Chile/ «Un triunfo del Apruebo le quitaría los frenos a la democracia». [Hassan Akram - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Sep 2 11:30:39 UYT 2022


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Correspondencia de Prensa

2 de septiembre 2022

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Chile



Entrevista con Hassan Akram



«Un triunfo del Apruebo le quitaría los frenos a la democracia»



Si la nueva Constitución, a la que califica de moderada, es aprobada este
domingo, Akram cree que será más fácil implementar leyes a favor de las
demandas sociales, aunque ese sería apenas el comienzo de nuevas batallas.
Con un triunfo del Rechazo, teme que vuelvan a estallar las tensiones que
sacudieron el país.



Cristian González Farfán, desde Valparaíso

Brecha, 2-8-2022

https://brecha.com.uy/



Este domingo Chile vivirá una jornada histórica que podría sepultar para
siempre la Constitución de 1980, concebida en dictadura. Tras un largo
proceso que se inició con la revuelta de octubre de 2019, el pueblo chileno
decidirá en un plebiscito de salida si aprueba o rechaza la propuesta de
nueva carta magna emanada de la Convención Constitucional que trabajó
durante un año para ese propósito.



Se trata, sin duda, de uno de los comicios más relevantes de la historia del
país, puesto que, de ser aprobada, sería la primera Constitución chilena
redactada por convencionales elegidos por votación popular. Además, marcaría
un precedente por ser la primera carta fundamental en el mundo elaborada en
proceso paritario, con perspectiva de género y con participación de pueblos
originarios.



Sin embargo, el proceso constituyente chileno se ha visto empañado por una
campaña de desprestigio orquestada por sectores de la derecha política. A
ellos se han sumado sectores ligados a la Democracia Cristiana (de la
ex-Concertación) que se han convertido en rostros del Rechazo. Hasta ahora,
todas las encuestas le otorgan el triunfo a esta opción (que implicaría
seguir con la Constitución del dictador Augusto Pinochet), pero el hecho de
que esta vez, y de forma excepcional, el voto será obligatorio, así como la
poca representatividad que han atribuido varios analistas a los últimos
sondeos, configuran un escenario incierto. Por lo pronto, para revertir la
tendencia, la opción Apruebo ha apelado a la difusión masiva del texto
constitucional propuesto y a su poder de convocatoria en las calles.



Sobre las perspectivas futuras ante uno y otro resultado, y sobre los
avatares que ha tenido el proceso constituyente, Brecha habló con el
analista político británico avecindado en Chile, Hassan Akram, doctor en
Ciencias Sociales y Políticas por la Universidad de Cambridge, director de
la sede chilena de la Universidad Wake Forest de Estados Unidos, profesor de
Políticas Públicas de la Universidad Diego Portales de Chile y panelista del
programa radial en línea La voz de los que sobran.



—¿El texto se hace cargo de las demandas que se plasmaron desde la revuelta
de 2019?



—Nadie se movilizó en 2019 porque quería una nueva Constitución. No es un
fin en sí mismo, no es la demanda: la nueva Constitución es una herramienta
para conseguir esas demandas. Cuando yo hago conversatorios, me preguntan
sobre el sistema de pensiones, de negociación colectiva para los salarios. Y
yo les explico: «Ojo, eso va a depender de una nueva ley». Y ahí me vuelven
a preguntar: «Entonces, ¿para qué estamos discutiendo sobre una nueva
Constitución?». Y es porque la Constitución actual es un tremendo freno para
las leyes y, en ese sentido, la nueva Constitución le quita los frenos a la
democracia chilena y permite que en el futuro se puedan hacer reformas que
sí respondan a las necesidades por las que la gente se movilizó: pensiones,
bajos salarios y altísimo nivel de endeudamiento, producto de la falta de
salud, educación y vivienda.



—¿Qué elementos de la propuesta constitucional permiten superar el Estado
subsidiario implícito en la Constitución de Pinochet?



Es interesante lo que acabas de mencionar sobre el Estado subsidiario,
porque la gente imagina que la Constitución del 80 dice: «Chile es una
economía neoliberal con un Estado subsidiario», y que lo que habría que
hacer es tachar eso y poner «Chile es un Estado de derecho social». En
realidad, la Constitución del 80 no dice en ninguna parte la palabra
neoliberal ni la palabra subsidiario. Lo que sucede es que la privatización
de la economía chilena se hizo antes de la Constitución del 80. Primero se
neoliberalizó la economía y luego surgió la Constitución como una camisa de
fuerza. De manera que la Constitución del 80 no habla de subsidiariedad,
sino que la protege. Lo más importante de la nueva Constitución es que quita
esa protección, más que instalar elementos antineoliberales o
antisubsidiarios en el texto. Simplemente quita los frenos y permite que
futuros gobiernos puedan decidir democráticamente si quieren expandir o no
el rol del Estado. Podemos citar que se eliminan los famosos cuórums
supramayoritarios, que hacían que una minoría pudiera bloquear los cambios;
se elimina el Tribunal Constitucional, que era una corte politizada que
impedía cambios, y se elimina el Senado, una cámara oligárquica que también
frenaba los cambios. Destaco más lo que se elimina que el contenido en sí.
Por supuesto que también hay un contenido vanguardista que tiene elementos
destacables, como la perspectiva ecológica y el enfoque de género (paridad
de género en todas las instituciones del Estado).



—Tanto el oficialismo como la oposición están de acuerdo en reformar la
Constitución en cualquiera de los dos casos: si se aprueba la nueva o si se
mantiene la del 80. ¿Cuáles elementos son perfectibles de la nueva
propuesta?



El debate sobre perfeccionar la nueva Constitución, o cambiarla, es
completamente equivocado. La propuesta de los partidos políticos implicaría
volver al Senado, es decir, darle poder a esta segunda cámara, y eso va en
la dirección contraria. En términos del régimen político, los cambios dentro
de la Convención Constitucional fueron muy limitados. Yo creo en el
unicameralismo y en un sistema parlamentario [en la propuesta se mantiene la
Cámara de Diputados y se crea la Cámara de las Regiones en reemplazo del
Senado]. La propuesta de nueva Constitución tampoco tocó el tema del royalty
minero. Es una Constitución moderada, altamente consensuada; incluso, uno
podría decir amarilla. Y a pesar de su ponderación, la elite la trata como
si fuera extremista. Eso pasa porque Chile es un país completamente
neoliberal.



—¿Y cómo interpreta tanta diferencia entre la percepción de los
constitucionalistas extranjeros, que tienen una muy buena opinión de la
propuesta, y lo que sucede a nivel local?



Tiene que ver con el poder de la elite en Chile, con un monopolio mediático
y con el control de las universidades. La evaluación académica internacional
es mucho más ecuánime y ve los aspectos positivos; por ejemplo, el elemento
medioambiental y el enfoque de género como fundamentales e históricos. Es la
primera vez en la historia de la humanidad que se redacta una nueva
Constitución con paridad de género y se establece para el futuro que todas
las instituciones tengan ese criterio. Es una visión que ha sido totalmente
ignorada por el conservadurismo de la elite chilena.



—¿Que el resultado de este domingo parezca tan igualado en los sondeos es
solo atribuible a la campaña del terror impulsada desde el Rechazo o hubo
errores no forzados de la misma Convención?



Hay errores de la Convención Constitucional que fueron netamente
comunicacionales. Lo que ocurrió fue que, como la derecha tenía menos
capacidad de bloqueo, había una tesis minoritaria de ese sector que era
oponerse a la Convención y optar por el Rechazo en el plebiscito de salida.
Otro sector de la derecha estuvo haciendo un trabajo para moderar el texto,
pero finalmente entorpecieron el proceso. Ahora son la mayoría y lideraron
una campaña sin control, con amplificación de los medios tradicionales para
destruir el prestigio de la Convención. Eso no ha sido posible de
desactivar. Sí ha habido una tremenda movilización a nivel territorial para
desactivar esas mentiras, pero siento que el gobierno dejó la campaña
bastante sola. Se dejó actuar a la campaña de desinformación y la campaña de
información quedó muy cortada, por la falta de relato del gobierno y por
falta de una acción más clara.



—¿Qué tan difícil es predecir los resultados, cuando esta vez hay voto
obligatorio?



Lo que pasa es que hay varios problemas con las encuestas en Chile. La
pandemia provocó que se dejaran de hacer encuestas presenciales. Eso es un
problema porque en una encuesta presencial se puede hacer una muestra
aleatoria, probabilística. La encuesta online, en cambio, no es al azar y
eso limita la representatividad de la muestra. En definitiva, son encuestas
de peor calidad. Y, por otra parte, será la primera vez que tendremos voto
obligatorio junto con inscripción automática. Votarán personas que no han
votado antes y no sabemos cómo será su comportamiento electoral.



—¿En qué escenario queda Chile si gana el Rechazo?



La victoria del Rechazo sería un tremendo retroceso para los cambios
estructurales que requiere Chile. Sería complejo para el gobierno –que tiene
una agenda de cambios importante– impulsar sus reformas. En cambio, el
empuje para impulsar estas leyes es mucho más fuerte con una nueva
Constitución. Si esto se entrampa en el Congreso, habrá rabia y no sabemos
si eso se va a canalizar bien. Es compleja la situación. En Chile una de las
caras visibles del Rechazo ha sido el grupo Amarillos por Chile, que están a
favor de una nueva Constitución, pero no la que se somete a plebiscito. Su
lema, de hecho, es: «Pero no así». Fue el mismo lema que usó un grupo que no
se llama así, pero que yo denomino «Amarillos por Colombia», en el
plebiscito por la paz de 2016. Responden a la misma lógica. Cuando ganó el
Rechazo en ese plebiscito, se negoció un nuevo acuerdo por la paz, pero esos
mismos «amarillos» votaron otra vez en contra. Tengo muchas dudas de la
posibilidad de avanzar sin tener una nueva Constitución. Si gana el Rechazo,
será más difícil avanzar; si gana el Apruebo, es más fácil y empezaría la
lucha para escribir las leyes que implementarán lo habilitado por la nueva
Constitución.



—Si gana el Rechazo, ¿cabe la posibilidad de pensar en nuevas tensiones en
Chile? ¿Acaso un nuevo estallido?



Es una posibilidad. Tal vez no vaya a pasar inmediatamente, podría demorar,
pero sí creo que habrá una reacción. En la sociedad chilena hay una
acumulación de tensiones que podrían volver a explotar en cualquier minuto
si no se logran canalizar.

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