Historia/ "La violencia de la esclavitud fue fundamental en el ascenso del capitalismo". [Marcus Rediker - Entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Oct 3 23:25:08 UYT 2023


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Correspondencia de Prensa

3 de octubre 2023

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Historia



Marcus Rediker: “La violencia de la esclavitud fue fundamental en el ascenso
del capitalismo”



El historiador estadounidense Marcus Rediker ha rastreado el comienzo de las
resistencias contra el capitalismo hasta llegar a la historia de la
marinería y la piratería.



Irene G. Rubio/ Pablo Elorduy

El Salto, 2-9-2023

https://www.elsaltodiario.com/histo



Dice Marcus Rediker (Owensboro, Kentucky, 1951) que el viaje de los barcos
de esclavos transformaba a quienes lo hacían. A los marineros, quienes fuese
cual fuese su procedencia se convertían en “blancos” durante la ruta, con
potestad para ejercer la violencia; a los negros, convertidos en esclavos
por la vía del secuestro, las amenazas, las torturas, las violaciones y el
dolor.



Rediker no se ha ceñido a constatar esa transformación sino que, a lo largo
de sus ensayos, ha querido indagar en cómo las relaciones sociales en el mar
han cambiado el mundo. En su componente de transformación destructiva pero
también en los cambios culturales, las resistencias, las alianzas entre
personas distintas y los momentos de rebeldía que se daban en el contexto
general de horror que acompaña al nacimiento del capitalismo moderno. De
esas investigaciones han surgido una serie de libros que, en la última
década, han sido traducidos y publicados en España. La hidra de la
revolución, escrito a cuatro manos con Peter Linebaugh, reeditado en 2022
por Traficantes de Sueños, Entre el deber y el motín (Antipersona, 2019),
Barco de esclavos (Capitán Swing, 2021) y el más reciente, Villanos de todas
las naciones (Traficantes de Sueños, 2023), son una introducción a la
historia universal a través del trabajo, la vida y la muerte en los océanos.
Un campo de estudio que, como explica Rediker, permite salir de la
perspectiva acartonada de la historia de los Estados-nación para profundizar
en la historia desde abajo, una aproximación al estudio de la historia que
comparte con referentes como E.P. Thompson, Eric Hobsbawm, o sus colegas del
movimiento Midnight Notes Collective, Linebaugh y Silvia Federici.



-¿En qué consiste ‘la historia desde abajo’?



Es abordar la historia colocando a los trabajadores comunes en el centro del
estudio. Suelen quedar fuera de los libros, que casi siempre cuentan la
historia desde arriba. Sobre reyes y reinas, presidentes y, por lo general,
grandes hombres blancos. La historia desde abajo adopta una perspectiva más
democrática e inclusiva, en el sentido de que todo el mundo cuenta. Pones a
los trabajadores en el centro, intentas recuperar sus voces. Y, sobre todo,
mostrar cómo moldearon la creación de la historia. A veces tienen el poder
de cambiar el desarrollo histórico, especialmente a través de la
resistencia.



-¿Cómo se investiga esa historia desde abajo? Porque hay pocos registros de
personas de orígenes humildes.



Es el gran desafío. ¿Cómo se consiguen fuentes históricas sobre personas que
no dejaron muchos documentos propios? Requiere ser muy creativo. En primer
lugar, hay que tomar los documentos producidos por las élites y leerlos a
contrapelo, entre líneas, para que revelen secretos que, a veces, los
creadores de esos documentos no querían revelar. También se puede recurrir a
los registros legales, porque los pobres se encuentran muy a menudo en el
lado equivocado de la ley. Cuando fui a Londres para trabajar en los
documentos del Tribunal Superior del Almirantazgo, descubrí que en casos de
disputas salariales, motines o piratería, los marineros acudían al tribunal
para hacer una declaración, y el escriba anotaba sus palabras. Si quieres
hacer historia desde abajo, tienes que entender cómo la sociedad que
estudias elabora documentación sobre los pobres.



-En La hidra de la revolución cuentas la historia de los orígenes del
capitalismo, pero desde abajo, desde la perspectiva de las personas pobres.
¿Había pocos estudios sobre los orígenes del capitalismo desde esta
perspectiva?



Hay muchos estudios sobre los orígenes del capitalismo, muchas historias
económicas, pero tienden a dejar fuera a las personas que lo construyeron.
Si estudias historia económica, podrías pensar que las mercancías se mueven
por el mundo por sí solas, que no hay mano de obra involucrada. Lo que Peter
Linebaugh y yo hicimos en La hidra de la revolución fue mostrar cómo este
vasto y sangriento proyecto —la construcción de un nuevo orden capitalista
global— se veía desde arriba, desde el punto de vista de Hércules y cómo se
veía desde abajo, desde el punto de vista de la hidra a la que Hércules
cortaba las cabezas una y otra vez. Porque cuando cortaba una, dos cabezas
nuevas crecían en su lugar.



Descubrimos que marineros, esclavos, plebeyos de todo tipo, trabajadores,
siervos temporales, tenderas, prostitutas…, en definitiva, los más pobres,
fueron fundamentales en el gran drama de la construcción del capitalismo. Y
que resistieron. Esta es una parte muy importante: no siguieron ciegamente
las órdenes de arriba, se defendieron, lucharon. Rebeliones, levantamientos…
a veces hasta una revolución. Queríamos incluir la resistencia en la
historia, y mostrar cómo estos trabajadores moldearon la trayectoria
histórica.



-La hidra de múltiples cabezas, contra la que luchaba Hércules, es una
figura mitológica que fue utilizada en el siglo XVII por Francis Bacon y
otros autores para demonizar a los rebeldes. ¿Por qué crees que eligieron
esta figura?



Es más importante la elección de la figura de Hércules, la figura del gran
poder. Hércules realizó los 12 trabajos para alcanzar la inmortalidad. Así
que los poderosos se veían a sí mismos como Hércules. “Tenemos un trabajo
hercúleo para construir este nuevo sistema económico. Y ¿quién se interpone
en nuestro camino, quién nos dificulta lograrlo?”. Las élites utilizan
constantemente ese antiguo mito para describir lo que tratan de hacer, su
proyecto. Buscamos conceptos que estuvieran en la mente de los actores de
esa época, porque son un reflejo más genuino de su conciencia real.



-Explicáis cómo cada cabeza de la hidra representa un grupo social
considerado peligroso por el poder.



Para nosotros, las cabezas centrales de la hidra eran, ante todo, africanos
esclavizados, porque su fuerza de trabajo era transportada a través de la
trata de seres humanos desde África occidental a las plantaciones de las
Américas. Su trabajo impulsó la economía capitalista global durante un par
de siglos. Son la cabeza central de la hidra.



Otra de las cabezas, de casi la misma importancia, la forman los marineros.
Son cruciales porque se mueven mucho y desarrollan una resistencia propia,
pero también conectan las luchas de otros trabajadores. Por ejemplo, gracias
a que circulan, pueden llevar las noticias de un levantamiento campesino en
Inglaterra hasta Barbados.



Un tercer grupo son los plebeyos, la gente común que trabaja la tierra, con
frecuencia en tierras comunales. Y no nos referimos solo a Europa. Mucha
gente piensa que los bienes comunes solo existen en Europa, pero también
había plebeyos en África occidental que trabajaban en las tierras comunales,
en el Caribe y Norteamérica Precisamente, uno de los proyectos históricos
del capitalismo es despojar a esas personas de sus tierras, para
desposeerlas. Las personas que tenían los derechos comunes sobre esas
tierras fueron expulsadas por los cercamientos y se convirtieron en el
primer proletariado asalariado, porque no tenían nada que vender excepto sus
manos. Cuando pierdes tus tierras, puedes convertirte en siervo temporal e
ir a EE UU a trabajar en una plantación de tabaco en Virginia. Puedes
convertirte en marinero y navegar hacia el Caribe. Los siervos temporales
serían la cuarta cabeza de la hidra. Las mujeres trabajadoras, especialmente
en las zonas urbanas, son otra de las cabezas.



-¿Es posible darle otro nombre además del de hidra?



Si te fijas, en La hidra de la revolución utilizamos el término
‘proletariado’ en lugar de clase obrera, y lo utilizamos en el sentido
romano del término. Un proletario en la antigua Roma era alguien que no
tenía propiedades, de la clase social más baja, y se refiere específicamente
a las mujeres que servirían al Estado reproduciendo soldados. Así que el
concepto original de proletariado se refería a una mujer. Y se relaciona con
una preocupación más amplia: queríamos hacer un retrato del mundo de los
trabajadores que incluyera tanto a los asalariados como a los no
asalariados. Esto incluiría a las mujeres pero también a los esclavos, a los
que con frecuencia se excluye de la historia laboral porque no trabajaban
por un salario.



-Sostienes que los barcos de esclavos dieron forma al mundo moderno, ¿en qué
sentido?



Muchas investigaciones recientes muestran que la esclavitud fue fundamental
en los orígenes del capitalismo. Durante mucho tiempo, la gente siguió a
Adam Smith, que pensaba que el trabajo asalariado era superior moral y
económicamente al trabajo esclavo. Para los economistas que provenían de esa
tradición clásica, la esclavitud no tenía nada que ver con el capitalismo.
Pero ahora hay investigaciones que muestran que las ganancias acumuladas en
la trata de esclavos, en el sistema esclavista, impulsaron la
industrialización. Son cosas estrechamente relacionadas.



La violencia de la esclavitud fue fundamental en el ascenso del capitalismo.
También podemos fijarnos en las consecuencias culturales de la trata de
esclavos. Pensad en el papel de la música negra en todo el mundo, en los
géneros musicales que se desarrollaron a raíz de la diáspora africana: el
blues, el jazz, el soul… Todos estos géneros musicales son productos del
movimiento de millones de personas y del dolor que experimentaron en ese
proceso. Vivimos con la riqueza cultural que, de manera dialéctica, surgió
del horror.



-Señaláis que en la historia laboral moderna se hace hincapié en la clase
obrera blanca, en los trabajadores industriales, ocultando la historia del
proletariado atlántico. ¿Cómo era ese proletariado?



El Estado nación ha sido el marco de la historia durante los últimos 300
años. Casi todas las historias están escritas desde el punto de vista del
Estado nación, y la mayoría glorifican sus logros. Y, en ese sentido,
tienden a dejar de lado las dimensiones internacionales de la historia. Los
marineros rara vez forman parte de las narrativas nacionales. Se les
considera marginales. Cuando empecé a estudiar a los marineros, muchos
historiadores del trabajo no los consideraban parte de la historia laboral
porque no producían una mercancía y trabajaban fuera del Estado nación.
Pero, ¡son fundamentales para el sistema capitalista global! Así que esto se
remonta al tema del nacionalismo y a cómo ha dominado la escritura de la
historia.



En el siglo XIX, con la industrialización, está la historia de la clase
obrera nacional. Eso crea una suerte de anteojeras, que dificultan ver a
esas otras personas que no son trabajadores industriales y que existen fuera
de ese marco. En cierto sentido, nuestro objetivo era crear una nueva
definición de lo que es la clase trabajadora, y mostrar que la historia
laboral es más antigua de lo que pensábamos. Ese proletariado atlántico
inventó muchas cosas que forman parte de nuestra modernidad, como la huelga.



¿Cómo?



En 1768 los marineros londinenses sufren un recorte salarial. ¿Qué hacen? Se
acercan a los barcos y arrían las velas para que no puedan salir. En inglés,
en lenguaje marítimo, arriar una vela se llama to strike, golpear la vela.
Los barcos no se mueven. El capital no se acumula. Y la clase obrera es un
nuevo tipo de poder. Este proletariado marítimo es también el origen de la
bandera roja, que se convirtió en el símbolo de los movimientos socialistas
y comunistas de todo el mundo. Originalmente era un símbolo naval. ¿Qué
sucedía en medio de una batalla si levantabas la bandera roja? Significaba:
“No nos rendiremos y no aceptaremos su rendición. Lucharemos hasta la
muerte”. Los piratas la convirtieron en una de sus banderas, una de tantas.
Y esto, por un circuito complicado, acaba siendo adoptado por los
movimientos obreros de Europa como símbolo.



-Y la mano de obra esclava también forma parte de este proletariado.



De hecho, es una parte central del mismo. El azúcar era uno de los productos
básicos más importantes de la historia mundial. Y las plantaciones de azúcar
en el Caribe y en Brasil eran escenarios de horror casi inimaginables, en
las que se hacía trabajar a la gente hasta morir, literalmente. A los
abolicionistas se les ocurrió este lema: “El azúcar se hace con sangre”, con
la sangre de los trabajadores africanos. Queríamos enfatizar no solo la
centralidad del trabajo esclavo, sino también sus conexiones con estos otros
tipos de trabajo, especialmente el trabajo marítimo.



-Al final de La hidra de la revolución señaláis que hasta 1790 había una
concepción de la humanidad que era igualitaria y multiétnica, que es
derrotada en ese momento, para dividirse en dos.



Es derrotada por las concepciones modernas de raza, de clase y de
nacionalidad. Lo que una vez estuvo conectado y, en ciertos momentos, unido,
se divide. A partir de ese momento se hace más difícil ver esa unidad
potencial de la raza humana. En la década de 1790, que es una era radical,
ciertas cosas se ganan, pero otras se pierden. Y el auge del nacionalismo es
una parte muy importante de todo eso.



-Y eso dura hasta ahora.



Sí, dura hasta ahora, pero... La gente ya no le ve la utilidad. Al escribir
historia, por ejemplo, se ve que las viejas historias nacionales ya no
tienen mucho sentido. La historia transnacional, la historia desde abajo,
han mostrado la incoherencia de las antiguas historias, que podríamos llamar
liberales de la Guerra Fría. El desafío es escribir un tipo diferente de
historia para elaborar una nueva síntesis que dé sentido a todo, nacional e
internacional. Es uno de los objetivos de La hidra de la revolución,
proyectar una nueva visión de los siglos XVII y XVIII y ver cómo podemos
mirarlo desde abajo.



-Estamos acostumbrados a una imagen muy romántica de los piratas como
rebeldes y villanos. Pero en Villanos de todas las naciones presentas una
interpretación política de la piratería.



En la era dorada de la piratería se capturaron miles de barcos y eso creó
una crisis en el sistema de comercio mundial. Una de las cosas que
interrumpieron fue la trata de esclavos, algo muy molesto para las clases
dominantes de la época. Muchos marineros comunes se convirtieron en piratas.
Cruzaron la línea, arriesgaron sus vidas. Sabían que había muchas
posibilidades de que los ahorcaran si los atrapaban. Una de las preguntas
que me hice fue por qué estaban dispuestos a hacerlo. Su vida como marineros
comunes era muy dura, con mala comida, bajos salarios y capitanes de barcos
extremadamente violentos. Muchos dijeron: “Vivamos libremente, aunque solo
sea por un tiempo”. Tenían una frase para describirlo: “Una vida feliz y
corta”.



Los piratas generaron una crisis mundial. Se emprendió una campaña de
exterminio, cientos de ellos fueron ahorcados. Colgaban sus cuerpos con
cadenas y los cuervos picaban los globos oculares del cadáver. Los ponían en
la entrada del puerto para que cualquier marinero lo viera: “Esto es lo que
hacemos con los piratas. Esto es lo que haremos contigo. Somos despiadados”.
Y fueron despiadados. Hay una guerra en torno a la piratería, y es una
suerte de guerra de clases.



-También señalas que lucharon en nombre de un orden social diferente. ¿Cómo
describirías este orden social?



Reorganizaron la nave. Habían sido marineros navales y de barcos mercantes.
Esas naves operaban de manera autoritaria y jerárquica. Me interesaba
estudiar si los piratas reproducían lo que habían aprendido. Y no, hicieron
algo completamente diferente. Lo que buscaban, en primer lugar, era limitar
el poder del capitán, porque habían sufrido a estos capitanes increíblemente
poderosos. Elegían a su capitán democráticamente, en un momento en que los
pobres no tenían derecho a votar en ningún lugar. También crearon lo que
llamaron artículos, las reglas del barco, una pequeña constitución para el
barco. Crearon el puesto de contramaestre, que era el miembro de mayor
confianza de la tripulación. Ejercía de tribuno del pueblo y vigilaba al
capitán para asegurarse de que no se excediera con la autoridad que se le
había otorgado. Además, se reservaron el derecho de deponer al capitán.
También repartían su botín de forma muy equitativa, muy distinta a cómo se
repartían los recursos en los barcos navales o mercantes. Crearon un sistema
de seguridad social para los piratas que resultaban heridos en combate, como
le pasaba con frecuencia a los marineros. Crearon una especie de utopía para
sí mismos. Quiero decir, era un mundo controlado por marineros comunes, no
por comerciantes adinerados ni violentos capitanes de barcos. E hicieron de
la tripulación el poder soberano de su orden social.



-Es como un experimento democrático pero, ¿dónde habían aprendido esas
habilidades?



Las habían aprendido en la cubierta inferior de los barcos en los que
trabajaban. En otras palabras, estas tendencias democráticas e igualitarias
siempre estuvieron ahí, pero fueron reprimidas por el poder. Una vez que
tuvieron el poder de organizar su propio barco, esas ideas brotaron.



-Has escrito sobre el impacto de la revolución haitiana en el sistema de
esclavitud y también en la piratería. ¿De qué manera esa experiencia ha
cambiado el mundo, al menos en el Atlántico?



En mi opinión, la revolución haitiana, que estalló en 1791, no terminó hasta
alrededor de 1804, porque tres potencias imperiales intentaron capturar
Haití, una colonia azucarera muy lucrativa. Cuando termina en 1804, el
movimiento contra la trata de esclavos triunfa en Gran Bretaña y en EE UU, y
en 1807, 1808 se abolió la trata de esclavos, aunque no la esclavitud. En mi
opinión, la revolución haitiana es el principio del fin de la esclavitud. La
revolución da a las personas esclavizadas de todo el hemisferio occidental
la esperanza de derrotar la esclavitud. Ahora bien, eso no significaba que
fuese fácil de hacer. Pero había esperanza, la gente podía ver que esa
situación podía llegar a su fin. Y es una pena terrible que eso se haya
omitido, la gente solo hablaba de la Revolución Francesa. La revolución
haitiana fue mucho más radical y, en algunos aspectos, más significativa.



-Sí. Siempre es como una nota a pie de página.



Sí, es como una nota a pie de página, cuando debería ser la bisagra en la
que giran las cosas, ¿verdad? El mundo no volvió a ser el mismo después de
eso, después de demostrar que se podía derrotar al sistema colonial.



¿Crees que hay algún tipo de correlación entre el uso de los océanos en los
siglos XVII y XVIII y la concepción actual de los océanos?



En unos días voy a Ámsterdam para participar en una conferencia sobre La
solidaridad marítima, pasado y presente. Vinculamos la opresiva historia del
Atlántico y la resistencia dentro de él con el Mediterráneo contemporáneo.
El libro que estoy escribiendo ahora trata sobre cómo en los EE UU en el
siglo XIX se escapaba de la esclavitud por mar. Tenemos esta imagen del
ferrocarril subterráneo [Underground Railroad], ¿verdad? Pero no estaba bajo
tierra, ni fue por ferrocarril. La mayoría de la gente escapó por mar. Los
fugitivos contactaban a un marinero, un trabajador portuario o una tendera
—las tenderas desempeñaron un papel muy importante en todo esto. Se
introducía de contrabando a los fugitivos a bordo del barco y luego les
llevaban a un puerto del norte donde se había abolido la esclavitud. Este
sistema de escape marítimo es probablemente uno de los primeros movimientos
de solidaridad con los migrantes. La pregunta es ¿cómo lo hicieron? Hay una
serie de lecciones del siglo XIX que tienen implicaciones para los
activistas de hoy en día.



¿Como cuáles?



Algo que los abolicionistas entendieron muy bien es que, si vas a ayudar a
la gente a escapar por mar, debes estar dispuesto a infringir la ley, porque
la esclavitud era legal. Si ayudabas a un prófugo, era ilegal. La gente fue
a la cárcel, algunas personas murieron en prisión. Tienes que estar
dispuesto a infringir la ley. No significa que no puedas trabajar dentro de
la legislación nacional e internacional para crear la mejor situación
posible, pero tienes que estar dispuesto a actuar contra el poder estatal.
En segundo lugar, hay que escuchar a los fugitivos. Tienes que amplificar
sus voces, entender por qué están intentando escapar, dejar que te enseñen.
Los fugitivos que escaparon de las plantaciones del sur enseñaron a los
abolicionistas lo que era la esclavitud. ¡La mayoría de estos abolicionistas
blancos nunca había estado en el sur! No tenían ni idea de lo que pasaba
realmente en las plantaciones. Hay una historia sobre un hombre
afroamericano que está en el salón de un abolicionista con un grupo que está
anotando la historia de su vida. Y uno de ellos le mira, sugiriendo que no
se cree su historia. ¿Qué hace el hombre? Se pone de pie. Se desabrocha la
camisa y se la baja para mostrar el tejido de cicatrices de su espalda. “¿No
me crees? Tengo las pruebas”. Estos fugitivos enseñaron a los abolicionistas
qué era la esclavitud en términos humanos. Las personas que viajan en estos
barcos de migrantes pueden hacer lo mismo, hay mucho que aprender de ellos.

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