Colombia/ Timochenko en La Habana [Semana]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Oct 13 00:33:04 UYST 2014


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 13 de octubre 2014

germain5 en chasque.net

A l’encontre – La Breche

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Colombia

La sombra de Timochenko en La Habana

Sus viajes a La Habana son un buen síntoma del proceso de paz, pero
polarizaron aún más el ambiente político

Semana, Bogotá, 10-10-2014

http://www.semana.com/

Si todavía en algunos sectores había dudas de si las Farc estaban divididas
o no estaban tomando en serio los diálogos en La Habana, la filtración que
hizo el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, de que Timochenko, el
número uno de esa organización, había estado varias veces en Cuba reunido
con sus negociadores, sirvió para despejar esas y otras dudas. Pero
terminaron por crear una tormenta política que no se sabe cómo va a
terminar.

Las declaraciones de Pinzón causaron revuelo de inmediato. El ministro se
saltó el protocolo tradicional, por el cual el presidente Juan Manuel Santos
o Humberto de la Calle eran los únicos que se pronunciaban sobre el proceso
de paz. Y eso dio pie para todo tipo de teorías, unas más conspiracionales
que otras.

Los uribistas alzaron la voz y denunciaron “el engaño a las fuerzas
militares” y “las mentiras de la paz”, pues la declaración demostraría una
falta de confianza de Santos con Pinzón y los militares. También afirmaron
que Timochenko se refugia en Venezuela, un “paraíso terrorista” como lo
definieron y se escandalizaron con que hubiera viajado a pesar de tener en
su contra una circular roja de la Interpol. El procurador Alejandro Ordóñez
fue más lejos y dijo que “si el gobierno nacional sabe de la presencia de
Timochenko en Cuba, debe pedir su extradición” pues tiene condenas y
procesos en Colombia.

Al otro lado del espectro político tampoco estaban contentos. Piedad Córdoba
dijo que “las decisiones o las quejas, o las preocupaciones del ministro de
Defensa debe hablarlas el presidente de la República y no generar avispero
como para ayudarles a quienes están en contra del proceso”. Mientras que la
representante verde Ángela María Robledo preguntó: “¿Usted de qué lado está,
ministro de Defensa? ¿Usted le apuesta a la paz o a la guerra? Parece más un
ministro de Álvaro Uribe que de este gobierno”.

Más allá de la polémica, se supo que la guerrilla pidió a los países
garantes y amigos del proceso la posibilidad de que Timochenko se desplazara
a La Habana. Estos, a su vez, le transmitieron la información al gobierno de
Colombia, que respondió afirmativamente. Timochenko, quien tiene órdenes de
captura vigentes y una circular roja de Interpol, entonces se desplazó a la
isla, probablemente desde otro país, y se encontró con sus hombres.

El jefe guerrillero habría viajado dos veces, con autorización directa de
Santos, para “garantizar los avances de los acuerdos” y no habría
“participado en la Mesa de conversaciones, ni la delegación del gobierno se
ha reunido con él”, según dijo el ministro del Interior Juan Fernando
Cristo.

Que el jefe principal de las Farc vaya a La Habana no debería ser tan
escandaloso. Timochenko lleva más de 30 años en la guerrilla, es uno de los
miembros más antiguos del secretariado y se convirtió en el máximo dirigente
después de la muerte de Alfonso Cano en 2011. Su presencia en Cuba, al
contrario, es un síntoma de que está personalmente comprometido con las
negociaciones, lo que resulta clave para que avancen, y disipa las dudas que
han gravitado sobre el proceso, según las cuales solo algunas facciones de
la guerrilla estarían de acuerdo con el mismo.

Esto es especialmente cierto en esta fase, cuando entró en una dinámica
diferente en la que las Farc van a tener que hacer más concesiones. En los
primeros tres puntos de los acuerdos (narcotráfico, tierras y participación
política) el gobierno hizo sacrificios. Ahora vienen las discusiones sobre
víctimas, reparación, justicia y dejación de armas, y en ellas la guerrilla
va a tener que poner de su parte, ceder y explicarse. Como explicó Sergio
Jaramillo “lo que sigue hacia adelante va a ser difícil, porque tiene que
ver mucho más directamente con las Farc”.

En ese sentido la presencia de Timochenko es decisiva, pues es la única
manera para que la guerrilla fije posiciones, haga debates internos y trace
una hoja de ruta sólida. Una fuente que conoce de cerca el proceso le dijo a
SEMANA que justamente su presencia permitió consolidar las mesas paralelas,
donde unas subcomisiones van avanzando en desmovilización, desarme y cese al
fuego.

Es además natural que el jefe máximo busque reunirse directamente con sus
delegados. Hay demasiados hackers al acecho como para pactar temas
fundamentales por teléfono o vía email. Como explicó el propio Santos,
“autoricé que Timochenko fuera a Cuba porque estamos en una negociación. Así
como mis negociadores tienen que ir al Palacio de Nariño a consultarme, la
contraparte también tiene que consultar sus decisiones”.

Y no es para nada anormal que el jefe guerrillero viaje en secreto. Al fin y
al cabo el proceso, que se realiza en medio de la guerra, ha sufrido todo
tipo de ataques que van desde la filtración de coordenadas del viaje de uno
de los delegados de la guerrilla hasta chuzadas contra los negociadores del
gobierno. Esta era, en realidad, la única manera para que Timochenko se
reuniera con sus representantes.

El verdadero problema del episodio de esta semana tiene más que ver con la
comunicación externa del gobierno. En las últimas semanas los comisionados
de Paz han recorrido el país para explicar los alcances del proceso. Y el
jueves pasado Santos anunció en la instalación del Consejo Nacional de Paz
que era necesario “impulsar una eficaz pedagogía de la paz”. Es decir
explicar los alcances de las negociaciones con las Farc en La Habana y
desactivar las acusaciones del uribismo. Por eso no se entiende que en medio
de esa estrategia, se haya desatado la controversia por las palabras de
Pinzón.

Una persona cercana al proceso sostuvo que “no hay mala fe en lo que dijo
Pinzón, no fue premeditado de su parte, sino una ligereza. Claro no era lo
deseado, pero hay que ir para adelante”. El mismo ministro trató de bajarle
la temperatura y pidió “guardar prudencia y no armar una tormenta
innecesaria”. Si es el caso, por momentos se siente que el gobierno no
controla completamente la narrativa del proceso.

Como era de esperarse, las declaraciones del ministro dieron hasta para que
algunos pensaran que coordinó el mensaje con el presidente. Según esa tesis
habrían decidido soltar esa información tal vez porque se iba a filtrar por
otro lado, pues en los medios ya corrían rumores sobre la presencia de
Timochenko en La Habana. Eso permitiría consolidar la imagen de un Pinzón
duro, sin pelos en la lengua, cercano a la cúpula militar. Al fin y al cabo
Santos y su ministro siempre han tenido una relación cercana y Pinzón dijo
después de la entrevista que “he trabajado junto al presidente más que
cualquiera de los ministros que lo rodean, nos une más que una relación
profesional, una personal de afecto, de respeto”. Como si quisiera dejar las
cuentas claras.

Pero más allá de las conjeturas, queda cierta sensación de desajuste en el
mensaje del gobierno. El viaje de Timochenko a La Habana es, en el fondo,
una noticia positiva que hubiera podido reforzar la credibilidad del proceso
pero terminó empantanada en la polarización y la confusión. Pero, más allá
de las peleas políticas en Colombia, lo importante es lo que está pasando en
Cuba. Si todo esto puede decidir a Timochenko a sentarse en la Mesa, la paz
habría dado un paso importante.

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