Estado español/ Ni niñas ni esclavas. Las trabajadoras acorralan al gigante Inditex. [Camila Osorio]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Feb 17 11:30:37 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

17 de febrero 2023

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Estado español



Las trabajadoras españolas acorralan al gigante Inditex



Ni niñas ni esclavas



Las empleadas de las tiendas de Inditex lograron una victoria histórica.
Luego de años de salarios estancados y condiciones precarias, la empresa
dueña de Zara, entre otras marcas, tuvo que ceder y aprobar un aumento
inédito.



Cecilia Osorio

Brecha, 17-2-2023

https://brecha.com.uy/



Las llaman las niñas, una infantilización utilizada como parte de una
estrategia empresarial que durante mucho tiempo las inhabilitó a exigir sus
derechos al empresario más rico de España. Tienen una media de edad de 40
años y trabajan en Inditex, la mayor multinacional de moda masiva del mundo.
Llevan años en un círculo de precariedad con salarios congelados, contratos
a tiempo parcial, rotaciones de horarios y despidos indirectos. Pensaron que
nunca saldrían a la calle a reclamar, pero desde hace meses toman avenidas y
organizan huelgas en una empresa que el año pasado acumuló los beneficios
más grandes de su historia.



El jueves 9 de febrero, Inditex anunció un sueldo mínimo histórico para
todos sus empleados en España (18 mil y 24.500 euros brutos anuales). El
acuerdo se informó días antes de la huelga estatal convocada para el 11 de
febrero por las trabajadoras de sus locales. Acorralado por las
movilizaciones que desde hace meses denuncian la precariedad laboral en sus
tiendas, el conglomerado no tuvo otra salida que abandonar su posición
intransigente antes de que las protestas sumaran más adeptas y afectaran aún
más su imagen. Hasta ahora, las condiciones laborales de las empleadas de
Inditex se han regulado por convenios provinciales muy desiguales. Las
medidas sindicales, que tomaron fuerza a fines de 2022, generaron una
primera victoria en La Coruña, cuando las empleadas de tiendas consiguieron
un primer incremento salarial histórico.



El intocable



La sede de Inditex está ubicada en Arteijo, un municipio costero ubicado al
noroeste de Galicia, en la provincia de La Coruña. Allí nació Amancio
Ortega, el empresario más rico de España. Amancio integró el top diez de la
lista de Forbes de las personas con más dinero del mundo y tiene un
patrimonio valuado en 56.600 millones de dólares. En esta pequeña localidad
comenzó a amasar su fortuna, cuando revolucionó el sector de la indumentaria
al crear, en 1975, una de las marcas más exitosas del fast fashion: Zara.
Hoy, la localidad es uno de los motores económicos del país, con un emporio
que reúne a muchas más marcas: Bershka, Stradivarius, Massimo Dutti,
Lefties, Pull&Bear, Oysho.



Inditex tiene empresas en todo el mundo, pero en ninguna parte como en La
Coruña es tan común haber trabajado para alguna de sus marcas o tener algún
familiar que lo haya hecho. En tierras gallegas, Amancio es amo y señor, por
lo que nadie imaginó que las protestas iniciasen allí, donde hablar sobre
condiciones de explotación es casi una traición. «El primer día nos
sorprendió que no hubiera ningún periodista. Yo llamé a varios de prensa
escrita y me dijeron que no van a poner nada del conflicto porque es contra
Inditex», cuenta a Brecha María del Tránsito Fernández, secretaria nacional
de CIG Servizos (Confederación Intersindical Galega), sindicato que lideró
las protestas en Galicia.



En los inicios, Zara era vista como una empresa con estatus. Para muchas era
un orgullo trabajar en sus tiendas. También para las localidades en las que
se abría un local: su llegada era promesa de empleo y movimiento económico
para la zona. «Cuando iba a la manifestación, unas señoras que iban delante
de mí, a lo mejor de 60 años, iban diciendo: “¿Qué les pasa a las chicas
estas de Inditex? Dicen que cobran muy poco. ¿Pero Amancio les va a dar
poco? Hombre, no será que querrán otra cosa”. Es que cuando estás con la
pancarta la gente dice: “Pues gracias a Amazon tenéis trabajo”», señala
Fernández. Es la misma visión que existe dentro de la empresa, en la que las
mínimas mejoras se anuncian como un regalo del «bueno» de Amancio y no como
un derecho laboral.



Cuando Zara inauguró sus primeras tiendas, la mayoría de los contratos eran
con jornada laboral de 40 horas y las personas que ingresaban divisaban una
carrera interna. Pero estas condiciones cambiaron rápidamente y su modelo de
explotación se replicó en todas las marcas que fue comprando. En las
protestas las trabajadoras denuncian salarios congelados, contratos de
jornadas parciales, que rotan y varían mes a mes (15, 20, 30 horas), lo que
hace imposible planificar un sueldo fijo o conciliar con otros trabajos o
actividades. Los contratos de 40 horas tienen un salario base de 1.000
euros, destinados solo a las encargadas, por lo que la mayoría de las
trabajadoras de tiendas (casi en un 90 por ciento mujeres) terminan cobrando
entre 500 y 700 euros.



Trabajo en Inditex y no llego a fin de mes



En La Coruña, las movilizaciones empezaron antes de la pandemia y se
retomaron con fuerza a fines del año pasado. La primera huelga masiva fue
convocada durante el Black Friday, el 25 y 26 de noviembre de 2022. «Fue un
éxito absoluto. Vamos, que paró más del 90 por ciento de la plantilla, o
sea, solo estaban trabajando mandos intermedios», señala la representante de
la CIG. En ese momento, se buscaba negociar el aumento del plus sede, un
incentivo económico que está por fuera del convenio colectivo y que Inditex
otorga a quienes trabajan en la sede central de la empresa. «Desde siempre
se nos exige más eficiencia, más producción, mejor atención al público que
en el resto de las provincias del Estado», dice Fernández.



Luego de la primera huelga, había pautadas más acciones para el 23 de
diciembre, víspera de Navidad, y para el 7 de enero, primer día de rebajas,
fechas en las que el gigante textil recauda más dinero. Las trabajadoras
pedían un aumento de 440 euros; hasta ese momento, Inditex se había
comprometido a aumentar 120 euros en Madrid, con un objetivo de 180 euros a
tres años. Las trabajadoras gallegas tenían claro que esperaban más y se
negaron a todas las propuestas inferiores que la empresa planteó como
alternativa. Inditex cerraba el año con más de 3.000 millones de euros de
beneficios, y el incremento de las empleadas en toda España costaría 250
millones de euros. Además, bajo la excusa de la inflación, la empresa había
aumentado los precios de la ropa de sus tiendas, pero este aumento no se
había trasladado a los salarios de las empleadas, que seguían estancados.



Finalmente, unos días antes de cerrar el año, las trabajadoras lograron
acordar con la empresa. Inditex tenía miedo a que las movilizaciones tomaran
más fuerza y fueran a todo el Estado español. La organización entre ellas
consiguió una mejora salarial de 322 euros (122 euros del plus sede y 200
euros del plus de convenio específico), que se implementó a partir de enero
de 2023 con efecto retroactivo a noviembre de 2022, y que se irá
incrementando hasta llegar a 382 euros en 2024. Según informó la CIG, el
incremento anual supone una subida de 4.800 euros brutos, un 25 por ciento
del salario.



El paso posterior del sindicato gallego era replicar la victoria en Lugo,
Orense y Pontevedra. La estrategia de negociación habitual es comenzar a
negociar en La Coruña, que es la provincia con más empleadas y mayor
representación sindical, y luego extenderlo a toda la comunidad de Galicia.
Sin embargo, la CIG ha tenido que demorar esta negociación, ya que está
abocada a defender los puestos de trabajo de las tiendas que el grupo
decidió cerrar a comienzos de año. En enero, Inditex definió el cierre de
cinco locales pequeños. «La empresa está súper empeñada en cerrar: en 15
días cerrar cinco centros de trabajo… Eso duele, sobre todo en Pontevedra,
que tenía una venta muy buena», señala la representante de la CIG.



Online



Durante la pandemia, el grupo económico aceleró el cambio de su modelo de
ventas, apuntando al comercio electrónico, que le resulta mejor negocio que
el presencial (se ahorra costos de local, luz, agua, el salario de las
empleadas). Para implementar esta estrategia decidió prescindir de las
tiendas pequeñas y quedarse solo con los locales de grandes extensiones. La
decisión estuvo respaldada por un acuerdo que la empresa firmó con los
grandes sindicatos estatales, Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de
Trabajadores (UGT), en el que se establecieron algunas condiciones, como la
reubicación de las trabajadoras a otras tiendas dentro de un radio inferior
a 25 quilómetros, mantener las condiciones laborales y no aumentar el cierre
de tiendas.



Sin embargo, para Nuria, integrante del comité de empresa de Zara Madrid de
la Confederación General del Trabajo (CGT), ninguna de estas cláusulas se
cumplió. Por ejemplo, muchas de las trabajadoras han visto cambiar
radicalmente sus condiciones de trabajo. «El 90 por ciento de la gente que
ha tenido un cierre en sus tiendas se ha ido de la empresa, porque de
primeras te cambian el contrato. Ahora lo que quieren es gente manejable,
gente que pase y se vaya. Los contratos que estamos teniendo son de uno o
dos meses, se van y vuelves a tener que formar a todo el mundo para dos o
tres meses más», señala a Brecha la trabajadora.



Nuria tiene 41 años y hace 21 que trabaja en la empresa. Otra política que
señala como injusta es la falta de equiparación salarial entre las empleadas
que hacen la venta presencial y los que llevan adelante la venta online.
«Hay una diferencia sustancial entre el departamento de logística y el
departamento de tiendas, es decir, los compañeros, que son hombres, la
mayoría está cobrando más de 2.000 euros al mes y tiene jornadas completas.»
Además, los empleados de logística tienen un plus de 450 euros por
nacimiento de hijo, mientras las empleadas de tiendas solo cobran 42 euros
por ese concepto. Y en logística tienen otros beneficios: 200 euros para
material escolar y 500 euros por matrícula universitaria de hijos e hijas,
pluses que las trabajadoras de tiendas directamente no reciben.



Inditex marca también otras diferencias entre sus empleados y empleadas.
Nuria es encargada de local en Madrid y desde que comenzó a trabajar tuvo un
contrato de 40 horas, jornada laboral que tuvo que modificar cuando quedó
embarazada. «Cuando llegas a ser mamá y tienes algún puesto, un poco te
hacen elegir: o quieres ser mamá y te dedicas a tus hijos, o te dedicas a la
tienda. Si fuera por ellos, tendríamos que estar 24/7 disponibles. De mi
contrato de 40 horas realizo 33, me he quitado siete horas para conciliar mi
vida laboral con mi peque, porque la forma en que está hecho no te permite
mantener las 40 horas», plantea Nuria.



David contra Goliat



La victoria conseguida en La Coruña atizó a las demás movilizaciones que se
estaban dando en otras ciudades. En Madrid, se hicieron protestas en
noviembre, diciembre, y una huelga estatal el 7 de enero. La posición de la
empresa había sido de desgaste; llegó a plantear un aumento exiguo del tres
por ciento, pero las trabajadoras querían lo mismo que se había conseguido
en Galicia y por eso habían anunciado una huelga masiva para el 11 de
febrero. En este contexto, la empresa no tuvo más alternativa que ceder y
anunciar un sueldo mínimo histórico. «Muchas de las compañeras, viendo lo de
Coruña, se han animado y han visto que era necesario salir a la calle y
pelear», indica la representante de la CGT.



La victoria a nivel nacional se logró con el respaldo de la CIG y la CGT,
gremios que tienen representación mayoritaria en las empresas, pero no a
nivel estatal. Inditex nunca se sentó a negociar con ellos, argumentando que
lo estaba haciendo con los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO en la mesa
nacional. Estos gremios no se unieron a las huelgas y siguieron anunciando
posibles acuerdos que nunca llegaron o no representaban las demandas de las
trabajadoras. «Llevamos años sentándonos a la mesa a negociar y es como:
“No, no, no”. Pues no te preocupes, porque vamos a ir todas a una. La
empresa nunca se había imaginado que la huelga del día 7 iba a ser tan
buena. Y ahí creo que han cogido un poquito de pánico», señala la
representante de la CGT.



Inditex tiene un largo historial de abusos laborales dentro y fuera de
España. Un informe de The Worker Rights Consortium, organización
internacional que supervisa el cumplimento de las condiciones laborales,
señaló que las fábricas que producen en la India para el conglomerado llevan
dos años sin pagar a sus empleadas. La mayoría son niñas trabajando en
condiciones de esclavitud, ganando menos de dos euros al día. El modelo de
negocio de empresas como Inditex es deslocalizar y tercerizar la producción
a ciudades con salarios bajos, reduciendo los costos, y quedándose con la
parte más rentable: la venta de ropa (véase «Sumergidas en el taller»,
Brecha, 5-III-21). La victoria conseguida en España no cambia la estructura
de explotación montada por la empresa, pero, por primera vez, tumba a un
gigante acostumbrado a hacer su fortuna a hombros de trabajadoras.

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