Brasil/ Dos Brasiles a segunda vuelta. [Marcelo Aguilar]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Vie Oct 7 08:16:29 UYT 2022
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Correspondencia de Prensa
7 de octubre 2022
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Brasil
Tras la elección del 2 de octubre
Dos Brasiles a segunda vuelta
Mientras los politólogos ensayan respuestas para la imprevista votación de
Bolsonaro, partidos y gobernadores se acomodan en el tablero de cara al
domingo 30. La derecha tradicional ha desaparecido del mapa.
Marcelo Aguilar, desde San Pablo
Brecha, 7-10-2022
https://brecha.com.uy/
A la ansiedad se la tragó la sorpresa. Si hasta pocas horas antes de la
elección la duda era si el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva
conseguiría los votos suficientes para ganarla en primera vuelta, a medida
que avanzaba el conteo de votos se fue revelando una verdad incómoda: la
fuerza electoral del bolsonarismo fue, una vez más, subestimada. Ni la
encuesta Atlas, publicada el día anterior y que pronosticó la votación más
alta de Jair Bolsonaro (41,1 por ciento), pudo predecir el porcentaje final;
el mandatario terminó alcanzando 43,4 por ciento. La abrumadora mayoría de
las encuestas consiguió detectar correctamente el porcentaje de Lula, que
obtuvo aproximadamente 6 millones de votos más que su competidor.
El resultado es una especie de victoria agridulce para el líder del Partido
de los Trabajadores (PT). A pesar de haber alcanzado la mayor cantidad de
votos en una primera vuelta registrada desde la redemocratización y de haber
derrotado a quien busca su reelección consecutiva –algo que nunca había
ocurrido–, la distancia es bastante más apretada de lo prevista y la segunda
vuelta, que parecía un trámite, se convirtió en un escenario incierto. Lo
primero que tuvo que hacer Lula tras conocer los resultados fue tratar de
que sus votantes y su militancia no perdieran el ánimo. Habló primero desde
su búnker de campaña y luego fue a dar un discurso en la avenida Paulista.
Bolsonaro, en tono parsimonioso, dijo, por su parte, haber visto una
«voluntad de cambio por parte de la población».
La campaña al balotaje empezó esta semana con la viralización de un video
antiguo del ultraderechista, en el que aparece en un templo masónico, lo que
le suscitó acusaciones de asociación satánica de parte de los más
fundamentalistas y sacudió a su equipo de campaña digital. Hasta el pastor
neopentecostal Silas Malafaia, líder de la iglesia Asamblea de Dios y aliado
de Bolsonaro, tuvo que salir en su defensa. Los primeros días tras la
votación marcaron el tono de la disputa en las redes, que promete ser
intensa.
Otra utilidad
Por estas horas los politólogos ensayan varias explicaciones. El voto «útil»
y el «avergonzado» o «escondido», ese que los analistas creían que podía ir
hacia Lula, podría haber terminado yendo hacia Bolsonaro. La directora de
Datafolha, Luciana Chong, afirmó en entrevista a Globonews que «los
electores decidieron el voto a última hora» y que «las propias encuestas que
preveían una victoria de Lula en primera vuelta pueden haber promovido la
migración de votos hacia Bolsonaro». El sociólogo Sérgio Abranches dice a
Brecha que está de acuerdo con ese diagnóstico: «Probablemente hubo una
migración de electores antipetistas que estaban con Ciro Gomes, Simone Tebet
o Soraya Thronicke, y que migraron para Bolsonaro frente a la perspectiva de
una victoria de Lula en primera vuelta, en una elección marcada por una
repulsión recíproca entre antibolsonarismo y antipetismo».
Abranches agrega otros dos elementos. El primero es la precisión de las
informaciones: «No podemos olvidar que no sabemos cómo es la sociedad
brasileña hoy, hace 12 años que no hay censo y pasamos por dos años
devastadores de pandemia, estamos en la oscuridad». Y, segundo: «Hay una
reticencia de una parte de los electores, que presumo bolsonaristas, a
responder a las encuestas. Desde ese sector se ataca a las encuestadoras,
sobre todo a Datafolha. Los institutos ya venían diciendo que este año
enfrentaban dificultades mayores para obtener respuestas». De hecho, los
sondeos erraron fuera del margen de error solo en el caso de Bolsonaro.
Para Abranches, «el margen de disputa para esta elección ahora es pequeño,
ya que Bolsonaro y Lula concentraron casi el 90 por ciento de los votos». A
su vez, recuerda que es bastante improbable que haya pérdida de votos de un
candidato en el balotaje, una instancia en la que generalmente se consolidan
y amplían las tendencias de la primera vuelta. La encuesta IPEC, publicada
este miércoles, da un 51 por ciento para Lula y un 43 por ciento para
Bolsonaro; de acuerdo a PoderData, Lula conquistará 52 por ciento y
Bolsonaro 48; Quaest, por su parte, da 48 puntos a Lula, 41 a Bolsonaro y 7
a los indecisos. Mientras tanto, el líder de la bancada oficialista en
Diputados, Ricardo Barros, prepara un proyecto de ley para criminalizar
encuestas que terminen siendo divergentes de los resultados de las urnas, y
el presidente de la Cámara, Arthur Lira –que fue reelecto en su banca el
domingo–, ya afirmó que pondrá la iniciativa a discusión. Lira es uno de los
principales aliados de Bolsonaro y es instrumental para su blindaje en el
Congreso.
El Tablero
El tiempo apremia y los candidatos precisan moverse con agilidad para
cosechar apoyos para el 30 de octubre. Hasta ahora, Lula conquista más
simpatías entre los partidos y Bolsonaro entre los gobernadores. El martes,
el PDT (Partido Democrático Laborista), que tiene a Ciro Gomes como
principal figura, decidió de forma unánime el apoyo a la candidatura de
Lula, por ser «la más próxima» al programa de su partido. Gomes tuvo una
bajísima votación y terminó en cuarto lugar, con el 3,04 por ciento, unos
3.500.000 votos. En la recta final de la campaña, profundizó sus ataques a
Lula, a su partido y a su militancia, a la que llegó a acusar de ser «nazis»
y actuar contra él en plan de «exterminio». En un video publicado este
martes, y sin nombrar a Lula, Gomes dijo que acatará la decisión de su
partido.
Tebet, tercera en la elección del domingo, con el 4,16 por ciento, declaró
su apoyo a Lula este miércoles. «Le daré a él mi voto, porque reconozco su
compromiso con la democracia y la Constitución, compromiso que desconozco en
el actual presidente.» También algunas figuras de la derecha tradicional,
quizás la gran perdedora de esta elección, declararon su apoyo a Lula. Entre
ellos, el expresidente Fernando Henrique Cardoso y el exsenador José Serra.
Por su lado, Bolsonaro recibió el apoyo casi inmediato del gobernador
reelecto del estado de Minas Gerais, Romeu Zema, del Partido Novo. Minas es
uno de los principales reductos electorales del país y, a pesar de la
contundente victoria de Zema para el Ejecutivo local, quien venció la
elección presidencial allí fue Lula, con el 48,29 por ciento. También
anunció su apoyo a Bolsonaro el candidato a gobernador de San Pablo,
perdedor en la primera vuelta, Rodrigo García, del Partido de la Social
Democracia Brasileña (PSDB), en un movimiento que provocó ruido en su propia
agrupación. El gobernador electo de Río de Janeiro, Cláudio Castro, que el
domingo derrotó al izquierdista Marcelo Freixo, también declaró su apoyo al
actual mandatario.
Línea de choque
El mayor avance del bolsonarismo, o al menos su mayor victoria simbólica,
está en las elecciones legislativas. Repitiendo lo que había ocurrido
durante la cresta de la ola ultraconservadora en 2018, los candidatos
asociados explícitamente a Bolsonaro fueron electos en masa. El presidente
consiguió ahora colocar en el Senado a varios de sus exministros de línea
dura. Entre ellos, el general Hamilton Mourão, exvicepresidente; Tereza
Cristina, de Agricultura; Damares Alves, de Familia –religiosa fervorosa y
una de las más extravagantes detractoras de lo que llama «ideología de
género»–, y el astronauta Marcos Pontes, de Ciencia y Tecnología.
De los 27 senadores electos el domingo –la votación renovaba un tercio de
las bancas–, ocho son del Partido Liberal de Bolsonaro y apenas cuatro del
PT. En Diputados, el oficialismo cosechó 99 escaños, conformando la mayor
bancada. Le sigue la coalición de izquierdas, con 86 legisladores. También
se fortaleció el centrão, esa masa amorfa de partidos que se mueven de
acuerdo a intereses coyunturales y que históricamente ha dominado el
Congreso. Si bien hubo cambios y ahora hay más gente de derecha en el
Legislativo, no todos ellos son bolsonaristas puros. Muchos de los que
pertenecen al centrão pueden apoyar eventualmente a Lula, como ya lo han
hecho. Para Abranches, «habrá una oposición firme, pero creo que hay espacio
para que cualquiera de los dos que gane la elección pueda formar una mayoría
que le permita gobernar». «Hay posibilidades de formación de una coalición
que reúna a la izquierda, la centroizquierda y el centro, así como un diseño
posible de coalición de derecha, centroderecha y centro, ambas de tamaño
similar y con una mayoría cómoda.»
El controversial exministro de Ambiente Ricardo Salles –acusado de
connivencia con la tala ilegal de madera y supervisor de la catastrófica
deforestación amazónica de los últimos años (véase «Lejos del disfraz»,
Brecha, 30-IV-21)– tuvo casi el triple de votos que la ambientalista y
exministra de Ambiente Marina Silva, y ambos fueron electos como diputados
por San Pablo. Otro bolsonarista del grupo de choque del presidente, el
general Eduardo Pazuello, ministro de Salud durante la pandemia, recordado
por la crisis de falta de oxígeno en Manaos, es ahora el segundo diputado
federal más votado de Río de Janeiro. La operación Lava Jato también
consiguió bancas. Sérgio Moro –que ya declaró su apoyo a Bolsonaro en el
balotaje– y su esposa, Rosangela Moro, fueron electos: ella como diputada,
él como senador. También será diputado federal el fiscal del caso, Deltan
Dallagnol.
Algunos candidatos que surfearon la ola bolsonarista de 2018 y luego
rompieron con el presidente no lograron repetir en el parlamento, como Joice
Hasselmann, una de las más votadas en aquel entonces y que ahora perdió más
de 1 millón de votos. Así también perdieron otros nombres clásicos de la
derecha tradicional, encarnada por el PSDB. El partido tuvo la peor votación
de su historia. No disputará la presidencia, no tendrá ningún senador y
redujo sus bancas en Diputados de 22 a 13. Por si esto fuera poco, perdió la
gobernación del estado de San Pablo, su gran reducto electoral, donde
mantenía una hegemonía absoluta.
El diputado federal más votado por ese estado y el segundo más votado del
país, el izquierdista Guilherme Boulos, del Partido Socialismo y Libertad,
expresó en el programa Roda Viva, este lunes: «La derecha tradicional fue
tragada por el monstruo que ellos mismos crearon desde que empezaron a jugar
con la democracia en 2014, creyendo que eso los beneficiaría. Soltar
pitbulls es muy fácil, volverlos a agarrar es el problema».
Que país es esse
Parte de la desazón de los opositores que vieron los resultados del domingo
como una derrota está relacionada con el escaso efecto que parece haber
tenido en el electorado la gestión de la pandemia por el gobierno de
Bolsonaro. La antropóloga e historiadora Lilia Schwarcz dice a Brecha: «Se
vive un momento de gran aprehensión, porque pensábamos que el bolsonarismo
era un accidente y se está demostrando que hay un Brasil bastante profundo
que prefiere el autoritarismo a la democracia». Para Schwarcz, autora del
libro Sobre el autoritarismo brasileño, el país «continúa siendo muy
retrógrado y autoritario». «No diría conservador, porque el pensamiento
conservador es bueno para la democracia si tenemos enfrente un
conservadurismo que respeta la Constitución.» Para la académica, el riesgo
es alto: «Países con historias y raíces de matriz autoritaria, como es el
caso de Brasil, que tuvo un largo período de esclavitud y se conformó a raíz
de las grandes propiedades esclavistas, y que, además, es un país muy
desigual, con niveles de violencia epidémica, corren más peligros para
mantener sus democracias». La socióloga Esther Solano, que ha llevado
adelante estudios cualitativos con electores bolsonaristas, afirmó en una
entrevista a O Globo que «el bolsonarismo, como campo sociopolítico y
movimiento, está muy vivo, se capilarizó y vino para quedarse, y es evidente
que tiene un poder simbólico y movilizador muy fuerte». Sobre el escaso
impacto de la pandemia, Abranches dice: «No podemos dejar de considerar que,
infelizmente, una gran parte de la población brasileña estuvo de acuerdo con
la actitud de Bolsonaro durante la pandemia. Aquellas personas que tomaron
cloroquina o que no se vacunaron son un ejemplo de eso».
El mapa de los resultados muestra una división muy clara: norte y nordeste
con Lula, sur y sudeste con Bolsonaro. El nordeste históricamente ha sido un
bastión petista. En Bahía, por ejemplo, Lula ganó con el 69,7 por ciento de
los votos, contra el 24,3 por ciento de Bolsonaro, con una ventaja de más de
3 millones de votos. Este miércoles, al tratar de explicar su derrota en el
nordeste, Bolsonaro citó «el analfabetismo y la falta de cultura», cuya
responsabilidad achaca al PT. El presidente domina en estados del sur como
Santa Catarina, donde ganó con más del 60 por ciento, o Paraná, así como en
estados con fuerte presencia del agronegocio, como Mato Grosso do Sul.
También están San Pablo y Río de Janeiro, integrantes de las regiones más
ricas y conservadoras del país. Esos dos Brasiles van a la segunda vuelta y
el escenario es de duda: qué Brasil ganará en las urnas y qué Brasil será
construido después del 30 de octubre.
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