Vietnam/ una ola de revueltas anti-chinas [Bruno Philip]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mar Mayo 20 01:31:18 UYT 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 20 de mayo 2014

germain5 en chasque.net

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Vietnam

Ola de violencia anti-china

Bruno Philip *

El repentino deterioro de las relaciones entre China y Vietnam, provocado
por el grave encontronazo naval el pasado 7 de mayo, entre barcos de guerra
de ambos países en el archipiélago que se disputan en el mar del Sur de
China, acaba de tener consecuencias inesperadas. Una manifestación
anti-china de unos 20.000 obreros vietnamitas que trabajan en un parque
industrial de los alrededores de la Ciudad Ho Chi Minh (la antigua Saigón)
dio lugar, el martes 13 de mayo, a una revuelta masiva y pillajes
generalizados. Unas 250 fábricas fueron incendiadas, devastadas o saqueadas
en esta zona de la provincia de Binh Duong, en el sur del país. Alrededor de
500 manifestantes fueron detenidos. Según la policía vietnamita, un obrero
chino resultó muerto y en total hubo unas cien personas heridas, señala un
diplomático taiwanés destacado en Vietnam. En la noche del miércoles al
jueves, los motines se extendieron al centro del país. Según un médico del
hospital general de la ciudad de Ha Tinh, citado por la agencia AFP,
murieron 21 personas, 5 chinos y 16 vietnamitas.

“Provocación”

Al decir de los expertos, esta es la ola de revueltas anti-chinas más grave
que se produce en Vietnam desde la reunificación del país en 1975, fecha en
que Saigón cayó en manos de los comunistas. Los saqueadores no han hilado
muy fino, puesto que son sobre todo fábricas taiwanesas y singapurienses las
que han pagado el pato de la cólera popular que, por cierto, ha respondido
también a otras reivindicaciones de carácter social o económico. Esta
manifestación se sitúa en la estela de otro acto inédito, ocurrido el
domingo 11 de mayo en Hanoi: un millar de personas desfilaron ese día por
las calles de la capital para protestar contra la reciente instalación de
una plataforma petrolífera china en las aguas del disputado archipiélago de
Paracelso. Una “provocación” china que está en el origen del grave incidente
naval del 7 de mayo, en el que barcos chinos utilizaron sus cañones de agua
contra los guardacostas vietnamitas después de haberlos embestido
violentamente.

En Hanoi, las manifestaciones reunieron tanto a antiguos militares como a
jóvenes comunistas que esgrimían banderas con la hoz y el martillo, además
de activistas críticos con el régimen. Sin embargo, si bien la policía suele
dispersar rápidamente las manifestaciones nacionalistas contra China, esta
vez las autoridades dieron manga ancha a las expresiones de cólera popular
en los alrededores de la embajada china. El mismo día, en Saigón y Danang
hubo manifestaciones similares, aunque menos concurridas. Esta tolerancia
por parte del gobierno vietnamita, que habitualmente trata de mantener un
estricto control político y social sobre la población, obedecía a un
propósito concreto: “Hanoi es consciente de que permitir manifestaciones de
esta clase envía un mensaje claro a Pekín, aunque [las autoridades] también
son conscientes de que han de mantener el orden social”, ha comentado
Jonathan London, de la Universidad de Hongkong.

De este modo, el régimen vietnamita está ahora atrapado entre dos fuegos: al
instrumentalizar un sentimiento anti-chino compartido por la amplia mayoría
de la población, corre el riesgo de que estallen conflictos que pueden
volverse en contra del gobierno en un momento en que las redes sociales
vehiculizan numerosas críticas al Partido Comunista Vietnamita (PCV). “Los
motines dejan entrever el peligro que supone dejar que se exprese un fervor
nacionalista en un entorno tan represivo como el de Vietnam”, ha señalado
asimismo Jonathan London. El otro equilibrio delicado que ha de mantener
Hanoi es el de la afirmación de su soberanía territorial frente a Pekín,
evitando al mismo tiempo que el conflicto degenere en una confrontación con
un socio comercial fundamental. Vietnam suele esforzarse por seguir la vía
diplomática en una relación tan compleja y conflictiva como la que mantiene
con su gran vecino del norte.

Enfrentamientos recurrentes

En 2011, Hanoi y Pekín acordaron resolver sus discrepancias territoriales en
el marco de un diálogo bilateral. El reciente traslado por parte de China de
su plataforma de perforación frente a la costa vietnamita ha hecho saltar
por los aires este intento de conciliación. La relación entre ambos países,
basada en la proximidad cultural derivada de una larga historia común y en
enfrentamientos recurrentes, se topa ahora, una vez más, con cuestiones de
soberanía. China conquistó las islas Paracelso en 1974 a raíz de un
enfrentamiento con el antiguo régimen fantoche de Saigón, hacia el final de
la guerra de Vietnam. Desde entonces, Hanoi las reivindica como propias, y
lo mismo ocurre con un archipiélago situado más al sur, el de las islas
Spratley, una zona marítima que potencialmente también alberga grandes
bolsas de hidrocarburos y cuya soberanía se disputan Malasia, Brunei,
Filipinas y Taiwán, además de China y Vietnam.

Aliados de los chinos durante la guerra de Indochina contra los franceses,
los vietnamitas tienen muchos motivos para desconfiar del régimen de Pekín.
En 1979, para castigar a Vietnam por haber invadido un poco antes Camboya a
fin de derribar el régimen de los jemeres rojos, aliados de Pekín, las
tropas chinas llevaron a cabo en territorio vietnamita un ataque sangriento
y brutal. Una guerra relámpago que dio lugar a una resistencia encarnizada
por parte de las tropas vietnamitas, y en cuyo transcurso murieron decenas
de miles de soldados de ambos bandos. En 1988, los chinos atacaron, en aguas
de las islas Spratley, a varios barcos vietnamitas en un choque armado en
que murieron alrededor de 200 personas.

El reciente episodio naval en torno a las islas Paracelso es motivo de
inquietud en los países de toda la región, alarmados por el carácter
agresivo de las iniciativas chinas. En la cumbre de la Asociación de
Naciones del Sudeste Asiático (Asean) que tuvo lugar el domingo en Birmania,
país que ocupa la presidencia de turno de la organización, los Estados
miembros, aunque divididos con respecto a la actitud a mostrar frente a
China, han manifestado su “profunda inquietud” ante el aumento de las
tensiones marítimas en lo que para los vietnamitas es el “mar oriental”, y
no el “mar de China”…

* Bruno Philip es corresponsal del diario Le Monde en el sudeste asiático

http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article31914

Traducción de Viento Sur.

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