Uruguay/ prevalece la pobreza infantil: anemia, desnutrición, prematurez, mortalidad [Cristina Lustemberg]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Jul 28 22:09:43 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 28 de julio 2014

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A l’encontre – La Breche

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Uruguay

24,5% de los niños viven en hogares “por debajo de la línea de pobreza” 

Aunque nazcas pobre

Coordinadora de Uruguay Crece Contigo advierte de serios problemas
vinculados a niños que nacen en hogares pobres

La Diaria, Montevideo, 28-7-2014

http://ladiaria.com.uy/

La alta prevalencia de anemia, los elevados niveles de desnutrición crónica
y el retraso en el crecimiento de los niños y niñas uruguayos son datos que
no siempre trascienden. En todo caso sabemos que la pobreza en Uruguay, que
ha venido reduciéndose en los últimos años, sigue teniendo cara de niño. Una
investigación de Cristina Lustemberg, coordinadora del programa Uruguay
Crece Contigo, destaca que los efectos de situaciones adversas en la niñez
afectan definitivamente la salud en la vida adulta y se relacionan con un
desempeño social conflictivo y un menor nivel educativo.

Existe consenso científico en que las etapas iniciales de la vida son claves
para el desarrollo de las personas. En esos primeros años se construye el
desarrollo intelectual, físico-inmunológico, emocional y social que
constituyen los pilares del aprendizaje, la trayectoria educativa formal y
la capacidad de las personas de integrarse a la sociedad. Según Lustemberg,
el desarrollo del cerebro de las personas no está predeterminado. Por el
contrario, factores no genéticos como la experiencia de vida y el ambiente
en el que crecen las personas producen cambios en la biología. Por eso, los
estímulos externos en el período de gestación y en los primeros años de vida
son importantes.

“La desnutrición del niño está fuertemente asociada con la baja talla
adulta, menor escolaridad, menor productividad económica, con el menor peso
al nacer de sus hijos. La talla para la edad a los dos años es el mejor
predictor del capital humano”, indica la coordinadora desde el documento
publicado en “Uruguay + 25”, un libro que compila investigaciones de
académicos de distintas disciplinas y que fue editado por la Fundación Astur
y la Red Mercosur.

En particular, Lustemberg recuerda que la deficiencia de hierro en etapas
tempranas produce efectos irreversibles en la estructura y la función
cerebral y acrecienta los riesgos de tener ansiedad y depresión, así como
conductas delictivas en la adolescencia temprana. La desigualdad se gesta en
el vientre materno, ya que la inteligencia y los talentos de los niños se
distribuyen por igual entre los segmentos sociales. Por eso, en medio de un
proceso de fuerte crecimiento económico y caída de la desigualdad, es
inaceptable que “el lugar donde nace un niño, el lugar de la estratificación
socioeconómica en que se ubique, marque el futuro de la posibilidad de
acceder al desarrollo integral de sus potencialidades”.

En este sentido, Lustemberg afirma que es trascendente la función de la
política pública en esta etapa, incluso porque el retorno social de la
inversión allí es más elevado. Para ello recuerda los trabajos de James
Heckman, premio Nobel de economía en el año 2000, que indican que la
inversión en las primeras etapas de la vida tiene una tasa de retorno que es
siempre superior a la que se logra en otros períodos de los individuos.
Invertir en primera infancia facilita la reducción de la pobreza y la
desigualdad, condiciona el éxito o fracaso de otras políticas sociales,
acarrea beneficios en educación, salud, convivencia en la vida adulta y, por
ende, eleva el capital humano de la sociedad.

Si bien las políticas en infancia -Plan CAIF, aspectos del Plan de Equidad,
inclusión de los niños en el sistema de salud- han aumentado en cobertura,
persisten inequidades. El 24,5% de los niños menores de seis años vive en
hogares por debajo de la línea de pobreza; la mortalidad infantil se sigue
dando por causas potencialmente reductibles; los controles prenatales son
insuficientes en número y calidad; los niveles de malnutrición y anemia
entre las madres son significativos; la prematurez, el bajo peso al nacer y
la anemia infantil son más elevados que los que se registran en países de la
región similares a Uruguay.

Por eso Lustemberg afirma que además de políticas generales que protejan a
los ciudadanos de la pobreza, el desarrollo económico y social del país
depende de cómo se apoye a niños y niñas en etapas tempranas de la vida.
Para la coordinadora de Uruguay Crece Contigo, el principal y más urgente
desafío es construir un Sistema de Protección Integral a la Infancia, pero
aclara la necesidad de contar con una institucionalidad diferente de la
actual. Hoy, según Lustemberg, existe fragmentación, lo que lleva a
ineficacias de las acciones e ineficiencia en el uso de recursos. Asimismo,
el éxito de un sistema así depende de contar con una institucionalidad ágil,
dinámica y con fuerte capacidad técnica. En este sentido, fundamenta la
necesidad de pensar en políticas de infancia como un sistema único, con una
gobernanza clara y “legitimada política, social y técnicamente”.

Problema general

Pero además de un sistema único focalizado en los niños, es necesario tener
políticas que atiendan a las familias que no están integradas socialmente.
Para Lustemberg, hay familias que quedan al margen de las redes públicas de
protección social y que requieren “acciones diferentes a las que se venían
ensayando”. Entre los datos más alarmantes surgidos del sistema de
monitoreo, que abarca a más de 4.000 familias, de los programas de Uruguay
Crece Contigo se encuentra que una de cada cinco viviendas donde viven estos
niños tiene riesgo de derrumbe; uno de cada cuatro hogares no tiene baño en
esa vivienda; ocho de cada diez no cuentan con saneamiento; seis de cada
diez niños comparten colchón o cama con otros integrantes del hogar; en 38%
de esos hogares se fuma dentro de la vivienda; seis de cada diez madres eran
adolescentes; cuatro de cada diez niños menores de 24 meses son anémicos;
cuatro de cada diez tienen alteraciones en su desarrollo; 10% de los niños
son criados con prácticas violentas severas y 20% con prácticas negligentes.

“Uruguay debe erradicar el hambre y la desnutrición. Las cifras de bajo peso
al nacer, retraso de talla y anemia son inaceptablemente altas para un país
como el nuestro”, afirma Lustemberg. La posibilidad de conciliar la vida
social y productiva de los padres de esos niños con las responsabilidades
reproductivas requiere ir hacia algo diferente de la provisión “de mercado”
de los servicios de cuidados.

En la campaña electoral, la creación de un sistema de cuidados está
presente. Sin embargo, poco se dice sobre sus características y menos aún
sobre su costo y financiamiento. Un documento emanado de un Grupo de Trabajo
Interinstitucional del gobierno y aprobado por el Gabinete Social en
setiembre de 2012 dice poco a este respecto. En todo caso, se aclara que
“podrá constituirse [un fondo] con aporte de rentas generales exclusivamente
o un sistema mixto” y que se seguirá un criterio de equidad contributiva,
pero no mucho más. La discusión sobre los derechos abre otra, la de los
recursos finitos. El “estrés” presupuestal que conllevan requiere priorizar
el gasto sin que medien presiones de grupos y conveniencias políticas que
siempre están a la hora de asignar los recursos.

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