Venezuela/ ¿Salario? Seis dólares al mes. [Humberto Márquez]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ene 28 11:49:56 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

28 de enero 2023

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Venezuela



Las protestas de trabajadores



¿Salario? Seis dólares al mes



Humberto Márquez, desde Caracas

Brecha, 27-1-2023

https://brecha.com.uy/



«Estamos en las calles por un salario digno», «No puedo ni comprar
medicinas», «El dólar sube, el salario baja, el hambre avanza», «Somos
docentes, no somos delincuentes», «¿Cuánto ganas tú, Maduro, presidente
obrero?», «El salario es de hambre y la pensión es de muerte»… Consignas
voceadas, carteles escritos a mano, convocatorias por redes sociales para
marchas improvisadas y escasamente coordinadas. La protesta sorprendió al
gobierno, justo cuando terminaba el asueto continuado de Navidad y Año
Nuevo, y también a la atomizada oposición, que inicia 2023 con su mayor
falta de unidad y de estrategia en 15 años.



Las autoridades llamaron a clases en todos los centros de enseñanza el 9 de
enero, pero redes y sindicatos de maestros anunciaron que en vez de ir a las
aulas acudirían a las sedes del Ministerio de Educación en Caracas y otras
ciudades a protestar por la degradación de sus salarios. «El éxito nos
sorprendió a nosotros mismos», comentó a Brecha Luisa González, del gremio
de profesores de secundaria. «En otras protestas reuníamos, cuando mucho, a
50 o 60 personas, y solo para iniciar la demostración se presentaron unas
800 y después se sumaron muchas más» en la primera de las demostraciones
callejeras en Caracas.



Seiscientos quilómetros al sureste, en Ciudad Guayana, a orillas del Orinoco
y principal asiento de la industria pesada –que opera muy por debajo de sus
niveles de finales del siglo XX–, los obreros de la siderúrgica estatal
Sidor, con respaldo de vecinos trabajadores del hierro, aluminio e
hidroelectricidad, cumplían varios días de marchas y ocupaciones, reclamando
mejores salarios y respeto a viejas conquistas sindicales. Nueve activistas
fueron arrestados y se ordenaron juicios militares en su contra (todo el
sureste venezolano, teóricamente, es zona de seguridad), pero luego fueron
liberados al abrirse negociaciones.



Grupos y gremios de la salud, empleados administrativos y pensionados se
fueron sumando a los reclamos de los maestros. La decepción, la crítica y la
decisión de protestar crecieron una vez que el 12 de enero, contrariando
rumores y expectativas, Nicolás Maduro dio su mensaje anual al parlamento y
admitió que aún no podía autorizar aumentos (de salario mínimo, pensiones y
de la escala salarial en la administración pública y empresas estatales, de
la cual la principal es la del petróleo) debido a «los efectos del bloqueo y
la guerra económica retomada por algunos sectores desde Miami» sobre la tasa
cambiaria, pero aseguró que «estamos conscientes y actuando».



El «bloqueo» se refiere a la ruptura de relaciones y la política de
sanciones adoptadas por Washington contra autoridades y empresas del Estado
venezolano o firmas relacionadas, la prohibición de operaciones de compañías
estadounidenses en Venezuela, del comercio y vuelos entre ambos países, el
cierre de canales financieros y la retención de fondos estatales
venezolanos, con excepciones puntuales decididas por Estados Unidos.



El 23 de enero, en el que se conmemora en Venezuela el día, de 1958, en que
cayó la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez (1948-1958), los
trabajadores de distintos sectores y los jubilados manifestaron por miles en
la capital y en ciudades de 19 de los 23 estados del país. Hubo amenazas de
grupos civiles oficialistas, bloqueos de las marchas por fuerzas policiales,
gritos e indignación, pero las protestas concluyeron pacíficas y sin
muertos, heridos ni más detenidos.



Salarios al foso



¿De cuánto es el salario en Venezuela? Durante 60 años los gobiernos
establecieron un salario mínimo, de base, que en tiempos de bonanza
sobrepasó los 200 dólares mensuales. Pero desde que en 2013 la economía
inició un largo período de recesión –luego acompañada de hiperinflación– los
salarios se desplomaron, y a eso se sumó, desde 2018, una dolarización de
facto, que dividió a los venezolanos entre una minoría que obtiene ingresos
en dólares –por su labor o por remesas de los migrantes– y una mayoría que
solo dispone de bolívares, moneda a la que en sucesivos recortes le han
quitado ya 14 ceros.



Así, el salario mínimo es el más bajo del continente, pues –según la agencia
Bloomberg, al cierre de 2022– en Costa Rica equivale a 603 dólares, en
Uruguay, a 540, en Ecuador, a 450, en México, a 325, en Brasil, a 250, en
Argentina, a 189, y en Venezuela, a ocho dólares en diciembre y a solo seis
al concluir enero. Otro parangón es posible: desde el pasado otoño boreal,
el Banco Mundial considera en pobreza crítica a las personas que en países
de ingresos bajos sobreviven con menos 2,15 dólares diarios, y el salario
mínimo venezolano es de seis mensuales para quien puede ser cabeza de
familia.



Para agravar el tema, la inflación ya no es la de 130 mil por ciento de
2018, pero todavía en 2022 llegó a 234 por ciento, según la vicepresidenta,
Delcy Rodríguez. En el supermercado, un litro de leche cuesta 1,80 dólares,
una lata de atún de 170 gramos, 2,40, un quilo de harina de maíz (base para
la arepa, el pan nacional), 1,50, y un quilo de carne o de queso blanco,
entre siete y 12 dólares. Con sus seis dólares un pensionado puede comprar
una caja con 30 aspirinas y otra con 30 tabletas de losartán, medicamento
para controlar la presión, y ya. La Federación Venezolana de Maestros
sostiene que la canasta familiar de 60 artículos cuesta al menos 450 dólares
mensuales. Más de la mitad de los venezolanos vive en la pobreza, y según
Naciones Unidas, 7 millones, casi una cuarta parte de la población, han
migrado en la última década.



Política a un lado



El oficialismo respondió a las protestas del 23 de enero con marchas «de
rebelión antimperialista» en Caracas y otras ciudades, para exigir el cese
de las sanciones estadounidenses, señalándolas como causa de las privaciones
a que está sometido el pueblo. Replicar con contramarchas las
manifestaciones de quienes se le oponen es una táctica que ha practicado
durante años el oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela. Exhibe su
musculatura como el primer partido del país, pero esta vez quizá hace una
lectura equivocada de la coyuntura, porque no enfrenta a un contendor
político concreto, sino a un clima de efervescencia social.



Los partidos opositores, por su parte, no han sintonizado con la nueva
protesta social, y sus dirigentes están enzarzados en el reparto de culpas
por los fracasos de los últimos años para tratar de desbancar a Maduro. Una
excepción es el pequeño Partido Comunista de Venezuela, que durante un
cuarto de siglo fue fiel aliado del chavismo, pero que en los últimos años
rompió con Maduro «por su política económica laboral contraria a los
trabajadores, de represión contra los dirigentes, de salarios miserables y
una política que beneficia al gran capital y no al pueblo», según dijo en
medio de la protesta en Caracas su secretario general, Oscar Figuera.



El clima de inconformidad se mantiene, aunque al momento de publicarse este
artículo los trabajadores se han reincorporado a sus labores. Los grupos
convocantes de manifestaciones han fijado un nuevo plazo, el lunes 30 de
enero, para anunciar un paro nacional si no se consigue un remedio para
sacar los salarios del abismo.



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