Cuba/ reformas a la zaga de cambios sociales [Patricia Grogg]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Vie Dic 26 09:42:50 UYST 2014


  _____  

Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 26 de diciembre 2014

germain5 en chasque.net

A l’encontre – La Breche

www.alencontre.org <http://www.alencontre.org/> 

  _____  

Cuba

Reformas a la zaga de cambios sociales

No todos los sectores de la sociedad están en igualdad de condiciones para
aprovechar los cambios que tienen lugar en Cuba

Patricia Grogg, desde La Habana *

Brecha, Montevideo, 26-12-2014 

http://brecha.com.uy/

Entre los grandes desafíos de las reformas asumidas por el presidente Raúl
Castro figura el de elevar la calidad de vida de la población cubana,
enfrentada aún al impacto de una recesión iniciada hace más de 20 años que
truncó sus aspiraciones de equidad económica y social. El aumento de las
desigualdades se hizo evidente a partir de la crisis desatada tras la
desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista del este europeo, a
principios de los años noventa. El “período especial” (como se denomina esa
larga etapa recesiva) “afectó incluso moralmente el concepto de igualdad”,
comenta el economista Esteban Morales.

Para minimizar el costo de la recesión, el gobierno de entonces, encabezado
por Fidel Castro (1959-2008), abrió el país a la inversión extranjera,
fomentó con mayor fuerza el turismo internacional, legalizó la tenencia del
dólar y creó las “tiendas de recuperación de divisas”, entre otras medidas
cuyos beneficios económicos llegaron acompañados de las inequidades
sociales.

Sin embargo, María Caridad González, de 36 años y casada, valora su sentido
de la igualdad por las posibilidades de inclusión social de su hijo de 10
años, que “ya sabe que para avanzar en la vida sólo tiene que estudiar y
convertirse en un profesional”. El acceso gratuito a la educación y los
servicios de salud ha sido durante este medio siglo un valioso espacio de
igualdad social.

De origen campesino, González emigró a La Habana a mediados de los noventa.
“Al principio fue difícil. Había un gran desabastecimiento, faltaba de todo,
pero igual me quedé y me casé. Ahora hay muchas tiendas y mercados de
alimentos, y lo que falta es dinero para comprar”, dijo la mujer, que
trabaja en el servicio de limpieza en una empresa de capital extranjero. Su
caso no es el peor, pues redondea sus ingresos con servicios domésticos en
casas de familias conocidas, que le aportan mensualmente otros 80 Cuc, el
peso cubano convertible con el dólar y de circulación legal en el país.
Llevados a la moneda nacional, los ingresos personales de González ascienden
a 1.920 pesos. Esa cifra equivale a más de cuatro veces el salario medio
estatal de 470 pesos (unos 19 dólares). “Gracias a mis ingresos sobrevivimos
los meses en que mi esposo, cocinero en el sector turístico, estuvo sin
trabajo”, aclaró González, cuya situación contrasta con la de su vecina, una
profesora de enseñanza primaria de 55 años que gana 750 pesos mensuales y
ninguna divisa. “Lo que molesta es que personas con menos preparación y
responsabilidades ganen más que un profesional. Cuando yo comencé a estudiar
en la década del 80 no era así. La gente ganaba salarios que rendían más”,
comentó esta maestra, casada y con dos hijos de 25 y 20 años.

La brecha de desigualdad se ha ensanchado al paso de las diferencias en los
ingresos. Quienes sólo disponen de un sueldo estatal, personas jubiladas o
protegidas por la asistencia social, están muy por debajo de satisfacer sus
necesidades básicas. Datos del Centro de Estudios de la Economía de Cuba
indican que los alimentos absorben entre 59 y 75 por ciento de los gastos
familiares. Preservado aun por encima de las dificultades económicas, el
sistema de salud, educación, seguridad social y asistencia social a personas
vulnerables resultó decisivo para situar a Cuba este año en el lugar 44 del
Índice de Desarrollo Humano (Idh), del Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo. El Idh es un indicador por país basado en tres parámetros:
vida larga y saludable, educación y nivel de vida digno. “Entiendo y valoro
eso, pero no es menos cierto que los ingresos nos diferencian a la hora de
sentarse a la mesa o vestirnos”, insistió la maestra, que pidió no dar su
nombre. El economista Morales coincide con el criterio oficial de que no se
trata de igualitarismo, sino de “igualdad de derechos y oportunidades”. En
su opinión, la distribución por la vía del trabajo sigue siendo desigual.
“Lo ético es que las personas reciban según lo que aportan, y que mediante
el gasto social se asista a quienes lo necesitan, para equilibrar las
desigualdades”, indicó.

Este estudioso defiende la idea de subsidiar personas y no productos, como
aún se hace mediante la cartilla de abastecimiento que distribuye una cierta
cantidad de alimentos a precios subvencionados por el Estado a toda la
ciudadanía, sin importar la cuantía de los ingresos de cada cual. Aunque con
austeridad, ese sistema satisfacía las necesidades de la familia hasta los
años ochenta, pero en la actualidad resulta insuficiente y las personas
deben completar la canasta básica en las tiendas “en divisa” y en los
agromercados, donde una libra (450 gramos) de carne de cerdo para bistec
puede costar 40 pesos (1,60 dólares), igual que una libra de cebolla en
ciertas épocas del año.

En su Plan Pastoral 2014-2020 la Iglesia Católica se queja de que sectores
amplios de población padecen “pobreza material, producto de salarios que no
alcanzan para sostener dignamente a la familia”. Esa situación, asegura,
impacta tanto a trabajadores de nivel técnico medio como a profesionales.
Tras reconocer que la apertura al trabajo independiente y la ampliación del
cooperativismo a sectores no agrícolas han abierto oportunidades de
superación para algunas personas, advierte que las actuales reformas
económicas “no han logrado reactivar la economía de manera tal que lo
perciba toda la población”.

No todos los sectores de la sociedad están en igualdad de condiciones para
aprovechar esos cambios. Morales e investigadores como Mayra Espina señalan
que las mujeres, personas no blancas y jóvenes están en desventaja, ya sea
por falta de calificación como por carecer de bienes y activos que les
posibiliten emprendimientos propios. El último dato público sobre pobreza en
Cuba corresponde a 2004 e indica que 20 por ciento de la población urbana
–conformada por más del 76 por ciento de los 11,2 millones de habitantes– se
encuentra en esa situación.

Especialistas temen que ese indicador sea hoy igual o mayor, algo que los
tomadores de decisiones deberían conocer para aplicar políticas sociales
adecuadas. Pero Espina y otras estudiosas de estos temas alertan que el
programa de transformaciones aprobado en abril de 2011 subvalora lo social,
omite el tema de la pobreza y la desigualdad y contiene muy débiles
instrumentos de equidad.

* Periodista de la agencia IPS.

  _____  



---
Este mensaje no contiene virus ni malware porque la protección de avast! Antivirus está activa.
http://www.avast.com
------------ próxima parte ------------
Se ha borrado un adjunto en formato HTML...
URL: http://listas.chasque.net/pipermail/boletin-prensa/attachments/20141226/d3035cc6/attachment.htm


Más información sobre la lista de distribución Boletin-prensa