Qatar/ La voz de los invisibles nuevos esclavos, en el mundial de las elites. [Dossier]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Nov 18 15:25:21 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

18 de noviembre 2022

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Qatar



De Nepal a Qatar, la voz de los invisibles: "Así murieron los nuevos
esclavos trabajando para la Copa del Mundo"



Matteo Pince *

Revista IHU Online, 18-11-2022

https://www.ihu.unisinos.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa



Uno de los millones de "trabajadores extranjeros", la mano de obra que llegó
a Doha para construir los estadios, habla de las condiciones, las formas de
contratación, los horarios y los salarios: "He visto morir a un trabajador,
pero gracias a la Copa del Mundo ahora hablan de nosotros".



Es uno de los millones de trabajadores extranjeros, los emigrantes laborales
que llegaron a Doha y que construyeron con sudor y a menudo con sangre los
estadios en los que Qatar celebrará dentro de unas horas su fiesta del
Mundial. Cuando conecta con nosotros desde Katmandú, Devaraj está con un
amigo, Baharat, al que conoció en los dormitorios de Qatar. Habla inglés,
pero tiene un intérprete a su lado para asegurarse de que se hace entender.



Copa del Mundo de Qatar: "He visto morir a un trabajador en los estadios"



Antes de empezar a contar, se pone en la cabeza su palpali topi, un tocado
típico nepalí de color morado y rosa. Volvió de Catar a principios de 2022,
se había ido a finales de 2018: su trabajo era de seguridad en las obras de
los estadios Al Wakrah y Al Khor. "Una vez un colega tuvo un accidente
allí". Hace una pausa y continúa: "Era electricista, trabajaba bajo tierra
en un estadio. No sé si se olvidó de cortar la corriente, pero mientras
trabajaba recibió de repente una fuerte descarga eléctrica. Murió en el
acto, así". Una de las miles de muertes relacionadas con el trabajo -al
menos 6.500 según las investigaciones de los últimos años, pero los informes
hablan de más del doble- que han empañado la carrera de Qatar hacia el
inicio del Mundial. Una señal de la poca seguridad que se garantizaba. Y
cuánto podría pesar la fatiga.



"Doce horas de trabajo, incluso estando enfermo"



"A veces teníamos que trabajar doce horas, a veces no teníamos vacaciones,
ni siquiera por enfermedad. Y si estábamos enfermos, todavía teníamos que ir
a trabajar. Si alguien no se presentaba, aunque estuviera enfermo, el
empresario le recortaba inmediatamente el sueldo". ¿Rebelarse? Mala idea: la
afiliación sindical sigue estando prohibida en Qatar: "Además, a los
empresarios no les gusta tener gente que proteste. Si hubiéramos protestado,
nos habrían despedido o la policía nos habría detenido".



"Los que llegaron tarde no recibieron la cena"



Al menos la cena estaba garantizada... "Sí. Pero si al volver del trabajo
llegábamos tarde a cenar, no podíamos comer. Y si alguien se quejaba, la
empresa decía que lo despediría". Mientras habla, el intérprete nepalí
interviene: "Creo que son problemas comunes a todos los trabajadores. ¿No?"
En realidad, no, le explicamos. Sonríe torpemente. "En un momento dado",
continúa Devaraj, "la empresa redujo los salarios y luego dejó de pagar el
tiempo. Entonces empezó a enviar a algunos trabajadores a casa: así que
decidí volver". Entre otras cosas, porque cambiar de trabajo era imposible
sin un permiso escrito de la empresa: "En Qatar, si la empresa no te da el
Noc, el certificado de no objeción, no puedes ir a trabajar a otra empresa o
a otro país. Es el sistema Kafala".



750 euros para ser "reclutado"



Aquí está, el sistema Kafala: un control casi total de las empresas locales
sobre el empleo y la inmigración de trabajadores extranjeros. Y que prevé
los llamados "costes" para llegar al país. "Para ir a trabajar allí tuve que
pagar a una empresa de contratación, Manpower: 100.000 rupias nepalíes. Son
unos 750 euros. "Cuando aterricé en Doha me esperaba su personal: primero me
quitaron el pasaporte. Luego me llevaron a una habitación, tipo oficina. A
los dos días empecé a trabajar".



Un salario de 300 euros al mes



No tiene sentido cuestionar si ha merecido la pena. "No había muchas
oportunidades en Nepal y costaba menos ir a Qatar que a otros países",
continúa Devaraj, "antes del Mundial el salario medio era de 800, 900
riales, pero justo después del anuncio del Mundial los salarios globales
aumentaron en 200 o 300 riales.



Estamos hablando de cantidades entre 210 y 240 euros al mes. Los que tenían
familia no tenían muchas opciones. "Antes ganaba 1.000 riales al mes, pero
si trabajaba 12 horas al día, llegaba a 1.200": eso es menos de 300 euros al
mes. A cambio de una vida difícil, cuatro personas hacinadas en pisos de 25
metros cuadrados, con cama y armario incluidos: "Dormí en un campamento para
trabajadores en Sanaya, luego en Al Khor. Entre nosotros hablábamos de los
problemas, especialmente con los compañeros que trabajaban conmigo y con
otros trabajadores nepalíes que vivían en el mismo campamento".



"Gracias a la Copa del Mundo se habla de nosotros"



¿Y la Fifa? "Creo que los organizadores deberían hacer un esfuerzo por
defender los derechos de los trabajadores, por luchar por ellos, porque
cuando los trabajadores, los empleados, tienen problemas, deberían poder
hacer valer sus razones ante la Justicia Laboral. Sin embargo, hoy en día,
el Tribunal de Trabajo siempre falla a favor de los empresarios, y cuando
recurres es lo mismo. Se trata de problemas aún no resueltos". Ha habido
pequeñas mejoras. "Sí, pero no muchos, para ser sinceros. Pero al menos con
la Copa del Mundo, los sindicatos internacionales consiguieron llamar la
atención mundial sobre los derechos de los que trabajan en ese país. Y las
condiciones en las que nos han tratado durante años".



* El informe fue publicado en la Repubblica, 17-11-2022:
https://www.repubblica.it/sport/calcio/esteri/2022/11/17/news/qatar_proteste
_lavoratori_morti_mondiali_2022-374861601/amp/



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El poder del dinero en la elección de Qatar



El mundial de las elites



Para los medios hegemónicos, maestros del doble rasero, no es una
«dictadura», sino una «monarquía» o «emirato». El mundo de las finanzas
agradece de ese modo a una de las familias más ricas del planeta, capaz de
comprar un mundial de fútbol que para no pocos es el «mundial de la
vergüenza».



Raúl Zibechi

Brecha, 18-11-2022

https://brecha.com.uy/



La cantante británica Dua Lipa no participará en la ceremonia de
inauguración de Qatar 2022. «No voy a presentarme y no he tenido ninguna
negociación para hacerlo. Estaré animando a Inglaterra desde lejos. Estoy
deseando visitar Qatar cuando haya cumplido con todos los derechos humanos
que prometió cuando ganó el derecho a albergar el mundial de fútbol.»



La campaña Boycott Qatar fue lanzada en varios países, con especial
repercusión en Alemania, donde las hinchadas de diversos clubes, como la del
Borussia Dortmund o el Hertha Berlín, mostraron recientemente banderas con
la consigna «BoicotQatar2022». Rechazan la realización del mundial en un
país que persigue a los homosexuales y no protege a los trabajadores.
«15.000 muertos por 5.760 minutos de fútbol. Vergüenza», rezaba una pancarta
en el Olympiastadion, donde el Hertha recibió el fin de semana pasado al
Bayern Munich (Anred, 14-XI-22).



Sin embargo, una extensa lista de cantantes sí participarán en el evento.
Entre las más destacadas figura Shakira, además de la banda coreana Bangtan
Boys (más conocida como BTS), los raperos californianos de Black Eyed Peas,
la canadiense-marroquí Nora Fatehi, la superestrella nigeriana Patrick
Nnaemeka Okorie, la estadounidense Trinidad Cardona y decenas de figuras
musicales y del espectáculo.



Mientras el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, pidió a las
federaciones que no politicen el evento y se centren en el fútbol, la
campaña Boycott Qatar recordó que en muchas otras ocasiones deporte y
política caminaron juntas. El caso más emblemático fue el de los Juegos
Olímpicos de 1936, realizados en Alemania, que merecieron campañas de
rechazo al gobierno nazi.



El argumento de Infantino suena desmemoriado. En febrero de este año Estados
Unidos llevó a cabo un boicot diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno
en Beijing. Pero hay mucho más. «El boicot más destacado ocurrió en 1980,
cuando más de 60 países, encabezados por Estados Unidos, boicotearon los
Juegos Olímpicos de Invierno en Moscú debido a la invasión rusa de
Afganistán el año anterior», recordó el año pasado el New York Times (14
-XII-21). Luego, la Unión Soviética lideró un grupo de más de una docena de
países en un boicot a los Juegos Olímpicos de 1984, en Los Ángeles.



Trabajadores



El 23 de marzo de 2021 el británico The Guardian publicó un informe en el
que asegura que «más de 6.500 trabajadores migrantes de India, Pakistán,
Nepal, Bangladesh y Sri Lanka han muerto en Qatar desde que hace diez años
ganó el derecho a albergar la Copa del Mundo». Los migrantes componen casi
la totalidad de la fuerza de trabajo del país, soportan jornadas de casi 20
horas con temperaturas de 50 grados, viven en condiciones precarias y
construyeron los ocho fastuosos estadios donde se jugará el mundial, seis de
los cuales se desmantelarán apenas deje de rodar el balón.



Hiba Zayadin, investigadora sobre el Golfo en Human Rights Watch, apuntó en
una entrevista reciente: «Qatar es el país con la mayor proporción de
inmigrantes por ciudadano del mundo. Sin estos trabajadores, su economía
quedaría paralizada». A lo largo de los últimos cuatro años, Human Rights
Watch exhortó, en repetidas ocasiones, a las autoridades cataríes a que
investigaran las causas de las muertes imprevistas o inexplicadas de
trabajadores migrantes, a menudo jóvenes y con buena salud, y a que hicieran
regularmente públicos ese tipo de datos, desglosados por edad, sexo,
ocupación y causa de muerte. «Lamentablemente, Qatar se niega a hacer
públicos datos significativos sobre las muertes de los trabajadores
inmigrantes. La normativa diseñada para proteger a los trabajadores de los
peligros del calor y la humedad extremos es por ahora lamentablemente
inadecuada» (Jadaliyya, 2-viii-21).



Zayadin sostiene que, en muchos casos, las violaciones a los derechos de los
trabajadores se deben a la kafala (‘apadrinamiento’), un sistema de
«gobernanza» laboral habitual en el Golfo, que vincula el estatuto legal de
los trabajadores inmigrantes a sus empleadores en el país de destino. Este
sistema criminaliza la «fuga», es decir, abandonar a un empleador sin su
permiso para, por ejemplo, cambiar de trabajo. A los trabajadores
inmigrantes se les suelen confiscar sus pasaportes por parte de sus
empleadores. Previamente, tienen que pagar derechos de contratación para
conseguir el trabajo, «lo que puede conducirlos a un endeudamiento por
varios años», señala la investigadora de Human Rights Watch. The Guardian ha
calculado que, por ejemplo, los trabajadores migrantes bangladesíes en Qatar
han sido forzados a pagar 2.000 millones de dólares entre 2011 y 2020 como
parte de este endeudamiento (31-III-22).



Geopolítica



Las presiones internacionales llevaron a que Qatar reformara este sistema de
trabajo y la organización del mundial obligó a las autoridades locales a
modificar leyes laborales, determinar salarios mínimos y establecer mayores
tiempos de descanso y mejores condiciones. Pero eso sucedió a mediados de
2020, y la mayor parte de la construcción de los estadios de la Copa ya se
había dado bajo el sistema de la kafala. De todos modos, según Zayadin, en
la actualidad siguen sucediendo situaciones de «abusos y sobreexplotación»,
como las sanciones por «fuga», que incluyen «multas, detención, deportación
y prohibición de regresar al país».



Existen, empero, otras miradas. En la edición 169 de su boletín, publicada
este mes, el Laboratorio Europeo de Anticipación Global (un think tank con
sede en París dedicado al análisis de la economía y la política
internacionales) ensaya una mirada geopolítica del mundial: «El centro de
gravedad del sistema global se está desplazando. En nuestro ejercicio de
análisis y anticipación de la crisis sistémica mundial, a nuestro equipo le
llamó especialmente la atención el mundial de fútbol de Qatar como indicador
de esta transición. Aunque los países árabes nunca han acogido un
acontecimiento deportivo de esta magnitud, anticipamos que se beneficiarán
enormemente de la competencia con los países occidentales. Asia y el Golfo
serán las dos regiones capaces de encarnar el modelo de consumo y producción
construido por los países occidentales».



Es posible, siempre, ensayar miradas alternativas. Para prepararse para el
mundial, Qatar ha invertido aproximadamente 250.000 millones de dólares
desde 2010. El monto supera la suma de lo gastado en todos los mundiales y
Juegos Olímpicos hasta la fecha. También ha invertido lo suyo en coimas a la
FIFA (véase recuadro). Esta institución, por su parte, espera obtener,
además, ganancias superiores a los 5.400 millones de dólares gracias al
mundial. Los trabajadores que lo han hecho posible, en tanto, antes que
llevarse alguna ganancia, más bien han pagado con sus vidas y de sus
bolsillos. Podría decirse, siguiendo al geógrafo David Harvey, que, en un
sistema centrado en lo que él denomina acumulación por despojo (robo de los
bienes comunes), la mayor fiesta mundial del deporte ha sido servida en
bandeja a la especulación de las elites.



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La familia Al Thani



Dueños de la pelota



Qatar es la tercera reserva de gas del mundo y la decimotercera de petróleo.
En una superficie de 11.500 kilómetros cuadrados (similar al departamento de
Durazno) viven 250 mil cataríes y 2.750.000 trabajadores inmigrantes. El PBI
per cápita roza los 70 mil dólares. Fue protectorado británico hasta 1971 y
desde ese momento es una monarquía absoluta gobernada por la familia Al
Thani: Jalifa bin Hamad Al Thani gobernó hasta 1995, cuando su hijo, el
jeque Hamad bin Jalifa, se convirtió en emir al dar un golpe de Estado
contra su padre. En 2013, Tamim bin Hamad se convirtió en emir al abdicar su
padre.



En junio de 2017, Arabia Saudita, Baréin, Egipto y los Emiratos Árabes
Unidos impusieron un bloqueo a Qatar y rompieron relaciones al acusar al
emirato de financiar el terrorismo, así como de intervenir en los asuntos
internos de los países vecinos (véase «Qatar entre cuatro paredes», Brecha,
9-VI-17). En 2021, Estados Unidos consiguió que finalizara el bloqueo y las
partes se reconciliaron.



La familia Al Thani, cuyo patrimonio superaría los 350.000 millones de
dólares, se empeña en aumentar su influencia en el mundo. La expansión de la
televisión estatal Al Jazeera forma parte de ese proyecto. Ha invertido
miles de millones de dólares en infraestructuras para organizar los Juegos
Asiáticos de 2006 y será sede de los Juegos Asiáticos de 2030. En 2005 Tamim
fundó Qatar Sport Investments, que en 2011 compró el club de fútbol francés
Paris Saint-Germain y el Málaga.



Se dice que la familia compró también un mundial de fútbol, en 2010, cuando
presidía la FIFA Joseph Blatter, quien fue condenado en 2015 por corrupción
con ocho años de suspensión de toda actividad relacionada con el fútbol por
el comité de ética de la institución. En 2019, el británico The Sunday Times
publicó informaciones que afirman que Qatar pagó en secreto a la FIFA 880
millones de dólares a cambio de la adjudicación del mundial en dos partidas
presupuestarias diferentes: la primera, a cargo de Al Jazeera, 21 días antes
de que se votara la sede del mundial 2022 y la segunda tres años más tarde,
poco antes de que la FIFA diera abruptamente por terminada su investigación
interna sobre corrupción en el proceso de adjudicación de sedes y decidiera

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