Francia/ terrorismo: doce muertes clavadas en el corazón de París [Eduardo Febbro]
Ernesto Herrera
germain5 en chasque.net
Jue Ene 8 10:34:38 UYST 2015
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Correspondencia de Prensa
boletín informativo – 8 de enero 2015
germain5 en chasque.net
A l’encontre – La Breche
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Francia
Terroristas irrumpieron en la redacción del semanario Charlie Hebdo y
asesinaron a periodistas y dibujantes
Doce muertes clavadas en el corazón de París
La revista, que publicaba sátiras del islamismo y otras religiones, había
sido blanco de ataques y amenazas. Los atacantes huyeron gritando “Vengamos
al profeta Mahoma. Matamos a Charlie Hebdo”.
Eduardo Febbro, desde París
Página/12, Buenos Aires, 8-1-2015
http://www.pagina12.com.ar/
Dos encapuchados asesinaron en París a los últimos representantes de una
generación de caricaturistas y periodistas libres, ajenos a toda influencia
de los partidos o los bancos, anticlericales y rebeldes, antimilitaristas,
mitad anarquistas, mitad progresistas, emancipados de la idiotez universal
de los medios y de la cremosa socialdemocracia. La gran mayoría de las doce
personas ultimadas salvajemente en la capital francesa tenían en sus venas y
en sus plumas la sangre de las revueltas de mayo de 1968. Habían conservado
por encima de todo el trazo de esa rebeldía insolente y pagaron por ello
cuando, a las 11.30 de la mañana, dos heraldos armados con fusiles
Kalashnikov irrumpieron en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo y
sembraron de muerte y horror lo que había nacido para la burla, la risa y el
irrespeto. Mataron una generación, un estilo, una herencia, una postura
irrevocable. Vestidos completamente de negro, con capuchas y gestos de una
precisión militar, los autores del atentado entraron a la redacción de
Charlie Hebdo gritando “Alahu al akbar” (Dios es grande) y huyeron en un
auto negro, gritando: “Vengamos al profeta Mahoma. Matamos a Charlie Hebdo”.
Nada prueba mejor la determinación asesina que los anima como la manera en
que, durante el tiroteo con la policía, ultimaron de un balazo a un agente
que había sido herido en una pierna y estaba en el suelo. Las banderas
francesas están hoy a media asta. La muerte colectiva, en un mismo momento y
en un mismo lugar, de tantos periodistas no tiene precedentes. París fue la
tumba de la libertad y la desfachatez. Se trata además del atentado más
grave ocurrido en la capital francesa en los últimos 40 años. El presidente
francés, François Hollande, acudió de inmediato al lugar del drama y
reconoció que se trataba de “un acto excepcional de barbarie” y que Francia
“vive un momento extremadamente difícil”. El comando estaba informado porque
pasó a la acción el día de la reunión de redacción. Según contó a la prensa
la dibujante Coco, los atacantes “hablaban perfectamente francés y se
reivindicaban de Al Qaida”. Otros sobrevivientes revelaron que, mientras
disparaban, los asesinos gritaban el nombre de los periodistas. Anoche, la
policía logró identificar a los presuntos miembros del comando. Se trata de
dos hermanos francoargelinos, Saïd y Chérif K, de 34 y 32 años. El tercer
sospechoso, Hamyd M., tiene 18 años y ayer se entregó a la policía tras
permanecer prófugo durante 12 horas. Al cierre de esta edición la policía
estaba llevando a cabo un operativo en la localidad de Reims, a 129
kilómetros de París, para arrestar a los dos hermanos. Uno de ellos fue
condenado en 2008 por su implicación en una red parisiense que reclutaba
combatientes para enviarlos a Irak.
Miles y miles de personas salieron a manifestar en todo el país de forma
espontánea o convocados por los partidos políticos en solidaridad con las
víctimas. El cartel “Soy Charlie” se ha vuelto el emblema de un país azorado
por la brutalidad del crimen y el blanco elegido. Daniel Cohn-Bendit, el ex
diputado ecologista europeo y líder del movimiento que estalló en París en
mayo de 1968, dijo al diario Libération que “lo que se atacó acá fue el
derecho a la critica radical de todas las religiones. Charlie Hebdo es la
radicalidad anticlerical y es por esa razón que fueron asesinados. En
nuestra civilización, lo que queremos defender es el derecho a esa
radicalidad. De la misma manera que hay un fascismo oriundo de la
civilización occidental, también hay otro fascismo que viene del Islam”. El
tributo que pagaron todos es enorme: doce muertos, de los cuales dos son
policías –Franck D, abatido en la redacción, y Ahmed Merabet, en la calle–,
once heridos, entre ellos cuatro en estado de extrema gravedad. Entre los
asesinados están los dibujantes Charb (Stéphane Charbonnier, director del
semanario), Cabu, Wolinski, Tignous y el economista Bernard Maris. Cabu y
Wolinski eran famosas figuras de la irreverencia absoluta que acompañaron
hacia la madurez a toda una generación de ciudadanos que descubrieron con
ellos una forma radical de la insumisión y la provocación. Un crimen
repugnante y doble, a la vez contra la palabra y esa forma inimitable de la
crítica condensada que es la caricatura, el dibujo. Algunos de estos
periodistas y caricaturistas tenían protección policial debido a las
constantes amenazas que recibían desde hace años, especialmente a partir de
2006, cuando el semanario publicó las polémicas caricaturas del profeta
Mahoma. Charlie Hebdo se vio obligado en 2011 a cerrar sus oficinas luego de
un ataque con bombas molotov consecutivo a la publicación de un número sobre
los islamistas de Túnez y Libia.
El atentado se produjo en un momento de fuerte islamofobia en Francia y en
un día que no parece ser casual. Este 7 de enero apareció en Francia la
novela de ese oportunista de la literatura moderna que es Michel
Houellebecq, Sumisión (ver más información en la página 28). La ficción de
Houellebecq es de una islamofobia galopante y vino acompañada por un
meditado plan de promoción destinado a provocar un escándalo mayúsculo.
Sumisión muestra a Francia bajo un régimen islámico luego de la victoria
presidencial de Mohammed Ben Abbes, candidato del partido Fraternidad
Musulmana. En esa Francia de Michel Houellebecq, gobernada por el Islam, los
musulmanes son tontos y vulgares, las mujeres tienen prohibido usar polleras
y la Universidad de la Sorbona se convirtió en una universidad islámica
cuyas paredes están cubiertas por versos del Corán. El escritor francés se
adentra con su ficción en las teorías desarrolladas por otro autor racista y
fascistoide, el filósofo Renaud Camus, autor de La Gran Sustitución. En este
libro, Camus desarrolla la idea de una civilización occidental, en este caso
Francia, sustituida o pervertida por los valores del Islam.
“Nada será como antes en nuestro país” comentó Philippe Val, ex director de
Charlie Hebdo. Consciente de la gravitación compleja que se va anudando en
torno de estas temáticas y con el drama del atentado enfrente, el presidente
francés, en el curso de una alocución televisada impregnada de gran emoción,
dijo que “la libertad será más fuerte que la barbarie”. Para el mandatario
francés, la mejor respuesta, “bajo todas las formas, es la unión de todos”.
François Hollande decretó para este jueves una jornada de duelo nacional.
Ciertos analistas evocaron muy temprano la pista de células islamistas,
entrenadas en el extranjero, muy difíciles de detectar porque están
compuestas por pocos individuos sin conexión alguna con una red más global.
El ministro francés de Interior, Bernard Cazenave, movilizó una gran número
de policías para identificar y arrestar a los autores de la matanza. Menos
de 12 horas después del atentado, los autores fueron identificados por los
investigadores gracias a un documento de identidad olvidado en el Citroën C3
negro en el cual huyeron. Saïd y Chérif K tienen respectivamente 34 y 32
años. Según fuentes de la prensa francesa, uno de los hermanos combatió en
Siria y volvió este verano a Francia. Ya antes, Bernard Cazenave había
señalado que la eventualidad de que los responsables estén ligados al
islamismo radical era “una opción posible”. Varios expertos que hablaron con
los medios señalaron una evidencia que se aprecia en las imágenes del
operativo: la exactitud de los gestos, la manera en que manipulan las armas
y cómo se desplazan. Un policía dijo al diario Le Figaro que se “ve con
claridad cómo sostienen las armas, cómo avanzan con calma y fríamente. Se ve
en eso que recibieron una formación militar”. Otro policía, citado por la
misma fuente, argumenta que en el estilo con el que actuaron se nota que no
“son iluminados que actúan por impulso. Fueron entrenados en Siria, en Irak,
o en otro lugar, hasta incluso en Francia. Es evidente que fueron
entrenados”.
En medio de una intensa pesquisa policial, el debate se desplaza ahora hacia
el terreno del Islam, la convivencia, la libertad y, desde luego, el impacto
que tienen en Francia los conflictos que azotan a Irak, Libia y Siria con la
presencia de miles de jihadistas de origen europeo –principalmente franceses
y belgas– que dejan la cultura occidental donde nacieron para unirse a
fuerzas como las del Estado Islámico en Irak.
Lápices, lapiceras o bolígrafos, hagamos todos en estos días como lo
hicieron anoche decenas de miles de manifestantes en París y en toda
Francia: salgamos a la calle con esos modestos símbolos de la libertad de
decir y pensar. Alguna vez, en 2001, luego de los atentados del 11 de
septiembre en Nueva York, una parte del mundo dijo: “Todos somos
norteamericanos”. El golpe, aunque menor en víctimas, tiene un impacto y una
lectura política de gran magnitud. El mensaje y la amenaza global que hacen
pesar este atentado lleva a otro grito conjunto: “Todos somos Charlie”.
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