Palestina/ entre la ocupación, el reconocimiento y la liberación nacional [María Martha Delgado]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Sep 24 00:45:52 UYT 2011


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boletín solidario de información
Correspondencia de Prensa
24 de setiembre 2011
Colectivo Militante - Agenda Radical
Montevideo - Uruguay
redacción y suscripciones: germain5 en chasque.net

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Palestina

Entre la ocupación, el reconocimiento y la liberación nacional 



Hasta la noche de ayer, jueves, el presidente de la Autoridad Palestina, Majmud Abbas, mantenía su decisión de presentar ante los 15 miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la demanda de reconocimiento de un Estado independiente con las fronteras previas a la guerra del 67. En la nota que sigue María Martha Delgado, uruguaya que este año permaneció tres meses en Cisjordania como parte de una misión del Programa Ecuménico de Acompañamiento en Palestina e Israel,* pone en perspectiva la iniciativa palestina. 

Semanario Brecha, Montevideo, 23-9-2011
http://www.brecha.com.uy/

 
Cuando en marzo pasado Uruguay -a la cola del resto del Mercosur- reconoció al Estado palestino, corrí eufórica a contárselo a mis vecinas y amigos en la región cisjordana de Nablus. Ellos, que ya lo sabían porque en ese país todos están muy bien informados reaccionaron lanzándome un balde de agua fría: "¿Y qué va a cambiar para nosotros?".

En una región donde los colonos israelíes atacan todos los días a las comunidades destruyendo cultivos, cortando, arrancando o quemando olivos, vandalizando viviendas y edificios públicos, apropiándose por la fuerza de la tierra ajena, incendiando mezquitas o vehículos palestinos, y realizando todas estas acciones con total impunidad y bajo la protección del ejército de ocupación, el pueblo palestino tiene razones más que suficientes para el escepticismo.

Desde 1948 hasta hoy, tres o cuatro generaciones de palestinos han visto cómo la llamada "comunidad internacional" aprueba en la ONU resoluciones sobre su derecho a la autodeterminación -que implican inequívocamente poner fin a la ocupación israelí-, sin que ni una sola de ellas haya sido acompañada de los mecanismos ni la voluntad política para hacerlas efectivas. Estados Unidos ha usado el veto 41 veces para negar los derechos palestinos y apoyar incondicionalmente a Israel. Si los palestinos usaran su plan A de presentar su demanda de adhesión al Consejo de Seguridad, Washington anunció que volvería a vetar. Entonces, no les quedaría otro camino que recurrir al plan B, es decir, presentar la solicitud directamente ante la Asamblea General (donde no vale el veto), que sólo tiene facultades para aprobar la incorporación de un "Estado observador" y no de un miembro pleno (para lo cual se requiere una mayoría simple, y no los dos tercios. Y eso previsiblemente ocurrirá en estos días, ya que los palestinos tienen asegurados entre 120 y 130 votos de países amigos (casi todos los de Asia, África y América Latina) de los 193 que la integran.

Qué puede cambiar realmente 

El pueblo palestino ya tiene desde 1974 -a través de la Organización para la Liberación de Palestina- el estatuto de observador en la ONU. La OLP, en 1988, proclamó su independencia y recibió el apoyo de decenas de países. Pero no tiene aún un Estado (ni goza de soberanía, jurisdicción o control territorial, ya que Israel controla su espacio terrestre, aéreo y marítimo). Ese es el paso que busca dar ahora, y para ello la Autoridad Nacional Palestina -bajo el liderazgo del primer ministro Salam Fayad- ha hecho grandes esfuerzos tanto para construir una mínima institucionalidad creíble como para avanzar en el terreno diplomático.

Ser un estado permitiría a Palestina, entre otras cosas, demandar a Israel ante la Corte Internacional de Justicia (que sólo puede tratar asuntos presentados por un Estado contra otro, y que en 2004 emitió una "opinión consultiva" sobre el muro categóricamente favorable a Palestina y condenatoria de Israel).

La existencia de un Estado palestino tendría otras consecuencias: la onu se vería enfrentada a la compleja situación de un Estado miembro ocupando el territorio de otro (aun cuando no fuera pleno); Israel ya no podría seguir afirmando que Palestina es "un territorio en disputa" y por tanto se vería obligado a definir sus fronteras definitivas y aceptar lo que hoy se niega a hacer: que el territorio de la Palestina histórica debe ser compartido por dos pueblos con sus respectivos estados; implicaría, por supuesto, que Israel renunciara al Valle del Jordán (que considera su "frontera geopolítica estratégica" y su principal reserva de tierra y recursos), retirara las 250 colonias ilegales que hoy ocupan 42 por ciento del territorio de Cisjordania y donde vive medio millón de judíos israelíes, permitiera que los palestinos tengan soberanía sobre sus fronteras y que tengan un ejército

Pero para poner fin a la ocupación se requiere algo más que una resolución de la onu, como la historia ha demostrado. Por eso los sectores más críticos de la sociedad civil palestina, nucleados en el Movimiento Nacional por BDS (boicot, desinversión y sanciones: (www.bdsmovement.net), si bien no se oponen a esta iniciativa diplomática, han alertado sobre lo que se requiere para que no se convierta en una más entre tantas resoluciones incumplidas desde 1948. Por eso en un pronunciamiento de agosto afirmaron: "Igual que durante la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, los activistas y grupos de solidaridad con Palestina están convencidos, como nosotros, que sólo las formas de solidaridad concertadas, efectivas y sostenidas -especialmente en forma de boicot, desinversión y sanciones- pueden obligar a Israel a acatar sus obligaciones según el derecho internacional y llevarnos así a la realización de los derechos del pueblo palestino".

Y para que no queden dudas, sostienen: "Los estados que han reconocido el derecho de los palestinos a tener su estado están más obligados aun a terminar su complicidad en mantener, encubrir o incluso fortalecer el régimen de ocupación, colonización y apartheid practicado por Israel contra el pueblo palestino. Los estados que reconocen al estado palestino y continúan haciendo negocios con Israel como si nada, son más que hipócritas: están traicionando su obligación legal y política fundamental de poner fin a las permanentes y graves violaciones del derecho internacional y de los derechos colectivos palestinos por parte de Israel".

Peligros a la vista

La sociedad palestina se debate hoy entre quienes ven con esperanza y entusiasmo la iniciativa diplomática ante las Naciones Unidas y aquellos que se muestran escépticos -como mis vecinas y amigos de Nablus- o que incluso advierten sobre los peligros que encierra. Entre los primeros se encuentran los más allegados al partido Fatah, que se mueven en esa especie de burbuja que constituye Ramalá, donde la ANP tiene lo más parecido a un gobierno y donde se concentra el grueso de la millonaria ayuda internacional que hace viable su existencia, y que incluso puede hacer que ante tanta prosperidad (artificial) uno se olvide momentáneamente de la ocupación. Las manifestaciones multitudinarias, festivas y triunfalistas que vemos estos días en la tevé son de Ramalá.

Entre los segundos están los sectores más críticos -claramente el Movimiento BDS** y quienes abogan por la solución de "un solo Estado democrático y secular" - que insisten en señalar cuestiones fundamentales como las que se señalan a continuación.

? El derecho a la autodeterminación no puede ejercerse en un mini Estado reducido a la mínima expresión; es decir, al conjunto de "bantustanes" fragmentados a los que la ocupación israelí ha reducido (y pretende mantener) el territorio palestino. No puede haber Estado sin recuperación y control pleno del territorio, sin soberanía en las fronteras y sin libertad de movimiento entre los tres grandes bloques territoriales hoy totalmente desconectados entre sí: Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.

Como bien me decía una amiga en Gaza: "¿De qué me sirve tener un Estado si no puedo ir a visitar a mi familia?". Ella, como tantas mujeres que, siguiendo lo que indica la tradición, al casarse van a vivir con la familia de su marido, hace ocho años que no puede volver a Gaza.

Definir las fronteras del Estado palestino según las líneas del Armisticio de 1949 (mal llamadas "de 1967" para referir a la situación anterior a la ocupación resultante de la Guerra de los Seis Días) significa aceptar que al pueblo palestino se le asigne sólo el 22 por ciento de la Palestina histórica (que le pertenecía enteramente antes de 1948), e incluso mucho menos que el 45 por ciento que le asignaba el plan de partición de la ONU de 1947.

Más aun: eso significa que los refugiados palestinos no podrían regresar nunca a las aldeas y ciudades de donde fueron expulsados en 1948, hoy parte del Estado de Israel (aun aquellas en que hasta hoy la población es mayoritaria o significativamente palestina, como Haifa, Jaffa y el "triángulo norte de Galilea"). Garantizar el derecho al retorno de los 5 millones de la diáspora (según estableció la resolución 194 de la ONU) ha sido y es uno de los puntos más sensibles a lo largo de los últimos veinte años (sobre todo porque, como reveló Al Jazeera en Los papeles palestinos, los negociadores palestinos estaban dispuestos a sacrificarlo).

? En cuanto a la representación política, muchos analistas señalan que, entre los muchos males derivados de los Acuerdos de Oslo, el poder político se desplazó de la OLP -organización que representaba al conjunto del pueblo palestino tanto de la diáspora como de los territorios ocupados- hacia la ANP, que sólo representa a un sector (el partido Fatah). Así, dicen los críticos, el proyecto de liberación nacional quedó reducido a una simple "gestión de la ocupación" en un territorio limitado, y desde la ruptura de 2006 (después del triunfo de Hamas en las elecciones legislativas), ni siquiera en todos los territorios ocupados, sino solamente en Cisjordania. Hamas, que gobierna de facto en Gaza desde 2007, y a pesar del acuerdo de unidad alcanzado con Fatah este año, últimamente ha marcado distancia respecto de la movida en la ONU.

Así, ante la coyuntura de "Setiembre", los sectores críticos han insistido en que "hasta que el pueblo palestino ejerza su derecho a la autodeterminación, la OLP continúa siendo la única representación legítima de todos los palestinos y palestinas ante la ONU y ante otros foros internacionales, regionales y multilaterales. Ninguna otra alternativa será aceptada por la inmensa mayoría del pueblo palestino".

No resulta sorprendente pues que la comunidad palestina de la diáspora se haya visto en un dilema, y muchas personas hayan optado por adherir con su firma a la campaña lanzada por la ANP para lograr el reconocimiento en la ONU al mismo tiempo que firmaban el documento donde se afirma que la OLP es la única organización política que representa legítimamente al conjunto del pueblo palestino, dentro y fuera de los territorios ocupados.

Parte de ese "conjunto" incluye también al millón y medio de población palestina con ciudadanía israelí (que constituye el 20 por ciento de la población de ese país), hoy discriminada por un régimen legal e institucional "que se ajusta a la definición de apartheid según la ONU", como siempre reivindica el movimiento BDS.

Ocupación camuflada

Durante más de veinte años los dirigentes políticos -principalmente de Fatah, el partido que controla la ANP, surgida de los fallidos Acuerdos de Oslo de 1994- se embarcaron en un "proceso de paz" promovido y liderado por Estados Unidos. Ante el rotundo fracaso de esa apuesta, hoy nadie duda en afirmar que Oslo fue la gran trampa de "normalización" de la ocupación, lo que le dio a ésta una fachada de legalidad, encargándole a la flamante "autoridad" hacer el trabajo sucio para el poder ocupante: domesticar la primera Intifada, reprimir la resistencia armada (y también la lucha pacífica) y poner en funcionamiento un remedo de "autonomía palestina". El éxito fue rotundo: hasta el día de hoy personas supuestamente informadas creen que los palestinos efectivamente controlan una parte importante de su territorio y que la ocupación es sólo formal o abstracta.

Como dice la gente común en las calles de Cisjordania, "la ANP es una agencia de la ocupación". Y la verdad es que, a cambio de una mínima y dudosa "autonomía" (que en la práctica tiene menos poder que una autoridad municipal), los políticos liderados por Arafat primero y luego por Majmud Abbas postergaron para una etapa ulterior de las negociaciones los "asuntos que requieren un acuerdo definitivo", y que en realidad son los más conflictivos y delicados: la anexión israelí de Jerusalén Este (y los derechos elementales de su población palestina), el derecho al retorno de los 5 millones de refugiados, y las colonias israelíes en territorio palestino. A principios de este año la cadena Al Jazeera dio a conocer documentos secretos (Los papeles palestinos) que revelaban hasta qué punto los negociadores palestinos estaban dispuestos a ceder en esos temas cruciales.

A su vez, mientras Israel jugaba a que negociaba la paz paralelamente afianzaba la ocupación y el control del territorio palestino: en los veinte años del proceso de paz el número de colonos israelíes asentados ilegalmente en Cisjordania y Gaza se duplicó; el territorio de Cisjordania fue dividido en áreas A, B y C, y crecientemente fragmentado y atomizado en bantustanes por más de 500 "cierres" en sus diversas formas: caminos bloqueados, montañas de tierra o trincheras, checkpoints, carreteras de uso exclusivo de los colonos y, sobre todo, el muro de separación que Israel empezó a construir en 2002 (¡con 85 por ciento de su ruta dentro del territorio palestino!).

El objetivo de este complejo y perverso sistema de medidas implementadas era claramente crear "hechos consumados" que hicieran inviable un futuro Estado palestino con Jerusalén Este como su capital. El resultado es que hoy los palestinos tienen un control (relativo) sobre apenas un 12 por ciento del territorio de la Palestina histórica.

"Occidente no nos entiende -me decía un sacerdote que vivió treinta años en Gaza-. Durante 20 años nos han dicho que nos sentemos a negociar, que tengamos paciencia. ¿Y qué hemos ganado en estos 20 años? Absolutamente nada. Israel no ha hecho otra cosa que hacer tiempo mientras continuaba afianzando su política expansionista y colonialista de nuestro territorio. Israel no tiene ninguna intención de negociar ni de ceder nada; para ellos el proceso de paz no es más que una cortina de humo. ¿Para qué vamos a seguir perdiendo el tiempo en un 'proceso de paz' que no lleva a ninguna parte? Ya es hora de empezar nosotros también a crear hechos consumados. Ir a la ONU en setiembre es una forma de hacerlo."


¿Por qué esta movida, ahora? 

En setiembre de 2010 las partes retomaron el errático e inconducente proceso de negociaciones, que sin embargo se rompió enseguida porque los palestinos se retiraron ante la negativa israelí de prolongar la moratoria a la construcción y expansión de colonias en Cisjordania. Desde que se levantó la moratoria la cifra se disparó y este año se asiste a un récord de construcción de nuevas viviendas para los colonos judíos en el territorio ocupado.

Ante este nuevo fracaso la dirigencia palestina optó por recurrir a la ONU buscando allí lo que no ha podido obtener sentándose a la mesa con los israelíes. Hay diversas interpretaciones sobre las motivaciones de esta iniciativa. Los más críticos de la ANP sostienen que no fue más que una jugada táctica para que Estados Unidos obligara a Israel a aflojar la política sobre las colonias, siempre apostando al desprestigiado "proceso de paz" y a la mediación de ese país, a pesar de las sobradas demostraciones de su alineamiento con Israel (como demostró una vez más en marzo pasado al vetar la resolución del Consejo de Seguridad condenando una vez más la política de construcción de colonias).

Sobre la dirigencia de Fatah (o de la ANP, que es lo mismo), me dijo un joven de la universidad de Birzeit: "Durante años nos dijeron que confiáramos en el proceso de paz. Que cuando Obama ganara la presidencia todo iba a cambiar en favor nuestro. Llegó Obama y todo sigue igual. Estados Unidos sigue votando sistemáticamente a favor de Israel y negando nuestro derecho a la autodeterminación. Ahora no pueden seguir sosteniendo ese cuento".

Hay quienes ven en la iniciativa palestina un intento de frenar el creciente descontento hacia la estrategia de negociación de la dirigencia y de revertir su desprestigio político, en particular después de que Los papeles palestinos salieron a la luz.

En esto puede haber pesado el contexto político regional: los países vecinos se prendían fuego en un movimiento que reclamaba democracia, libertad y liderazgos representativos, por lo que no sería extraño que la dirigencia palestina haya creído necesario poner las barbas en remojo y actuar antes de que el fuego se propagara hacia su propia casa.

En los primeros meses del año creció un movimiento claramente juvenil que tomó las plazas de las principales ciudades palestinas reclamando la unidad política, no porque eso signifique su apoyo a una u otra de las dos principales facciones enfrentadas desde 2006, sino entendiéndolo como un primer paso apenas hacia la reconstrucción de un proyecto de liberación nacional.

Es cierto que probablemente el movimiento no hubiera logrado tan rápidamente su objetivo -la firma del Acuerdo de Unidad en El Cairo- si el escenario regional no estuviera tan convulsionado y las dos fuerzas políticas no vieran amenazada su estabilidad al perder sus respectivos aliados históricos (Egipto y Siria) por el desmoronamiento de los poderes tradicionales en esos países.

Pero también es cierto que ese contexto regional y las señales incipientes de contagio dentro de Palestina, que en algunas de sus expresiones recordaban mucho al "que se vayan todos" que conocimos por estas latitudes, pusieron a los dirigentes políticos en alerta e incidieron para que se apresuraran a rectificar el rumbo.

Es que la cuestión de la legitimidad, la representación y la democratización de la cosa política es también un asunto generacional. Los jóvenes que acamparon en las plazas de Ramalá, Nablus, Tulkaren y Hebrón son una clara señal de que la "primavera árabe" en Palestina recién está brotando, pero también es imparable. 

* Brecha reprodujo algunas de sus crónicas.
** Ver el pronunciamiento sobre "Setiembre" del Movimiento BDS en: http://mariaenpalestina.wordpress.com/2011/08/23/posicion-del-movimiento-bds-palestino-sobre-la-iniciativa-de-septiembre-en-la-onu/

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