Sudán/ "Una lucha a vida o muerte". [Gilbert Achcar - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Mayo 3 13:55:14 UYT 2023


  _____

Correspondencia de Prensa

3 de mayo 2023

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain en montevideo.com.uy <mailto:germain en montevideo.com.uy>

  _____



Sudán



Entrevista a Gilbert Achcar



“Una lucha a vida o muerte”



Dina Ezzat

Al-Ahram Online, 27-5-2023

https://english.ahram.org.eg/

Traducción de Viento Sur

https://vientosur.info/



Cuando llevamos nueve días desde que estallara el conflicto entre las
Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), Gilbert
Achcar, atento observador de los retos políticos y militares que surgen en
el mundo árabe durante más de un decenio, reflexiona sobre una lucha que él
considera que era inevitable debido a la naturaleza dual del poder militar
en Sudán. Profesor de relaciones internacionales en la Escuela de Estudios
Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres, Achcar expone a
Al-Ahram Weekly las salidas que puede tener el enfrentamiento en el peor y
el mejor de los casos en un conflicto que estalló “debido a la incapacidad
de las dos fuerzas militares de consensuar el nuevo marco que se había
negociado por mediación internacional entre el gobierno militar sudanés y la
Coalición Libertad y Cambio”.



Estaba previsto que el acuerdo se firmara en la primera semana de abril,
cuando Abdel-Fatáh al Burhan, líder de las FAS, exigió la “rápida inclusión
de las FAR bajo el mando de las FAS”. Achcar piensa que “lo que quería era
poner fin al estatuto de las FAR como ejército paralelo, mientras que
Mohamed Dagalo [el líder de las FAR] no estaba dispuesto a someter a sus
tropas al mando del ejército regular. Se trata de un caso clásico de
conflicto inevitable entre dos poderes armados desplegados en el mismo
territorio: más pronto o más tarde, uno de los dos tratará de someter al
otro.”



Establecidas por el expresidente destituido Omar Al Bashir, las FAR se
organizaron como fuerza armada autonóma, paralela al ejército regular. Esto
convenía al propósito de Al Bashir de contrapesar un poder con otro a fin de
blindar su propio poder personal utilizando las FAR para misiones en las que
el ejército no podía implicarse, dice Achcar. Dagalo era originalmente el
líder de una fuerza paramilitar que fue propulsada a la política por Al
Bashir durante la guerra desatada por el presidente depuesto en Darfur.
“Así, esencialmente, Dagalo debía todo a Al Bashir, pero esto no le privó de
volverse contra él cuando pensó que el tiempo de Al Bashir había pasado,”
explica Achcar. El derrocamiento de Al Bashir fue el momento en que Dagalo
comenzó a aspirar a desempeñar un papel político mucho mayor, impulsado por
la participación decisiva de las FAR en la caída del expresidente en
colaboración con las FAS.



Achcar cree que Al Burhan conocía la ambición de Dagalo. Solo esperaba a que
llegara el momento oportuno para someterlo. Ese momento, señala, llegó
“después del golpe del 25 de octubre [de 2021], cuando Dagalo se distanció
de las FAS y declaró que el golpe había sido un fracaso”. En octubre de
2021, Al Burhan pensó que la escisión que se había producido dentro de la
Coalición Libertad y Cambio le permitía avanzar en la eliminación del
acuerdo de reparto del poder entre civiles y militares existente desde 2019
y el restablecimiento de un gobierno puramente militar.



“Sin embargo, las cosas no fueron por la senda que esperaba Al Burhan a
causa de la vigorosa oposición en las calles y las presión económica
internacional, principalmente occidental. Se vio forzado a dar marcha atrás
y negociar con la Coalición Libertad y Cambio que él había expulsado del
gobierno y, presionado desde el exterior, aceptar un nuevo acuerdo que de
hecho es más restrictivo para el ejército que el de 2019”, afirma Achcar.
“Esto fue de hecho una clara manifestación del fracaso de su intentona.” Al
Burhan se convenció de que necesitaba someter a las FAR para poder maniobrar
dentro del nuevo tablero político que se estaba definiendo. Las FAS debían
mejorar sus posibilidades de mantener el control del poder político y con él
el de su imperio económico en Sudán, y esto exigía poner fin a la división
de las fuerzas armadas del país.



Las FAS no podían seguir coexistiendo con unas FAR autónomas. “Por mucho que
tanto Al Burhan como Dagalo sean hijos del mismo régimen político de Al
Bashir, desde la caída del dictador pasaron a ser rivales. El poder político
se basa en el monopolio de la fuerza, y en este sentido no hay dualidad que
se sostenga durante mucho tiempo”, señala Achcar. Al Burhan toleró la
coexistencia con las FAR mientras estas cooperaran con las FAS en hacer
frente a la presión de la oposición a favor de un gobierno civil, pero
Achcar piensa que “esto ha pasado irremediablemente a la historia. Por eso
es un error creer que ambos bandos podrían reconciliarse de alguna manera.
Asistimos a una lucha a vida o muerte entre ellos.”



Achcar está de acuerdo en que esta situación es muy preocupante. Si mañana
cesara el enfrentamiento sin que ninguno de los dos bandos lograra una
victoria decisiva, Sudán quedaría dividido en zonas separadas bajo control
de una u otra fuerza militar. Un acuerdo político renovado entre estas
fuerzas, añade, es muy improbable. “Exigiría que Dagalo aceptara la
integración de las FAR bajo el mando único de las FAS. Hoy por hoy, esto
parece prácticamente imposible, a menos que una fuerza regional lograra
obtener el consentimiento de Dagalo para abandonar la lucha.”



Guerra civil



Según Achcar, el conflicto podría conducir a una guerra civil prolongada o
concluir con una división del país en zonas controladas por una u otra de
las dos fuerzas rivales. “Por eso hay tanta preocupación por lo que está
sucediendo en Sudán, especialmente en un país que comparte un pasado y una
frontera como es Egipto y un país que teme la desestabilización de la región
como es el Reino Saudí.” Sin embargo, Achcar entiende que representar el
conflicto actual en Sudán como una guerra por delegación es simplista y
reduccionista. “Es cierto que influyentes actores regionales tienen sus
preferencias entre dos fuerzas que luchan por el control de Sudán.” Pero
cuesta pensar que alguna de estas potencias han buscado esta guerra, que
puede convertirse en un barrizal con efectos regionales potencialmente
peligrosos.



“Egipto parece optar por la neutralidad” en el conflicto actual, a pesar de
su estrecha relación con Al Burhan”, dice Achcar, y añade que también sería
difícil pensar que los Emiratos Árabes Unidos puedan arriesgarse a verse
abiertamente involucrados en la guerra, “pese a su conocida relación con
Dagalo y su deseo de hacer su propio juego frente a los saudíes, como hizo
en Yemen”, ya que nadie sabe cómo puede terminar este conflicto.



La complejidad de la situación en Sudán no se limita a la rivalidad entre
las FAS y las FAR, añade Achcar. Las fuerzas políticas civiles que formaban
la oposición política a Al Bashir también están divididas. Sus caminos se
separaron hace ya bastante tiempo, recuerda, cuando en 2019 una mayoría de
la Coalición Libertad y Cambio optó por el compromiso político con los
militares, mientras que el resto, junto con los Comités de Resistencia y una
mayoría de la Asociación de Profesionales Sudaneses, rechazaron ese acuerdo.
El golpe del 25 de octubre desmintió a quienes creyeron que las FAS
respetarían su promesa de entregar el poder a los civiles en condiciones
democráticas.



Sin embargo, la presión internacional a favor de un acuerdo renovado influye
tanto en los militares como en la oposición civil, continúa Achcar. Quienes
habían sido destituidos por Al Burhan en 2021 volvieron a entablar
negociaciones con las FAS y suscribieron finalmente el Acuerdo Marco, que ha
sido rechazado de nuevo por las fuerzas radicales. “Quienes no estaban
convencidos de la utilidad de colaborar con las FAS en 2019 sin duda no
cambiarían de opinión después del golpe de 2021 coup”, explica.



Con el actual conflicto armado, las esperanzas de democracia en Sudán
generadas por la Gloriosa Revolución (como la llaman allí), que comenzó en
diciembre de 2018, están en entredicho, señala Achcar. Explica que si las
FAS ganan la batalla, puede que venga un largo periodo de control militar,
que aplastaría toda perspectiva de establecimiento de la democracia. Por
otro lado, si las FAR consiguen resistir, la división del país entre las dos
fuerzas beligerantes podría asfixias las perspectivas democráticas.



Una hipótesis favorable podría ser que la lucha entre ambas fuerzas
militares debilitara a ambas y que el grueso de la población sudanesa les
culpara por el caos creado. En este caso, el movimiento popular, encabezado
por los Comités de Resistencia, tal vez lograría movilizar a la gente hasta
poner fin a la dictadura militar e instituir la democracia en Sudán. “Está
claro que las fuerzas armadas son el principal obstáculo para cualquier
proceso revolucionario, tanto en Sudán como en otros países de la región,”
declara Achcar. Dice que esta es la cuestión que no tuvieron en cuenta las
fuerzas políticas en todos los países de la Primavera Árabe, tanto en su
primera como en su segunda fase.



Para tener éxito, necesitaban ganarse los corazones y las mentes del
ejército, como había ocurrido en todos los casos de cambio radical mediante
levantamientos en la historia, dice. Las situaciones de guerra,
especialmente en casos de derrota, podrían facilitar este escenario. Sin
embargo, aún está por ver si la batalla que se está librando en Sudán podría
conducir a un resultado semejante.



Un final del conflicto actual que ahogue las esperanzas de democracia en
Sudán es un peligro que no puede subestimarse, afirma Achcar. Tras los
sucesos de 2021 en Túnez, un final así, añade, podría suprimir el último
espacio democrático logrado por las dos oleadas revolucionarias sucesivas de
la Primavera Árabe en 2011 y 2019. Aún así, dice, incluso con la fallida
oportunidad de democracia que existe hoy en Sudán, sería un error asumir que
el potencial revolucionario, ya sea en Sudán o en cualquier otro lugar de
los países de la Primavera Árabe, está sofocado. “Solo han pasado 12 años
desde la primera onda expansiva de la Primavera Árabe. Todavía es bastante
pronto para los procesos revolucionarios a largo plazo”, afirma.



Los cambios políticos, y también militares, en el mundo árabe tienen su
propia dinámica. “Por eso fue un gran error establecer paralelismos entre
las revoluciones democráticas de Europa del este [a finales de la década de
1980 y principios de la de 1990] y la Primavera Árabe", afirma. “En Europa
del este había un gobierno burocrático, Estados dirigidos por burócratas con
privilegios relativamente limitados. En cambio, en Oriente Medio estamos
hablando de grupos con inmensos intereses creados que consideran los Estados
como su propiedad privada y están dispuestos a aferrarse al poder y con él a
sus enormes privilegios por todos los medios necesarios. Son dos situaciones
muy diferentes”, agrega.



Achcar está preocupado por la posibilidad de una derrota de los sueños
revolucionarios de democracia en Sudán. También le preocupa el retroceso más
amplio de la democracia en la región árabe, que se manifiesta, entre otros
signos, en la actual reintegración del presidente sirio Bachar al Asad en la
Liga Árabe y la actual represión contra la oposición política en Túnez. Sin
embargo, insiste en que se trata de un retroceso temporal en una prolongada
sucesión de ciclos revolucionarios. Según Achcar, “los levantamientos árabes
fueron provocados por grandes problemas estructurales, políticos, sociales y
económicos. El flagrante fracaso a la hora de resolver cualquiera de estos
problemas significa que solo es cuestión de tiempo que el volcán vuelva a
entrar en erupción, de alguna manera, en algún lugar.”

  _____







--
Este correo electrónico ha sido analizado en busca de virus por el software antivirus de Avast.
www.avast.com

------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20230503/3b608644/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa