Chile/ "Si hubo un romance de la izquierda y del feminismo con el Gobierno de Boric, eso ya se acabó". [Alejandra Castillo - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Nov 20 14:06:57 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

20 de noviembre 2022

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Chile



Entrevista



Alejandra Castillo: “Si hubo un romance de la izquierda y del feminismo con
el Gobierno de Boric, eso ya se acabó”



La filósofa feminista chilena analiza la escena de su país luego del rechazo
a la primera Constitución con perspectiva de género. El Gobierno “ha cedido
más de la cuenta a la derecha”, dice.



Rocío Montes, desde Santiago

https://elpais.com/



La filósofa chilena Alejandra Castillo se ha instalado como uno de los
referentes del feminismo chileno. Doctora en Filosofía y profesora titular
del Departamento de Filosofía de la Universidad Metropolitana de Ciencias de
la Educación, UMCE, dirige la revista de cultura Papel Máquina y la
colección Archivo Feminista de la editorial Palinodia. Autora de
publicaciones indispensables para comprender las luchas por la igualdad de
género –como Tiempo de feminismo. Cuerpos, imágenes y revuelta, publicada
recientemente– esta semana estuvo a cargo de comentar la conferencia de la
aclamada filósofa feminista estadounidense Judith Butler en la Universidad
Diego Portales de la capital chilena.



En esta conversación, que se realiza en la cafetería del centro cultural
Gabriel Mistral, GAM, cerca de la zona cero de las revueltas de octubre
2019, analiza el fracaso de una propuesta de Constitución que prometía
convertirse en la primera Carta Fundamental feminista del mundo. “Si bien el
texto fue realizado por un órgano paritario y propiciaba mayor igualdad de
género”, explica Castillo, “el diseño político en el que se enmarcó la
convención constitucional emana del acuerdo del 15 de noviembre del año 2019
[en medio del estallido social] que puso en el centro un modelo
electoralista de una democracia corporativista y elitista”.



-¿A qué se refiere con democracia corporativista y elitista?



La que tiene intereses que calzan con los de las corporaciones globales y
cuya definición de igualdad propicia un orden de injusticia debido a que
favorece el ascenso de acuerdo a privilegios de clase. El mapa que el diseño
de la democracia corporativa y elitista traza se organiza en un complejo
sistema de jerarquías de género, de clase y de raza en cuyo centro está un
individuo posesivo cuyo cálculo no busca desbaratar tal sistema de
jerarquías, sino validarlas, porque en esa validación se valida a sí mismo:
su posición en el diagrama político, social y económico.



-¿Cuál hubiera sido, a su juicio, un mejor diseño para un órgano que
redactara una propuesta de nueva Constitución?



Quizás hubiese sido importante haberse aventurado a caminar por el diseño
político que se dejaba entrever en la figura de la asamblea constituyente.
Si vamos a la historia de Chile, nos encontramos con la asamblea
constituyente de asalariados e intelectuales de 1925 y, en especial, con una
palabra que permite su organización: “Las fuerzas vivas de la sociedad”.
Esto quiere decir que quienes participan en la asamblea lo hacen en relación
a colectivos, organizaciones, etcétera.



-¿Por qué un texto pro mujer no fue apoyado por las electoras chilenas?



Una lógica participativa, solidaria y de búsquedas igualitarias no se da en
el diseño democrático corporativista y elitista del que hablamos. La
libertad es entendida como libertad de elección y los derechos son
percibidos como si fuesen bienes, no busca alterar el cuerpo de la política
desde un signo feminista, sino reforzar las diferencias y jerarquías que le
aseguran al sujeto una identidad en la que se refugia y resguarda.



-¿No será que la sociedad quiere cambios sustantivos, pero que no
representen un salto al vacío?



El tipo de análisis de los resultados del plebiscito del 4 de septiembre que
pone atención en la conservación del pasado, la incertidumbre y gestión del
miedo no es distinto al diseño de la política de los consensos y la
pospolítica que conocimos con los gobiernos de la Concertación en Chile.



-¿Y qué oportunidad se perdió, a su juicio, para las mujeres chilenas?



La propuesta constitucional nos daba la oportunidad de darnos una
Constitución sin la intervención militar y de dejar atrás una Constitución
ominosa que tuvo aprobación y promulgación bajo la violencia de un régimen
que detuvo, secuestró, asesinó e hizo desaparecer a personas. Nos daba la
oportunidad de restituir un espacio común vulnerado, primero, por la
dictadura y, luego, administrado por los gobiernos de la Concertación [de
centroizquierda] con la vuelta de la democracia a partir de 1990. Nos daba
la oportunidad de abandonar la política de Estado de la obligatoriedad
materna y, con ello, permitía la necesaria redefinición de la diferencia
sexual. Nos daba, por último, la oportunidad de explorar otros modos de la
política, la economía y las prácticas culturales desestabilizando los
límites de lo público y lo privado, de lo doméstico y lo político con la
vinculación entre democracia y cuidados.



-¿En qué queda ahora la agenda feminista chilena?



A la agenda feminista institucional le queda la importante tarea de
interrumpir la reproducción inercial de patrones institucionalizados de
injusticia de género. Esta tarea debe realizarse en cada uno de los lugares
en que el Estado toma lugar: educación, Justicia, salud, previsión social,
las mismas instituciones, el diseño de la ciudad.



-¿Qué opinión tiene del Gobierno de Gabriel Boric, que se ha declarado
feminista?



No creo que el Gobierno de Gabriel Boric sea feminista, porque no creo que
un Gobierno pueda ser feminista. El feminismo siempre es una alteración a
las lógicas de Gobierno como a la razón de Estado. El feminismo es un exceso
a esas lógicas, a esa razón.



-¿Y cómo evalúa los primeros ocho meses en el poder de esta Administración?



En estos ocho meses, si hubo un romance de la izquierda y del feminismo con
la promesa que el Gobierno de Gabriel Boric contenía, eso ya se acabó. Este
término se debe al notorio viraje del Gobierno hacia las conocidas políticas
del consenso liberal que acaban favoreciendo a los ya favorecidos. Me parece
que el Gobierno de Boric ha abandonado una política de la igualdad en favor
de una performance mediática tuitera de un estilo personal que asume, otra
vez, esa vieja receta de una política de la cercanía y la empatía –llegar en
bicicleta a La Moneda, por ejemplo–, pero que entrega, sin contradicciones
evidentes y al mismo tiempo, la soberanía a las corporaciones con tratados
comerciales como TPP11 [al que el Gobierno cedió, pese a su postura inicial
de rechazo].



-¿Piensa que, dado el fracaso de la propuesta de nueva Constitución de la
convención, el Gobierno tenga la fuerza para llevar adelante
transformaciones feministas en la sociedad chilena?



Si bien el Gobierno de Gabriel Boric no es feminista, hay muchas feministas
de los partidos de la coalición de Gobierno que son parte del engranaje
gubernamental. Por lo tanto, será parte de su trabajo instalar y defender
una posición feminista.



-¿Cuáles son las inequidades más urgentes de resolver con miras a los
derechos de las mujeres chilenas?



La primera es la maternidad forzada e institucional. Bien visto, el Estado
chileno es androcéntrico en su toma de decisiones, pero es materno a la hora
de interpelar a las mujeres. Por eso, resulta crucial la legislación y
aprobación del aborto más allá de las tres causales. Es necesaria la
transformación de los patrones fosilizados de injusticia de género que las
instituciones de Gobierno promueven. Asimismo, es crucial la incorporación
de la perspectiva del trabajo de cuidado en la definición del orden laboral.



-¿Y confía en que el actual Gobierno avance en aborto?



Es crucial que se legisle y apruebe el aborto en Chile. Creo que es el
primer paso para transformar el cuerpo de la política chilena. Reconozco la
dificultad, porque el Gobierno de Boric, luego del triunfo electoral del
rechazo en el plebiscito, ha cedido más de la cuenta a la derecha en la
búsqueda de consensos y gobernabilidad.



-A días de iniciarse este Gobierno, la pareja del presidente Gabriel Boric,
Irina Karamanos, finalmente aceptó ocupar el papel de primera dama. ¿Qué
opinión tuvo de esta decisión?



Fue una decisión fallida, desde mi perspectiva: con una mano se afirma el
feminismo y con la otra se mantienen las figuras patriarcales del Estado.



-La nueva ola feminista chilena explotó en 2018, antes del estallido social
de 2019, y fue la punta de lanza de la movilización. ¿Dónde está ahora toda
esa fuerza, sobre todo de las más jóvenes?



Esta pregunta nos lleva de nuevo al problema del diseño de la política. Esa
fuerza feminista no calza ni con un mapa electoralista ni con la
participación de feministas en el Gobierno de Boric. Esa fuerza feminista
está alterando las jerarquías de lo alto y lo bajo, los modos de pensar cómo
se entiende la política, lo que visibiliza y lo que oculta. Creo que la
fuerza feminista está inventando modos contra institucionales de
intervención del cuerpo de lo común.



-¿Es hoy Chile menos machista que antes?



Sin duda. Me parece que muchas de las prácticas feministas buscan desleer
críticamente las jerarquías de poder. Es ahí donde el machismo empieza a
retroceder con la interrupción del marco androcéntrico que organiza el orden
sensible.

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