Israel/ una maquinaria de manipulación [Nurid Peled - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ago 16 17:03:57 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 16 de agosto 2014

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A l’encontre – La Breche

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Israel

Con la docente israelí Nurit Peled

Una maquinaria de manipulación 

Perdió a su hija, de 14 años, en un atentado suicida que fue asumido por
Hamas. Pero ella culpó también a la política de ocupación impuesta en Israel
por el gobierno de Biniamin Netaniahu. Nurit Peled, judía israelí y
profesora de educación en la Universidad de Tel Aviv, es la autora del libro
Palestina en los libros de texto israelíes: ideología y propaganda en la
educación, en el que desvela los mecanismos de adoctrinamiento que operan en
el seno de su sociedad.

Alex Anfruns, desde Lille (Francia)     

Brecha, Montevideo, 15-8-2014

http://brecha.com.uy/

—Algunas organizaciones palestinas definen su situación actual como una
“Nakba en curso”, oponiéndola a la Nakba de 1948 (en árabe Nakba significa
catástrofe), que en realidad nunca terminó. ¿Cómo justifican los israelíes
su actitud, 66 años después del nacimiento de su nación?

—La justifican incesantemente, diciendo que están impidiendo un mal mayor.
Según ellos, es mejor hacer eso que sufrir luego. No es algo típico sólo de
Israel, sino que ocurre en todos los países: oprimir al otro siempre es un
mal menor. Su pensamiento se puede resumir así: “Es lamentable que tuviesen
que morir personas, pero no tuvimos elección”.

—¿Se trata de algun tipo de visión teológica?

—No, para nada. Es completamente política. La escuchamos todo el tiempo.
Aquí (en Israel) y en todas partes: en Occidente, en Estados Unidos... Es
lamentable, pero es así. “Tenemos que hacerlo para protegernos”, ese es el
motivo que se suelen esgrimir.

—En el área de Belén, a menudo se habla de la agresividad de los colonos
hacia los palestinos...

—Es una deshumanización completa. Los israelíes, en especial los colonos,
tratarían de la misma manera a cualquiera que no fuese judío como ellos.

—Por otra parte, al salir de Jerusalén y ver esas bonitas colinas, uno no
puede evitar constatar que hay mucha tierra disponible dentro de Israel. Así
que, ¿por qué irse a vivir a esas colonias?

—Porque el agua, las grandes reservas para toda la región, están allí. Y
quieren más tierras porque quieren poder, obtener el control. Pero no es
sólo una cuestión de tierras, porque las hay, pero no están interesados en
desarrollar nada aquí. La pobreza dentro de Israel es horrible, nadie se
ocupa de ella. Y, de hecho, constituye un incentivo para que la gente se
vaya a las colonias. Porque allí no pagan nada y lo tienen todo gratis: el
transporte, la educación, los negocios, y todo sin impuestos. Es un paraíso
para ellos, un verdadero Estado de bienestar. Obtienen todo y con la mejor
calidad aunque no produzcan nada.

—¿Cuál es la situación de la izquierda israelí?

—No queda gran cosa de tal izquierda. Pero la gente hace cosas, hay muchas
organizaciones privadas que trabajan a fondo, como Bet’selem, Rompiendo el
Silencio, Machsom Watch, Women’s Coalition, Yesh Din, Rabinos por los
Derechos Humanos... pero son todas privadas, es decir que no están
patrocinadas por el Estado; básicamente son las mismas personas. No hay
fuerzas políticas, a excepción de un partido. No es algo que sirva para
conseguir votos. La situación en Israel no es muy buena, la economía es un
desastre, la pobreza es horrible y hay mucho desempleo, pero la gente no
establece una conexión. Nadie lo relaciona con la ocupación y las colonias.

—Comente, por favor, la siguiente cita de Haneen Asharawi, miembro del
Consejo Legislativo palestino: “Somos el único pueblo del planeta al que se
le exige garantizar la seguridad de su ocupante, mientras que Israel es el
único país que llama a defenderse de sus víctimas”.

—Sí. Es la típica inversión de papeles, siempre es así: en Corea, en
Turquía, siempre se sigue el mismo patrón. Los estadounidenses salvándose a
sí mismos... ¿de quién? Desde Afganistán a Irak es la misma historia. Tienen
que presentar las cosas de esta manera con el fin de conseguir más dinero,
municiones, que la gente se una al Ejército, que tengan motivación. Yo no
creo que sea algo típico de Israel. Recordemos que los alemanes tenían miedo
de los judíos. Esa propaganda no tiene nada de original.

—Hace años que circulan informaciones sobre los libros de texto escolares
palestinos en los que supuestamente se diaboliza a los judíos. Pero cuando
uno los mira de cerca y se da cuenta de dónde proviene ese material ve que
en realidad se produce en un centro con sede en una colonia israelí –Efrat–,
que se llama Centro de Vigilancia sobre el Impacto de la Paz.

—Es horrible, horrible. Esos estudios fueron presentados en el Congreso de
Estados Unidos. Obtuvieron medio millón de dólares por cada uno, y Hillary
Clinton contrató al director de esa organización como consejero personal.
Son fascistas, y además no tienen nada de académicos, no se dedican para
nada a la investigación. En Francia, a esa persona, el profesor Yohanan
Manor, se le recibe en todas partes. Cuentan estupideces. En realidad, los
palestinos no podrían afirmar tales cosas incluso aunque lo quisieran. Están
tan controlados y vigilados, censurados por el Parlamento Europeo, por el
Ministerio de la Educación israelí, por el Ejército israelí, por Dinamarca,
por el Banco Mundial que da el dinero, por Japón, que no podrían hacerlo. Es
una mentira, porque ni tan siquiera se les permite escribir sobre su propia
nación, su propia Nakba, su propia cultura; ni siquiera se les permite
escribir sobre ellos mismos en esos libros.

—Pero la mayoría de las personas todavía son vulnerables a ese tipo de
discurso, especialmente en los países occidentales. Debido a esa inversión
de papeles no saben cuál es la verdad sobre Palestina. Y esos “estudios”
hechos en las colonias israelíes básicamente afirman que los palestinos
enseñan a sus hijos a odiar a los judíos.

—No les hace falta enseñar nada, cuando uno vive en el campo de refugiados
de Aida. De todas formas, no es cierto porque es imposible. Los palestinos
no pueden, mientras que los libros de texto escolares israelíes sí que lo
hacen. Los libros de texto escolares palestinos están tan restringidos, tan
censurados... Es interesante lo que se cuenta en ellos, porque los israelíes
ni siquiera son vistos como el enemigo. El enemigo son los británicos, es
Europa, porque ellos empezaron el colonialismo, e Israel es muy marginal
para ellos, no es más que la continuación del colonialismo europeo. No
presentan a Israel como “la gran fuerza”, en absoluto. Es Europa. Esto es lo
que enseñan: “Ofrecieron una tierra que no les pertenecía a gente que no la
merecía, y la tomaron de Palestina”. En esos libros, Israel es marginal para
ellos.

—¿Qué piensa de la omnipresencia del discurso religioso en Israel?

—Es una manipulación, siempre ha sido así. Los alemanes lo hicieron también
y, de modo especial, los españoles. El uso de la religión se explica por su
enorme fuerza de persuasión, ya que uno puede usar la religión para lo que
sea, para justificar lo mejor y lo peor. No es nada original, pero el
sionismo lo aprendió muy bien de sus predecesores.

—Parece que los líderes políticos y los grandes medios estén por la labor de
presentar cada conflicto en el Oriente Medio desde un punto de vista
religioso, y que eso sirva para consolidar sus agendas y la idea del “choque
de civilizaciones”.

—Sí, porque eso sirve para reclutar al pueblo judío de todo el mundo
diciendo que el conjunto de las naciones árabes está en su contra. Y no es
verdad, porque los judíos en los países árabes vivían muy bien junto a los
musulmanes. Pero todo eso es político; es todo una manipulación. Sucede en
Irán, en Arabia Saudí, en India, en Pakistán, en Malasia, o donde quiera que
vayas. Ya se trate del islam, o del cristianismo, o del judaísmo, la misma
historia se repite. Es un arma excelente, muy eficaz.

—Siempre ha sido así en Israel, ¿o antes era una sociedad más secular?

—Era más secular. La vida es dura y la gente acude a la religión, es algo
que ocurre en todo el mundo. Cuando la vida es dura, ¿qué pueden hacer?
Acuden a la religión. Es un muy buen refugio ante los problemas.

—Por otra parte, históricamente también ha habido otro uso de la religión.
Especialmente con la Teología de la Liberación en América Latina, donde los
curas no se conformaron con los aspectos rituales de la Iglesia, como la
misa, sino que querían recuperar el mensaje original de defensa de los
pobres, incluso mediante la lucha armada.

—Aquí tenemos una organización, Rabinos a Favor de los Derechos Humanos, que
son los mejores. Se puede encontrar todo en la religión, es como una
herramienta, algo que puede pulir cualquier otra cosa. La laicidad no
demostró gran cosa por sí misma, nunca se sostuvo. Tampoco en Rusia: todo el
mundo fue a la iglesia el día después de que colapsara la Unión Soviética.
La religión es la fuerza, y los políticos la usan, por supuesto. Usan todo
lo que quieren. Pero lo que tenemos no es un conflicto religioso, ni
siquiera es un conflicto, no hay dos lados iguales. Es una ocupación que
continúa eternamente. No hay un verdadero conflicto aquí. Hay la Nakba, un
sociocidio, un etnocidio, se le puede llamar como uno quiera, pero no es un
conflicto.

—El Estado israelí ha tratado de hacer una ley para reclutar a las personas
religiosas, ultraortodoxos, en el Ejército y también ha hecho algo parecido
para reclutar a los palestinos cristianos de Israel. Hay esas dos
iniciativas simultáneas, que parecen una reacción al gesto de la Autoridad
Palestina de eliminar la referencia a la religión de los carnés de
identidad.

—No van a lograrlo, con los ultraortodoxos nunca se puede ganar. Es, una vez
más, una manipulación política, debido a que algunas personas se
escandalizan de que no hagan el servicio militar. ¿Y qué? Tampoco trabajan
ni pagan impuestos.

—¿Hay muchos ultraortodoxos?

—No. Todas juntas, las personas religiosas pueden ser el 30 por ciento. De
ese 30, tal vez los ultraortodoxos sean el 5 por ciento. No es un gran
problema, pero quieren utilizar ese tema para marcar un punto: “todo el
mundo es igual en derechos y deberes”. Bien, pero las personas religiosas no
se dejan embaucar. Para ellos, el Estado de Israel es tan malo como
cualquier otro régimen, o aun peor, ya que es judío. Cualquier tipo de
Estado es para ellos un crimen; aquí se tiene que esperar al mesías, no se
debe tener un Estado laico. De todos modos, ya se trate de uno dominado por
romanos, griegos, británicos o sionistas, es lo mismo para ellos; se oponen
al régimen de todos modos.

—Así que son en realidad bastante antisistema.

—Sí, por supuesto, son completamente antisionistas. Tienen lemas: “Ser
sionista no es igual a ser judío”, “Un judío no es sionista”. No es que
sientan afiliación alguna con la gente de aquí, sino que sólo toman lo que
pueden, se dedican a explotar este régimen. En lo que a ellos respecta,
podemos irnos todos al infierno mañana mismo. Así que nadie puede ganarles.
Ellos no irán al Ejército, no se preocupen. Algunos lo han hecho, y se
vuelven muy crueles. Por eso se los llevan, porque son horriblemente
crueles, porque para ellos un árabe es un animal, un sacrilegio, debería
estar muerto. Es muy fácil utilizarlos para cualquier cosa, como a los
colonos.

—¿Podría explicarnos cuál es el enfoque mainstream de los israelíes sobre el
antisemitismo? ¿Cómo tratan ese tema? Es una sensación extraña, pero parece
como si el aumento del antisemitismo en un futuro cercano en Europa,
finalmente fuese algo bueno para Israel.

—Por supuesto. Es algo muy bueno para ellos. Bueno, ellos lo propagan, lo
amplifican enormemente: “Todo aquel que no es judío es antisemita. Por esa
razón, no aplicamos las decisiones internacionales y la ley internacional,
porque fueron creadas por no judíos que eran antisemitas”. No les importa la
ley internacional.

—Es un poco raro ver a alguien como Bernard Henry-Lévy dando apoyo a
manifestantes de extrema derecha en Ucrania, presentándolos como a
luchadores por la libertad, al igual que en Libia.

—Son muy racistas, muy antisemitas. Israel también coopera con todo tipo de
organizaciones fascistas. 

—También es interesante considerar cuáles fueron las relaciones entre Israel
y Sudáfrica.

—Sí, claro. Israel dio su apoyo al apartheid, completamente. Dio su apoyo a
todos los regímenes tiránicos: en Sudáfrica, Sudamérica, Asia, África... El
dictador ugandés Idi Amin estuvo aquí para aprender métodos de tortura y se
le proporcionó todo lo que quiso. Incluso el shah de Irán, quien hizo todo
lo que estaba a su alcance por Israel. Toda esa gente. Y en Sudamérica,
siempre apoyaron a los tiranos. Siempre. Nunca han defendido los derechos
humanos.

—Lamentablemente hay muchos estados así, no sólo Israel. Básicamente están
interesados en vender armas.

—Por supuesto. Inglaterra y Estados Unidos siempre asesinan a los buenos.
Incluso en Irak.

—Algunos líderes locales de la estrategia de resistencia no violenta afirman
que a través de la no violencia el Ejército israelí, con toda su maquinaria
armamentística, es incapaz de vencerlos.

—Los palestinos están muy esperanzados, son optimistas, positivos, resisten
pese a todo. Pero el Ejército sigue oprimiéndolos: arrestan a los niños por
lanzar piedras.

—¿Y qué puede hacer la comunidad internacional?

—El bds (boicot, desinversiones y sanciones), ante todo. No dejen que los
políticos o los militares israelíes vayan a su país. No

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