Nicaragua/ Cinco años del Estado policial.. [Divergentes]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Sep 25 23:34:12 UYT 2023


  _____

Correspondencia de Prensa

25 de septiembre 2023

 <https://correspondenciadeprensa.com/> https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

 <mailto:germain en montevideo.com.uy> germain en montevideo.com.uy

  _____



Nicaragua



Cinco años del Estado policial en Nicaragua, donde pensar de forma libre se
convirtió en delito



El 28 de septiembre de 2018, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo
declaró ilegales las protestas. A partir de entonces se ha impuesto un
Estado policiaco que se ha extendido contra sus propios simpatizantes
sandinistas, publicaciones críticas en redes sociales y la Iglesia Católica.
“La dictadura se quitó la máscara”, valora el defensor de derechos humanos,
Pablo Cuevas, sobre los crímenes y la suspensión de derechos ciudadanos que
ha cometido el régimen desde entonces.“Todo este control se explica por el
miedo que tienen de otra rebelión”, dice el especialista en derechos
humanos, Uriel Pineda



Divergentes , 25-9-2023

https://www.divergentes.com



El pasado 19 de agosto se difundió un video en el que se ve a unas personas
quemando una bandera del partido Frente Sandinista, de los caudillos Daniel
Ortega y Rosario Murillo, en el paso a desnivel de la rotonda Centroamérica
de Managua, un punto neurálgico de la capital. El video dura apenas 25
segundos y es filmado desde lejos. Minutos después, un grupo de
universitarios –sin identificar– se atribuyó la protesta por las
confiscaciones de las universidades privadas, Universidad Centroamericana
(UCA) y Universidad Juan Pablo II, donde supuestamente estudiaban.



La escena retrata la única manera en la que los ciudadanos pueden expresar
sus inconformidades en Nicaragua: de forma rápida, en completo anonimato y
sin previo aviso. Las demandas se realizan de esta forma desde hace cinco
años, el 28 de septiembre de 2018, cuando el régimen Ortega-Murillo declaró
ilegales las protestas e impuso un Estado policial en el país.



Cinco años después de prohibir de facto –por medio de una circular de la
Policía– las manifestaciones físicas, los ciudadanos han visto cómo hasta
sus espacios virtuales fueron censurados: las críticas contra el régimen
Ortega-Murillo en redes sociales son castigadas con cárcel y destierro. El
último informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos (Oacnudh) señaló que existe “un efecto paralizador
en la sociedad nicaragüense”, porque “cualquier persona que critique al
gobierno es castigada”.
(https://www.divergentes.com/oacnudh-medidas-represivas-dictadura-nicaragua/
)



Luego de que Ortega impuso el Estado de excepción, en el que no permite
espacio para la oposición sin que esto signifique detenciones, amenazas,
asedio y hostigamiento, preparó una serie de candados legales que le
ayudaron a perpetuarse en el poder.



Entre noviembre de 2020 y febrero de 2021, aprobó una triada de leyes
represivas: Agentes Extranjeros, Ciberdelitos y Soberanía. Además, hizo unas
reformas a la Ley 1060, del Código Procesal Penal, que ampliaron el plazo de
detención a los encarcelados, que era de 48 horas y ahora es de, “no menor a
15 días y ni mayor a 90 días”.



La Ley de Agentes Extranjeros creó un marco jurídico para declarar “traidor
a la patria” a cualquier ciudadano crítico por las vías de hecho, mientras
que la de Ciberdelitos se ha utilizado para capturar y procesar opositores
por opinar en redes sociales. Uno de los casos más emblemáticos fue el del
periodista deportivo, Miguel Mendoza, quien fue condenado a nueve años de
cárcel por supuestamente cometer “conspiración para cometer menoscabo a la
integridad nacional”. En su juicio, se presentaron como pruebas más de 30
publicaciones en redes sociales (Twitter y Facebook) que “causaban zozobra”.
Mendoza fue liberado, finalmente, en febrero de este año, después de más de
600 días de cárcel por ejercer su derecho a la libertad de expresión.



El director ejecutivo de la Defensoría Nicaragüense de Derechos Humanos
(DNDH), Pablo Cuevas, considera que en Nicaragua existe “un Estado policíaco
de terror que no sólo está apuntalado hacia los opositores, sino hacia los
simpatizantes del Frente Sandinista, funcionarios del gobierno y
trabajadores del Estado”.



Cuevas es una de las víctimas del régimen Ortega-Murillo. En marzo de 2022,
el veterano defensor de derechos humanos huyó de Nicaragua, junto a su
familia, debido a las amenazas de operadores sandinistas.
(https://www.divergentes.com/nicaragua-un-pais-sin-defensores-de-derechos-hu
manos/) Después de 40 días de travesía por Centroamérica y México llegaron
de forma irregular a Estados Unidos, donde actualmente viven. Ahí, Cuevas
colaboró en la fundación del nuevo organismo de derechos humanos. Como acto
de represalia, el régimen lo incluyó en una lista de 94 personas, a las
cuales despojó de la nacionalidad nicaragüense y les confiscó sus bienes.



“La dictadura se quitó la máscara en 2018”, dice Cuevas. Explica que antes
de la rebelión, el régimen intentaba silenciar las críticas mediante
chantaje económico, amenazas y hasta muerte, pero de forma solapada. “En
Nicaragua pareciera que existe un Estado de emergencia, con el cual todos
los derechos fueron suspendidos”, señala Cuevas.



En la circular del 28 de septiembre de 2018, la Policía responsabilizaba a
las personas y organismos que “han convocado y convocan a estas
concentraciones y movilizaciones públicas ilegales de las alteraciones al
orden público, de las acciones ofensivas y delictivas, y de las agresiones
que irrespetan el derecho al trabajo, a la seguridad y la vida de las
familias nicaragüenses”.



La prohibición se concretó el mismo día que se convocó a una nueva marcha de
protesta cívica, llamada “Marcha de la rebeldía, no tenemos presidente”. La
Policía advirtió que “los convocantes son responsables y responderán ante la
justicia de las amenazas, acciones delictivas y agresiones que se presenten
en el desarrollo de estas actividades”.



La última marcha que hubo en el país fue la del 23 de septiembre de 2018,
cuando unos paramilitares dispararon– según consta en fotografías y relatos
de testigos– hacia los manifestantes y causaron la muerte de Matt Romero, un
adolescente de 16 años de edad que participaba en la marcha.



Un sociólogo e investigador independiente dijo que desde que el régimen
Ortega-Murillo ejecutó la “Operación limpieza”, en junio de 2018, “estaba
decidido a imponer un Estado policial sobre la sociedad nicaragüense”. La
“Operación limpieza” fue un operativo en el que se combinaron policías con
paramilitares para desarticular los tranques –bloqueos de carreteras– que
instalaron los manifestantes como forma de presión. Esta actuación provocó
la muerte de decenas de ciudadanos opositores.



El pasado 11 de septiembre, Ortega reconoció que en 2018 ordenó la
“Operación limpieza”. “Había un momento en el que había que restablecer el
orden, restablecer la paz. Fue la Policía y con los policías voluntarios,
desmantelamos los famosos tranques de la muerte”, dijo el mandatario.



En estos cinco años de Estado policial, el régimen ha realizado una serie de
actos descabellados con el objetivo de eliminar cualquier tipo de protesta.
En 2018 los colores azul y blanco fueron los símbolos del movimiento
autoconvocado contra los Ortega-Murillo. Entonces, la Policía encarceló a
ciudadanos que la portaban y persiguió a algunos comerciantes que las
vendían. También se difundieron videos en los que aparecían policías
reventando chimbombas azul y blanco que eran lanzadas a las calles como acto
de protesta.



Otro de los actos represivos más insólitos fue en contra de Santos Camilo
Bellorín Lira, un campesino del norte del país, condenado a 11 años de
cárcel por supuestamente realizar “ciberdelitos”. Bellorín, un agricultor
que apenas sabe leer, nunca había tenido redes sociales ni tenía computadora
o smartphone. Sin embargo, en el juicio se le perfiló como “agitador
digital”.



El investigador explica que los Estados policiales son los regímenes que
utilizan las instituciones estatales y la Policía para ejercer un nivel de
control fuerte sobre los ciudadanos. Precisamente, una de las primeras
acciones que tomó el régimen, encaminado a la imposición del Estado
policial, fue la de impedir el derecho a la movilización de los ciudadanos y
a la protesta pacífica.



“A partir de entonces, las manifestaciones o marchas fueron restringidas, en
primer lugar, por medio de una violencia letal con armas de fuego, y
después, la Policía con este decreto de prohibir marchas o manifestaciones”,
añade.



Uriel Pineda, especialista en derechos humanos, también fue incluido en la
lista de los 94 nicaragüenses desterrados y confiscados por la dictadura.
Pineda considera que esta prohibición del derecho a las protestas tiene
elementos para considerarse como crimen de lesa humanidad, “pues existe un
Estado policial que reprime cualquier manifestación”.



El experto dice que en la medida que una persona haya sido encarcelada por
participar en una manifestación, “estamos en la presencia de elementos para
acreditar como crímen de lesa humanidad por la persecución y el
encarcelamiento a opositores”.



Pineda señala que el trasfondo del incremento de la represión se explica
“por el miedo que tiene el régimen Ortega-Murillo de un nuevo estallido
social como el de 2018”.



Estatales: “criticar al Gobierno es el peor delito”



No sólo los opositores han sido víctimas. La represión y el espionaje se ha
agudizado en los últimos años contra sus propios simpatizantes sandinistas.
Dos trabajadores de instituciones públicas, de la Dirección General de
Aduanas (DGA) y del Poder Judicial, hablaron con DIVERGENTES para contar el
acoso y vigilancia que existe en sus lugares de trabajo por parte de los
secretarios políticos a cargo (cada institución tiene un secretario político
del FSLN que baja las directrices del partido; en muchas ocasiones este
operador tiene más poder que el propio director de la institución).



El trabajador de la DGA dice que está seguro que su celular se encuentra
intervenido. “Por eso no me gusta enviar mensajes por WhatsApp sobre
política o que mencione a la familia (Ortega-Murillo)”, dice el trabajador
estatal.



“He conocido casos de personas que se las llevan presas por alguna
publicación o por alguna conversación en la que criticaron al gobierno”,
dice, en una entrevista en persona para evitar utilizar celulares. “Estos
casos no se denuncian porque no son opositores, sino simpatizantes del
partido, y las familias de ellos tienen miedo”, continúa.



El trabajador público dice que en Nicaragua “vivimos en una cárcel”. Este
hombre dice que “se puede cometer cualquier delito y el castigo no es tan
fuerte”, como lo es cuando se critica al gobierno. “Hablar (criticar) o
decir alguna inconformidad en contra de la familia (presidencial) es el peor
delito que se pueda cometer”, añade.



El país por cárcel que tienen los trabajadores estatales quedó reflejado en
una investigación de DIVERGENTES, la cual expuso varios casos de empleados
públicos a los que no les permitieron la salida del país.



Existe un control total sobre las solicitudes de vacaciones y las salidas
del país de ellos. De nuevo son los secretarios políticos los que se
encargan de seguir los pasos de los empleados públicos que tienen
información sensible y el “anhelo” de irse de Nicaragua.



El bloqueo también se extiende contra los “allegados al gobierno”. En
noviembre de 2021 las autoridades migratorias impidieron la salida de Álvaro
Baltodano Monroy, hijo del general en retiro Álvaro Baltodano Cantarero,
Delegado Presidencial para Fomento de las Inversiones. Otro que fue
imposibilitado de salir fue Leonardo Torres, presidente del Consejo
Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme), cuya
personería jurídica fue cancelada el año pasado por la Asamblea Nacional.



El 23 de noviembre de ese mismo año se le impuso “país por cárcel” a Daniel
Rosales, hijo del fallecido magistrado de la CSJ, Francisco ‘Chicón’
Rosales. Según una fuente de Gobernación, este intentó viajar a Estados
Unidos, pero fue devuelto a su casa. Rosales alegó que viajaba por razones
médicas, pero le negaron la salida.



El trabajador del Poder Judicial dice que “existe terror” entre los mismos
partidarios porque “el espionaje está en todos lados”. Esta fuente cree que
en la labor de espionaje están colaborando organismos de inteligencia
extranjeros de Cuba y Rusia, dos de los aliados internacionales que apoyan
al régimen Ortega-Murillo en su deriva autoritaria.



Durante el acto del 44 aniversario de la fundación de la Policía Nacional de
Nicaragua, Daniel Ortega confesó que el secretario de Estado y subdirector
de las tropas federales de la guardia nacional de Rusia, Oleg Anatolyievich
Plokhoi, se encuentra en Nicaragua “para enfrentar mejor a los golpistas, a
los terroristas”, los motes que utiliza el mandatario para referirse a los
opositores desde la crisis política de 2018. “Estamos defendiendo la paz”,
justificó el dictador el pasado 11 de septiembre.



El trabajador del Poder Judicial dice que estos organismos de inteligencia
“se encargan de mantener informada” a la dirigencia del partido sobre
cualquier movimiento de insurrección, porque saben que el nivel de
descontento que existe actualmente es muy alto. “Los nicas estamos siendo
espiados por organismos extranjeros, a esos niveles está nuestro país”,
apunta.



Represión a la libertad religiosa



Los atropellos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo trascienden
del ámbito político. En los últimos dos años, la Iglesia Católica ha sido un
objetivo a desarticular.



Un estudio titulado “Nicaragua: ¿una Iglesia perseguida?”, elaborado por
Martha Patricia Molina, una especialista en temas religiosos
(https://www.divergentes.com/cruzada-orteguista-contra-el-catolicismo-mas-de
-tres-mil-actividades-religiosas-han-sido-prohibidas/, registró 529
agresiones contra la Iglesia desde 2018, el año que estalló la crisis en el
país. Sólo en los tres primeros meses de este año se registraron 90 ataques.
Además, al menos 85 religiosos han huido del país debido a la persecución,
según Molina, quien documenta estas agresiones.



Actualmente, la dictadura mantiene a ocho sacerdotes como presos políticos,
entre ellos el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, quien fue condenado a
26 años de cárcel en una celda de máxima seguridad en el Sistema
Penitenciario Jorge Navarro, conocido como La Modelo.



Esto provocó que el papa Francisco dijera, en marzo de este año, que la
pareja en el poder de Nicaragua “tiene un desequilibrio” y pareciera que
quisieran “instaurar la dictadura comunista de 1917 o la hitleriana de
1935”.



Como parte de esta venganza, desde agosto de este año, el régimen ejecutó
una arremetida contra la orden jesuita en Nicaragua. La dictadura confiscó
la Universidad Centroamericana (UCA), porque supuestamente “funcionó como un
centro de terrorismo”. Una semana después, aprobó la cancelación de la
personería jurídica de la Compañía de Jesús y ordenó la confiscación de sus
bienes inmuebles.



Sin embargo, la arremetida se extiende hacia los feligreses. Las procesiones
católicas son prohibidas en Nicaragua. Por ejemplo, este año tampoco saldrán
las procesiones de San Jerónimo, el patrono de Masaya, por decisión de la
Policía. Desde 2018, esta festividad no se celebra, primero por la crisis
política; luego por la pandemia, y en los últimos dos años por decisión del
régimen sandinista de no otorgar permiso para que se haga la manifestación
religiosa.



Ortega justifica estos ataques contra la Iglesia porque los jerarcas
religiosos encabezaron el “intento de golpe de Estado” en 2018. En febrero
de este año, el mandatario dijo que la Iglesia Católica era una “mafia
organizada desde el Vaticano”, y dos meses más tarde llamó “golpistas” a los
sacerdotes nicaragüenses. El sociólogo e investigador considera que el nivel
de radicalización del régimen se expresa en esta anulación del derecho a
manifestar las creencias y expresar la fe religiosa. “La represión pasó de
la esfera política a impedir cualquier tipo de expresión religiosa, que no
tiene que ver con la política, sino con las creencias de la gente, de
profesar un credo religioso”, valoró.

  _____





--
Este correo electrónico ha sido analizado en busca de virus por el software antivirus de Avast.
www.avast.com

------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20230925/d96e8827/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa