África Oriental/ El hambre se cobra una vida cada 48 segundos. [Oxfam Intermón y Save the Children]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Mayo 23 22:42:39 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

23 de mayo 2022

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África Oriental




Oxfam Intermón y Save the Children calculan que el hambre se cobra una vida
cada 48 segundos



La peor sequía en 40 años se une a la subida sin precedentes de los precios
de los alimentos por el conflicto de Ucrania.



Estas organizaciones piden a los países más ricos, incluido España, que
proporcionen fondos de forma inmediata para financiar el llamamiento de las
Naciones Unidas de 4.400 millones de dólares para Kenia, Etiopía y Somalia



Oxfam,18-5-2022

https://www.oxfamintermon.org/es/



En Etiopía, Kenia y Somalia, tres países asolados por la sequía, una persona
podría estar muriendo víctima del hambre cada 48 segundos. Estas son las
estimaciones realizadas por Oxfam Intermón y Save the Children en un informe
publicado hoy que evidencia el continuo fracaso del mundo para evitar
desastres prevenibles.



Más de una década después de la tardía respuesta a la hambruna que en 2011
se cobró la vida de más de 260.000 personas en Somalia (la mitad de ellas,
menores de cinco años), el mundo se muestra, una vez más, incapaz de evitar
una situación catastrófica de hambre en África Oriental. A día de hoy, casi
medio millón de personas en distintas partes de Somalia y Etiopía viven en
condiciones cercanas a la hambruna. En Kenia, 3,5 millones de personas se
encuentran en una situación de hambre extrema. Los fondos desembolsados para
afrontar la emergencia son totalmente insuficientes, mientras otras crisis
–entre ellas, la guerra en Ucrania– contribuyen a agravar la escalada de
hambre en la región.



El número de personas que padece hambre extrema en estos tres países se ha
duplicado con creces desde 2021, pasando de 10 millones de personas a más de
23 millones en la actualidad. Mientras, en menos de una década, su abrumador
nivel de endeudamiento se ha multiplicado por más de tres (de 20.700
millones de dólares en 2012 a 65.300 millones en 2020), lo que obliga a
estos países a desviar recursos destinados a servicios públicos y medidas de
protección social para hacer frente a la deuda.



El informe, Dangerous Delay 2: the cost of inaction (Un retraso peligroso:
el precio de la inacción) , elaborado en colaboración con el Jameel
Observatory, analiza los cambios que se han producido en el sistema de
acción humanitaria desde 2011. El informe concluye que, a pesar de la mejora
en la respuesta a la sequía que afectó a África Oriental en 2017 y que evitó
una hambruna generalizada, en general, las respuestas nacionales e
internacionales siguen siendo demasiado lentas y limitadas para evitar que
se produzcan nuevas catástrofes.



"A pesar de que las señales de alerta eran cada vez más claras, la respuesta
de las y los líderes mundiales ha sido lamentable: demasiado tardía y
demasiado escasa, dejando a millones de personas en una situación
catastrófica. El hambre es un fracaso político", señala Franc Cortada,
director general de Oxfam Intermón.



El informe concluye que, a pesar de las mejoras en los sistemas de alerta y
de los esfuerzos de las ONG locales, la complejidad de los sistemas
burocráticos y las decisiones políticas interesadas continúan impidiendo una
respuesta global unificada.



Los países del G7 y otros países ricos han antepuesto sus prioridades ante
las diversas crisis globales, como la pandemia de COVID-19 y, más
recientemente, el conflicto en Ucrania, dando marcha atrás en sus promesas
de ayuda a países pobres, y llevándolos al límite de la bancarrota debido a
su elevado endeudamiento.



Los Gobiernos de África Oriental deben asumir también sus propias
responsabilidades, ya que han retrasado sus respuestas y, a menudo, han
evitado reconocer la dimensión de la crisis que se les avecinaba. Estos
Gobiernos no han invertido de forma adecuada en agricultura o sistemas de
protección social que ayuden a su población a hacer frente a las causas del
hambre, incluyendo las emergencias climáticas y las crisis económicas.



El informe también evidencia cómo los donantes y las organizaciones
humanitarias continúan sin priorizar a las organizaciones locales que están
en primera línea , lo que ha ralentizado aún más la respuesta, a pesar de
que muchas de ellas ya estaban listas para actuar.



La sequía, unida a los conflictos que han obligado a muchas personas a
abandonar sus hogares y a la crisis económica provocada por la COVID-19, ha
diezmado la capacidad de las personas para hacer frente a las crisis.
Además, el conflicto en Ucrania ha provocado el mayor aumento de los precios
de los alimentos jamás registrado, haciendo que estos queden fuera del
alcance de los bolsillos de millones de personas.



Andrés Conde, director general de Save the Children, ha señalado: "Estamos
viendo unas cifras terribles de desnutrición severa, y se prevén cerca de
5,7 millones de niñas y niños con desnutrición aguda para finales de este
año. Ante la advertencia de las Naciones Unidas de que más de 350.000
podrían morir si no actuamos, cada minuto que pasa es un minuto más cerca de
la inanición y la posible muerte de un niño o niña. ¿Cómo podemos aceptar
que esto vuelva a ocurrir?"



"La situación es desoladora. Tanto las personas como el ganado están en
riesgo de perecer. En algunas zonas de las provincias de Marsabit y Samburu,
en Kenia, ya se está informando de la muerte de niñas, niños, mujeres
embarazadas y personas ancianas. Si no se interviene de forma urgente,
probablemente seamos testigos de más muertes", añade Conde.



El cambio climático ha provocado que esta sequía agravada por el fenómeno La
Niña en el Cuerno de África sea más profunda y prolongada de lo habitual: se
trata de la peor sequía en 40 años. Esta sequía ha diezmado las reservas
económicas, los rebaños y la salud de las personas, y es el principal factor
tras las alarmantes cifras de personas que carecen de alimentos suficientes
para comer todos los días. Sin embargo, la región es una de las que menos
contribuye al cambio climático, pues en su conjunto apenas emite el 0,1 %
del total de las emisiones de carbono globales.



"Ya no quedan vacas. Todas han muerto. Nos quedan algunos camellos y cabras
que han logrado sobrevivir a la sequía, pero tenemos miedo de perderlos si
continúa. Tememos que las personas empiecen a morir de hambre", dice Ahmed
Mohamud, pastor de Wajir, en Kenia.



Hasta la fecha, tan solo se ha cubierto el 2 % (93,1 millones de dólares) de
los 4 400 millones de dólares del llamamiento de las Naciones Unidas para
Etiopía, Kenia y Somalia. En 2017, estos mismos países recibieron 1 900
millones de dólares en fondos de emergencia. Aunque el pasado mes los
donantes se comprometieron a proporcionar 1 400 millones de dólares, resulta
vergonzoso que tan solo 378 millones de dólares de dicha cantidad sean
fondos nuevos.



"La gente muere de hambre no porque en el mundo falte comida o dinero, sino
por una absoluta falta de voluntad política. Los países ricos consiguieron
movilizar con éxito, y muy justificadamente, más de 16.000 millones de
dólares en un mes para dar respuesta a la terrible crisis en Ucrania. Los
países pueden movilizar recursos para evitar el sufrimiento humano, pero
solo si así lo desean", afirma Franc Cortada.



Oxfam Intermón y Save the Children hacen un llamamiento urgente para abordar
la catastrófica crisis de hambre en África Oriental:



- Para ayudar a salvar vidas ahora, las y los líderes del G7 y el resto de
países occidentales deben proporcionar fondos de forma inmediata para
financiar el llamamiento de las Naciones Unidas de 4.400 millones de dólares
para Kenia, Etiopía y Somalia, además de asegurar que los fondos sean lo
suficientemente flexibles para que puedan destinarse a donde sean más
necesarios.



- A pesar de la emergencia en el Cuerno de África, la situación en el Sahel
también ha de ser priorizada. Más de un tercio de los niños y niñas menores
de cinco años en el Sahel central de África, alrededor de cuatro millones,
corren el riesgo de morir de hambre en las próximas semanas, ya que la
región enfrenta una de las crisis de hambre de más rápido crecimiento en el
mundo.



- Los donantes deben garantizar que al menos el 25 % de los fondos vaya a
las organizaciones locales que están en primera línea de la respuesta. 



- Los Gobiernos de Kenia, Etiopía y Somalia deben incrementar la protección
social para ayudar a las personas a hacer frente a las diversas crisis.
Deben invertir al menos el 10 % de sus presupuestos en agricultura,
especialmente en medidas que beneficien a las y los productores a pequeña
escala y las mujeres agricultoras, tal y como acordaron en la declaración de
Malabo de 2014 de la Unión Africana.



- Los Gobiernos de estos países deben anteponer las vidas a las cuestiones
políticas, reconociendo las señales de alerta temprana y actuando de forma
consecuente. Deben declarar más rápidamente las emergencias nacionales,
desviar recursos hacia quienes más lo necesitan, e invertir en responder a
crisis relacionadas con el clima.



- Los países ricos más contaminantes deben compensar a África Oriental por
las pérdidas y daños sufridos como consecuencia del cambio climático También
deben condonar la deuda de estos países de 2021-2022, para que puedan
liberar recursos para ayudar a las personas a mitigar y adaptarse a los
efectos del cambio climático.

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