Argentina/ ¿Un Milei bonapartista? [José Natanson]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Ene 1 00:46:24 UYT 2024


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Correspondencia de Prensa

1° de enero 2024

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Argentina

 

¿Un Milei bonapartista?

 

José Natanson

Le Monde diplomatique, edición Cono Sur, enero 2024

https://www.eldiplo.org/

 

¿Cómo se construye el éxito de un proceso de reformas como el que quiere
imponer Javier Milei? ¿Por qué Carlos Menem logró imponer el neoliberalismo
más profundo de América Latina mientras que Mauricio Macri fracasó en el
intento? Las explicaciones más clásicas cifran el éxito menemista en el
efecto estabilizador de la convertibilidad, el alivio profundo que produjo
luego de dos hiperinflaciones, y el proceso de crecimiento que activó.
Verdadero contrato social de los 90, la convertibilidad se sustentó en un
pacto por el cual la sociedad aceptó cederle al mercado el empleo y la
igualdad, a cambio de estabilidad y consumo. Macri, que a diferencia de
Menem no asumió en un contexto de emergencia sino de normalidad, así fuera
de normalidad recesiva, no logró fundar un modelo propio que entregara algún
beneficio al conjunto social: hundido en la impotencia gradualista, logró
apenas estirar la agonía hasta que el pulmotor frágil del endeudamiento se
agotó, y entonces la macroeconomía voló por el aire.

 

Pero hay otra forma de responder a la pregunta, que resulta interesante a la
luz de los planes de Milei, y que no tiene que ver tanto con el punto de
partida, con la emergencia económica que conduce a la desesperación social
que habilita los cambios, sino con las coaliciones que frenan o viabilizan
las reformas. En un artículo pionero publicado en la revista Desarrollo
Económico (1), el politólogo Sebastián Etchemendy sostuvo que el éxito de
Menem no se explica sólo por su determinación para enfrentar a los grupos de
interés tradicionales, los lobbies sindicales o empresariales que defendían
el viejo modelo estatista, sino por su capacidad para obtener el apoyo de
algunos de los protagonistas más importantes del antiguo modelo
intervencionista en la nueva etapa.

 

Dos ejemplos ayudan a ilustrar esta idea.

 

Durante su gobierno, Menem revocó casi todas las disposiciones especiales
que regían sobre el sector altamente protegido de la fabricación nacional de
acero (cupos, tarifas, promoción industrial y régimen de compre nacional),
lo que afectaba sobre todo los intereses de Siderca, del Grupo Techint. Sin
embargo, compensó esta pérdida de protecciones y privilegios con la
privatización de Somisa, la gigantesca siderúrgica creada por Perón, cuyo
control le permitió al holding ganar cuotas de mercado interno, expandirse
vertical y horizontalmente y acelerar su proceso de internacionalización.

 

El otro caso es la administración pública nacional. Como Milei, Menem redujo
la cantidad de organismos, eliminando cientos de direcciones, subsecretarías
y secretarías, creó un régimen de retiros voluntarios para achicar personal
y suspendió las paritarias. Para sortear los bloqueos, sumó a UPCN, el
histórico gremio estatal peronista, al Comité Ejecutivo para la Coordinación
de la Reforma Administrativa (CECRA), un organismo ad hoc de cinco miembros
que era el que en los hechos tomaba las decisiones. Esto le permitió al
líder de UPCN, Andrés Rodríguez, incidir en el diseño de la reforma
protegiendo a los integrantes de su sindicato en detrimento de los afiliados
a ATE, además de lograr un lugar de privilegio en la mesa de negociación
salarial y el control exclusivo de Unión Personal, la obra social de los
estatales.

 

Con este tipo de decisiones (hay muchos otros ejemplos), Menem fue
componiendo una coalición de apoyo que le garantizó sustentabilidad a su
gobierno. El contraste con Macri es interesante. Como explica Gabriel
Vommaro en un artículo reciente (2), el líder del PRO (Propuesta
Republicana) se propuso cuatro grandes objetivos reformistas: baja de
retenciones, reforma impositiva para reducir impuestos distorsivos, reforma
laboral y reforma jubilatoria con nueva fórmula de actualización. De ellos,
sólo logró avanzar en el primero, el único que no requería aprobación
parlamentaria y que fue anunciado apenas asumió la Presidencia (el hecho de
que al final de su gestión haya tenido que reponer parcialmente las
retenciones es un homenaje a la impotencia). Como sostiene Vommaro, el resto
de las políticas quedaron a mitad de camino o directamente fueron frenadas
por una combinación de bloqueo parlamentario (a veces incluyendo a miembros
de su propia coalición), rechazo social y, en menor medida, activismo
judicial.

 

Una reforma de proporciones bíblicas

 

El megadecreto anunciado por Milei pretende derogar 300 leyes que atraviesan
casi todas las relaciones económicas de Argentina; es un mamut normativo con
efectos en casi todas las actividades y mercados. Si el método es claramente
anti-republicano, a punto tal que constitucionalistas insospechados de
comulgar con el peronismo han denunciado su ilegalidad, su objetivo, la
desregulación y liberalización general de la economía, es más claro que el
agua clara. El proyecto de ley ómnibus anunciado unos días después pretende
avanzar en la misma línea.

 

El decreto y el proyecto de ley parten de algo que es cierto: hay muchas
actividades que están sobrerreguladas y que se beneficiarían de una revisión
de la normativa que las limita, hay convenios colectivos atrasados (muchos
sindicalistas lo admiten en privado) y mercados directamente rotos:
alquileres es el ejemplo más evidente. La Aduana, cuentan los operadores de
comercio exterior, es un suplicio. Sin embargo, el objetivo de Milei es más
profundo y no se limita a intentar corregir lo que funciona mal. El exocet a
la legislación laboral es un buen ejemplo: aunque algún punto puede ser
razonable (es cierto que el régimen de multas en el cálculo de las
indemnizaciones es un problema para muchas empresas), su espíritu general es
no sólo desprotectivo sino directamente anti-peronista, casi una invitación
a la guerra de clases. ¿Qué tiene que ver con el objetivo de fomentar la
productividad la eliminación de la cuota solidaria (el porcentaje mínimo que
cobran los sindicatos a todos los trabajadores)? ¿En qué contribuye a crear
un capitalismo más dinámico la limitación del derecho a huelga en el rubro
gastronómico? Más que desarmar trabas burocráticas o remover obstáculos, el
decreto es un intento de reforma de proporciones bíblicas que, partiendo de
un dogma neoliberal clásico, busca conmover la estructura social de la
nación.

 

El decreto es un intento de reforma de proporciones bíblicas que, partiendo
de un dogma neoliberal clásico, busca conmover la estructura social de la
nación.

 

Un microejemplo, entre cientos de otros posibles. El miércoles pasado
(miércoles 27 de diciembre: ndr) Federico Sturzenegger, cuyas contribuciones
anteriores a la felicidad de los argentinos se remontan a su rol de
viceministro de Domingo Cavallo (cuando estalló la convertibilidad) y
presidente del Banco Central de Macri (cuando estalló el tipo de cambio),
defendía los alcances del decreto en TN (Todo Noticias, multimedio del Grupo
Clarín: ndr) . Cuando Diego Sehinkman, que es un gran periodista, le
preguntó por qué avanzaba en una desregulación del turismo, el economista
explicó que hoy un emprendedor que quiere abrir un servicio de visitas
guiadas en Purmamarca tiene que crear una agencia de viajes, anotarse en un
registro, esperar la autorización, hacer trámites burocráticos… Así
explicado, hasta parecía razonable. El problema es que el decreto deroga el
Registro Nacional de Agencias de Turismo y la Ley 18.829, que a su vez
arrastra a la Ley 25.599 de Turismo Estudiantil, que establece ciertos
requisitos para un sector que opera con menores de edad: por ejemplo, la
obligatoriedad de que el personal –que, insisto, está en contacto con
¡menores!– presente certificados penales, de modo de evitar contratar a
personas con antecedentes de consumo de estupefacientes, violencia o abuso
(3).

 

Las chances del outsider

 

Como señalamos al comienzo, la experiencia comparada demuestra que los
planes de estabilización que funcionan son aquellos que combinan beneficios
difusos (caída de la inflación, aumento del consumo) con rendimientos
sectoriales que permiten obtener el apoyo de actores clave. Partiendo de una
situación crítica, un año cero de emergencia que abre la ventana al impulso
transformador, se van fortaleciendo a medida que transcurren, dotando al
gobierno de más y más poder político para ir agregándole sucesivas capas de
reformas. Fue el caso de la convertibilidad y del Plan Real. Si ampliamos el
radio de comparación, podemos constatar que los casos exitosos de
estabilización en contextos de alta inflación suelen incluir una política de
ingresos más o menos consensual, que haga tolerable el costo social del
ajuste y las reformas, como muestra el antecedente de Israel en 1985 (bajo
el gobierno laborista) y de México en 1988 (bajo el gobierno corporativista
del PRI) (4).

 

En cambio, una frustración inicial puede llevar a un temprano fracaso, como
sucedió con el banquero Guillermo Lasso. Poco después de asumir, en
septiembre de 2021, el Presidente ecuatoriano recurrió por primera vez a la
cadena nacional para anunciar la Ley de Creación de Oportunidades (CREO), un
amplio proyecto de reformas fiscales, laborales y económicas que modificaba
de un plumazo 30 leyes y que fue concebido como el paso definitivo de su
gobierno, al punto tal que llevaba el mismo nombre que su partido
(Movimiento Creando Oportunidades). Pero Lasso hizo mal las cuentas o
sobreestimó su nivel de apoyos, lo cierto es que el proyecto fue rechazado
en el Congreso, donde la bancada oficialista apenas contaba con un tercio de
los votos, marcando el inicio de un declive político que terminó, un par de
años después, con su salida anticipada del poder.

 

¿Cómo hará Milei, que carece de apoyos territoriales y mayoría
parlamentaria, para concretar su ambición refundacionista? ¿Podrá hacerlo
sosteniéndose apenas en la adhesión de algunos grupos empresarios a los que
el decreto y la ley reparten beneficios casi con nombre y apellido y en la
minoría que lo acompañó en la primera vuelta? La hipótesis de que logrará
evitar los bloqueos gracias a un diálogo permanente y directo con la gente
encuentra su reparo en el ajuste anunciado por Luis Caputo, que implica una
disparada de la inflación, aumentos de tarifas y la inmediata pérdida de
poder adquisitivo de salarios y jubilaciones. La configuración de un
liderazgo de popularidad –un Milei bonapartista– no debe confundirse con la
espuma breve de un triunfo en el ballottage. En este sentido, la idea de
apostar a una consulta popular como herramienta de presión sobre el
Congreso, la Justicia y la calle implica el peligro del rechazo. El
liderazgo plebiscitario puede ser profundamente transformador, pero requiere
un apoyo mayoritario y permanente de la sociedad.

 

Pero nada está dicho. La moneda, diría Pablo Gerchunoff, sigue en el aire.
La hipótesis sobre la que trabaja el gobierno es que el ajuste permitirá
corregir rápidamente los precios y, junto a una serie de señales pro
mercado, logrará estabilizar la macroeconomía y relazar el crecimiento.
Asumiendo que el equipo de Milei puede ser estrafalario pero no busca un
suicidio político, la apuesta, el racional que lo guía, es el rebote rápido.
Y una serie de reformas que, empujadas por el aval popular, el Congreso no
tendrá más remedio que aprobar. Por otro lado, la historia conoce casos de
figuras excéntricas –en su acepción original: alejadas del centro– que
llegan desde afuera y, precisamente por eso, logran ascender hasta la cima
de un sistema dañado, controlarlo y crear un nuevo orden. La condición es
que el sistema esté en crisis y que el ascenso sea fulgurante, un relámpago
de audacia: es el caso del riojano Menem, del santacruceño Kirchner y –ya
que hablamos de bonapartismo– del corso Bonaparte, que llegó desde la
periferia francesa para apoderarse de la Revolución y transfigurar la
república en imperio.

 

Por eso, más allá de lo que suceda finalmente con el decreto y el proyecto
de ley ómnibus, si logran imponerse total o parcialmente, la pregunta por el
posible éxito de Milei es la pregunta por la transformación de la sociedad
argentina. Al final, se trata de entender hasta qué punto la crisis
económica, el deterioro social y la pandemia convirtieron a nuestra sociedad
en algo muy diferente a lo que era: algunos datos, como la emigración masiva
de profesionales de clase media (solo en el primer semestre de 2023 España
recibió 30 mil argentinos), dibujan un país distinto (5). La pregunta
entonces es si la sociedad es capaz de tolerar un ajuste que termine de
asemejarla a otras sociedades latinoamericanas (sociedades fragmentadas de
salarios bajos, debilidad sindical y mínimo Estado de Bienestar) o si aún
conserva sus reservas históricas de resistencia e igualitarismo.

 

Notas

 

1. “Construir coaliciones reformistas: la política de las compensaciones en
el camino argentino a la liberalización económica”, Desarrollo Económico,
Vol. 14, N° 160, Buenos Aires, enero-marzo de 2001.

2. “De la construcción partidaria al gobierno: PRO-Cambiemos y los límites
del “giro a la derecha” en Argentina”, Colombia Internacional, N° 99,
julio-septiembre de 2019.

3. https://twitter.com/maantoniucci/status/1737928092931240357 

4.
https://fund.ar/publicacion/politica-y-estabilizacion-economica-lecciones-es
cenarios/ 

5.
www.lanacion.com.ar/sociedad/espana-recibio-un-record-de-argentinos-en-el-pr
imer-semestre-del-ano-cual-es-la-ciudad-mas-elegida-nid26122023/
<http://www.lanacion.com.ar/sociedad/espana-recibio-un-record-de-argentinos-
en-el-primer-semestre-del-ano-cual-es-la-ciudad-mas-elegida-nid26122023/>  

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