Grecia/ trabajadoras de la limpieza: once meses de lucha contra el gobierno y la Troika [Sonia Mitralias]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Jul 13 12:09:30 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 13 de julio 2014

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A l’encontre – La Breche

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Grecia

595 trabajadoras de la limpieza griegas

11 meses de lucha dura contra el gobierno y la Troika

Sonia Mitralias

Viento Sur

http://vientosur.info/

Tras once meses de un largo y amargo combate, despedidas desde septiembre,
colocadas bajo el status de “disponibilidad” y finalmente despedidas después
de ocho meses, 595 trabajadoras del servicio público de limpieza griego se
han convertido en la encarnación, el símbolo, el alma de la resistencia más
feroz contra la política que rige Grecia. Estás mujeres se han ido
convirtiendo día a día en “sujeto político” y líderes de toda la resistencia
actual contra la política de la Troika, osando enfrentar un enemigo más
poderoso que el gobierno griego, el Banco Central Europeo, la Comisión y el
FMI.

Sin embargo, después de esos once meses de combate, tras haber desafiado al
gobierno y haberse convertido en su enemigo principal, y de la Troika. Tras
haber cortocircuitado la puesta en marcha de medidas de austeridad y con una
presencia muy mediatizada en la escena política, estas trabajadoras de la
limpieza en lucha no están consideradas como sujeto político por los que se
oponen a la austeridad.

Sin embargo, desde el inicio de las primeras medidas de austeridad impuestas
por la Troika, las mujeres han tomado la calle masivamente y sus
resistencias parecen tener una dinámica propia muy particular y rica en
lecciones políticas.

Durante estos cuatro años de políticas de austeridad que han transformado
Grecia en un amasijo de ruina social, económica y, sobre todo, humana, no se
habla mucho de la vida de las mujeres y mucho menos de sus luchas contra los
dictados de la Troika. Por ello, la opinión pública ha acogido con sorpresa
esta lucha ejemplar de las mujeres. Ahora bien, ¿se trata de una sorpresa?

Las mujeres han participado ampliamente en veintiséis huelgas generales. En
el movimiento de los indignados, ocuparon las plazas, acamparon y se
manifestaron. Estuvieron en primera línea en la ocupación y la autogestión
de la ERT, fueron el alma de las asambleas en las huelgas de los
administrativos universitarios en la educación y las universidades contra la
“disponibilidad”, es decir, el despido después de ocho meses con el 75% de
su salario. 25.000 funcionarios del Estado, la mayoría mujeres, se verán
afectados por esta sangría en los servicios públicos. Las mujeres suponen
también el grueso (95%) del voluntariado del Movimiento de Solidaridad y
gestionan las clínicas que hacen frente a la crisis humanitaria y sanitaria.

Así pues, la participación masiva de las mujeres en los movimientos de
resistencia contra la destrucción del Estado social a causa de las políticas
de austeridad no es una sorpresa, no es fruto del azar: desde el principio,
y lo sabemos, las mujeres están en el ojo del huracán de la austeridad. La
destrucción del Estado social y de los servicios públicos hicieron añico sus
vidas: en tanto que empleadas mayoritarias en la función pública y en tanto
que usuarias principales de los servicios públicos, las mujeres han sido
doblemente golpeadas por agresiones de todo tipo: Tienen miles de razones
para no aceptar la regresión histórica de su condición de mujeres ¡que
equivaldría a un verdadero retorno al siglo XIX!

Es cierto que en un primer momento no se desmarcaron como “sujeto político
de mujeres”, compartiendo las mismas reivindicaciones y las mismas formas de
lucha que los hombres en los movimientos. Eran muchas, eso es todo.

Pero, ya en la primera lucha contra la extracción de oro en la región de
Skouries, en Chalkidiki, al norte de Grecia, se opusieron a la multinacional
canadiense “Eldorado”, destacándose por sus formas de lucha y su
radicalidad. Y si la prensa y la opinión pública ignoraron la incidencia de
su forma de lucha, ¡la policía no hizo lo mismo! En efecto, la policía
anti-disturbios se dirigió especialmente contra las mujeres, utilizando una
represión feroz y selectiva para aterrorizar a la población a través de
ELLAS, para borrar toda desobediencia y todo movimiento de resistencia.
Criminalizadas, encarceladas, sufrieron una violencia humillante, también
sexual y... dirigidas contra su cuerpo...¡contra su género!

En un segundo tiempo, las mujeres experimentaron iniciativas y formas de
luchas propias.

Todo comenzó cuando para imponer la parte más dura de su programa de
austeridad y satisfacer a sus acreedores, el gobierno se centró
prioritariamente en las mujeres de la limpieza de los Ministerio de
Finanzas, Administración Fiscal y Aduanas. Ya desde finales de agosto, el
Ministerio las situó en el mecanismo de "disponibilidad", lo que se traduce
en que les corresponden las tres cuartas partes de su salario de 550 euros
durante ocho meses hasta que sean despedidas definitivamente. El Gobierno ha
seguido exactamente la misma estrategia que en Skouries. El objetivo: atacar
primero a las más débiles y a las menos susceptibles de ser apoyadas, es
decir las limpiadoras, para luego pasar al grueso, ¡al despido de 25.000
funcionarios públicos! Y esto en un momento en el que los movimientos de
resistencia que se dejaron hasta la última gota contra la austeridad están
atomizados, cansados, extenuados, vulnerables...

Creen que con “esta categoría de trabajadores”, estas mujeres pobres, de
“clase baja”, con salarios de menos de 500 euros y, suponen, poco
inteligentes (de ahí el lema: “No somos putas, somos limpiadoras”), no
tardarían en aplastarla como a moscas.

El objetivo era privatizar el trabajo de las limpiadoras como regalo a las
empresas privadas de limpieza. Estas sociedades mafiosas conocidas por ser
las campeonas del fraude fiscal, recontratan personal con salarios de 200
euros al mes (2 euros por hora), seguro privado, sin derechos laborales…, lo
que equivale a condiciones de semiesclavitud.

Estas mujeres despedidas y sacrificadas en el altar de la antropofagia de la
Troika, estas mujeres de 45 a 57 años, a menudo monoparentales, divorciadas,
viudas, endeudadas, teniendo a su cargo a niños o maridos desempleados o
personas con discapacidades, situadas ante la imposibilidad de una pensión
antes de tiempo y después de más de veinte años de trabajo y desprovistas de
toda posibilidad de encontrar trabajo, decidieron no aceptar esta
reconversión. ¡Tomaron sus vidas en sus propias manos!

Y es así cómo un puñado de ellas, un núcleo de limpiadoras que ya sabían qué
era la lucha y que habían ganado hace diez años una batalla para conseguir
contratos de larga duración, decidieron cambiar las rutinarias formas de
lucha de los sindicatos tradicionales: algunas tomaron la iniciativa de
organizarse por y para ellas mismas. Han trabajado como hormigas,
pacientemente tejiendo una tela de araña por todo el país...

Y como estas trabajadoras del Ministerio de Finanzas fueron arrojadas a la
calle y para ellas la huelga no tenía ningún sentido, decidieron construir
un muro humano con sus cuerpos ante la entrada principal del Ministerio de
Finanzas en la Plaza Syntagma, la plaza que está ante el Parlamento, la
plaza más emblemática del poder.

No es por azar que sean las mujeres quienes dieran a luz formas de lucha
llenas de imaginación. Ninguneadas a causa de su género y de su clase
social, marginadas por los sindicatos y sin puntos en común con las
organizaciones tradicionales de la izquierda griega, han tenido que hacer
ruido para ser oídas, para hacerse entender, ¡se han tenido que crear una
imagen para hacerse visibles!

Huelgas pasivas, días efímeros y acciones ineficaces, que sustituyen la
acción directa y colectiva. Se basan en la no-violencia, el humor y lo
espectacular. Con coronas de espina en la cabeza en Pascua, con una soga al
cuello ante la sede del partido Nueva Democracia, con música y bailes… ellas
reclaman la readmisión inmediata de todas. Esto es inédito en Grecia...

Ocupan y bloquean el acceso al Ministerio y, sobre todo. persiguen a los
miembros de la Troika cuando éstos quieren entrar en el Ministerio,
obligándolos a huir y a entrar por la puerta de servicio junto a sus
guardaespaldas. Se enfrentan y se baten cuerpo a cuerpo con las unidades
especiales de la policía. Todos los días, inventan nuevas acciones, que son
difundidas por los medios de comunicación que alertan a toda la población:
es así cómo rompen el aislamiento.

Y ahora, lo que por lo general es representado por una estadística sin vida
y sin alma, con el número de registro del desempleo, de la pobreza, que son
“abstracciones”, se humanizan para adquirir un rostro, se convierten en
mujeres de carne y hueso, que además tienen una personalidad y una voluntad
política propia. Se llaman Litsa, Despina, Georgia, Fotini, Dimitra... Y con
su ejemplo, su coraje, su perseverancia, su rabia para vencer, devuelven la
esperanza a todas las víctimas de la austeridad.

Pero atención, las fuerzas antidisturbios actúan todos los días y de forma
brutal contra estas mujeres, porque los patrones temen el contagio. Y es por
eso que toda Grecia asiste al triste espectáculo de estas mujeres, a menudo
de edad avanzada, siendo maltratadas, día tras día, por los Rambos de la
policía, ¡que podrían ser sus hijos! ¿Y por qué? Porque es la Troika misma
las que las quiere derrotar, porque ellas son el ejemplo a imitar por todos
los oprimidos, porque ellas son el punto de la respuesta anti-austeridad, no
sólo para Grecia, sino para toda Europa. Porque su lucha puede ser
contagiosa.

Más que nunca, el combate de estas 595 heroicas limpiadoras es nuestro
combate. No las dejemos solas. Ellas luchan por nosotros y nosotras,
¡luchemos por ellas!, ¡organicemos la solidaridad europea y mundial!

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