Bolivia/ Guerra abierta en el MAS. Evistas versus arcistas.[Fernando Molina]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Sep 29 13:09:30 UYT 2023


  _____

Correspondencia de Prensa

29 de septiembre 2023

https://correspondenciadeprensa.com/

redacción y suscripciones

germain en montevideo.com.uy <mailto:germain en montevideo.com.uy>

  _____



Bolivia



Evistas versus arcistas



Guerra abierta en el MAS boliviano



El partido hegemónico en la política boliviana desde 2005 se encuentra
dividido en dos fracciones, en medio de una escalada del conflicto interno.
La puja política por el control del Movimiento al Socialismo (MAS) se va a
jugar en varios niveles, incluidas las organizaciones sociales que conforman
su base, hoy divididas, y el Poder Judicial.



Fernando Molina *

Nueva Sociedad, septiembre 2023

https://nuso.org/



El 26 de agosto, el ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, Eduardo del
Castillo, posteó en una red social un video en el que el ex-presidente de
Uruguay José Mujica emitía el siguiente mensaje: «Los mejores dirigentes son
aquellos que, cuando se van, dejan un conjunto de gentes que los superan
ampliamente. La lucha es colectiva y de generaciones». La alusión al
ex-presidente Evo Morales, que se encuentra en una dura lucha contra el
presidente Luis Arce Catacora por conservar el liderazgo del Movimiento al
Socialismo (MAS), era transparente. Días después, Del Castillo realizó una
conferencia de prensa en la que señaló que el trópico de Cochabamba, el
bastión cocalero de Morales, era el lugar del país en el que se habían
encontrado más fábricas de cocaína. Añadió que parte de la coca que se
vendía en los mercados de La Paz, y que debía usarse exclusivamente para el
masticado tradicional (akulliku), se desviaba al narcotráfico.



La respuesta a estas declaraciones fue singular: «Burro y Sonia son los
adjetivos que usan los evistas para atacar al ministro de Gobierno», tituló
el diario El Deber para retratarla (1). El senador cocalero Leonardo Loza,
muy cercano a Morales, apeló a estos insultos contra Del Castillo porque el
narco uruguayo Sebastián Marset, quien vivió en Santa Cruz por algo menos de
un año y hoy es prófugo de la justicia boliviana, había hecho circular un
video en el que le pedía al ministro «no ser burro». Loza sacó de una
noticia falsa lo de «Sonia», que supuestamente es el pseudónimo de la
autoridad en el mundo del hampa. Se preguntó si Del Castillo era «Sonia de
día o de noche» (2). Hace tiempo que la pelea entre las dos alas del mas
dejó atrás el respeto entre compañeros del mismo partido.



Del Castillo es un importante protagonista de la interna del MAS.
Funcionario de segundo nivel durante los gobiernos de Evo Morales
(2006-2019), este joven abogado destacó durante la resistencia de su partido
al gobierno de Jeanine Áñez en 2020. Nacido en Santa Cruz, próximo a la
también cruceña María Nela Prada, mano derecha del presidente Arce y su
ministra de la Presidencia, Del Castillo asumió la dirección de la seguridad
del país en el nuevo gobierno, el primero del mas que no tenía a Evo Morales
a la cabeza. Un año después, el ex-presidente intentó sacarlo del gabinete.
La razón era la detención, por orden de este, de Maximiliano Dávila, uno de
los jefes policiales antidrogas de Morales, acusado por la Administración de
Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de vínculos con el tráfico
de cocaína hacia Estados Unidos (3). Posteriormente, Dávila declaró a la
prensa que se lo detenía porque se quería enlodar al ex-presidente (4).
Además, el ministro de Gobierno anunció que pediría un informe a la Dea para
entender por qué la agencia estadounidense acusaba a Dávila. Ambos hechos
indujeron a Morales a la paranoia. Denunció que había un «plan negro» para
acusarlo de narcotráfico y extraditarlo a EEUU y para «destrozar» al
movimiento cocalero (5). Pese a la arremetida, Arce mantuvo a Del Castillo
y, en cambio, echó a un evista a quien Morales quería colocar a la cabeza
del ministerio (6).



Otro ministro con un papel importante en este conflicto es el de Justicia,
Iván Lima, quizá el hombre más poderoso del oficialismo después de Arce. Los
evistas lo acusan de controlar a jueces y magistrados, y de estar preparando
alguna maniobra legal en contra de Morales que le impedirá la candidatura en
2025. Hasta ahora, ha quedado en denuncia. Sin embargo, para los
incondicionales del ex-presidente indígena, esto tomó visos de realidad
cuando Lima amenazó a Morales con un juicio por calumnias. Morales había
dicho que el bufete de abogados del hermano de Lima atendía casos
millonarios en contra del Estado y había sugerido que podía ganarlos por el
poder del ministro. (7). «[Evo Morales] Debe buscarse un buen abogado», le
apostrofó Lima. Luego de la airada reacción política que provocó la amenaza,
el ministro tuvo primero que aclarar que la idea de enjuiciar al
ex-presidente era personal (Morales no le creyó) y luego, abstenerse de
iniciar la causa. Un año antes, este ambicioso abogado, que no es militante
del movimiento y está muy ligado a la jerarquía católica, había publicado en
una red social una serie de mensajes que contradecían abiertamente al MAS.
Esto no le ha impedido ser el hasta ahora imprescindible operador del
presidente boliviano.



La reacción de Morales contra Del Castillo se explica no solo por la
personalidad «conspiranoica» del ex-presidente, sino también por el ambiente
que encontró en su partido cuando retornó del exilio argentino en noviembre
de 2020, poco después del triunfo de Arce con 55% de los votos y exactamente
un año después de que perdiera el poder y tuviera que abandonar Bolivia.
Durante la campaña electoral, Arce y su segundo, David Choquehuanca, habían
evitado mencionar el nombre del ex-presidente, ya que se suponía que este
estaba muy desprestigiado por su afán reeleccionista y que su evocación le
restaría votos al mas. Ambos candidatos habían cohesionado al partido
aprobando el pedido de las bases de deshacerse del «entorno de Evo», que
entonces se encontraba exiliado en su mayor parte. Se recriminaba a este
grupo por haber gobernado el país 13 años y no haber defendido su propio
gobierno durante la crisis política de 2019.



Cuando Arce y Choquehuanca lograron sobradamente su objetivo de «detener a
la derecha», que había estado impulsando un conjunto de medidas para
desmontar el modelo socioeconómico construido por el mas, juraron sus cargos
en el edificio del Parlamento sin mencionar ni una sola vez al jefe de su
partido... En realidad, el nuevo vicepresidente sí lo aludió, pero de manera
negativa: «Ni las revoluciones han logrado modificar la conservación del
poder para mantener el control sobre las personas. No se consiguió modificar
la naturaleza del poder, pero el poder logró distorsionar la mente de los
políticos», proclamó. Y luego pronunció una frase que no dejaba dudas sobre
sus intenciones: «El poder tiene que circular» (8).



David Choquehuanca es un personaje fundamental en esta guerra fratricida.
«Hermano» de Morales desde los años en que este era tan solo un diputado
radical en el congreso neoliberal en la década de 1990, y su canciller
histórico después del «triunfo revolucionario» de 2006, este aymara de ideas
indianistas fue apartado del poder en 2017 por su aspiración a convertirse
en candidato presidencial en reemplazo de Morales, quien no podía postular
por cuarta vez a causa de las limitaciones legales que existían entonces. En
el momento de la salida de Choquehuanca del gabinete, el presidente urdía un
plan para habilitarse pese a haber perdido, en 2016, el referendo que había
mandado convocar para reformar la Constitución y garantizar su reelección y
la de su vicepresidente Álvaro García Linera. Finalmente, la reelección
quedó allanada por un veredicto del Tribunal Constitucional, que la declaró
«derecho humano» y, por tanto, la volvió irrestricta.



No solo Choquehuanca perdió su influencia en 2017, sino que además, como
suele suceder en Bolivia, todos sus colaboradores y seguidores fueron
puestos en la «congeladora» hasta que volvieron con gran fuerza en el
gobierno de Arce. Por estos hechos, Choquehuanca y los choquehuanquistas son
enemigos de Morales. Más aún porque, en 2020 y desde Argentina, este impidió
que el ex-canciller fuera el candidato del mas a presidente, como querían
las bases del partido, y lo sustituyó por Arce, entonces cercano a él,
degradando al indígena al puesto vicepresidencial.



Luis Arce se hizo conocido en Bolivia y América Latina por su papel como
ministro de Economía durante casi todo el mandato de Morales, con una
interrupción de dos años para tratarse de un cáncer del que salió bien
librado. Su trabajo como ministro se benefició de los altos precios
internacionales de las materias primas. De 2006 a 2014, el país creció a una
tasa promedio superior a 5% anual y la pobreza extrema se redujo de 38% a
18%. Muchos creyeron que esta dinámica positiva cesaría en cuanto los
precios cayeran. Pero Arce superó esa prueba aumentando el gasto público de
modo que compensara la caída de los ingresos por exportaciones. Bolivia
continuó creciendo, aunque con menos fuerza que antes, mientras los demás
países sudamericanos se iban hundiendo en la desaceleración. El lado
negativo de esta política, que algunos bautizaron «escape hacia delante»,
fueron los altos déficits fiscales y la caída de las reservas de divisas.
Curiosamente, quien debió pagar la factura de estos problemas fue él mismo
cuando se convirtió en presidente.



Arce se vinculó al mas de manera tardía, en el lapso inmediatamente anterior
a las primeras elecciones que Morales ganó, en 2005. Pero no era un recién
llegado a la izquierda boliviana. En la universidad había militado en el
Partido Socialista 1 (ps-1), uno de los muchos grupos progresistas
bolivianos que prácticamente desaparecieron con la caída del Muro de Berlín.
Este pasado tiene un papel en la lucha interna actual. En mayo de 2021, el
jefe de Estado se reunió con sus ex-compañeros, se vistió con los colores
del ps-1, se dejó rodear de las banderas rojas de los socialistas, pidió que
estos «no lo abandonen» y prometió que «seguirá en la lucha», igual que el
líder histórico del socialismo boliviano, Marcelo Quiroga Santa Cruz, quien
fue asesinado por la dictadura de Luis García Meza en 1980 (9).
Posteriormente, el 7 de noviembre de 2022, el dirigente de lo que queda del
ps-1, Remmy Gonzales, declaró que este partido estaba tramitando nuevamente
la personería jurídica y que Arce podría ser su candidato presidencial (10).
Después de esta declaración, los evistas comenzaron a denunciar que el
gobierno estaba prohibiendo la bandera del mas en los actos oficiales y
promovía el uso de la enseña del ps-1. Le desearon suerte al presidente con
su «nuevo partido» (11). Estos fueron desmentidos por la ministra Prada (12)
y, posteriormente, el ps-1 tuvo que aclarar que no ha tenido una
conversación política con Arce (13).



En diciembre del mismo año, este lanzó uno de sus escasos mensajes
televisados al país. Además de abordar temas de Estado, se refirió a la
polémica dentro del mas: «Sé que hay personas que se esfuerzan para hacerme
ver como un traidor al Instrumento Político, pero quiero decirles que soy un
militante más del mas, que no claudicaré» (14). Esta declaración no aquietó
la polémica sobre el asunto. En abril pasado, Morales publicó en una red
social una fotografía del presidente en el congreso socialista de 2021 y
escribió: «Saludamos la intensa actividad proselitista del ps-1, sigla
fundada por el hermano Marcelo Quiroga Santa Cruz y traicionada
históricamente por algunos políticos que terminaron en la derecha». (15)
Poco antes había declarado que el presidente no iba a los congresos del mas,
pero sí a los de otros partidos, aunque ironizó: «me comentaron, no le ha
ido bien con el ps-1 y ahora vuelve. Bienvenido, buen retorno. Uno puede
equivocarse, reflexionar y volver al Instrumento Político por la Soberanía
de los Pueblos» (16).



Los arcistas han recordado que cuando nació el mas, precisamente con el
nombre de Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, era un
movimiento y no un partido, y en él todas las facciones de izquierda eran
bienvenidas. La transformación del mas en un partido de nítidos contornos,
con un rígido estatuto interno, es reciente y obedeció a una estrategia de
Morales para conservar el control de su organización e impedir que esta se
inclinase hacia sus competidores. El ex-mandatario puso mucho interés en el
«congreso orgánico» que su tienda política realizó por requerimiento legal
en agosto de 2021, cuando todavía mantenía una relación razonable con sus
compañeros gobernantes. Este congreso aprobó un estatuto que declara a
Morales jefe natural del mas y exige diez años de militancia a todo el que
quiera ser candidato masista a la Presidencia del país (cláusula que elimina
a Arce) (17). El estatuto fue denunciado por los arcistas ante el Tribunal
Constitucional. Esta institución solo aceptó revisar la constitucionalidad
de un artículo de la norma, el que fija a Morales como «líder nato» de la
organización. Todavía no se conoce el veredicto.



Los observadores externos discrepan en cuanto a si Arce coqueteó seriamente
con el ps-1 o no. Lo cierto es que, desde el mensaje presidencial de fines
del año pasado que hemos mencionado, sus seguidores se han volcado por
entero a arrebatarle el mas a Morales y no a construir una nueva opción
política, dado el peso político y simbólico de esa fuerza.



Durante mucho tiempo se dijo que el presidente boliviano, a diferencia de su
mentor y ahora rival, carecía de «base social». Además, está el hecho de que
no es indígena. Tal fue la razón por la que, según el ex-vicepresidente
García Linera, él y Morales, que definieron la candidatura del ex-ministro
de Economía en 2020, la vieron «como un hecho transitorio, un recodo en el
camino para volver a la raíz» (18). Esta «raíz» era el gobierno indígena.
Pero lo que los dos ex-mandatarios no calcularon fue que de inmediato Arce
haría buenas migas con Choquehuanca, quien sí tiene base social y es
indígena. Desde entonces, el tándem Luis-David ha hecho un grave daño a la
estructura de lealtades partidarias. Contando con los recursos económicos,
políticos y simbólicos del Estado, han logrado lo que hace algunos años
habría parecido imposible: quitarle a Morales las bases de El Alto, la
populosa ciudad aymara colindante con La Paz, controlar a un importante
número de parlamentarios, seducir a las organizaciones campesinas y
acorralar al ex-presidente en su refugio del Chapare, donde este quiere
realizar (con oposición del ala arcista, que prefiere un lugar más
«neutral») el próximo congreso del mas, previsto para el 3, 4 y 5 de octubre
en el pueblo cocalero de Llauca Ñ. Allí se elegirán la nueva directiva del
partido y el candidato para las elecciones de 2025.



De lo relatado, se puede colegir una pregunta de orden moral: ¿traicionó
Arce a Morales, como creen los seguidores de este? Si Choquehuanca se
enfrenta a su antiguo «hermano», tiene motivos muy claros para hacerlo. En
cambio, se suponía que Arce era un hombre de Morales. «Me acuerdo lo que
hablamos con él en diciembre de 2019 en México», recordó hace poco García
Linera en un programa de televisión, «él estaba un poco desanimado,
tanteando que sí o que no [a la candidatura que ya se le había ofrecido]».
Entonces, según el ex-vicepresidente, él le dijo: «Luis, te toca a ti… luego
pasa a sus verdaderos dueños, que son los campesinos y los indígenas de esta
patria» (19).



Esta formulación no toma en cuenta la lógica del caudillismo y cómo esta se
despliega en un país en el que se permite la reelección. En las entrevistas
que concedió a la prensa internacional tras convertirse en presidente, Arce
repitió que él iba a tener el control total de su gobierno, es decir, que no
iba a ser títere de otros (20). El cumplimiento de este deseo le exigió
convertirse en un líder con proyección propia, porque, de lo contrario, el
gabinete y el gobierno no le hubieran respondido a él, sino a Morales. Así
funciona un sistema político caudillista. En Bolivia, el ascenso de los
políticos no se debe principalmente a sus logros personales, sino a su
lealtad para con la persona que puede darles o quitarles una posición. En un
país con reelección, esta persona no solo es la que ocupa el poder, sino la
que puede reproducirlo. Cuando esta doble función se encarna en dos personas
distintas, como excepcionalmente podía ocurrir con el arreglo que relata
García Linera, se introduce una ambigüedad desconcertante, que es
incompatible con el sistema caudillista. Si hubieran tomado en cuenta esta
dinámica, Morales y García Linera habrían podido adivinar desde el principio
lo que ocurriría con Arce: para poder controlar efectivamente su gobierno,
este necesitaría, en forma casi inevitable, antagonizar con Morales y
proyectarse más allá de 2025. Y eso es lo que ocurrió.



Comprenderlo no implica negar la dimensión ética del hecho. ¿Tenía Arce un
compromiso con Morales que le impedía, éticamente hablando, intentar
desplazarlo? ¿Era un compromiso explícito? ¿Fue voluntario o se sintió
obligado a él a cambio de su postulación? Por tanto, su conducta posterior
¿resulta recusable desde un punto de vista moral o no? Son preguntas que
nadie ha respondido y que probablemente no se respondan jamás. Como hemos
visto, la pelea no se da en estos términos. Solo García Linera ha sacado
esto a colación. Y el ex-vicepresidente critica más a Arce por no darles
prioridad a los indígenas en el próximo periodo político que por faltar a su
supuesta palabra de «ser de transición».



Como fuere, lo cierto es que el antagonismo inherente a la lógica
caudillista del sistema político ha emergido y se ha ido complicando con las
disputas y los rencores personales y con algunas discrepancias
programáticas. En su círculo íntimo, Arce dio a entender que no perdonaría a
Morales por haber atacado a su hijo Marcelo, a quien el evismo acusó
públicamente de hacer lobby en torno de la licitación internacional del
litio (21). En cuanto a lo programático, el gobierno ha responsabilizado a
las administraciones precedentes de no haber invertido en la reposición de
las reservas de gas, que hoy sufren un agudo declive (22) (esta crítica se
ha esgrimido hasta donde lo permite la memoria de que Arce también fue parte
de estas administraciones). Por otro lado, el evismo está chocando contra
varias políticas gubernamentales, por ejemplo, contra la extracción de litio
de los salares bolivianos por parte de varias empresas chinas y una rusa,
pues considera que esta política pierde de vista el propósito inicial del
mas, que era aprovechar la abundancia del commodity en territorio boliviano
para iniciar procesos de industrialización que no parasen hasta lograr la
fabricación de baterías «made in Bolivia». Esta crítica pasa por alto que la
idea de la «industrialización del litio» ha tenido una década para
concretarse y no se ha logrado.



Perspectivas



«Toda esta fractura tiene que ver con la competencia de dos personas. La
pugna es abierta», resumió García Linera en la televisión (23). Este
político, que se dedica ahora a la cátedra universitaria y el análisis, se
alinea con su ex-compañero de gobierno (la «raíz indígena»), pero advierte
que la perspectiva de un mas fragmentado es muy negativa y pide un diálogo
entre los dos caudillos. Por esto Morales lo calificó como «un enemigo más»
(24). García Linera no profundizó en la polémica, que para algunos se debió
a la naturaleza implacable de Morales cuando recibe críticas y, para otros,
mostró su desesperación en un momento de aislamiento. Morales también está
chocando con Andrónico Rodríguez, joven dirigente cocalero, formado por él
como líder sindical y senador que algunos consideran como «la tercera
opción» del mas (25). Pero pensar que los dos grandes líderes se retirarán
pacíficamente para dejar que aparezca alguien nuevo (una posibilidad fuerte
en las encuestas) no suena por ahora verosímil.



Según García Linera, «el electorado se divide en 40-40-20. 40% masista, 40%
antimasista y 20% apoya a uno o a otro. Divididos, los dos candidatos del
mas se van a repartir de a 20% cada uno. La única manera de que el 40% se
pueda convertir en 60% es unidos», conjeturó (26). Una encuesta reciente le
da una intención de voto a Arce de 14% y a Morales de 10%; con ello ocupan
el primer y el tercer lugar en popularidad, respectivamente. Una de las
conclusiones de la encuesta es que ambos apuntan a dos segmentos diferentes
del ámbito popular, con más apoyo a Morales entre los más pobres (27). Los
negativos del ex-presidente son muy altos y consolidados y hacen improbable
que logre salir de su nicho electoral; sobre todo, que pueda expandirse
hacia la clase media. Al mismo tiempo, Arce difícilmente penetrará en el
«campo profundo», donde la figura de Morales sigue teniendo dimensiones
míticas.



Pero este tipo de cálculos no convencen a los actores de la disputa. Por
eso, la derrota del llamado «proceso de cambio» en 2025 se ha vuelto más
posible que en el pasado. Por otra parte, se pueden observar varios signos
de un «cambio de ciclo histórico», el principal de los cuales es el
desplazamiento del «sentido común» de la población hacia posiciones
similares a las de las extremas derechas, aunque no existe una figura
política que exprese claramente esta tendencia (28).



El efecto del enfrentamiento masista más negativo en el plano estructural es
la división de la mayoría de los sindicatos, que son la base del mas, en dos
alas (solo se ha librado de ello, hasta ahora, la Central Obrera Boliviana,
que es fundamentalmente arcista). El 20 de agosto, un congreso de la
Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos (CSUTCB), la
«entidad matriz» de los campesinos bolivianos, quedó empañado por una pelea
entre delegados. «Por instrucción del presidente Luis Arce, operadores
políticos del gobierno y la policía han perpetrado un atentado criminal
[contra el congreso campesino]», escribió Morales en una red social. El
ex-presidente denunciaba que la policía lanzó gases lacrimógenos en el
coliseo de la ciudad de El Alto donde se realizaba la reunión. El gobierno
rechazó las acusaciones. Según las autoridades, quienes activaron granadas
de gas en medio de una sesión de madrugada fueron delegados embriagados del
«ala radical», es decir, seguidores del ex-presidente (29). La ministra
Prada calificó las palabras de Morales de «temerarias». La prensa reportó
que dos grupos de campesinos se enfrentaron con armas blancas, botellas y
palos. Hubo 450 heridos leves (30). Por el desorden del congreso, en el que
participaban cientos de personas, resultaba difícil determinar cuál sector
era el mayoritario. En cualquier caso, al final dos dirigentes distintos se
proclamaron ejecutivos de la CSUTCB. Uno, el reconocido por el oficialismo,
se quedó con la oficina y los papeles de la institución. El otro, evista,
amenazó con un bloqueo de caminos, el tradicional método de lucha rural,
para recuperar la confederación. Este bloqueo se postergó hasta octubre por
solicitud de Morales, que argumentó que la crisis económica no lo hacía
aconsejable, ya que perjudicaría a los más necesitados (31). El bloqueo,
como casi todo lo que ocurre hoy en la política boliviana, fue motivo de
múltiples batallas retóricas. Tenía potencial de complicar la gobernabilidad
del presidente Arce, aunque el oficialismo piensa que el evismo es débil y
que retrocedió por su incapacidad de llevar a cabo una protesta exitosa
(32).



Más allá de lo que ocurra en este caso específico, si las organizaciones
sociales se dividen de manera duradera, la salida del mas del gobierno en
2025 podría ser algo más que un traspié electoral y convertirse en una
derrota de largo plazo del movimiento trabajador, indígena y popular.



* Fernando Molina s periodista y escritor. Es autor, entre otros libros, de
El pensamiento boliviano sobre los recursos naturales (Pulso, La Paz, 2009),
Historia contemporánea de Bolivia (Gente de Blanco, Santa Cruz de la Sierra,
2016) y El racismo en Bolivia (Libros Nóadas, La Paz, 2022). Es colaborador
del diario español El País.



Notas



1.Marco Antonio Chuquimia: «Burro y Sonia son los adjetivos que usan los
evistas para atacar al ministro de Gobierno» en El Deber, 29/8/2023.

2.Ibíd.

3.«Detienen a Maximiliano Dávila, ex-jefe policial de Bolivia, por supuestos
vínculos con el narcotráfico» en CNN en Español, 26/1/2022.

4.Carlos Quisbert: «Dávila, el coronel que es acusado de narco por la DEA y
que incomoda a Evo» en Página Siete, 30/12/2022.

5.Rubén Atahuichi: «Morales denuncia un ‘plan negro’ en contra suya y que le
reclamó a Arce» en La Razón, 4/9/2022.

6.«Nelson Cox es destituido del cargo de viceministro; dijo que desconoce
los motivos» en ANF, 10/1/2022.

7.R. Atahuichi: «Morales versus Lima, el cruce verbal que apunta a un
juicio» en La Razón, 16/8/2023.

8.«Lea el discurso completo de la posesión del vicepresidente David
Choquehuanca» en La Razón, 8/11/2020.

9.«Presidente Arce asiste al congreso del PS-1 y aguarda sus conclusiones»
en ABI, 1/5/2021.

10.Luis Mealla: «El PS-1 abre las puertas para que Luis Arce sea su
candidato en 2025» en La Razón, 17/11/2022.

11.«Vicepresidente del MAS acusa a Arce de prohibir banderas azules y le da
vía libre para irse del partido» en La Razón, 16/11/2022.

12.La Razón: «Ministra Prada niega instrucción de usar banderas rojas en
concentraciones del MAS» en La Razón, 16/11/2022.

13.«PS-1 asegura que no ha tenido ‘conversación política’ con Arce» en
Opinión, 1/5/2023.

14.«Presidente Arce: ‘Me quieren hacer ver como traidor, pero soy del MAS’»
en Urgente.bo, 2/12/2022.

15.«Evo saluda campaña del PS-1 con foto pasada de Arce» en Correo del Sur,
17/4/2023.

16.«Evo: A Luis Arce no le fue bien con el PS-1 y ahora vuelve al mas» en
Los Tiempos, 19/3/2023.

17.«Estatuto del mas establece respeto a Evo Morales y sin librepensantes»
en Los Tiempos, 30/9/2021.

18.«García Linera ve ‘transitoria’ a la gestión de Arce y afirma que en 2025
el proceso debe ‘enrectarse’» en Erbol, 3/2023.

19.«García Linera: En 2019 se definió que Luis Arce iba a ser un candidato
para un gobierno de transición» en Abya Yala Televisión, 24/8/2023.

20.V. por ejemplo F. Molina: «Luis Arce: ‘No queremos revancha en Bolivia,
hay muchas cosas por hacer’» en El País, 21/10/2020.

21.«Evo respalda a diputado que denunció a hijo de Luis Arce y
responsabiliza al gobierno de su seguridad» en Los Tiempos, 15/2/2023.

22.«Montenegro revela que el ‘mar de gas’ fue ‘una mentira’ de un ministro
de Evo Morales» en ANF, 12/1/2023.

23.«Diálogo entre ex-presidente Eduardo Rodríguez y ex-vicepresidente Álvaro
García» en Abya Yala, 1/9/2023.

24.«‘Tengo un enemigo más’, Evo se refiere así a Álvaro García Linera» en
Página Siete, 2/4/2023.

25.«Andrónico aclara que no pretende ser candidato a la Presidencia» en
Radio Compañera, 5/7/2023.

26.«Diálogo entre ex-presidente Eduardo Rodríguez y ex-vicepresidente Álvaro
García», cit.

27.«Arce y Mesa encabezan encuesta de intención de voto, pero hay
dispersión» en Asuntos Centrales, 4/9/2023.

28.F. Molina: «Inseguridad, desencanto y economía: Javier Milei y el efecto
contagio en Bolivia» en El País, 16/8/2023.

29.Antonio Dalence: «Congreso campesino termina con violencia y más de 450
heridos» en La Razón, 20/8/2023.

30.Ibíd.

31.«Evo Morales ve ‘responsable’ y ‘prudente’ la suspensión del bloqueo
nacional» en Erbol, 4/9/2023.

32.Edwin Condori: «Campesinos arcistas califican de fracaso contundente el
bloqueo postergado de evistas: ‘No somos ovejas de nadie’» en El Deber,
4/9/2023.

  _____





--
Este correo electrónico ha sido analizado en busca de virus por el software antivirus de Avast.
www.avast.com

------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20230929/197799f6/attachment-0001.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa