Palestina/ Colonialismo israelí: la vuelta a una era de "limpieza étnica". [Rashid Khalidi - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Mar 31 14:23:06 UYT 2023


  _____

Correspondencia de Prensa

31 de marzo 2023

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain en montevideo.com.uy <mailto:germain en montevideo.com.uy>

  _____



Palestina



Rashid Khalidi: “Me preocupa que con el Gobierno israelí estemos volviendo a
una era de limpieza étnica”



El escritor e historiador Rashid Khalidi despliega en el libro Palestina:
Cien años de colonialismo y resistencia un emocionante recorrido a través de
la larga guerra colonial contra el pueblo palestino.



Alejandro Pedregal

El Salto, 18-3-2023

https://www.elsaltodiario.com/



Rashid Khalidi es un historiador estadounidense de origen palestino-libanés,
autor de múltiples títulos sobre Palestina y Oriente Medio, titular de la
cátedra Edward Said en la Universidad de Columbia en Nueva York y editor de
la revista Journal of Palestine Studies. Su libro Palestina: Cien años de
colonialismo y resistencia, un emocionante recorrido a través de la larga
guerra colonial contra el pueblo palestino, acaba de ser publicado en
español por Capitán Swing, con traducción de Francisco J. Ramos Mena.



Desde el principio, Khalidi recurre en Palestina a sus propias experiencias
familiares para dar cohesión a un relato que abre en la Biblioteca Khalidi,
fundada por su abuelo en 1899 en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Es ahí donde
el autor localiza una carta escrita ese mismo año por su tío tatarabuelo,
Yusuf Diya al-Khalidi, al líder y fundador del creciente movimiento
sionista, Theodor Herzl, para advertirle de que el pueblo indígena que
habita Palestina difícilmente aceptará la expulsión de sus tierras para dar
cabida a la creación de un Estado nacional judío.



Khalidi se sirve de este episodio para confrontar aquellas posiciones que
enraízan el conflicto en pretéritos bíblicos, para vincularlo, por el
contrario, al colonialismo sionista emergente en el siglo XIX, apoyado sobre
el imperialismo occidental a partir del siglo XX. Estructurado alrededor de
seis declaraciones de guerra —que alcanzaron sus cimas en la Declaración
Balfour de 1917; el plan de partición de la ONU de 1947; la resolución 242
del Consejo de Seguridad de 1967; la invasión del Líbano de 1982; los
acuerdos de Oslo de 1993; y la visita de Ariel Sharon al Monte del Templo en
2000—, el libro se aleja así de la idea dominante de el conflicto como una
disputa entre dos nacionalismos, para dar cuenta de lo que en realidad es
una conquista sistemática contra Palestina y su pueblo nativo. De este modo,
el que posiblemente sea el trabajo más personal de Khalidi, se nos presenta
también como uno de un trabajo que sintetiza de forma magistral la historia
de esta guerra colonial que, a lomos de las potencias imperiales, continúa
golpeando nuestras conciencias.



-¿Cómo comenzaste con el proyecto de este libro? ¿Cuáles fueron las
principales motivaciones que te llevaron a escribirlo?



La enorme cantidad de desinformación que existe sobre Palestina me motivó a
escribir este libro. Mi hijo no dejaba de repetirme que hacía falta un libro
sobre la historia de Palestina accesible para el lector de a pie. Me
insistió mucho en que escribiera un libro así, después de haber escrito
otros dirigidos principalmente a un público académico.



-Desde el título, haces referencia al colonialismo de asentamiento como
marco desde el que hablar de la guerra contra Palestina. ¿Por qué es tan
relevante el proyecto colonial en este caso?



Para comprender la lucha que se está librando en Palestina, es necesario
entender al sionismo e Israel como un proyecto colonial de asentamiento y
como un proyecto nacional. Aunque el aspecto nacional, junto a las
conexiones bíblicas del judaísmo con la Tierra de Israel, lo hacen único en
algunos aspectos, en otros es bastante similar a otros proyectos coloniales
de asentamiento. Así lo reconocieron los primeros dirigentes sionistas, que
llamaron Jewish Colonization Agency (Agencia Judía de Colonización) a uno de
sus principales organismos de compra de tierras. Esto no era algo que les
avergonzara durante una época en la que el colonialismo aún era respetable,
aunque esta autoidentificación con el colonialismo de asentamiento se borró
después de la Segunda Guerra Mundial, e Israel se postuló en su lugar como
un proyecto anticolonial.



-Sitúas el inicio de esta guerra contra Palestina en 1917, con la
Declaración Balfour. ¿Por qué fijaste este marco temporal particular para tu
narración?



Elegí 1917 como el inicio de la lucha, tal y como la conocemos, porque sólo
después de que el movimiento sionista se aliara con las grandes potencias
imperiales, primero Gran Bretaña y más tarde Estados Unidos, pudo alcanzar
sus objetivos de transformar un país abrumadoramente árabe en un Estado
judío, tal y como Theodor Herzl expuso originalmente en su libro de 1896, El
Estado judío. Desde entonces, los palestinos siempre han tenido que
enfrentarse no sólo al movimiento sionista y, posteriormente, al Estado de
Israel, sino también a las grandes potencias que los respaldaban.



-Este marco temporal choca con la narrativa sionista de Israel, como la
tierra bíblica del pueblo judío, que tenía que ser su hogar tras las
persecuciones cristianas que culminaron en el Holocausto y que, además, era
un desierto vacío que el pueblo judío “haría florecer” de nuevo (en una
especie de variación del mito colonial de terra nullius). ¿Cómo se forjó esa
narrativa?



Siempre ha existido una conexión entre el judaísmo y Palestina, lo que los
judíos y muchos cristianos consideran la Tierra de Israel. Sin embargo,
antes del auge del nacionalismo moderno y de la conquista británica de
Palestina, esto nunca significó un Estado nacional judío soberano que
subyugara y sustituyera a la población autóctona: esa fue la aportación del
sionismo político. Palestina se convirtió en un refugio para los judíos en
el siglo XX porque el antisemitismo en muchos países como el Reino Unido y
Estados Unidos les llevó a prohibir la entrada a los refugiados judíos de la
persecución en Europa, incluso durante el Holocausto. “Hacer florecer el
desierto” y “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra” son sólo dos
de los muchos mitos que el sionismo difundió para negar la existencia de la
mayoría árabe indígena en el país que querían colonizar y del que querían
apoderarse. Aunque la realidad de los palestinos se ha impuesto gracias a
una resistencia obstinada e incesante a su eliminación, sigue siendo objeto
de negación en muchos sectores influyentes.



-Divides tu libro en torno a seis declaraciones de guerra. ¿Qué significaron
estos episodios para el desarrollo de la guerra contra Palestina? ¿Qué
relación guardan con los proyectos imperial de Occidente y colonial del
sionismo?



He utilizado estas seis declaraciones de guerra para enmarcar la guerra
contra los palestinos, especialmente porque muchas de ellas —por ejemplo, la
Declaración Balfour, la resolución de partición de la ONU de 1947, la
resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU de 1967— fueron emitidas o
impulsadas por las grandes potencias, ya fuera el Reino Unido, o Estados
Unidos y la URSS. De este modo, intento demostrar que no se trata sólo de
una guerra librada por el movimiento sionista y el Estado de Israel, sino
también por las grandes potencias que los respaldan, que no sólo son
cómplices de esta guerra, sino que están directamente implicadas en ella,
militar, financiera y diplomáticamente.



A menudo, medios de comunicación dominantes y políticos occidentales
califican a Israel como “la única democracia de Oriente Medio”. Sin embargo,
ha consolidado su poder en la región gracias a vínculos y alianzas con
algunos de los gobiernos más antidemocráticos del mundo. Mientras tanto, en
estos países la población, con una influencia limitada en la escena
política, hay un apoyo generalizado a la causa palestina. ¿Qué significado
tiene esto para la narrativa dominante de Israel como país democrático? ¿Qué
relación guarda con la propia constitución del país y su ciudadanía, basada
en regímenes de distinción y segregación religiosa?

Durante más de medio siglo, Israel ha gobernado sobre una población sometida
de varios millones de palestinos, que carecen por completo de derechos en
los territorios ocupados. Solo por esa razón no puede considerarse una
democracia, a pesar de la brillante campaña de relaciones públicas que ha
hecho que muchas personas desinformadas se crean ese eslogan vacío. Israel
es una democracia solo para su población judía, no para los palestinos que
viven bajo ocupación militar desde 1967. Tampoco es plenamente democrático
para sus propios ciudadanos palestinos (árabes israelíes), que se ven
privados de muchos derechos de los que disfrutan los judíos israelíes. Junto
con Estados Unidos y muchos países europeos, Israel apoya incondicionalmente
a algunos de los regímenes más antidemocráticos del mundo en el Golfo y en
otras partes del mundo árabe: son los regímenes que han normalizado las
relaciones con Israel, a pesar de la fuerte oposición de la opinión pública
en estos y en todos los demás países árabes.



-La violencia de los colonos contra la población palestina ha ido en aumento
en los últimos años, hasta el punto de que hace sólo unos días asistimos a
un horrible episodio en Huwara (1). ¿En qué momento nos encontramos en
relación con el proyecto de asentamiento colonial sionista? ¿Qué papel juega
el actual gobierno israelí en el avance de esta etapa?



El embajador de Israel en EE UU acaba de decir, en respuesta al llamamiento
público del ministro israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, a aniquilar el
pueblo de Huwara, que esta “no es en absoluto la política israelí y va en
contra de nuestros valores responder aniquilando pueblos civiles”. Sin
embargo, eso es justo lo que Israel hizo con más de 400 pueblos en 1948. Me
preocupa profundamente que bajo el actual gobierno israelí podamos estar
volviendo a una era de limpieza étnica abierta, como ocurrió en 1948 y, en
menor medida, en 1967. Los gobiernos israelíes han utilizado desde 1948
múltiples medios para reducir la población palestina del país, pero esta
disposición a hablar abiertamente de lo que siempre ha sido un objetivo
primordial del sionismo —en palabras de Theodor Herzl en su diario, “animar”
a la población palestina a salir “discretamente” fuera del país— parece
especialmente peligrosa.



-¿Qué necesita el movimiento de liberación palestino, dentro y fuera del
país? ¿Cuáles son las perspectivas, los obstáculos y las esperanzas, para
conseguirlo?



El movimiento de liberación nacional palestino se encuentra hoy en un
momento particularmente bajo, como lo estuvo en varias ocasiones anteriores
de su historia. Es necesario revitalizarlo y unificarlo en torno a una
visión estratégica clara y comprensible para todos: palestinos, árabes,
israelíes y otros actores en todo el mundo. Será una tarea difícil, ya que
los actuales dirigentes políticos, carentes de visión e ideas, corruptos e
incompetentes, se resistirán. Disponen de poderosos recursos que les
proporcionan patrocinio y puestos de trabajo, y cuentan con el apoyo de
potencias externas que desean mantener a los palestinos débiles y divididos.
La sociedad civil y la juventud palestinas, y con ellas la mayor parte de la
opinión pública, se oponen a estos liderazgos, por lo que existe una gran
exigencia de cambio. Sin embargo, no está claro de dónde vendrá este cambio.



Nota de Correspondencia de Prensa



1) Ver dossier El progrom de Huwara:
https://correspondenciadeprensa.com/?p=33173

  _____









--
Este correo electrónico ha sido analizado en busca de virus por el software antivirus de Avast.
www.avast.com

------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20230331/a67ef98c/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa