Brasil/ La esclavitud contemporánea: una nueva relación laboral de un capitalismo poderoso y estructurado. [José de Souza Martins - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Mayo 9 19:41:11 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

9 de mayo 2023

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Brasil



Entrevista con José de Souza Martins *



La esclavitud contemporánea: una nueva relación laboral de un capitalismo
poderoso y estructurado



El sociólogo afirma que necesitamos revisar lo que creemos saber sobre la
sociedad brasileña contemporánea para luego comprender los movimientos de
capital que convierten a las personas en esclavos.



João Vitor Santos

Revista IHU, 8-5-2023

https://www.ihu.unisinos.br/

Traducción de Correspondencia de Prensa



El caso de cerca de 200 trabajadores rescatados de una situación cercana a
la esclavitud, en Bento Gonçalves, en Serra Gaucha, (Véase:
https://correspondenciadeprensa.com/?p=33127)  ha sido tipificado como
esclavitud contemporánea. Pero, ¿qué es? Para el sociólogo José de Souza
Martins, no hay ninguna diferencia real con el trabajo esclavo tal como lo
conocemos. "Incluso antes de la firma de la Ley Áurea, trabajadores libres y
pobres originarios precisamente del Nordeste, en gran número, eran empleados
en actividades complementarias a la esclavitud", recuerda. "Esas relaciones
en el capitalismo brasileño son una mezcla que lo diferencia de un
capitalismo basado en relaciones jurídicamente igualitarias y propiamente
salariales, es decir, capitalistas", agrega, en esta entrevista para el
Instituto Humanitas Unisinos - IHU.



- En este caso de Serra Gaúcha, hay algunos elementos que llaman la
atención. Uno de ellos es el hecho de que estos trabajadores se encontraban
en una de las regiones consideradas más prósperas de Brasil, y el hecho de
que fueron reclutados en regiones muy pobres de Bahía. ¿Qué podemos deducir
de estos marcadores sociales, e incluso de ciertos estigmas, sobre este
caso, estas dos?



Históricamente, la fuerza de trabajo, en la sociedad capitalista, es una
mercancía y la mercancía en esa sociedad va a las regiones que carecen de
mano de obra, donde hay mercado de trabajo. En Europa, en las cosechas de
frutas y también en la vendimia, se emplea mano de obra migrante, pero bajo
normas legales que aquí no se cumplen. En el caso brasileño, como demuestra
lo ocurrido en Rio Grande do Sul, es el Brasil pobre el que sostiene al
Brasil rico y no al revés.



Lo escandaloso, sin embargo, es que la conciencia local y regional de esta
injusticia atribuye la culpa de ella a la propia víctima, como se ve en la
manifestación de una entidad empresarial y de un concejal de Caxias do Sul.
Se dice que el Bolsa Familia desinteresa a los pobres del Sur de la oferta
regional de mano de obra, lo que obliga a las empresas que necesitan
trabajadores para recoger uva a buscarlos en Bahía.



O sea, en esta mentalidad, son esclavos por ser bahianos. Si fueran gaúchos
(denominación de los habitantes del estado de Río Grande do Sul: ndt), no lo
serían. Aquí es donde aparece entre nosotros uno de los aspectos más crueles
de la esclavitud moderna: el prejuicio, el desprecio y la falta de respeto
por los derechos sociales de la víctima y por su condición humana. No sólo
por parte de quienes se benefician de su trabajo, sino de quienes,
empresarios y políticos, están moralmente obligados a garantizar que los
derechos que se aplican a los demás también se apliquen a las víctimas.



- A raíz de este caso, las grandes bodegas dijeron desconocer estas
condiciones de trabajo, promovidas por empresas subcontratadas. ¿Cuál es la
responsabilidad de las industrias y de las grandes marcas en esta realidad
que se constituye como "esclavitud con etiqueta"?



La tercerización fue adoptada en la década de 1980, cuando la ocurrencia de
trabajo esclavo, especialmente en la apertura de nuevas haciendas en la
región amazónica, comenzó a resonar internacionalmente como una violación de
los tratados, de los cuales Brasil es signatario desde 1926, sobre trabajo
libre. Se estimuló la creación de una coartada para las empresas acusadas de
practicar la esclavitud. Con eso, quedaban libres de la represión y de los
respectivos castigos ya contenidos en la legislación brasileña.



El último párrafo de esta nota, sin el barniz hipócrita de las notas
oficiales, dice lo siguiente: La falta de mano de obra los hizo esclavos,
porque los pobres viven del Bolsa Familia y podrían estar trabajando para
nosotros.

Contrariamente a lo que imaginan quienes tienen suposiciones sobre la
esclavitud actual, no siempre se trata de trabajo bruto, como el de talar la
selva en la Amazonia de los años setenta, realizado por gente tosca. Y que,
por eso mismo, no merecen que se les pague lo que vale su trabajo, contenido
en el producto final que de él resulta.



La vendimia no la hace cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es un
trabajo delicado que requiere mucho cuidado por parte de quienes cortan los
racimos y los colocan en el contenedor para su transporte a las plantas de
procesamiento. Hay en ello un conocimiento y un cuidado artístico
milenarios, de la época en que el trabajo y el arte no estaban separados y
en que lo sagrado no estaba ausente de una labor tan altamente simbólica.
Conviene recordar la función litúrgica del vino.



No por casualidad, en los lugares tradicionales donde se cosecha la uva para
la vinificación, ésta se practica con ritos festivos, en los que participan
los propios dueños de las plantaciones con toda la solemnidad de la
tradición.



Esclavitud sin etiqueta



Sólo el trabajo libre puede ser trabajo "con etiqueta". Nunca trabajo
esclavo. El trabajo esclavo atrapado en Rio Grande del Sur no es, por tanto,
exactamente "esclavitud con etiqueta", sino esclavitud sin etiqueta. La
etiqueta ganada por el afán de lucro en conflicto con lo que debe ser el
trabajo libre.



Las uvas utilizadas en la producción del vino que de ellas resulta están
mancilladas por la violación de una tradición vitivinícola sagrada. Los
gauchos de la región lo saben perfectamente, incluso



Los gauchos de la región lo saben perfectamente, incluso los arrogantes y
prejuiciosos que echan la "culpa" de la esclavitud a la víctima, como ha
ocurrido en pronunciamientos fuera de lugar en estos días.



El caso internacional más notorio de utilización de la esclavitud en la
producción de artículos de lujo era, hasta hace poco, el de las alfombras
finas de la India, vendidas como joyas a precios muy elevados en Europa y en
Estados Unidos. Alfombras fabricadas por niños esclavizados, a menudo
vendidos por sus padres a los productores para pagar las deudas contraídas
en el trabajo, deudas transmitidas de padres a hijos. Una artesanía preciosa
porque sólo las delicadas manos de los niños pueden tejerlas.



- Durante mucho tiempo, la historiografía dijo que no hubo esclavitud de
negros en Rio Grande do Sul. Sin embargo, las investigaciones actuales han
demostrado que se trata de una gran falacia y que la esclavitud en el Brasil
colonial e imperial fue muy dura en el sur del país. ¿Qué revela esta idea
de que no hubo esclavitud en el Sur?



Esta suposición es muy extraña. De hecho, las investigaciones que niegan tal
suposición no son "más actuales", es decir, más recientes. El mejor y más
bien hecho estudio histórico-sociológico sobre la esclavitud negra en Brasil
tiene como referencia precisamente Rio Grande do Sul. Me refiero a
"Capitalismo e escravidão no Brasil meridional", de Fernando Henrique
Cardoso, asistente de Florestan Fernandes, de principios de los años 60,
basado en investigaciones históricas realizadas en Pelotas (ciudad en Río
Grande do Sul: ndt). Fue la primera vez que el método dialéctico se utilizó
correctamente y de forma muy competente en la sociología brasileña. Es un
estudio innovador, que abrió importantes caminos para la renovación de los
estudios sociológicos entre nosotros con el uso de este método.



Asistí a un seminario en México, patrocinado por la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), una conferencia de Cardoso sobre este libro, a la
que asistió el gran historiador francés Pierre Vilar, que quedó asombrado.
Se quedó atónito y reaccionó diciendo que el libro tenía que publicarse
pronto. Fernando Henrique le explicó que el libro ya había sido publicado
hacía mucho tiempo. Al parecer, ya era un libro desconocido en el propio Rio
Grande do Sul.



- El reciente caso en la Serra Gaúcha llama la atención por el número de
trabajadores y por las terribles condiciones en las que vivían. Pero,
desgraciadamente, casos como este no son nuevos en el trabajo agrícola. ¿El
sometimiento de los trabajadores a situaciones análogas a la esclavitud en
el Brasil rural sigue siendo una realidad?



No se trata de "sigue siendo una realidad". Se trata de "es una realidad
desde hace mucho tiempo". La "esclavitud contemporánea" ha ido creciendo en
actividades laborales temporales, como la recogida de fruta, la
reforestación, la confección de ropa. De hecho, esto ocurre en Brasil desde
hace más de un siglo. Incluso antes de la firma de la Ley Áurea, un gran
número de trabajadores libres y pobres del Nordeste eran empleados en
actividades complementarias a la esclavitud. Sobre todo en trabajos pesados
y peligrosos, en los que era necesario prescindir del esclavo negro, que se
volvía cada vez más caro, dados los riesgos del trabajo.



- Usted fue miembro del Consejo de Administración del Fondo de
Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas contra las Formas
Contemporáneas de la Esclavitud. ¿Qué caracterizaba entonces a las formas
contemporáneas de esclavitud y cuáles son, hoy en día, las más comunes?



La situación laboral internacional no ha cambiado. Fui miembro del Consejo
durante 12 años y seguí muy bien lo que ocurría en el mundo en relación con
esto. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, hoy hay en
el mundo cerca de 50 millones de personas sometidas a alguna forma de
esclavitud. De esta cifra, el 22% son mujeres esclavizadas por matrimonios
forzados. En China y Sri Lanka, los padres venden a sus hijas, ya
adolescentes, como esposas. De hecho, como esclavas sexuales y también como
esclavas productivas. La situación varía mucho.



Mi último acto, en 12 años en la ONU, fue referir y presentar a los
embajadores en la Asamblea de Derechos Humanos el caso de una mujer de
Níger, la quinta esposa de un musulmán. En el Islam, un hombre puede tener
cuatro esposas legítimas. La quinta, si la tiene, es reconocida como
esclava. Esa mujer se benefició de una decisión del Tribunal Supremo de su
país que la liberó y le reconoció el derecho a una compensación monetaria.
Una indemnización ridícula. A través de una ONG, que se quejó en su nombre,
el caso llegó a la ONU, a la que acudió en persona y fue atendida por la
Junta. Pidió cinco vacas con las que poder sobrevivir, que la ONU, a través
de una institución suiza, le proporcionó.



El otro 28% de los 50 millones son personas sometidas a trabajos forzados.
Se concentran sobre todo en Asia, empleados en actividades productivas. No
sólo en la agricultura.



Un "negocio" lucrativo



La esclavitud ha demostrado ser una empresa rentable y floreciente. En 2005,
la esclavitud valía 32.000 millones de dólares. En 2013, los beneficios de
la esclavitud habían saltado a 150.000 millones de dólares. A la luz del
crecimiento del número de esclavos desde entonces, cabe suponer que estas
ganancias han experimentado un incremento aún mayor. Esclavizar a seres
humanos, generalmente frágiles e indefensos, en situaciones de extrema
vulnerabilidad, y traficar con ellos se ha convertido en un negocio muy
rentable porque depende de pocas inversiones materiales y porque la miseria
del mundo ha aumentado la oferta de víctimas en el mercado de la iniquidad.



Todavía durante mi estancia en la ONU, aparecieron dos casos de esclavitud
en Inglaterra y casos también en Estados Unidos. Inglaterra fue el país
pionero en la lucha contra la esclavitud, a través de la Sociedad
Antiesclavista, que aún existe, y de la que Joaquim Nabuco, nuestro
embajador en aquel país, fue activista incluso durante nuestro período
esclavista.



Los dos casos ingleses se referían a inmigrantes ilegales chinos y griegos,
introducidos en el país por traficantes de estas nacionalidades. Los chinos
se empleaban en la recogida nocturna de marisco en una playa adecuada. Lo
hacían con la marea baja. La zona de esta recogida estaba alejada de la
orilla, donde la marea subía muy deprisa, lo que dificultaba a los
trabajadores regresar rápidamente a tierra firme. Fue con el ahogamiento de
varios cuando el problema llegó a oídos de las autoridades. Sólo recibían
como pago una botella de agua, una barra de pan y una lata de comida para
perros. Lo que sobraba era para pagar el transporte y la introducción
clandestina en el país.



El grupo de griegos trabajó en Cornualles cortando y recogiendo flores,
también para pagar la entrada clandestina en Inglaterra.



- Ha tocado brevemente un punto que me gustaría recuperar: ¿puede
considerarse la externalización del trabajo como una puerta que se abre a la
esclavitud contemporánea?



La subcontratación no es simplemente una puerta que se abre a la esclavitud,
sino una puerta que la institucionaliza. Una solución legal que encubre y
protege a los beneficiarios de la esclavitud en Brasil, como en el caso de
Rio Grande do Sul. La esclavitud se ha convertido en un negocio lucrativo,
aparentemente legal, destinado a racionalizar la contratación y el empleo de
trabajadores en determinadas actividades. Una de las bodegas que contrató
subcontratistas involucrados en la práctica de la esclavitud divulgó una
nota con la información de que pagaba R$ 6.500,00 (1.300 dólares: ndt) por
trabajador por mes a la empresa que lo reclutaba. Este recurso crea un
capitalismo paralelo al capitalismo dominante basado en la técnica de
reducir costes intensificando la explotación del eslabón débil de la
producción, el trabajador. Por esta razón, el beneficio de estas empresas de
tráfico de seres humanos es un beneficio brutal, inmenso. Al ser un trabajo
temporal, ilegal y sin estabilidad, debilita aún más al trabajador y lo deja
completamente a merced de una entidad invisible que no tiene ninguna
responsabilidad en la injusticia que sufre.



- Usted está trabajando en un libro sobre el problema actual de la
esclavitud en Brasil. ¿De qué tipo de esclavitud se trata y cuál es su
relación con la esclavitud que ha tratado en obras anteriores?



Es la misma esclavitud. No ha habido ningún cambio entre las prácticas
esclavistas de los años setenta y las actuales. El campo de aplicación se ha
ampliado y diversificado. Pero la lógica es la misma.



En este nuevo libro mío, desarrollo y propongo una teoría de la esclavitud
actual, la llamada "esclavitud contemporánea". En ella, sugiero una
comprensión sociológica revisionista, antagonista y crítica en relación con
las interpretaciones difundidas y practicadas por la mayoría de los
militantes y organismos antiesclavistas, incluso religiosos.



- ¿Quién esclaviza hoy en Brasil? ¿Quién esclaviza? ¿Por qué se mantienen
esas relaciones?



En el Brasil actual, los esclavizados son generalmente jóvenes varones cuya
permanencia en la casa familiar durante la temporada baja de la agricultura
familiar representa una carga por ser un período de escasez. En general, la
seducción se produce mediante señuelos, promesas milagrosas y ocultación de
los mecanismos de endeudamiento.



Es también la persona que, en la esclavitud temporal, piensa que va a amasar
recursos para una prueba de entrada modesta en la sociedad del consumo y de
los bienes superfluos. Es una forma cruel de entrar en las promesas del
capitalismo a través de las trampas de una puerta anticapitalista.



Estas relaciones anómalas se sostienen porque son constitutivas del
capitalismo que tenemos, un capitalismo basado en supuestos de la economía
neoliberal, que depende de la negación de la libertad para establecerse. 



Esta es una contradicción fundamental de un capitalismo sin futuro. El
nuestro.



- ¿En qué consiste el peonaje, concepto presente en su obra, y cómo se
transforma en esclavitud por deudas?



Peonaje es una palabra que proviene del término "peón", que heredamos de la
metrópoli. Los documentos del siglo XVII la mencionan para significar la
diferencia social y estamental entre los "limpios de sangre", la gente de
calidad, los nobles, caballeros, que no andaban por su propio pie, que eran
llevados, o andaban calzados, y los que andaban descalzos, pisando su propio
pie, blanco o no: los peones.



Los peones eran personas muy pequeñas. Cuando se daba limosna en los siglos
XVII y XVIII, el valor se definía por esta diferencia. A partir de las
investigaciones que hice en los archivos de las órdenes religiosas, aquí y
en Portugal, se pudo comprobar que había un valor fijo de la diferencia: un
noble pobre valía hasta 36 veces más que una persona pobre sin calidad, un
peón.



La presentación personal decía cuánto valía una persona socialmente. Estar
descalzo decía mucho. Definía un destino. La persistencia de la palabra peón
para definir a las víctimas de la esclavitud por deudas es un indicio
significativo de que el peón es menos que una persona. Es alguien cuya
designación indica que sus necesidades no se definen por lo que le falta,
sino por un estigma de nacimiento.



- Entre sus actuales proyectos de investigación se encuentran también los
análisis en los archivos de las granjas de la Orden de São Bento en el casco
antiguo y la ciudad de São Paulo. ¿Qué ha revelado esta investigación en
tierras benedictinas sobre la esclavitud y la organización del trabajo?



Mi investigación en los archivos benedictinos se realizó en São Paulo,
Bahía, Pernambuco y Portugal. La esclavitud en la Orden de San Benito
difería significativamente de la esclavitud en general. Los monjes eran
monjes filósofos, intelectuales. Crearon el modelo para la abolición
progresiva de la esclavitud en Brasil. Al día siguiente de la Ley de Vientre
Libre, en 1871, abolieron la esclavitud en monasterios y haciendas, 17 años
antes de la Ley Áurea, sin exigir del gobierno ninguna compensación por la
enorme pérdida que habían sufrido.



Además, ya en el transcurso del siglo XVIII, hay indicios en sus documentos
de que la esclavitud en sus fincas no se basaba en el nacimiento, no tenía
una base racial, sino en la condición social. Uno de los casos que he
analizado fue el de un administrador de indios que también era amo de los
esclavos y arrendatario de un terreno en una de las estancias. Tenía un
pleito con el abad para recibir el valor de un pedazo de harina de mandioca
que le había vendido. Esto dio lugar a un debate en el monasterio al que
estaba adscrito sobre si había que pagarle o no.



Un tercio de la persona del indio era libre, igual y persona de pleno
derecho. Era él quien había producido la harina y, por tanto, había que
pagarle: era dueño de esa parte de su persona y era dueño de su trabajo.



- ¿Cuál fue el papel del colonato, en la historia agraria de Brasil, para la
ruptura de las relaciones de trabajo esclavo? ¿En qué medida la absorción de
las pequeñas propiedades rurales por los latifundios y la lógica del
agronegocio contribuyeron a la "invención" de nuevas formas de esclavitud?



Estudié este tema en mi libro O cativeiro da terra (Contexto, 2010). Brasil
no evolucionó de la esclavitud al trabajo libre y asalariado, sino a una
combinación de relaciones laborales. Sólo la cosecha de café, que era la
referencia, se pagaba en metálico, por tanto de forma propiamente
asalariada. El permiso para cultivar alimentos propios en tierras agrícolas
constituía una situación de arrendamiento de la tierra a cambio del pago en
trabajo, es decir, de un colono como arrendatario del terrateniente, la
inversa de la situación de un asalariado.



Al ocuparse de la plantación de café, el colono contrataba la mano de obra
gratuita de su familia. Si se necesitaban más recolectores para la cosecha,
era responsabilidad del colono pagar el jornal, responsabilidad del patrón.
El agricultor efectuaba el pago, pero lo cargaba en la cuenta del colono.
Además, estaban las tareas gratuitas, como hacer cercas, apagar fuegos. Era
una relación laboral libre pero compleja, que no se reducía al salario
propiamente dicho y que no solía confundirse con el patrón.



Pequeña propiedad y latifundio



La pequeña propiedad no fue absorbida por el latifundio. La pequeña
agricultura, no la propiedad, que fue incorporada al latifundio, como en la
agricultura de caña del Nordeste o en las plantaciones de café de São Paulo,
no se practicaba en tierras de propiedad del pequeño agricultor. Sólo en el
Nordeste, durante la dictadura militar, el gobierno reconoció el derecho de
enfiteusis de los cañeros de la región sobre sus tierras, el llamado sitio.
Lo que constituye un derecho de propiedad.



Los territorios donde se recluta a los trabajadores que acaban
convirtiéndose en esclavos están muy alejados de los lugares donde tiene
lugar la esclavización. Esta es una táctica para hacerlos más vulnerables:
el desamparo debido a la distancia en relación a la comunidad y a la familia
de origen.



- Si en el campo vemos situaciones laborales análogas a la esclavitud, en la
ciudad no es diferente, ya que tenemos noticias de fábricas clandestinas que
mantienen a personas en verdaderas prisiones. ¿Cuál es la similitud y la
diferencia entre esta esclavitud rural y la esclavitud urbana contemporánea,
especialmente en la producción de grandes marcas?



La esclavitud en el Brasil actual presenta variaciones significativas de una
situación a otra. Lo que las hace converger es la vulnerabilidad de la
víctima. No sólo la pobreza, sino también el engaño de suponer que el
trabajo, que sólo se revelará cautivo en el curso de los acontecimientos, es
una puerta al nuevo mundo de la superación de la pobreza. La sociedad de
consumo es el fantasma detrás de todo esto.



La similitud básica de estas situaciones está en la complicidad de la
víctima. Los reclutadores, traficantes y beneficiarios del trabajo esclavo
utilizan el desempoderamiento resultante de las diferencias culturales entre
la víctima y el explotador como instrumento de dominación. Hay una
biculturalidad que separa a las personas en un país como Brasil, que hace
vulnerables a los que vienen de los sectores más atrasados de la sociedad,
que dan a las palabras un significado que no tienen.



- Si todavía existen situaciones análogas a la esclavitud en el campo y en
la industria, también las hay en el hogar, ya que vemos a trabajadoras
domésticas rescatadas de esas condiciones. ¿Cómo analiza esta relación entre
esclavitud y trabajo doméstico?



A granel, los casos de servidumbre doméstica aparecen en los periódicos casi
todos los días. La víctima es tratada como una empleada y miembro de la
familia, que trabaja sin salario ni derechos, como si explotarla fuera un
favor y el trabajo un pago justo por este favor, la comida y la vivienda
bajo la escalera, como se suele decir. La justicia, cuando ha tenido que
actuar, ha procesado y condenado a los responsables. La diferencia en estos
casos es que las víctimas están en cautiverio, casi siempre porque fueron
abandonadas por su familia de origen.



Hace apenas una semana, el Ministerio de Trabajo y Empleo concluyó que una
anciana desaparecida desde 1979 (¡!) se encontraba en condiciones análogas a
la esclavitud en un hotel de Garibaldi.



Como también ocurre en la esclavitud rural, la víctima no se reconoce
esclava, principalmente porque sin ese trabajo cae en un estado de
indefensión. Es más común de lo que se cree que el trabajador liberado por
los inspectores de trabajo regrese a la finca de donde salió y
espontáneamente se someta de nuevo al cautiverio. O, en el caso de los
trabajadores domésticos, no saben qué hacer cuando son liberados.



Esto nos enfrenta a las dificultades de una militancia a favor del fin de la
esclavitud que refleja más la conciencia alienada del militante,
generalmente de clase media, que la conciencia que el esclavo tiene de su
situación.



La consecuencia puede ser dolor, sufrimiento e impotencia. No he visto
ningún análisis ni debate sobre este complicado problema. Los activistas
tienden a cerrar los ojos ante todo lo que va en contra de la euforia del
espectáculo en que se ha convertido la lucha contra la esclavitud y del que
ellos se han convertido en actores.



- ¿Es posible erradicar eficazmente la esclavitud hoy en día sin superar el
capitalismo?



Superar el capitalismo es una cuestión muy complicada. Depende de la
aparición de lo que Henri Lefebvre y Ágnes Heller, por separado, definieron
como situaciones de necesidad radical. Aquellas que sólo pueden superarse
como resultado de transformaciones sociales revolucionarias, es decir,
profundas.



El mundo, no sólo la sociedad capitalista, está cada vez más alejado de las
condiciones que engendran esas necesidades transformadoras. Escuché, de la
propia Ágnes Heller, en una conferencia en la PUC (Pontificia Universidad
Católica), aquí en São Paulo, que las necesidades radicales ya no existen.



He tratado este tema en otra perspectiva divergente y lo hice en mi reciente
libro “Sociología de la ignorancia: ensayos sobre la incertidumbre del
instante" (Unesp, 2021). En el caso brasileño, la dificultad es diferente y
mayor porque nuestra alienación social es peculiar, nuestra cosmovisión
crónica está del revés. Este es un hecho histórico y antropológico.



- ¿Qué caminos debemos construir para erradicar la esclavitud en el Brasil
de hoy?



Lo que llamamos esclavitud es el nuevo modelo de relaciones laborales de un
capitalismo poderoso y estructurado redefinido. En un mundo donde el trabajo
está siendo sistemáticamente desvalorizado, económica, social y moralmente.



Tenemos que entender cuáles son hoy las contradicciones del capital y qué
posibilidades históricas surgen de ellas. ¿Qué es posible, cuál es nuestro
posible hoy? ¿Qué praxis transformadora estamos en condiciones de
desarrollar a partir de estas observaciones?



Necesitamos revisar críticamente lo que creemos saber sobre la sociedad
contemporánea y sobre la sociedad brasileña en particular. Hacer la severa
autocrítica que nos permitirá ver lo que hasta ahora no hemos visto y no
queríamos ver. Tirar a la basura los manuales de vulgarización del
pensamiento de izquierda. Tenemos que pensar con cabeza propia, como sujetos
de conciencia social compartida. Es lo que Florestan Fernandes definió como
conciencia científica de la realidad social.



Leer con atención a los autores que, con prejuicios ideológicos, satanizamos
en nombre de nuestro voluntarismo desinformado y de nuestro pobre e
intolerante sentido común pequeñoburgués y reaccionario. Empezar de nuevo a
repensar el capitalismo con nuevos instrumentos. Reconocer los errores e
insuficiencias que bloquean nuestra comprensión del mundo. Si no nos
liberamos a nosotros mismos, no liberaremos a nadie.



* José de Souza Martins es licenciado en Ciencias Sociales, máster y doctor
en Sociología por la Universidad de São Paulo - USP. Fue profesor visitante
en la Universidad de Florida y en la Universidad de Lisboa y miembro del
Consejo de Administración del Fondo de Contribuciones Voluntarias de las
Naciones Unidas contra las Formas Contemporáneas de la Esclavitud de 1998 a
2007. Fue Profesor Simón Bolívar en la Universidad de Cambridge (1993-1994).
Es profesor jubilado de la USP. Entre sus últimos libros publicados figuran:
O cativeiro da terra (Contexto, 2010), Sociologia do desconhecimento:
ensaios sobre a incerteza do instante (Unesp, 2021), Fronteira: A degradação
do outro nos confins do humano (2022), A política do Brasil lúmpen e místico
(2021) y As duas mortes de Francisca Júlia: A Semana antes da Semana (2022).



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-Tinto de sangre. El maridaje esclavista entre grandes supermercados y
bodegas: (https://correspondenciadeprensa.com/?p=33384)

- Las áreas de trabajo esclavo deben ser destinadas a la reforma
agraria.(https://correspondenciadeprensa.com/?p=33301)

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