Nicaragua/ A cinco a駉s de la insurrecci髇 popular contra la tiran韆. [Dossier]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Abr 21 15:47:16 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

21 de abril 2023

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Nicaragua



A cinco a帽os de la insurrecci贸n popular contra la tiran铆a



Debemos de distinguir dos objetivos sociopol铆ticos distintos



La gran mayor铆a de los miembros de la oposici贸n ampliada han adquirido un nivel de politizaci贸n, en el m谩s profundo del t茅rmino, a trav茅s de la experiencia de la unidad en la acci贸n.



Oscar-Ren茅 Vargas *

100% Noticias, 20-4-2023

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El movimiento social no puede acabar solo con la dictadura, ejercer el poder y comenzar a construir una sociedad democr谩tica a menos que se alcance un nivel de unidad, un nivel de politizaci贸n y conciencia cualitativamente m谩s alto del que existe actualmente. De hecho, solo a trav茅s de la unificaci贸n y politizaci贸n del conjunto de las distintas tendencias existentes de la oposici贸n amplia, m谩s all谩 de las diferencias de oficios, nivel de conocimiento, sexo, edad, etc茅tera se podr谩 derrotar a la dictadura.



La gran mayor铆a de los miembros de la oposici贸n ampliada han adquirido un nivel de politizaci贸n, en el m谩s profundo del t茅rmino, a trav茅s de la experiencia de la unidad en la acci贸n. Las distintas organizaciones pol铆ticas no puedan sustituir esa experiencia y tampoco pueden agrupar y centralizar a toda la poblaci贸n sin un programa m铆nimo que permita unificarlas por encima de su filiaci贸n pol铆tica o creencias religiosas. La pol铆tica de unificaci贸n debe ser, sin lugar a dudas, el objetivo estrat茅gico inmediato de la oposici贸n.



Cuanto m谩s se prolongue la crisis sociopol铆tica de la dictadura, m谩s aumentan las probabilidades de que ocurra un cisne negro que provoque su ca铆da, raz贸n por la cual hay que estar preparado para esa eventualidad. La cuesti贸n es que el r茅gimen se ha implicado tanto en su estrategia de el poder o la muerte鈥 que no tiene incentivos suficientes para detener su pol铆tica represiva. Ha apostado demasiado a la represi贸n como para echarse para atr谩s sin m谩s ni m谩s; sin embargo, la descomposici贸n socioecon贸mica del pa铆s y la p茅rdida paulatina de su base social lo va a obligar a buscar otra estrategia: las elecciones adelantadas.



Las elecciones adelantadas es una estrategia no descartable que implicar铆a, tambi茅n, un cambio de la correlaci贸n de fuerzas al interior de la c煤pula del poder orteguista, ya que significar铆a abandonar parcialmente la represi贸n por una salida negociada. Ser铆a el reconocimiento del fracaso de la estrategia represiva para quebrar la resistencia sociopol铆tica del movimiento social ampliado.



El cambio de estrategia puede ser tan excepcional que las consecuencias son complicadas de prever en su totalidad. El poder de la c煤pula en el poder pasar铆a de dos a tres personas en detrimento de la tendencia que ha apostado, desde el inicio de la crisis de abril, a la estrategia de vamos con todo. En todo caso, aunque nunca hay que descartar por completo nada, es ciertamente poco probable que se mantenga la pol铆tica represiva indefinidamente sin cambio alguno. De momento, la incertidumbre es lo que caracteriza el futuro pol铆tico inmediato. No hay que olvidar que el r茅gimen apuesta a permanecer en el poder utilizando cualquier medio.



Es pronto saber si la estrategia negociadora propugnada por Humberto Ortega tendr谩 el 茅xito suficiente para imponerse como la ruta pol铆tica a seguir; lo que s铆 sabemos es que el r茅gimen no puede mantener el statu quo o el inmovilismo pol铆tico actual, ya que es obvio que no puede conseguir su objetivo pol铆tico de ganar tiempo mediante el uso solamente de la represi贸n permanente.



Prever exactamente el futuro pol铆tico y sus consecuencias es imposible, pero no hay que despreciar el azar de los acontecimientos (cisne negro) ni la capacidad de las termitas que produzca la implosi贸n del r茅gimen dado el alto nivel de descomposici贸n, social, econ贸mico, religioso y pol铆tico de Nicaragua.



驴C贸mo podr铆a funcionar normalmente el pa铆s si la poblaci贸n vive en un estado de ebullici贸n sociopol铆tico permanente? Esto nos plantea que la relaci贸n entre el elevado nivel de rechazo de la gente a la dictadura y el reto de construir una direcci贸n pol铆tica que permita derrotarla sea el objetivo estrat茅gico inmediato a alcanzar.



Los que quieren dialogar con Ortega, en las condiciones actuales sin cambio alguno, tienen la esperanza de la mayor铆a de la poblaci贸n acepte una salida en fr铆o de la crisis actual. Los que quieren negociar con Ortega piensan que pueden obtener el apoyo de la mayor铆a de la poblaci贸n por la falta de un programa que los aglutine alrededor de una ruta pol铆tica que permita derrocar a la dictadura.



En cualquier caso, es evidente que hay una diferencia entre una situaci贸n en la que el discurso de la protesta se limita a rebelarse en peque帽os grupos aislados sin ning煤n programa de lucha que los coordine, por una parte y la situaci贸n en la que peque帽as organizaciones han hecho ya una acumulaci贸n de fuerzas con un programa de lucha, incluso si todav铆a representan una peque帽a minor铆a organizada. En este caso, lucha ser谩 m谩s f谩cil, una vez ca铆da la dictadura.



Por otra parte, la ausencia de un programa de lucha hace que la simple actividad y conciencia anti-dictatorial tenga efectos menos duraderos en la conciencia de la poblaci贸n y permite a los que patrocinan una salida al suave recuperar la hegemon铆a pol铆tica, a pesar de la gravedad de la ebullici贸n sociopol铆tica, debido al hecho que cientos de miles de ciudadanos que antes no hab铆an sido pol铆ticamente activos entraron, a partir del 2018, por primera vez a la arena pol铆tica y, por la falta de un programa m铆nimo de lucha, se orientaron y se orientan, en principio, hacia las fuerzas que propugnan el aterrizaje al suave como sucedi贸 en el 2018 y 2019.



La dictadura no puede parar el desvanecimiento sociopol铆tico que vive desde el 2018. Su hegemon铆a pol铆tica no la tiene acreditada por mucho tiempo, de all铆 la necesidad de adelantar las elecciones para ganar tiempo, disminuir su aislamiento internacional y evitar m谩s sanciones.



Existe un error en las presunciones de algunas personas en su creencia de que Ortega-Murillo est谩n m谩s fuertes. A mi juicio no comprenden el desarrollo del proceso de implosi贸n que el r茅gimen est谩 padeciendo. 脷ltimamente Ortega ha demostrado estar hu茅rfano de creatividad, ya no tiene la mejor mano a jugar y posici贸n de ser cabeza de mesa no est谩 garantizada.



La uni贸n de la oposici贸n se puede transformar como el equivalente a cisne negro para el r茅gimen, ya que la uni贸n de las diferentes corrientes de la oposici贸n demostrar铆a que esa uni贸n opositora no aspira 煤nicamente con tener un asiento en la mesa pol铆tica nacional, sino que ya quiere dirigir la mesa.



El manejo de una relaci贸n incrementalmente dif铆cil con la dictadura Ortega-Murillo ser谩 la prueba m谩s significativa de los hacedores de la pol铆tica de la oposici贸n en los meses por venir. La estrategia de la oposici贸n debe ser sumar y sumar a las distintas corrientes opositoras en una sola uni贸n.



* Oscar-Ren茅 Vargas  economista, soci贸logo e historiador. Luchador sandinista en la resistencia antisomocista. Particip贸 en el gobierno del FSLN tras el triunfo revolucionario de 1979. Con el tiempo asumi贸 una posici贸n cr铆tica e independiente desde posiciones democr谩ticas y socialistas. Autor de 36 libros y de numerosos art铆culos en diversos medios. Detenido en Managua, donde estaba clandestino; en noviembre de 2022 y encarcelado, es uno de los 222 presos pol铆ticos desterrados y desprovistos de su nacionalidad por la dictadura. (Redacci贸n Correspondencia de Prensa)



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La cultura pol铆tica del sandinismo



驴Cu谩ndo se puede 芦fechar禄 el rumbo autoritario de Daniel Ortega? 驴Se trata de una traici贸n a los principios de la revoluci贸n de 1979 en una deriva patrimonialista neobatistiana? 驴O m谩s bien hay que buscar las ra铆ces en el sandinismo original? Un repaso por el proceso sandinista, la contraofensiva de la Contra y el neosandinismo actual puede dar claves para pensar un r茅gimen cada vez m谩s dependiente de la 芦mano dura禄.



Gilles Bataillon *

Nueva Sociedad, abril-marzo 2023

https://nuso.org/

Traducci贸n de Gustavo Recalde



A nadie se le ocurrir铆a ver hoy en la forma en que ejerce el poder en Nicaragua la pareja formada por Daniel Ortega y Rosario Murillo algo diferente de un r茅gimen tir谩nico. En la derecha, es un caso cerrado desde hace mucho tiempo, lo que no excluye una tranquila aceptaci贸n de la prolongada colusi贸n de los sectores empresariales y una parte de la Iglesia cat贸lica con Ortega a lo largo de 11 a帽os (2007-2018). En la izquierda, diferentes familias pol铆ticas comprendieron que Nicaragua vive bajo un r茅gimen de terror. Finalmente, incluso los miembros de las izquierdas 芦radicales禄, que hasta hace poco fueron muy reacios a criticar las derivas totalitarias de los movimientos revolucionarios latinoamericanos, han decidido ya hablar sin rodeos de la 芦dictadura de Ortega-Murillo禄 y asumir la defensa de los presos pol铆ticos nicarag眉enses. No cabe sino celebrar este consenso en la denuncia de una tiran铆a cada d铆a un poco m谩s brutal e impopular. Queda por entender cu谩l es su forma pol铆tica. Seg煤n algunas cr铆ticas de antiguos compa帽eros de ruta de la revoluci贸n, tanto en el continente americano como en Europa, as铆 como de analistas de la pol铆tica nicarag眉ense, esta dictadura dar铆a cuenta de un proyecto de restauraci贸n de formas de dominaci贸n patrimonialista, similar a la ejercida por los Somoza entre 1936 y 1979. Cabe preguntarse, sin embargo, si esta 芦deriva autoritaria禄 de Ortega no es mucho m谩s antigua. En efecto, las praxis que son el centro de atenci贸n desde su regreso al poder en 2007, que han llegado a su paroxismo desde 2018, tienen sus or铆genes en los a帽os de la Revoluci贸n Sandinista. As铆, mi an谩lisis se centrar谩 sucesivamente en los hechos ocurridos desde 2018 y la din谩mica que revelan; luego, en la pertinencia de la comparaci贸n entre el patrimonialismo de los Somoza y las formas del poder de Ortega y Murillo; y, finalmente, en los lazos entre el sandinismo de la d茅cada de 1980 y la praxis del matrimonio Ortega-Murillo desde 2007.



2018-2023: el camino hacia la tiran铆a



De abril a fines de junio de 2018, Nicaragua vivi贸 una crisis que recuerda en muchos aspectos aquella que marc贸 el fin del r茅gimen somocista 40 a帽os atr谩s. Surgido de la ira por la inacci贸n del gobierno ante los incendios de la Reserva Biol贸gica Indio Ma铆z, y reavivado por el rechazo a un proyecto de reforma de la seguridad social, el movimiento de protesta se generaliz贸 y paraliz贸 el pa铆s durante tres meses. En pocos d铆as, no solo la juventud sino tambi茅n el empresariado, las iglesias, los movimientos feministas, los movimientos campesinos, los diferentes partidos rivales del Frente Sandinista de Liberaci贸n Nacional (fsln), los intelectuales y los artistas reclamaron la dimisi贸n del gobierno y la celebraci贸n de elecciones generales. Las manifestaciones reunieron a cientos de miles de personas en Managua y a decenas de miles en los departamentos. El pa铆s se llen贸 de barricadas. Se tomaron universidades y algunos barrios se proclamaron 芦territorios libres de la dictadura禄. Los activistas, en su mayor铆a j贸venes provenientes de los sectores populares, fueron protegidos, abastecidos y atendidos por la poblaci贸n, a veces poniendo en riesgo su vida. La Iglesia cat贸lica hizo lo propio. Las encuestas de opini贸n mostraron, mes a mes, que m谩s de dos tercios de la poblaci贸n deseaba la dimisi贸n de Ortega y Murillo. Lo m谩s notable fue la p茅rdida de eficacia simb贸lica del poder. Otrora imagen de estabilidad y de orden, en especial entre los sectores empresariales, el matrimonio Ortega-Murillo fue percibido a partir de entonces como la encarnaci贸n de la barbarie y el caos. El pa铆s fue presa de lo que los redactores de la revista Env铆o llamaron con gran acierto 芦insurrecci贸n c铆vica禄.



A partir de comienzos de julio, tras los intentos de negociaci贸n y el retiro del proyecto de reforma de la seguridad social, Ortega y Murillo optaron por una brutal represi贸n que quebr贸 al movimiento de protesta, pero consolid贸 un duradero rechazo de la poblaci贸n hacia ellos. En un pa铆s con unos seis millones de habitantes en 2008, de abril a junio m谩s de 300 personas fueron asesinadas y 2.000 resultaron heridas por los disparos de la polic铆a y los grupos de choque del FSLN Cientos de personas fueron detenidas, golpeadas, violadas, a veces sometidas a simulacros de ejecuci贸n y luego, en su mayor铆a, liberadas. Otras fueron detenidas y torturadas durante meses. Finalmente, cientos de personas, entre ellas l铆deres de movimientos sociales, en especial campesinos y estudiantes, fueron acusadas de 芦terrorismo禄 y de propiciar un 芦golpe de Estado禄, y condenadas a decenas de a帽os en prisi贸n. Estas medidas de terror fueron reivindicadas p煤blicamente por Ortega y Murillo. Miembros de la jerarqu铆a del FSLN y de la polic铆a desertaron, y algunos fueron asesinados. Ortega y Murillo denunciaron una conspiraci贸n organizada desde Estados Unidos por los nost谩lgicos de la Contra, el movimiento contrarrevolucionario de los a帽os 80, calificaron a la Iglesia cat贸lica de secta sat谩nica y llamaron 芦a defender la revoluci贸n por todos los medios禄. Al hacerlo, reintrodujeron el lenguaje del d铆ptico pueblo/enemigos del pueblo que hab铆a sido utilizado durante los a帽os de la revoluci贸n, especialmente cuando grupos de campesinos e ind铆genas, los futuros contras, se sublevaron para denunciar la pol铆tica agraria del r茅gimen y obligarlo a negociar, al comienzo sin ning煤n apoyo de EEUU.



De agosto a noviembre de 2018, seg煤n las palabras de Ortega y Murillo, lleg贸 el momento de 芦un regreso a la normalidad禄, que estuvo acompa帽ado por la represi贸n contra los l铆deres de la oposici贸n, los movimientos sociales y los medios de comunicaci贸n. Se despidi贸 de los hospitales p煤blicos a quienes hab铆an atendido a los manifestantes heridos. A partir de diciembre de 2018, lleg贸 la hora de las persecuciones mucho m谩s sistem谩ticas contra ong y 贸rganos de prensa independientes. El gobierno expuls贸 finalmente a la misi贸n de la Comisi贸n Interamericana de Derechos Humanos (cidh). Si bien el r茅gimen retom贸 las negociaciones a comienzos de 2019 y liber贸 a algunos prisioneros, esto no fue sino un simulacro. En efecto, a partir de mayo de 2021, se reiniciaron met贸dicamente las persecuciones contra todos los sectores de la oposici贸n, las ong, las universidades, los medios de comunicaci贸n independientes y la Iglesia cat贸lica. 41 destacados opositores fueron detenidos y acusados de 芦conspiraci贸n禄, 芦intento de golpe de Estado禄 y 芦lavado de dinero禄. Salvo algunas excepciones, los detenidos fueron encerrados en celdas de aislamiento y sometidos a torturas. Los principales partidos de la oposici贸n 鈥揅iudadanos por la Libertad (cxl) y Resistencia Nicarag眉ense (rn)鈥 y 39 ONG y asociaciones fueron disueltos, y sus bienes, confiscados por el Estado. En agosto de 2021, las fuerzas del orden ocuparon las alcald铆as en manos de la oposici贸n y todos los opositores fueron destituidos de sus funciones. El 8 de septiembre de 2021, tras la publicaci贸n de su novela Tongolele no sab铆a bailar (1), donde narra la represi贸n del levantamiento de 2018, Sergio Ram铆rez, vicepresidente de Ortega en la d茅cada de 1980 antes de convertirse en uno de sus m谩s firmes opositores, fue tambi茅n acusado de 芦lavado de dinero y de bienes [mal adquiridos]; menoscabo a la integridad nacional, (...) provocaci贸n y conspiraci贸n禄. Todos estos actos mostraron con claridad cu谩l ser铆a en adelante la estrategia de Ortega y Murillo: mantenerse en el poder sin preocuparse por las protestas de los nicarag眉enses y la comunidad internacional; celebrar, a cualquier costo, elecciones en noviembre de 2021 para asegurar su reelecci贸n y la elecci贸n de una c谩mara bajo su control y, con ello, tratar de recuperar su legitimidad.



En las elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, los 煤nicos autorizados a competir fueron, para los comicios presidenciales, el presidente y la vicepresidenta sandinistas en ejercicio, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, ambos candidatos a la reelecci贸n, adem谩s de cinco candidatos que no representaban ninguna amenaza. Para las elecciones en el Parlamento, solo pudieron presentarse los candidatos del FSLN y algunos provenientes de otros partidos que aceptaban el control del matrimonio Ortega-Murillo sobre el pa铆s. Los dem谩s candidatos de la oposici贸n que reclamaban una elecci贸n libre no pudieron competir. Preocupado por mostrar la adhesi贸n del pueblo nicarag眉ense al matrimonio gobernante, el Consejo Supremo Electoral (cse), en manos de miembros del fsln, false贸 las cifras de la participaci贸n en las elecciones, as铆 como las de los votos a favor del oficialismo. Seg煤n este organismo, concurri贸 a las urnas 65,6% de los electores. Ortega y Murillo, as铆 como sus candidatos a diputados, habr铆an obtenido 75,8% de los sufragios emitidos. Observadores independientes contradijeron estas estimaciones y calcularon que la abstenci贸n hab铆a sido de 81,6% y que los candidatos del FSLN, en el mejor de los casos, solo habr铆an obtenido 27% de los votos (2)



En 2022, tras asumir funciones Ortega y Murillo para su nuevo mandato, las persecuciones a la oposici贸n comenzaron otra vez con mayor intensidad. Las 41 personalidades detenidas durante los meses de mayo y junio de 2021 fueron juzgadas y condenadas a largas penas de prisi贸n (entre 7 y 13 a帽os) y a la p茅rdida de los derechos civiles. Todos sus procesos se instruyeron sin que los acusados tuvieran posibilidad alguna de organizar su defensa. Las pruebas presentadas para respaldar las acusaciones de 芦lavado de dinero禄 y de 芦conspiraci贸n contra la integridad nacional en perjuicio del Estado y de la sociedad禄 fueron falsificadas, a veces de manera muy grosera. Paralelamente a estos procesos, las medidas contra los medios de comunicaci贸n, las universidades privadas, las ONG y las asociaciones religiosas se multiplicaron. 896 fueron disueltas, sus bienes fueron confiscados y algunos de sus responsables, e incluso de sus miembros, fueron detenidos. En consecuencia, los l铆deres de la oposici贸n pol铆tica y de la sociedad civil se encuentran hoy encarcelados o exiliados.



En enero y febrero de 2023, los ataques contra la Iglesia cat贸lica se volvieron mucho m谩s sistem谩ticos. Desde luego, el gobierno ya hab铆a expulsado al nuncio apost贸lico, empujado al exilio a varios sacerdotes y a un obispo, cerrado la congregaci贸n de Hermanas de la Caridad, y encarcelado y procesado a una decena de sacerdotes. Esta vez, inici贸 un proceso contra el obispo de Matagalpa, Rolando 脕lvarez, detenido en mayo de 2022 y acusado de 芦conspiraci贸n禄 por sus cr铆ticas al gobierno en sus homil铆as. Finalmente, tambi茅n en enero, tres altos responsables de la polic铆a a cargo de las operaciones de represi贸n de las manifestaciones de 2018, bajo sospecha de querer desertar y exiliarse, fueron acusados de actos de corrupci贸n y detenidos.



La paradoja es que, debido tanto a las sanciones de EEUU y de los pa铆ses europeos como al repudio de la opini贸n p煤blica internacional, el matrimonio Ortega-Murillo decidi贸 en febrero liberar, quitarles la nacionalidad y expulsar a 222 prisioneras y prisioneros pol铆ticos, considerados 芦mercenarios禄. Es poco decir que este destierro de los l铆deres encarcelados a partir de mayo de 2021 y juzgados en 2022, y de muchos otros arrestados paralela o a veces anteriormente, es una indudable se帽al del acorralamiento del r茅gimen nicarag眉ense.



En s铆ntesis, aun tomando en cuenta esta liberaci贸n masiva de presos pol铆ticos, desde la represi贸n a la 芦insurrecci贸n c铆vica禄 de 2018, el matrimonio que gobierna Nicaragua no solo reprimi贸 met贸dicamente todas las manifestaciones y formas de oposici贸n, ignorando todas las leyes nicarag眉enses, sino que procedi贸 de facto y de jure a una verdadera abolici贸n del Estado de derecho que hab铆a sido instaurado en 1990.



Un nuevo tipo de tiran铆a



Muchos observadores retomaron el paralelismo trazado entre Somoza y el matrimonio Ortega-Murillo, haci茅ndose eco del eslogan de los manifestantes nicarag眉enses de abril-junio de 2018 que reclamaban su dimisi贸n y elecciones libres. Este punto de vista coincide en parte con el de Sergio Ram铆rez, Dora Mar铆a T茅llez y otros ex-sandinistas no menos importantes, como Henry Ruiz y M贸nica Baltodano. Todos ellos consideran que el regreso de Ortega al poder no es en absoluto la 芦segunda etapa de la Revoluci贸n Sandinista禄, sino el primer momento del intento de instaurar un poder din谩stico y patrimonialista. Ahora bien, el paralelismo entre los Somoza y los Ortega-Murillo 驴tiene fundamento? La tiran铆a de estos 煤ltimos 驴es similar a la de los primeros?



Varios hechos pueden alimentar esta interpretaci贸n. El primero es la intenci贸n de la familia Ortega-Murillo de apoderarse de los recursos del pa铆s, as铆 como de patrimonializar el aparato del Estado ubicando a sus hijos o familiares en puestos claves. Se trata al respecto de un proyecto 芦cleptocr谩tico禄 (3) que tiene m谩s de un rasgo en com煤n con el de los Somoza a lo largo de su reinado (1937-1979). Al igual que ellos, Ortega y su familia gozan de una de las fortunas m谩s grandes del pa铆s y multiplican en beneficio propio el sistema de sobornos y el uso de informaci贸n privilegiada. El otorgamiento en 2013 de una concesi贸n para la construcci贸n de un canal interoce谩nico a un consorcio chino 鈥揾kdn Nicaragua Canal Development鈥, en condiciones totalmente desventajosas para el pa铆s, as铆 como la participaci贸n en el saqueo de 谩reas protegidas de bosque primario como consecuencia de la multiplicaci贸n de las concesiones mineras, especialmente aur铆feras, y la tala ilegal de bosques tropicales, son hechos emblem谩ticos de esas pr谩cticas. Del mismo modo, la familia Ortega-Murillo y sus hijos est谩n acusados de actuar en connivencia con los traficantes de coca铆na que atraviesan el territorio nicarag眉ense para enviar su mercader铆a a M茅xico y luego a EEUU (4).



Finalmente, nadie ignora que Rosario Murillo sue帽a con suceder a su marido, quien seg煤n se sabe est谩 enfermo de lupus, y ver luego a uno de sus hijos heredar el poder para seguir gobernando el pa铆s. Las cosas son adem谩s tan evidentes que existe una serie de bromas que comparan al 煤ltimo de los Somoza y a su hijo, apodado El Chig眉铆n (el nene de pap谩), con el matrimonio Ortega-Murillo y sus propios hijos. Al igual que Anastasio Somoza Garc铆a (1937-1947, 1950-1956), Ortega supo pactar con los principales dirigentes pol铆ticos del pa铆s para perpetuarse en el poder, gracias a elecciones ama帽adas o fraudulentas, sin competidores reales, cooptando mediante prebendas a una parte de sus opositores pol铆ticos, el mundo empresarial y la jerarqu铆a cat贸lica. Si bien Somoza Garc铆a tambi茅n se hab铆a hecho fuerte gracias al control de las Fuerzas Armadas del pa铆s, Ortega logr贸 en cambio imponerse retomando las riendas del FSLN en la d茅cada de 1990, gracias a los recursos financieros ofrecidos por Muamar Gadafi. Luego sell贸 un pacto de impunidad y poder con el entonces presidente liberal Arnoldo Alem谩n (1997-2002). Este pacto busc贸 resolver las causas judiciales de ambos: en el caso de Alem谩n, sus denuncias de corrupci贸n; en el de Ortega, las denuncias p煤blicas de violaci贸n realizadas en 1998 por su hijastra Zoilam茅rica Narv谩ez. (La jueza sandinista a cargo del caso declar贸 la denuncia inadmisible. A pesar de esta decisi贸n, en 1999 Ortega debi贸 enfrentar una nueva denuncia, esta vez presentada ante la CIDH, y finalmente la denuncia fue retirada gracias a las presiones de Rosario Murillo sobre su hija). Mediante este pacto, ambos caudillos se repartieron, a la vista de todos, las instituciones del Estado, incluidas las de control. Alem谩n busc贸 paz social, garantizada por el FSLN, para su proyecto neoliberal, y una banca de diputado autom谩tica como ex-presidente tras su salida del poder en 2002, para mantener su inmunidad. Ortega, con m谩s provecho, se sirvi贸 del pacto para impulsar una reforma de las leyes electorales que le permitiera ser elegido presidente en primera vuelta con solo 35% de los votos emitidos, en la medida en que superara en cinco puntos porcentuales al segundo mejor posicionado, lo que finalmente ocurri贸 en 2006. Luego prohibi贸 que participaran en las elecciones, o manipul贸, a los partidos capaces de ejercer verdaderamente el papel de opositores, tanto en 2011 como en 2016. Realiz贸 adem谩s numerosos fraudes en esos tres escrutinios. Reform贸 la Constituci贸n para poder ser reelecto indefinidamente. Y, por 煤ltimo, organiz贸 una elecci贸n totalmente controlada por 茅l en 2021.



Esta comparaci贸n tiene la virtud de desacralizar al personaje de Ortega, al que se lo ve hoy como un tirano envejecido, brutal y rapaz. Pone adem谩s el acento en la represi贸n desplegada a partir de 2007, que alcanz贸 su paroxismo en 2018 y recuerda en muchos aspectos la de Somoza. Sin embargo, cabe introducir al respecto importantes distinciones entre el contexto en que tuvieron lugar las exacciones de los Somoza y aquel en el que act煤a el matrimonio Ortega-Murillo. Los primeros enfrentaron en reiteradas oportunidades acciones armadas de gran envergadura: demostraciones de fuerza de los conservadores apoyados por Costa Rica en 1947-1948 y de nuevo en 1959, el asesinato del fundador de la dinast铆a, Anastasio Somoza Garc铆a, en 1956, las acciones espor谩dicas del FSLN a partir de los a帽os 1960 y, finalmente, las insurrecciones de 1978 y 1979. Respondieron con una violencia que no se compara con la del matrimonio Ortega-Murillo. La represi贸n de la insurrecci贸n de septiembre de 1978 produjo entre 1.500 y 2.000 muertos. Finalmente, entre abril de 1979 y el 19 de julio del mismo a帽o, el pa铆s estuvo sumido en una verdadera guerra civil, que caus贸 al menos 10.000 v铆ctimas (5). En otras palabras, cualquiera haya sido la violencia desmesurada desplegada por la polic铆a y los paramilitares de Ortega, as铆 como las crueldades sufridas por las personas detenidas y las iniquidades de los procesos iniciados contra los opositores a partir de 2022, estamos muy lejos de la violencia desplegada por la Guardia Nacional somocista.



Pero este paralelismo entre el somocismo y el gobierno de Ortega y Murillo no deja de ser equ铆voco por otras razones: elimina un rasgo decisivo de la experiencia pol铆tica de estos dos 煤ltimos. Ortega y Murillo no son en absoluto h茅roes revolucionarios probos, a los que el regreso al poder y a sus beneficios habr铆a corrompido recientemente. Por el contrario, Ortega es un personaje clave en la transformaci贸n totalitaria de este proyecto inicialmente pluralista y no alineado, que signific贸 el derrocamiento de Somoza y la revoluci贸n del 19 de julio de 1979. En otras palabras, si tenemos que hacer la comparaci贸n entre el somocismo y el orteguismo, no podemos evitar un an谩lisis cr铆tico de los momentos totalitarios de la Revoluci贸n Sandinista en la d茅cada de 1980.



El regreso de los esquemas totalitarios



A falta de espacio para un extenso an谩lisis, recordemos brevemente los hechos. Es sabido que la aceptaci贸n del proyecto pol铆tico que se negoci贸 entre los diferentes componentes de la oposici贸n a Somoza a partir de 1978 y que permiti贸 su derrocamiento solo fue para la mayor铆a de los cuadros sandinistas una suerte de estratagema. Incluso antes de su llegada a Managua, su objetivo era imponer su hegemon铆a en el proceso revolucionario. El primer gesto emblem谩tico fue la designaci贸n de un quinto miembro en la Junta de Gobierno de Reconstrucci贸n Nacional (jgrn), Daniel Ortega, lo que permiti贸 a los sandinistas obtener la mayor铆a. Este prop贸sito no fue menos discernible en la voluntad de la direcci贸n nacional del fsln de establecer, a partir de 1979, su control sobre la polic铆a, pero tambi茅n sobre el ej茅rcito y la justicia, as铆 como sobre la gesti贸n de los bienes confiscados tanto en las zonas urbanas como rurales. Este apoderamiento del aparato del Estado estuvo acompa帽ado por un control met贸dico de los poderes sociales: los comit茅s surgidos durante la guerra civil, las asociaciones de mujeres y j贸venes, los sindicatos y las asociaciones profesionales; a esto se sum贸 la intenci贸n de poner bajo la tutela del poder revolucionario a los medios de comunicaci贸n y las iglesias. Esta fagocitaci贸n de las instituciones y de la sociedad estuvo acompa帽ada por la persecuci贸n y la expulsi贸n, a veces muy brutales, de sus antiguos aliados. Desde este punto de vista, algunas fechas son emblem谩ticas: la reuni贸n de cuadros sandinistas de agosto de 1979, la llamada Asamblea de las 72 horas, en la que se dieron consignas en este sentido; la reforma en diciembre de 1979 del gabinete ministerial, del que fueron expulsados todos los ministros no sandinistas en beneficio ya sea de miembros de la direcci贸n nacional del FSLN, que constituyeron inmediatamente el poder real en el pa铆s, o de figuras confiables; y, finalmente, la ampliaci贸n del Consejo de Estado en mayo de 1980, con el fin de otorgar una mayor铆a a los sandinistas, que hasta entonces deb铆an transigir en minor铆a con los dem谩s actores de la revoluci贸n. Paralelamente, a partir del segundo semestre de 1979, los sandinistas decidieron aliarse con el bloque sovi茅tico. Esta decisi贸n no fue en absoluto forzada por la pol铆tica de EEUU, que buscaba obstaculizar el proyecto original de la revoluci贸n. Por el contrario, el gobierno de Jimmy Carter no solo tuvo numerosos gestos amistosos hacia la revoluci贸n, sino que brind贸 una ayuda sustancial al pa铆s (6).



La imposici贸n de este proyecto dictatorial estuvo acompa帽ada por el otorgamiento de numerosos privilegios a los nuevos cuadros del r茅gimen: veh铆culos, viviendas y personal de servicio, tiendas de bienes de consumo. Si bien los responsables sandinistas y sus aliados no se convirtieron en propietarios de los bienes muebles o inmuebles que utilizaban, algunos se lanzaron a partir de 1979 a pr谩cticas de desv铆os de fondos y a la creaci贸n de verdaderos botines en bancos extranjeros. Este sentido del 芦bot铆n禄 en beneficio de la nueva clase dirigente se confirm贸 a lo largo de los a帽os 80 y fue evidente durante la derrota electoral de los sandinistas en 1990. Uno de los 煤ltimos gestos de los parlamentarios de este grupo fue aprobar leyes que autorizaban c贸modas transferencias de propiedades en beneficio de los sandinistas, la famosa 芦pi帽ata禄.



De esta manera, en 12 meses, de agosto de 1979 a julio de 1980, los sandinistas impusieron la hegemon铆a de su partido y de su aparato burocr谩tico, as铆 como ciertos h谩bitos de prevaricaci贸n en su beneficio. Paralelamente, desde los primeros momentos de la revoluci贸n de 1979, Ortega se convirti贸 en un aprendiz de dictador.



Esto significa que las formas dictatoriales y prevaricadoras de hoy deben relacionarse con las de los a帽os 80. La caza de brujas que lanz贸 Ortega contra los medios de comunicaci贸n independientes, las ONG y los movimientos feministas a partir de 2008 (7) y su pol铆tica de terror contra la oposici贸n a partir de 2018 se asemejan en muchos aspectos a las acciones del FSLN contra sus opositores en los a帽os 80. En efecto, debe recordarse la persecuci贸n que sufri贸 r谩pidamente el diario La Prensa, cuya publicaci贸n se prohibi贸 en abril de 1980 y, de manera reiterada, hasta septiembre de 1981. Luego fue sometido a censura previa y se prohibi贸 su publicaci贸n en 1985, hasta los acuerdos de paz de 1987, cuando se lo autoriz贸 nuevamente. Del mismo modo, las radios privadas fueron, paulatinamente, prohibidas en 1983, y reci茅n pudieron retomar sus emisiones en 1987. Los ataques contra los medios de comunicaci贸n independientes, en primer lugar contra Confidencial, en 2008, y a partir de 2018, contra pr谩cticamente todos los dem谩s, llevan indudablemente a pensar en las pr谩cticas de esos a帽os 80. Debe recordarse tambi茅n que, a partir de enero de 1980, diferentes partidos rivales del FSLN, primero grupos trotskistas y mao铆stas y luego los llamados partidos 芦burgueses禄, vieron al mismo tiempo c贸mo sus miembros eran amenazados con agresiones por los sandinistas, y en algunos casos, lisa y llanamente prohibidos. Las formas de persecuci贸n a partidos rivales del FSLN, a organizaciones de la sociedad civil y a la Iglesia cat贸lica recuerdan nuevamente los m茅todos utilizados durante los a帽os 80. No se dud贸 en recurrir a los montajes policiales y judiciales m谩s inveros铆miles, as铆 como a las calumnias e intimidaciones m谩s abyectas.



Otro ejemplo muy elocuente es la violencia totalmente desproporcionada de la polic铆a, del fsln y de sus grupos de choque contra los opositores. Estas acciones recuerdan las utilizadas contra aquellos que, como los miembros del Movimiento Democr谩tico Nicarag眉ense de Alfonso Robelo, intentaron protestar contra el control de la revoluci贸n por el fsln a comienzos de 1980, o incluso contra los ind铆genas miskitos en la misma 茅poca. Del mismo modo, algunos asesinatos de dirigentes campesinos locales que protestaban contra el proyecto del canal o de miskitos que denunciaban la invasi贸n de sus tierras por parte de los colonos, as铆 como algunos casos de torturas o asesinatos en dependencias policiales, est谩n en l铆nea con los cometidos 30 a帽os atr谩s contra los campesinos y los indios sospechados de pertenecer a los contras, o los sindicalistas independientes que rechazaban el control de los nuevos sindicatos sandinistas.



Tambi茅n el giro que tomaron las elecciones en 2011, 2016 y 2021 tiene m谩s de un rasgo en com煤n con las elecciones de 1984. Recordemos que estas 煤ltimas no fueron de ning煤n modo concebidas por los sandinistas como elecciones competitivas y pluralistas que permitieran una alternancia en el poder. Se organizaron para contrarrestar la ofensiva militar de la Contra, apoyada por EEUU y dar la sensaci贸n a los pa铆ses europeos y latinoamericanos de que, a帽o tras a帽o, los sandinistas retomaban las promesas originales de la revoluci贸n: pluralismo y no alineamiento. Precisemos tambi茅n que, en 1984, bajo la presi贸n de Washington, el grueso de la oposici贸n hab铆a tomado la decisi贸n m谩s que err贸nea de no participar en las elecciones y apostar al hecho de que la oposici贸n armada terminar铆a ganando de un modo u otro. Pero no olvidemos de qu茅 manera el FSLN multiplic贸 entonces los obst谩culos y las amenazas a algunos partidos que se hab铆an presentado valientemente contra ellos. Pensemos en la presi贸n ejercida sobre los electores, a trav茅s de los Comit茅s de Defensa Sandinistas 鈥撀玪os ojos y o铆dos de la revoluci贸n禄, seg煤n el eslogan de la 茅poca鈥, as铆 como el relleno de urnas en muchos lugares, lejos de los observadores internacionales, con votos sandinistas, o incluso en la movilizaci贸n de los recursos del Estado para las operaciones de propaganda del Frente. En muchos aspectos, la estrategia desplegada por el FSLN a partir de las elecciones municipales de 2008, y luego en todas las elecciones que siguieron, fue similar.



Se ofrec铆a una imagen de elecciones pluralistas, mientras que la alternancia era considerada inaceptable por Ortega y su c铆rculo cercano. De esta manera, los sandinistas, desde los magistrados del cse hasta los activistas que controlaban las mesas electorales, compitieron en ingenio para organizar el fraude. Poco a poco, se les prohibi贸 a los partidos por fuera del sandinismo presentar candidatos. Los dirigentes pol铆ticos rivales fueron total o parcialmente comprados o extorsionados. A los electores que podr铆an no votar por el Frente se les negaron sus documentos de votaci贸n. Se llenaron las urnas. Y, finalmente, se hizo fraude en el recuento de votos emitidos. Ya en 2021, el matrimonio Ortega-Murillo convirti贸 las elecciones en un ritual de aclamaci贸n totalitaria.



Contra este razonamiento, podr铆a objetarse que, en 1990, Ortega, entonces presidente de la Rep煤blica y candidato a su propia sucesi贸n, no solo decidi贸 celebrar elecciones competitivas, sino que reconoci贸 su derrota frente a Violeta Barrios de Chamorro. Los hechos son irrefutables. Pero hay que entender que los sandinistas no ten铆an entonces muchas opciones. Si bien, a pesar del apoyo de EEUU, los contras hab铆an sido incapaces de vencer militarmente, los da帽os provocados por la guerra y el embargo estadounidense fueron considerables. El pa铆s estaba al borde de la quiebra. Adem谩s, los sovi茅ticos, entonces en plenas negociaciones con Ronald Reagan, hab铆an advertido a los dirigentes nicarag眉enses que no podr铆an seguir financiando a Nicaragua. Estos 煤ltimos aceptaron tanto los acuerdos regionales de paz propuestos por los presidentes de Costa Rica y Guatemala como el principio de negociaciones con los contras. Restablecieron as铆 todas las libertades fundamentales suspendidas debido al Estado de emergencia. Prometieron finalmente celebrar elecciones competitivas. Persuadidos de que las ganar铆an, y de que al hacerlo fortalecer铆an su legitimidad, quedaron estupefactos al perderlas. No tuvieron en consecuencia otra alternativa que respetar el veredicto bajo pena de devolver toda su legitimidad a la acci贸n de los contras con los cuales hab铆an firmado un alto el fuego. Tal como lo explic贸 Henry Ruiz, si hubieran sabido que pod铆an perder esa elecci贸n, habr铆an tenido 芦un plan b para organizar el fraude a su favor禄 y no habr铆an aceptado abandonar el poder (8). Hoy, con el apoyo de Rusia y de China, Ortega y Murillo han optado por la estrategia de la fuga hacia adelante.



Es importante entender c贸mo surgieron los esquemas totalitarios durante los a帽os 80 y c贸mo resurgen hoy. El poder gobernante pretende encarnar a una sociedad liberada de todo conflicto: econ贸mico, social, pol铆tico, cultural o religioso. No existe otro conflicto que el del Pueblo, encarnado otrora por el FSLN y sus organizaciones de masas y actualmente por el matrimonio presidencial, frente a sus enemigos. Estos enemigos del Pueblo se conciben como g茅rmenes de la disoluci贸n del orden social. La diferencia es que, en los a帽os 80, el Frente Sandinista y su direcci贸n nacional retomaban de manera muy expl铆cita las met谩foras totalitarias de la creaci贸n del 芦hombre nuevo禄, de un 煤nico Pueblo, de un sentido de la historia que ellos estaban encarnando, mientras que hoy el matrimonio Ortega-Murillo muestra im谩genes muy degradadas de ello que recuerdan las ofrecidas por el matrimonio Ceau葯escu antes de su ca铆da. Si bien las apariciones p煤blicas de Ortega son muy contadas y se reservan para las grandes ocasiones, Rosario Murillo habla en televisi贸n todos los d铆as. Anuncia al mediod铆a las principales medidas tomadas por el gobierno vali茅ndose de una ret贸rica que combina creencias esot茅ricas y m铆stica cristiana revolucionaria. Sus expresiones cristianas 鈥捖獹racias a Dios禄, 芦Dios mediante禄, 芦primero Dios禄鈥 son formas de presentarlos a ella y a su marido como mediadores ineludibles entre los poderes del m谩s all谩 y los nicarag眉enses. Si bien esta ret贸rica linda a menudo con el rid铆culo, refleja sin embargo la intenci贸n de este matrimonio de erigirse al mismo tiempo en dirigentes que est谩n por encima del pueblo, pero tambi茅n en la encarnaci贸n de la esencia del Pueblo y de la familia nicarag眉enses.



La dificultad para pensar el totalitarismo



Resta comprender por qu茅 es tan dif铆cil pensar la tiran铆a ejercida hoy por el matrimonio Ortega-Murillo bajo el prisma del totalitarismo, y m谩s a煤n, mostrar c贸mo estas formas totalitarias abrevan en parte en los diez a帽os de la Revoluci贸n Sandinista. El contexto en el cual surgi贸 esta revoluci贸n, as铆 como el entusiasmo que suscit贸, contribuyeron ciertamente a una forma de ceguera al respecto, indudablemente en las filas de la izquierda, pero tambi茅n en las de la derecha. En 1979, la primera ven铆a de sentirse muy decepcionada por el descubrimiento de las atrocidades cometidas por los jemeres rojos en Camboya y la huida masiva de los boat people vietnamitas. Adem谩s, desde el caso Padilla en 1971, la estrella de la Revoluci贸n Cubana indudablemente se hab铆a opacado. La Revoluci贸n Sandinista ven铆a a satisfacer un deseo, y m谩s a煤n quiz谩s, una necesidad de creer en una posible revoluci贸n que defendiera a la vez la igualdad y la libertad socialista. El impulso de solidaridad y los llamados a la acci贸n que lo acompa帽aban prove铆an buenas coartadas para no preguntarse sobre cuestiones planteadas por los reg铆menes totalitarios surgidos en el Sudeste asi谩tico. Por qu茅 y c贸mo hab铆an podido surgir burocracias totalitarias durante la guerra contra el imperialismo estadounidense y sus 芦reg铆menes fantoches禄 en el Sudeste asi谩tico eran preguntas silenciadas. La derecha, tanto en los pa铆ses centrales como en Am茅rica Latina, al igual que la burgues铆a empresarial nicarag眉ense, solo juzg贸 la situaci贸n seg煤n un supuesto 芦realismo禄. Los sandinistas eran vistos como los nuevos Somoza que 芦sostendr铆an禄 el pa铆s y permitir铆an continuar haciendo negocios en un clima de estabilidad. Poco importaba la fecha de futuras elecciones, menos a煤n la libertad de asociaci贸n, sobre todo si permit铆a un sindicalismo independiente. Hab铆a que pactar con ellos, y de ning煤n modo preguntarse por la inmediata represi贸n a los movimientos trotskistas o mao铆stas, as铆 como a los sindicalistas comunistas. EEUU solo ten铆a en mente consideraciones geopol铆ticas. Tal como lo explic贸 crudamente Jeane Kirkpatrick, EEUU estaba dispuesto a conformarse con un comunismo al estilo chino, mundo totalitario si los hay, o al estilo yugoslavo, donde Tito hab铆a sido muy duro con sus opositores, en la medida en que los sandinistas limitaran estrictamente sus acciones a su pa铆s y 芦no exportaran la subversi贸n禄 (9).



Otra dificultad se relaciona con la ceguera de aquellos que, tras haber apoyado la Revoluci贸n Sandinista en sus comienzos, sin poder ver sus problemas de origen, dieron muestras de una admirable solidaridad con los ex-sandinistas convertidos en opositores a Ortega y Murillo, muchos de ellos detenidos en condiciones atroces: Dora Mar铆a T茅llez, V铆ctor Hugo Tinoco o Hugo Torres, fallecido recientemente en la c谩rcel; y otros exiliados, como Sergio Ram铆rez o Carlos Fernando Chamorro, o encerrados en sus casas en Nicaragua, como Henry Ruiz y Mois茅s Hassan. Estas figuras son vistas, con raz贸n, como heroicas. Sin duda alguna, todas generan admiraci贸n. Resta tambi茅n comprender qu茅 aggiornamento pol铆tico realizaron todos ellos tras su derrota electoral en 1990. Cuestionaron los dogmas que hab铆an sido suyos sobre la revoluci贸n y sobre la figura de un 煤nico Pueblo encarnada por una direcci贸n revolucionaria. Reconocieron las virtudes del pluralismo y el debate democr谩tico y le dieron la espalda a la asimilaci贸n de toda forma de oposici贸n a figuras de la contrarrevoluci贸n. En 2021, la decisi贸n del Movimiento Renovador Sandinista de adoptar un nuevo nombre, Uni贸n Democr谩tica Renovadora (Unamos), y de destacar la noci贸n de democracia es un signo elocuente de esta metamorfosis. Este aggiornamento tambi茅n estuvo acompa帽ado por una nueva mirada sobre la d茅cada de 1980. Estos ex-sandinistas conservan la nostalgia del entusiasmo de los primeros d铆as de la revoluci贸n, aunque reconocen que, si bien hab铆an preconizado la divisi贸n de poderes, la democracia, la econom铆a mixta y el no alineamiento, construyeron conscientemente un r茅gimen de partido 煤nico alineado con el bloque sovi茅tico. Mejor a煤n, reflexionaron sobre los efectos catastr贸ficos del rechazo a toda cr铆tica y de su asimilaci贸n a intenciones contrarrevolucionarias. En resumen, encontraron el camino de aquellos revolucionarios 鈥扲osa Luxemburgo o el joven Trotsky鈥 que supieron discernir tempranamente en la matriz del leninismo los fundamentos de una nueva forma de dictadura del Comit茅 Central sobre el Partido, y del Partido sobre la sociedad. Tambi茅n se vincularon a reflexiones sobre el totalitarismo al entender c贸mo el FSLN hab铆a sido concebido como un 贸rgano que pretend铆a ser a la vez el Estado y la sociedad y que asimilaba toda oposici贸n a la figura del enemigo. 脷nicamente tomando en serio las cr铆ticas planteadas por estos sandinistas convertidos en dem贸cratas podremos no solo comprender la naturaleza de la tiran铆a ejercida por el matrimonio Ortega-Murillo sino, al hacerlo, combatirla.



* Gilles Bataillon, soci贸logo e investigador del Centro de Estudios Sociol贸gicos y Pol铆ticos Raymond Aron de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (CESPRA-EHESS), Par铆s, y profesor afiliado a la Divisi贸n de Historia del Centro de Investigaci贸n y Docencia Econ贸micas (CIDE), Ciudad de M茅xico. Es codirector de la revista Probl猫mes d鈥橝m茅rique Latine. Public贸 varios libros, entre ellos G茅nesis de las guerras intestinas en Am茅rica central (1960 -1983) (FCE, Ciudad de M茅xico, 2008) y Cr贸nica de una guerrilla (Nicaragua, 1982-2007) (CIDE / CEMCA, Ciudad de M茅xico, 2016).



Notas



1) Alfaguara, Ciudad de M茅xico, 2021.

2) 芦Daniel Ortega obtuvo 27% de votos, y no el 75%, seg煤n encuesta de CID Gallup禄 en Confidencial, 21/12/2021.

3) El t茅rmino fue acu帽ado y utilizado por los miembros de la comisi贸n bipartidista presidida por Henry Kissinger para designar el r茅gimen de Somoza en su informe sobre Am茅rica Central publicado en 1984.

4) Respecto a la importancia creciente del narcotr谩fico en Centroam茅rica, v. Roberto Orozco: 芦El narcotr谩fico ya ha desarrollado mucho m煤sculo y est谩 generando mucho dinero禄 en Env铆o No 365, 8/2012; Red Centroamericana de Pensamiento e Incidencia: 芦El lavado de dinero: un desaf铆o a la seguridad regional禄 en Env铆o N掳 377, 8/2013; R. Orozco: 芦El narcotr谩fico est谩 ya incrustado en la pol铆tica y en la econom铆a de Am茅rica Latina禄 en Env铆o No 453, 12/2019.

5) Shirley Christian, citando las estimaciones de la Cruz Roja nicarag眉ense, contabiliza unos 10.000 muertos, 90% de ellos civiles, entre 1978 y el 19 de julio de 1979. Ver S. Christian: Nicaragua: Revolution in the Family, Random House, Nueva York, 1985, p. 117. Otros autores brindan estimaciones mucho m谩s altas, 40.000 e incluso 50.000 muertos, sin mencionar en general las fuentes en las cuales se basan.

6) El documento de las 72 horas puede consultarse en www.mediafire.com/file/gm3tymcnuuu/72horas-peque.pdfdans. Para un desarrollo m谩s amplio de este momento de la revoluci贸n y mayores referencias bibliogr谩ficas, v. G. Bataillon: 芦L鈥檃n i de la r茅volution sandiniste禄 en Probl猫mes d鈥橝m茅rique Latine No 116, 2020.

7) Sobre estos acontecimientos y su contexto, v. las cr贸nicas y los art铆culos publicados en la revista Env铆o, disponibles en l铆nea.

8) Entrevista incluida en la pel铆cula de Clara Ott y G. Bataillon: Nicaragua, une r茅volution confisqu茅e, 2013.

9) Bernard Guetta: 芦鈥楯e peux imaginer au Nicaragua un r茅gime de communisme national鈥, nous d茅clare Mme Kirkpatrick禄 en Le Monde, 1/3/1985.



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La infamia del Foro de San Pablo



Ernesto Herrera

Correspondencia de Prensa, 20-7-2018

https://correspondenciadeprensa.com/?s=infamia+foro



Julio 2018, La Habana. Podio de jefes de Estado. Miguel D铆az Canel, Ra煤l Castro, Nicol谩s Maduro, Evo Morales, Salvador S谩nchez Cer茅n. Inaugurando las sesiones del XXIV Foro de San Pablo (FSP). Cumbre anual del progresismo latinoamericano.



Centenares de delgados, invitados y observadores de 53 pa铆ses colman el Palacio de las Convenciones. Representantes de partidos y de frentes. Muchos parlamentarios, funcionarios, administradores, expertos. Beneficiarios de una 鈥渃ultura de gobierno鈥.



Homenajes a Fidel y Ch谩vez, 鈥減r贸ceres de la independencia latinoamericana y gu铆as para las corrientes progresistas de la regi贸n鈥.



Reclamos de libertad para el expresidente Lula, preso en Curitiba. Saludos a la victoria de Andr茅s Manuel L贸pez Obrador en M茅xico.



El presidente designado, D铆az Canel, advierte con tono en茅rgico: 鈥渆l ascenso de la derecha hace necesario volver al ideario de Fidel鈥.



La presidenta derrocada por un golpe de Estado, Dilma Rousseff, resalta el legado: 鈥淔idel cuidaba de su pueblo y al mismo tiempo se preocupaba por la suerte de otras naciones鈥. (1)



El presidente sucesor, Nicol谩s Maduro, recita la partitura: 鈥渕ientras haya imperialismo en Estados Unidos, aunque est谩 en decadencia, habr谩 conspiraci贸n, habr谩 intriga contra los gobiernos progresistas鈥. Su colega, el presidente Evo Morales, se帽ala el enemigo principal: Donald Trump.



El embajador saharahui en Nicaragua, Suliman Salem, declama: 鈥渁qu铆 recabamos apoyos y canalizamos la solidaridad mundial de la izquierda鈥.



En tanto, no tan lejos del c贸modo Palacio, en Nicaragua, la insurrecci贸n popular persiste. Estudiantes, trabajadores, campesinos, intelectuales, m茅dicos, periodistas, comunidades barriales. Jug谩ndose la vida, sin portar armas letales, en defensa de la libertad. Tranques, paros c铆vicos, masivas manifestaciones. Reafirmando el coraje democr谩tico del pueblo de Sandino.



Enfrentan al r茅gimen de Ortega-Murrillo. No los doblega la estela de terror. Escuadrones paramilitares. Centenares de asesinatos, desapariciones, presos pol铆ticos. Invasi贸n de universidades y hospitales. Masacres en Managua, Masaya, Le贸n, y otras ciudades. Persecuci贸n a hist贸ricos luchadores antisomocistas y comandantes guerrilleros, fundadores del FSLN.



Los delegados foristas no se distraen. Es otra de las tantas 鈥渙peraciones reaccionarias de la derecha鈥. Siguen deliberando. Finalmente, aprueban por 鈥渃onsenso鈥 la propuesta del Grupo Trabajo. (2) Consienten la infamia.



La Declaraci贸n de La Habana no admite matices:  鈥淩echazamos de forma en茅rgica la pol铆tica intervencionista de los Estados Unidos en los asuntos internos de la Nicaragua sandinista, pa铆s en el que se est谩 implementando la f贸rmula que viene siendo aplicada por el imperialismo norteamericano a los pa铆ses que no responden a sus intereses hegem贸nicos, causando violencia, destrucci贸n y muerte mediante la manipulaci贸n y la acci贸n desestabilizadora de los grupos terroristas de la derecha golpista, que boicotean la b煤squeda del di谩logo, el cual constituye el mejor camino para superar la actual crisis y alcanzar la paz, lo que es indispensable para la continuaci贸n del proceso de transformaciones sociales impulsado por el FSLN desde el gobierno presidido por el Comandante Daniel Ortega y que ha reducido de manera notable la pobreza y la desigualdad social en ese hermano pa铆s鈥. (3)



En un par谩grafo, las 鈥渞azones de Estado鈥 del campo progresista. Como blindaje del r茅gimen amigo. Se trata de 鈥渁suntos internos鈥. No importan las causas pol铆ticas y econ贸micas de 鈥渓a crisis actual鈥. Mucho menos sus consecuencias: el avasallamiento de las libertades y la destrucci贸n social.



Las 鈥渞azones de Estado鈥 como excusa c贸mplice. Legitimando a los escuadrones criminales de la dictadura. Avalando, de hecho, la pena de muerte extrajudicial como m茅todo sistem谩tico de represi贸n pol铆tica y social. Despreciando las m煤ltiples razones democr谩ticas de la rebeli贸n popular.



En La Habana, el anillo de maridajes burocr谩ticos y de oportunismos pol铆ticos, traspas贸 la l铆nea infranqueable. Las 鈥渁finidades ideol贸gicas鈥 del lado contrarrevolucionario. Enterrando, nuevamente, el valor intercambiable del humanismo solidario, internacionalista, socialista.



Ninguna confusi贸n. Como pieza medular del FSP, como 鈥渞eferencia hist贸rica del antiimperialismo鈥, la direcci贸n castrista tiene una m谩xima responsabilidad. Volviendo a imponer su 鈥渁utoridad revolucionaria鈥 en el per铆metro de 鈥渇uerzas compa帽eras鈥.



Esta vez, para alinearlas en torno del terrorismo de Estado en Nicaragua. Aun si prescinda de todas esas 鈥渇uerzas compa帽eras鈥 a la hora de tomar decisiones estrat茅gicas (pol铆ticas, econ贸micas, diplom谩ticas), que convienen a los particulares intereses 鈥済eopol铆ticos鈥 del Partido-Estado.



Curioso. Mejor dicho: indecente. Porque la mayor铆a de los partidos y frentes del FSP se adaptan, en sus pa铆ses, al pluripartidismo, la alternancia electoral, la separaci贸n de poderes, la gobernabilidad instituida, la libertad de prensa, el respeto a los derechos humanos. Es decir, suscriben, estrictamente, las reglas b谩sicas de la 鈥渄emocracia formal鈥 burguesa.

Una pintura n铆tida del doble rasero progresista. Indefendible.



***



Julio 1992, Managua. III Encuentro del Foro de San Pablo. El FSLN en la oposici贸n. Gobierna Violeta Chamorro.



Entre los principales invitados, Ernest Mandel, hist贸rico dirigente de la IV Internacional. La prensa sandinista (El Nuevo Diario, Managua, 19-7-92) comenta a prop贸sito de su intervenci贸n: 鈥淢andel, ante los representantes de los diversos partidos pol铆ticos latinoamericanos y de Europa, exhibi贸 recursos que al parecer no estaban en la agenda. Ello motiv贸 a sentarse a reflexionar sobre las cuestiones que planteaba鈥. Recomendando 鈥渄esamarrar los nudos pol铆ticos que atascan las ideas, el testimonio de uno de los m谩s destacados marxistas del siglo XX鈥, sirvi贸 鈥減ara descorrer un poco las cortinas de la incertidumbre para que el sol entrara, quiz谩s por primera vez, en la izquierda latinoamericana鈥.



En dos par谩grafos, los principios revolucionarios, las ideas socialistas, el programa de lucha: 鈥淟a tarea principal de los socialistas-comunistas, es la de restaurar la credibilidad del socialismo en la conciencia y en la sensibilidad de millones de hombres y mujeres. Esto ser谩 irrealizable si no tiene como punto de partida las principales preocupaciones de esas masas. Todo modelo alternativo de pol铆tica econ贸mica, debe incluir esas propuestas, deben ser aquellas que ayuden en el modo m谩s concreto y m谩s eficaz a las masas a luchar de manera exitosa por sus necesidades.



Podemos formularlas de un modo casi b铆blico; eliminar el hambre, vestir a los desnudos, dar vivienda digna a todos, salvar la vida de los que mueren por falta de protecci贸n m茅dica posible, generalizar el acceso gratuito a la cultura por la eliminaci贸n del analfabetismo, universalizar las libertades democr谩ticas, los derechos humanos, eliminar la violencia represiva en todas sus formas鈥. (4)



Evidente. Los 鈥渞ecursos鈥 expuestos por Mandel, no estaban 鈥渇uera de agenda鈥. Planteaban acciones desde una perspectiva anticapitalista. Lo que ya no era preocupaci贸n de la izquierda all铆 reunida.

Las cortinas siguieron plegadas, y el sol sin entrar. La incertidumbre estrat茅gica dio paso al 鈥渞ealismo pol铆tico鈥.



Diez a帽os m谩s tarde, Roberto Regalado, miembro del Grupo de Trabajo, dirigente del Partido Comunista de Cuba, describ铆a el encuentro de Managua en 1992, como la m谩xima expresi贸n de una 鈥渃risis de infancia鈥. El punto de inflexi贸n, a partir del cual se impondr铆an las definiciones de 鈥渁ntiimperialista鈥 y 鈥渁ntineoliberal鈥. Sin las pretensiones de una nueva Internacional con programa socialista. Al contrario, un Foro plural, con la cabeza puesta en la gesti贸n de Estado. (5)



Para 1997, los partidos foristas ya ten铆an cerca del el 30% de los parlamentarios de Am茅rica Latina y gobernaban importantes alcald铆as. La 鈥渆strategia de aproximaci贸n al poder鈥 se reciclaba en la v铆a electoral.



En 2001, cuando el Partido de los Trabajadores y el Frente Amplio se acercaban imparables al poder, el 鈥渁ntiimperialismo鈥 y el 鈥渁ntineoliberalismo鈥 se dilu铆an en el programa neo-desarrollista. Entendido, seg煤n Aloizio Mercadante, como 鈥減royecto estrat茅gico鈥 de la izquierda. Como 鈥渦na etapa de transici贸n del modelo liberal hacia el mercado de consumo de masas鈥, en el 鈥渃ambio del dispositivo de redistribuci贸n en el seno del mercado interno鈥.(6)



El progresismo iniciaba su camino de 鈥渃ultura de gobierno鈥. La crisis neoliberal y la insurgencia de masas de los a帽os 2000-2003 en Am茅rica del Sur, lo encontraron preparado: como restaurador del orden del capital y garante de la 鈥渘ormalizaci贸n鈥 institucional.



***



Julio 1990, San Pablo. Encuentro fundacional del Foro de San Pablo. Organizado por el Partido de los Trabajadores. Sin jefes de Estado. Un Lula barbado, con estampa de sindicalista, recibe a los invitados. Ning煤n Palacio. Apenas el discreto Hotel Danubio, desaparecido hace mucho tiempo. Carteles pintados a mano. Fotos en blanco y negro.



Representantes de 48 partidos y frentes de izquierda de 13 pa铆ses. Dirigentes pol铆ticos y luchadores sociales en su mayor铆a. Pocos parlamentarios o funcionarios.



Los 鈥渘i帽os perdidos鈥, al decir de Eduardo Galeano, se reencuentran. Fidel Castro apoya la iniciativa. La 鈥渞etaguardia estrat茅gica鈥 se derrumba en la URSS y Europa del Este. En Am茅rica Latina el neoliberalismo ataca y destruye derechos sociales. Las privatizaciones se expanden. El Consenso de Washington como paradigma del fundamentalismo de mercado.



Poco antes, febrero de 1989, los sandinistas hab铆an perdieron el poder.



Se debaten los m茅todos de lucha, las opciones institucionales, la estrategia de poder popular. La cr铆tica al estalinismo en voz alta. Se reivindica un socialismo democr谩tico. La Declaraci贸n de San Pablo resume las intenciones: 鈥淢anifestamos, por ello, nuestra voluntad com煤n de renovar el pensamiento de izquierda y el socialismo, de reafirmar su car谩cter emancipador, corregir concepciones err贸neas, superar toda expresi贸n de burocratismo y toda ausencia de una verdadera democracia social y de masas. Para nosotros, la sociedad libre, soberana y justa a la que aspiramos y el socialismo no pueden ser sino las m谩s aut茅ntica de las democracias y la m谩s profunda de las justicias para los pueblos鈥.



Y contin煤a, 鈥渦n compromiso activo con la vigencia de los derechos humanos鈥 y 鈥渓a primac铆a de valores sociales, basados en la solidaridad鈥. (7)



El contraste con La Habana es chocante.



De por medio, las 鈥渞azones de Estado鈥. El manejo venal de las arcas p煤blicas. La institucionalizaci贸n de la lucha social. El cerrojo del 鈥渃ambio posible鈥.



Las 鈥渞eformas estructurales鈥 que pasaron al olvido; reforma agraria, reforma urbana, nacionalizaci贸n del sistema bancario; salud y educaci贸n p煤blica gratuita; transporte p煤blico y servicio p煤blicos subsidiarios, re-estatizaci贸n de las empresas privatizadas; congelaci贸n de precios de la canasta b谩sica familiar; no pago de la fraudulenta deuda externa.



No obstante, la brecha de desigualdad es un esc谩ndalo. La pobreza se dispar贸 nuevamente y lastima los ojos. La precariedad salarial y laboral predomina en el 鈥渕ercado de trabajo鈥. Los salarios m铆nimos, apenas de sobrevivencia. La especulaci贸n inmobiliaria que expulsa a millones de personas hacia las periferias urbanas. Los 鈥渁sentamientos irregulares鈥 que se amontonan. La matriz productiva basada en el extractivismo y la inversi贸n extranjera directa鈥xonerada de tributaciones fiscales.



Las fotos, esta vez, desmoralizan.



Lula, campe贸n del programa Fome Zero, distinguido en su momento como 鈥渆stadista global鈥 por los patrones del Foro Econ贸mico de Davos, encarcelado como 鈥渞eo com煤n鈥.  Y el 鈥渕odo petista de gobernar鈥 en ruinas. Rafael Correa autoexiliado en B茅lgica, con su 鈥渞evoluci贸n ciudadana鈥 en la maleta. Decenas de miles de venezolanos y cubanos huyen del hambre, la pobreza, el desempleo, la desilusi贸n. El proyecto 鈥渘acional-popular鈥 del clan Kirchner, recorre los juzgados por corrupci贸n. El FMI y Wall Street Journal, elogian el modelo de 鈥渃apitalismo andino鈥 de Evo Morales. En Uruguay, 40% de la poblaci贸n al borde de caer en la pobreza...luego de 13 a帽os de gobierno del Frente Amplio.



La 鈥減az neoliberal鈥 en Colombia -con Cuba y Noruega como 鈥減a铆ses garantes鈥, Felipe Gonz谩lez y Jos茅 Mujica como 鈥渇acilitadores鈥-, sigue rob谩ndole las tierras a los campesinos pobres y matando a decenas de activistas sociales.



El Plan Colombia, impuso su estrategia contrainsurgente. 驴La Uni贸n de Naciones Suramericanas (Unasur), para qu茅 sirve?

La Alianza del Pac铆fico (8) como 鈥減oder de la integraci贸n鈥. 驴El Banco del Sur? 驴La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra Am茅rica? 驴El 鈥渟ocialismo siglo XXI鈥?



La derecha empresarial que vuelve a dirigir, sin intermediarios, los negocios de Estado.



Es el balance del 鈥渃iclo progresista鈥. La Declaraci贸n de La Habana 2018, su faceta macabra.



Montevideo, 17 de agosto de 2018.



Notas



1) 鈥淓l Foro de San Pablo, con loas a Fidel鈥, nota de P谩gina/12, Buenos Aires, 18-7-2018.

2) Grupo de Trabajo (GT). Instancia de coordinaci贸n que hace las veces de direcci贸n del Foro. Es el 谩mbito donde se negocian los 鈥渃onsensos鈥. Prepara la agenda, decide los temas, redacta las declaraciones. Est谩 integrado por dirigentes de los principales partidos y frentes. Creado luego del II Encuentro realizado en Ciudad de M茅xico, 1991.

3) Declaraci贸n de La Habana, julio de 2018: (http://forodesaopaulo.org/declaracion-final-del-xxiv-encuentro-del-foro-de-sao-paulo-15-al-17-de-julio-de-2018/)

4) 鈥淗agamos renacer la esperanza鈥, texto 铆ntegro: en: https://www.ernestmandel.org/es/escritos/txt/hagamos_renacer_la_esperanza.htm

5) 鈥淔oro de San Pablo es un olmo, no podemos pedirle una pera鈥. http://alainet.org/active/57134

6) Aloizio Mercadante, por entonces secretario de relaciones internacionales del PT, y dirigente de Articulaci贸n, fracci贸n mayoritaria del partido. Las citas son de su intervenci贸n en la reuni贸n del Grupo de Trabajo del FSP realizada en Montevideo, 18-19 de agosto de 2002.

7) Declaraci贸n de San Pablo, 4 de julio de 1990, Inprecor/Am茅rica Latina N掳6, julio de 1990.

8) Alianza del Pac铆fico, creada el 28 de abril de 2011 por iniciativa del gobierno de Barack Obama. Conformada por Chile, Colombia, M茅xico y Per煤. Otros pa铆ses (Argentina, Brasil, Costa Rica, Paraguay, Uruguay) participan como observadores y eventuales miembros plenos.

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