Colombia/ La disputa se concentra en Petro y Gutiérrez. [Ana Catalina Baldrich]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Mayo 14 11:05:25 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

14 de mayo 2022

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Colombia



La campaña se concentra en Petro y Gutiérrez



El crecimiento inédito de la izquierda, las dificultades del centro para
capitalizar sus votos, y el repliegue del uribismo marcan esta elección,
según analistas.



Ana Catalina Baldrich, desde Bogotá

La Diaria, 14-5-2022

https://ladiaria.com.uy/mundo/



Como ya se ha hecho costumbre, el informativo con mayor audiencia en
Colombia muestra en su emisión del mediodía un tablero que marca la cuenta
regresiva hacia la que promete ser una jornada histórica. Ese recuento, dice
la presentadora, marca el tiempo restante para que se abran las urnas, el 29
de mayo, para la primera vuelta presidencial.



Ese día, tal y como coinciden tanto expertos como ciudadanos, promete marcar
un hito con la elección del sucesor de Iván Duque en el Palacio de Nariño,
ante el apoyo que ha capitalizado un sector que en otros tiempos había sido
relegado bajo el estigma guerrillero. “Es la primera elección presidencial
en la que hay una buena posibilidad de que salga electo un presidente de
izquierdas y en Colombia eso es una gran novedad porque, en buena parte por
el conflicto interno y por la presencia desde hace mucho tiempo de una
guerrilla en el país, la izquierda no ha puesto formalmente un candidato”,
afirma Yann Basset, doctor en Ciencia Política y director del Grupo de
Estudios de la Democracias (Demos) de la Universidad del Rosario.



De ahí que estas elecciones, a diferencia de las anteriores, estén cargadas
de un gran simbolismo, en palabras del politólogo y director ejecutivo de la
Fundación Paz y Reconciliación (Pares), León Valencia. “Esa exclusión de las
izquierdas es una de las causas de las violencias y las guerras en Colombia,
de manera de que, si logramos que, en una competencia democrática, por
primera vez, ganen las izquierdas, sumado al proceso de paz, se puede cerrar
un ciclo largo de confrontaciones y de violencias”, afirma.



La última encuesta le da al candidato del izquierdista Pacto Histórico,
Gustavo Petro, una ventaja en la intención de voto que dobla la de su
adversario más cercano, el derechista Federico Gutiérrez, lo que hace más
tangible la posibilidad de que, esta vez, Colombia sí vire hacia la
izquierda. Si bien este escenario inquieta a los sectores más conservadores
del país, no es comparable con el estado de polarización de hace cuatro
años.



Aunque los dos son representantes de polos opuestos, el panorama –a los ojos
de los politólogos– esta vez es amortiguado por el amplio número de
colombianos que se definen como de centro y por la disipación del temor al
“castro-chavismo”, que incidió en las elecciones pasadas en contra de la
izquierda.



“En realidad el país no está tan polarizado. Todas las encuestas de
posicionamiento político indican que la mayoría de los colombianos se ubican
en el centro políticamente, la gente rechaza las posiciones demasiado
extremas”, dice Basset, aunque reconoce que la situación actual sí es
consecuencia de la marcada división que produjo el Acuerdo de Paz con la
guerrilla de las FARC, al seguir manteniendo en el escenario político la
contienda entre el uribismo y quienes le han hecho oposición y reivindican
lo pactado en La Habana.



Ahora, cuando el acuerdo y su implementación se antojan lejanos, después de
la pandemia de covid-19, la ola de manifestaciones en las calles y el freno
en la productividad global, la balanza parece estar inclinada hacia el
sector cuyo fuerte es la política social.



“Hace cuatro años el uribismo, que es el proyecto político de derecha más
importante de los últimos 20 años en Colombia, estaba en un punto de ascenso
enorme. Hoy está en decadencia y está replegado de la política colombiana.
Eso hace la diferencia”, considera el director de la Fundación Pares.
Recuerda que una muestra de esta decadencia fue el triunfo de los sectores
alternativos en las elecciones regionales de 2019, que consiguieron las
alcaldías de tres ciudades principales: Bogotá, Medellín y Cali.



La más reciente encuesta, publicada el martes y realizada por la firma
YanHaas, por encargo de una amplia alianza de medios de comunicación que
incluye canales de televisión, emisoras de radio y periódicos, reveló que,
de haberse celebrado las elecciones al día siguiente, Gustavo Petro habría
obtenido 40% de los votos de los consultados y Federico Gutiérrez 21%,
seguidos por el voto en blanco (13%), el empresario Rodolfo Hernández (12%)
y Sergio Fajardo, considerado la opción de centro (7%).



Estas cifras parecen contradecir las afirmaciones del analista Yann Basset,
pero en su opinión reflejan la existencia de una sociedad de centro cuyos
reclamos de cambio fueron incapaces de capitalizar los políticos del sector.
“Sergio Fajardo se ha preparado desde hace mucho tiempo y había logrado
armar una coalición bastante amplia y novedosa, que incluía a todo el sector
alternativo, que ya lo acompañaba en 2018, y a disidentes del viejo Partido
Liberal, entonces tenía una base amplia, un excelente posicionamiento
justamente por estar en el centro en un país en el que la mayoría se define
de centro, pero finalmente no lo logró porque no transmitió un mensaje muy
claro de cambio, en un momento en que, después de un mandato difícil de Iván
Duque, había mucha esperanza”, explica el doctor en Ciencia Política.



La Coalición Centro Esperanza, de la que resultó la candidatura de Fajardo,
en opinión de León Valencia, además de equivocarse al no tener una
estrategia para conquistar los votos de los que no se identifican con la
izquierda o la derecha, sufrió los embates de esos dos sectores. “Eso ya
está inventado en ciencia política. Los extremos siempre articulan
estrategias de polarización para hundir al centro, por lo que el centro
tiene que ser demasiado inteligente para sobreaguar”.



Las consecuencias de no conseguir plantarse con firmeza como una opción
triunfadora entre los electores, según los analistas, se pudo predecir desde
el 13 de marzo pasado, cuando la Registraduría Nacional del Estado Civil
divulgó los nombres de los precandidatos que obtuvieron mayor cantidad de
votos al interior de las coaliciones. Los del centro, en conjunto,
registraron la menor cantidad de tarjetones depositados.



Según la información oficial, la Coalición Equipo por Colombia, en la que se
eligió a Federico Fico Gutiérrez, obtuvo 4.145.691 votos; la Coalición Pacto
Histórico, que convirtió a Gustavo Petro en candidato, consiguió 5.818.375,
mientras que la Coalición Centro Esperanza sólo registró 2.287.603 votos.



Una carrera muy larga



Si bien la sola posibilidad de que un candidato de la izquierda se convierta
en presidente de Colombia es, de por sí, una singularidad de las elecciones
de este año, existe otra particularidad: a estas alturas, cuando faltan un
poco más de dos semanas, candidatos, medios y ciudadanos están agotados por
una campaña que da la idea de ser eterna.



El calendario electoral para las presidenciales arrancó oficialmente el 29
de enero de este año cuando se abrieron las inscripciones para quienes
aspiraban a convertirse en los nuevos inquilinos del Palacio de Nariño. Sin
embargo, ante la dinámica política Colombia parece estar en campaña desde
2018, cuando Iván Duque, del Centro Democrático, se posicionó como el primer
mandatario.



“Ya en noviembre de 2018 el señor Iván Duque, cuando recién cumplía sus
primeros 100 días en el gobierno (asumió el cargo el 7 de agosto), tenía una
aprobación de entre 20% y 30% en las encuestas. Y cuando un presidente cae
tan rápido, como nunca se había registrado, pues inevitablemente quienes
aspiran a sucederlo se mueven para empezar la campaña política”, advierte
Valencia.



Tanto ha durado la contienda que, en lo recorrido desde entonces y hasta
este punto, los colombianos han escuchado las intenciones de ser presidente
de más de 50 candidatos. A punta de desgaste, cálculos y consultas, llegaron
al final ocho fórmulas.



Los colombianos están acostumbrados a elegir a su presidente en dos vueltas,
tradición que, en la historia reciente, sólo ha sido interrumpida en 2002 y
en 2006 por Álvaro Uribe. Este año los candidatos quieren repetir la hazaña,
aunque las consultas interpartidistas hayan arrojado sus propias
especulaciones y los números no les cuadren (el artículo 190 de la
Constitución establece que para que un candidato consiga el triunfo en la
primera vuelta necesita la mitad más uno de los votos).



“Hemos tenido una elección un poco particular, debido a las, entre comillas,
tres vueltas que resultaron luego de que las primarias se vivieran como una
especie de primera vuelta anticipada. De manera que ahora tendremos una
primera ronda con un dejo a segunda, en la que se verá mucho voto útil, bien
sea a favor de Petro o a favor de Fico, que efectivamente le perjudica al
centro”, dice Basset.



Sumado a esto, la perpetuidad del calendario ha permitido celebrar tantos
debates que ya hay candidatos que se dan el lujo de ignorarlos: “Suspendo mi
presencia en debates electorales hasta que se garantice la transparencia del
voto. Actuaremos con prudencia máxima y pedimos a las veedurías
internacionales actuar con prontitud. En este momento no hay cadena de
custodia transparente sobre los votos ya escrutados”, escribió Gustavo
Petro, el 21 de marzo, en su cuenta de Twitter.



En su momento, el candidato defendió su decisión como un acto de protesta
ante las irregularidades que se presentaron en el conteo de los votos de las
elecciones legislativas que se habían celebrado el mismo día que las
primarias de las coaliciones y que, según la Misión de Observación Electoral
(MOE), una plataforma de la sociedad civil, incluyeron problemas en la
inscripción de los ciudadanos en los centros de votación, fallas en la
plataforma tecnológica de la Registraduría Nacional del Estado Civil y
discrepancias en los resultados reportados.



“A golpe de pequeños escándalos”



Con el paso de los días y la continua celebración de debates, en los que
suelen destacarse los atriles vacíos atribuidos a Petro, lo insulso parece
una generalidad que se sostiene a punta de peleas y ataques que no proponen,
pero mantienen, sobre todo, el nombre de los punteros de las encuestas de
boca en boca.



“Es una campaña que se hace a golpe de pequeños escándalos, más o menos
sobreactuados en redes sociales y demás. Estamos realmente en una campaña
muy rara”, agrega Basset.



León Valencia va más allá y afirma que la languidez permea, incluso, a la
publicidad, a los discursos y a la plaza pública, a donde los candidatos no
trasladan el fondo de su plataforma programática.



“Son debates muy vacíos que se han centrado mucho en ataques personales y en
personificar la discusión, y son debates lánguidos. Lo que mueve todo esto
son las audacias de cambio y el continuismo. Por eso el caballo de batalla
de Fico es la seguridad y que no convirtamos a Colombia en Venezuela, es un
discurso muy repetitivo y muy poco creativo. Y el de Petro es muy audaz. Él
es el único que dice cosas, a veces, porque es un vendedor de sueños,
entonces vende las cosas más impresionantes. Lo que dice Petro son sueños e
ilusiones, su discurso está muy anclado en los retos del milenio de Naciones
Unidas. Son sueños de la humanidad, simplemente, y la política es 70%, 80%
por ciento ilusiones”, afirma.



Las cartas ya están echadas. Los candidatos listos. Los ciudadanos
inscritos. Las urnas preparadas. En pocos días, el reloj del informativo
quedará en cero y los colombianos decidirán a qué candidatos llevan a
segunda vuelta.

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