolescentes escolarizados del departamento de Montevideo
solicitada por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) al
núcleo interdisciplinario Alimentación y Bienestar, de la Udelar, que
recientemente fue recibido por la Dirección de Derechos Humanos de la ANEP.
Así lo confirmó al semanario la politóloga Gloria Canclini, directora de esa
oficina, quien dijo que no podía dar a conocer el informe sin la
autorización del profesor Robert Silva, presidente de la ANEP, y que
intentaría obtenerla. Al cierre de esta edición, sin embargo, no había
novedades al respecto.



***



Podría aducirse que el empeoramiento denunciado es improbable cuando el país
exhibe un porcentaje de desocupación bastante bajo (7,7 por ciento).



—Yo no sé, ese relato… Lo que sé es que las madres me llaman para
preguntarme si sé de algo: una changa, una beca, comida, un curso que les
pueda dar una salida, algo. Ya te digo: loquesea punto com –respondió María
cuando se le dio ese argumento–. En esta zona mucha gente trabaja en la
feria y se le está complicando mucho. A veces los padres quedan desempleados
y las familias intentan arreglarse con las limpiezas que consigue la madre,
que antes eran un Complemento. Pero con los sueldos congelados, si ibas a
pagar una limpieza, ahora la hacés vos, y si ibas a hacer una reparación, ya
no la hacés. Entonces, toda esta gente, que vive muy al día, ya no logra
sostenerse. Esto es así, una cadena.



«Los datos que recibimos de las ollas indican que están funcionando como una
compensación de los bajos salarios», dijo Bogliaccini. La deducción surge de
los relatos recogidos, pero también de la forma en que crece la curva de
platos servidos a medida que se aleja de los primeros días del mes, cuando
los trabajadores cobran. Bogliaccini coincidió en que los cuentapropistas
son de los más afectados por la situación económica: «Una mujer que hoy
encabeza una olla era panchera. No le iba mal, pero, a medida que la
pandemia avanzaba, su situación fue empeorando y al final tuvo que vender el
carro. Otra, una textil que trabajaba a fasón, ahora está de doméstica con
cama tres días a la semana. Cobra 6 mil pesos por mes. Me dice que le sirve
para pagarse los boletos».



Por otra parte, el MIDES ha restringido el alcance de algunas prestaciones.
El 31 de marzo suspendió la entrega de canastas de alimentos que se hacía
por la emergencia sanitaria. Solo una parte reducidísima de los
beneficiarios puede acceder a ellas (personas con menores a cargo que no
cobran asignación familiar y que ya estuvieron registradas). Los
trabajadores del ministerio dijeron al semanario que hay muchas dudas acerca
de otras prestaciones, que no se están otorgando sin que haya habido una
cancelación formal.



***



—Que comprendan una consigna y entiendan por qué están haciendo lo que están
haciendo siempre es complicado, pero en estos casos lo es mucho más. Tenés
que volver continuamente a bases muy elementales para edificar desde ahí. Y
se refleja en todos los aspectos: en la expresión, la graficación, la
interpretación de un mapa. El poder de abstracción queda cercenado. Son
gurises que están en lo concreto y anímicamente tampoco están en la mejor
disposición, por supuesto –dijo Pedro sobre el efecto de la alimentación
insuficiente en sus alumnos.



—Produce violencia. Se quitan cosas entre ellos, se pelean. Desaparecen
celulares. Todo el tiempo. A partir de julio del año pasado trabajamos
normalmente, con presencialidad plena. Pero las cosas que están pasando
ahora no pasaban. Ojalá pudiera decirte otra cosa –expresó María.



«Hay etapas de la vida que son claves para la nutrición: la etapa fetal, los
primeros dos años. La siguiente etapa en cuanto a importancia es la
adolescencia. Es una etapa de alta demanda de alimentos, en la que no pueden
faltar determinados nutrientes críticos. Es una ventana de oportunidades
importante si se tiene una alimentación digna, saludable, que incorpora
determinados nutrientes críticos, como el hierro y el zinc, que se ubican en
el cerebro. Hablo de la primera parte de la adolescencia, entre los 10 y los
13 años. Hoy está rotundamente demostrado que es en la nutrición donde más
se debería invertir para mejorar la calidad de vida en esos períodos claves
de la vida. Por supuesto que también importan otras cosas, como las
condiciones de vivienda y la violencia. Todo está interconectado. Pero en
esas fases la nutrición es tan importante que me atrevería a pronosticar
cuántos años estudiará un chiquilín o qué tipo de trabajo tendrá de acuerdo
a cómo se haya resuelto ese problema. Por eso la adolescencia necesita un
acompañamiento mucho mayor», respondió Alejandra Girona, nutricionista y
docente de la Escuela de Nutrición de la Udelar.



«El hambre es una cosa estúpida, que oscurece la visión, que duele», declaró
poco antes de morir la cantante brasileña Elza Soarez, quien sabía de qué
hablaba.



Notas



1. Este nombre no es el real. Varios docentes pidieron no ser identificados,
pues sus declaraciones podrían exponerlos a sanciones.

2. Este nombre tampoco es el real.

3. Véase, por ejemplo, «El ministro en el laberinto», Brecha, 12-VI-20.

4. «Maestra, tengo hambre», 2-X-21.

5. La alimentación de niños, niñas, adolescentes durante la pandemia de
covid-19 en Uruguay, Montevideo, Unicef, junio de 2021.

6. Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional, Santiago de
Chile, FAO, 2021.

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