Uruguay/ "Si hay hambre, hay lucha": marcha de la coordinadora de ollas populares. [Camilo Salvetti]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Oct 12 11:06:35 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

12 de octubre 2022

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Uruguay



“Si hay hambre, hay lucha”: coordinadora de ollas populares marchó ante la
quita de apoyo del Mides



Cientos marcharon por la avenida 18 de Julio hasta la plaza Independencia
para denunciar “la mentira, la injusticia y la prepotencia de un gobierno
insensible y arrogante”.



Camilo Salvetti

La Diaria, 12-10-2022

https://ladiaria.com.uy/



El brazo extendido y señalando con el índice hacia la vereda contraria a la
que decidió pararse mientras vocifera con ímpetu “allá están las
irregularidades”, al tiempo que no mira hacia atrás ni hacia los costados.
Para los impulsores de la movilización que recorrió el martes parte del
Centro de Montevideo esa sería una ilustración adecuada de lo que fue el
retiro del apoyo a la Coordinadora Popular y Solidaria (CPS), que nuclea a
las ollas populares del país, por parte del ministro de Desarrollo Social
(MIDES), Martín Lema.



En una conferencia de prensa, a comienzos de octubre, Lema anunció que luego
de un relevamiento hecho por el propio ministerio se constató que había al
menos “14 ollas” que figuraban como parte de la CPS que no estaban en
funcionamiento –luego amplió el número a 20–, por lo que se resolvió
“excluir a la CPS como intermediaria” de las ollas y merenderos, con el
argumento de haber “perdido la confianza”. Dijo que desde entonces sería el
Mides el encargado de hacer llegar los alimentos a través de la ONG Uruguay
Adelante, como lo venía haciendo, sólo que sin dialogar con la CPS, además
de adelantar que se evaluarían acciones legales contra la coordinadora.



Desde la otra vereda, en la marcha convocada por la CPS, con apoyo de
sindicatos y la sociedad civil organizada, la consigna de ayer fue: “Si hay
hambre, hay lucha”.



“Nadie nos va a callar la boca”



En la plaza Cagancha, lugar de la concentración, se encontraba Esteban
Corrales, uno de los voceros de la CPS. En diálogo con la diaria, señaló que
desde el anuncio del ministro se hizo un pedido de reunión que no obtuvo
respuesta, y a partir de ahí entendieron que no había “nada más que hacer
excepto denunciar públicamente que las ollas populares siguen siendo
necesarias” y que “la CPS es un actor de peso en este escenario”, porque
entienden que su tarea va más allá de “garantizar que no les falten insumos”
sino que también incitan a “reflexionar en las causas de fondo que hacen a
la existencia misma de las ollas populares”.



Para Corrales, lo que no le gusta al gobierno es “escuchar hablar de
desigualdad, no le gusta escuchar hablar de hambre, no le gusta escuchar
hablar de problemas sociales cuando al mismo tiempo te dicen que todo va
bien”, y citó “el espectáculo vergonzoso de lo que fue la Rural del Prado
(exposición anual del agronegocio: ndr), cuando aplaudían a cuatro manos la
enorme ganancia de sectores que paradójicamente exportan alimentos”,
mientras en los barrios las ollas “están alimentando a chiquilinas y
chiquilines, dándoles de comer a nuestros vecinos en una situación de
profunda injusticia”.



“Acá hubo una jugada de muy mala fe, que fue hacer públicos datos que
nosotros le enviamos diciendo que eran preliminares, y sobre eso construir
un relato que ponía en tela de juicio nuestra honestidad y la transparencia
de este movimiento”, continuó Corrales, e insistió en que “en ninguna
comunicación oficial del ministerio se habló de quitar los insumos si no se
enviaban”. Lo que sucede, para el vocero, es que las ollas “vienen a decir
que en Uruguay hay hambre” y a disputar un relato “que se pinta con colores
de fantasía”.



“La CPS va a seguir resistiendo, nadie nos va a callar la boca”, sentenció,
al tiempo que la gente comenzaba a juntarse en 18 de Julio y a levantar
pancartas con los nombres de cada una de las ollas; otros golpeaban tuppers
vacíos y algunos sostenían carteles con ollas dibujadas.



Hugo es referente de la olla Faustino Chimango Rodríguez, que funciona en la
Asociación de Jubilados y Pensionistas, en el Cerro, y sirve unas 200
porciones cada jueves y otras tantas en el merendero para niños y niñas, los
viernes. En diálogo con la diaria, dijo: “En este momento sentimos algo
totalmente diferente a cuando comenzamos a ir a las ollas”; ya no está “la
vergüenza de ir con un tupper y tener que estar porque no había una ayuda
del Estado”. Hoy, dos años y medio después, aseguró que están “con otra
cabeza, reconociendo la solidaridad de un montón de gente que está nucleada
en la coordinadora y en las distintas redes, que son militantes sociales que
quieren algo mejor para la población entera, no sólo para los que van a las
ollas”.



Para quienes las integran, las ollas se entendieron como una herramienta
necesaria para paliar una crisis, no como un servicio de algunos vecinos al
que incluso generaba cierta vergüenza tener que asistir. Así lo reflejaba
uno de los carteles en la primera parte de las dos cuadras de extensión de
la marcha: “Dignidad, no caridad”.



“Un Estado que sigue ausente”



La Plaza Independencia es un buen lugar para ver llegar una marcha. Allí
esperaban seis ollas populares a los cientos de personas que confluyeron en
torno al escenario colocado frente al monumento a José Gervasio Artigas. Una
de ellas era de Bella Italia (barrio popular en Montevideo: ndr), a cargo de
Gabriela, que sirve “unas 498 porciones por día, de lunes a viernes”.



Ante la consulta de cómo sentían los anuncios de Lema, se limitó a enumerar
qué le había llegado el viernes para trabajar toda la semana: “Yo, como
poco, gasto ocho cajas de gallinas a la semana, me dejaron dos para toda la
semana; dos bolsas de papas, una bolsa de zucchinis y una bolsa y media de
zanahorias, después me dejaron cuatro bolsas de leche en polvo –nosotros
usamos cinco kilos por día, y esto en total eran cuatro kilos y 400 gramos–,
y para esos cuatro kilos de leche me dejaron 200 gramos de azúcar, un kilo
para toda la semana, según ellos porque la cocoa tiene azúcar, y después
cuatro paquetes de fideos, tres fundas de arroz y 12 litros de aceite; con
eso tengo que cocinar una semana”.



Suelen hacer dos ollas por día, pero a la plaza Independencia llevaron sólo
una “por temas de transporte”; de todas formas, lo que usaron para cocinar
“sale de todos los vecinos” que salen “a diario, puerta por puerta”. Al
momento de conversar con la diaria, Gabriela acababa de hablar con su hija,
quien, según dijo, le había avisado que desde el ministerio habían ido a su
casa a realizar una inspección para corroborar que la olla estaba cocinando:
“¿Cómo va a llegar una inspección del Mides si saben que estamos cocinando
acá? ¿Por qué fueron a visitar la olla hoy?”, se preguntó.



Previo a la oratoria, referentes de cada una de las redes de ollas pasaron a
saludar a los presentes. Luego, Lita Leite, de la olla popular El Tobogán,
junto a otras dos voceras, leyó la proclama, en la que llamaron a estar
“juntas y juntos para decir bien claro y fuerte: la mentira, la injusticia y
la prepotencia de un gobierno insensible y arrogante no pasarán”, ante lo
que calificaron como “la hostilidad de un Estado que sigue ausente a la hora
de hacerse cargo de las causas profundas por las que existen las ollas
populares”.



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