Uruguay/ 650 niños, niñas y adoscentes en situación de explotación sexual comercial [Amanda Muñoz]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Jul 30 08:54:15 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 30 de julio 2015

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A l’encontre – La Breche

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Uruguay

No debería tener precio

Estiman que 650 niños, niñas y adolescentes están en situación de
explotación sexual comercial; 80% son niñas.

Amanda Muñoz

La Diaria, Montevideo, 30-7-2015

http://ladiaria.com.uy/

Hoy se presenta la primera investigación nacional que intenta cuantificar la
cantidad de niños, niñas y adolescentes en situación de explotación sexual
comercial. El relevamiento, que abarcó a ciudades de más de 5.000
habitantes, estima que hay cerca de 650 situaciones de explotación sexual
comercial de niños, niñas y adolescentes, recordando que falta saber qué
ocurre en las localidades de menor tamaño. Además de dar una cifra a una
situación por demás invisibilizada, el estudio demuestra que no sólo ocurre
en determinadas zonas del país, sino que es un fenómeno más extendido de lo
que se piensa, y que los explotadores no pertenecen a grandes mafias, sino
que son personas cercanas: un vecino, un almacenero.

La investigación se titula Explotación sexual comercial hacia niños, niñas y
adolescentes en Uruguay. Dimensión, características y propuestas de
intervención. Surge de una alianza estratégica entre la organización Gurises
Unidos, la Fundación Telefónica y el Instituto de Estadística de la Facultad
de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la
República. No podían ir a una plaza, no podían encuestar una cuestión
oculta, pero tampoco ir a hablar con chiquilines que supieran que estaban en
esa situación, lo que hubiera implicado sobreexponerlos y victimizarlos,
explicaron a la diaria los coordinadores de la investigación, Diego Pailos y
Fernanda Caballero, de Gurises Unidos, y Juan José Goyeneche, del Instituto
de Estadística.

El equipo reunió a cientos de técnicos de instituciones y organizaciones
sociales que trabajan con niños y adolescentes, de centros educativos y de
salud. El registro de las situaciones era de carácter confidencial y
anónimo; la reunión de todos los técnicos permitió la mejor identificación y
evitar la duplicación del conteo. La caracterización de las situaciones se
hizo mediante un formulario que relevó las hipótesis que los autores
manejaban como factores predisponentes. Caballero relató que relevaron “la
ruta de las vulneraciones previas”: antecedentes de situación de calle, de
trabajo infantil, haber sido testigo o víctima de violencia doméstica,
víctima de abuso sexual, haber perdido el vínculo con los centros educativos
formales, no tener vínculo con el resto de los servicios de la comunidad, no
tener adultos protectores. Esperan que esa caracterización ayude a detectar
situaciones y, por lo tanto, a prevenirlas.

El estudio abarcó a Montevideo, al área metropolitana y a 48 ciudades del
interior del país con más de 5.000 habitantes. El equipo partió de estudios
que señalaban que la mayoría de las situaciones de explotación sexual
comercial ocurren “en zonas portuarias, fronterizas, turísticas, cruces de
carreteras, nuevos emprendimientos industriales y zonas francas”, dice la
investigación. Clasificó a las ciudades del interior del país en tres
grupos: prioritarias o “de inclusión forzosa”, por cumplir con las
características mencionadas; “de alta incidencia”, por tener antecedentes de
situaciones conocidas o alguna actividad puntual; y “de baja incidencia”,
por no tener datos sobre su prevalencia. Trabajaron en las diez ciudades que
integraban el primer grupo, de las 20 ciudades del segundo estrato se
seleccionaron tres y de las 18 del tercer grupo se seleccionaron dos. Los
datos que obtuvieron en esas cinco ciudades los proyectaron a las 33 que no
visitaron, por eso se habla de estimación (también porque hay situaciones
que escapan al conocimiento de los técnicos). La muestra en Montevideo y el
área metropolitana se definió en función de las zonas establecidas por
Infamilia como de mayor vulnerabilidad social; de 49 zonas se relevaron 30 y
estimaron el resto.

Sorpresas te da la vida

El relevamiento les mostró que “algunas de las ciudades de baja incidencia
tenían varios casos y las de altísima incidencia no tenían tantos. Nos
habíamos armado un esquema mental a priori que después cambió y es una de
las conclusiones”, detallaron. Goyeneche dijo que la cosa no era de “grandes
mafias de la prostitución infantil, nada que ver”. “Es una cosa mucho más
cercana, artesanal, cotidiana, el vecino, el almacenero”, acotó Caballero.
“Es una cuestión de alcance nacional. Existe en frontera, en turismo, en
forestación, pero también en cualquiera de las zonas de la periferia o
ciudad donde no haya ningún emprendimiento nuevo o alguna modificación
reciente”, indicó Pailos.

De acuerdo a la estimación, las niñas y las adolescentes son en amplia
mayoría las más explotadas (80%). En cuanto a las edades, la mayoría (48%)
tiene entre 13 y 15 años; los casos de explotación a menores de 13 años
significarían 25% de los casos en el interior del país y 23% en Montevideo y
área metropolitana. Sólo 30% de los entrevistadas asistía a un centro
educativo y más de la mitad no concurría a ninguna institución comunitaria o
socioeducativa. Caballero, psicóloga de profesión, analizó que muchos “son
carne de cañón: están solos, arrancando la adolescencia, sin ningún vínculo,
en una situación en la que no opera ningún control. Venís de vulneraciones
previas, tenés historia de violencia doméstica, de abuso sexual, la
autoestima por el piso, y la adolescencia tiene esto de lo identitario, de
querer tener, y capaz que intercambiando sexo por lo que quiero tener,
porque soy adolescente, porque quiero ser igual al otro... Hay un montón de
elementos que empiezan a jugar, que a los gurises pobres los hacen muchísimo
más vulnerables”. Hay historias desde “la madre que mandaba a la hija a
estar con el que recargaba las garrafas por un kilo de gas, o por el surtido
de la semana” hasta tener sexo por una recarga de celular o un lugar donde
dormir. Pero también están las historias de hombres, hacendados, que
quisieron comprar hijas de mujeres en situación económica complicada,
mencionaron los técnicos.

En convenio con el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, Gurises
Unidos desarrolla desde hace un año y medio un trabajo sobre explotación
sexual comercial en diez departamentos del interior, en áreas rurales y
pueblos, y los técnicos refirieron que esta cuestión aparece allí también, y
plantearon el desafío de intentar cuantificar la realidad en esas zonas para
crear dispositivos de atención.

Refirieron que hay un marco legal pero que “a veces le falta hacerse carne”.
Pidieron que el tema tenga un “enfoque integral” con caminos de prevención y
que se pueda “fortalecer la represión del delito: el mensaje que se les dan
a los explotadores es que lo pueden hacer, la resolución de Rivera del otro
día es eso”, deslizó Pailos. También mencionaron la necesidad de mejorar los
mecanismos de atención directa del INAU, porque la alternativa de vivir en
un hogar no cierra. La denuncia es tomada por los técnicos como “un elemento
del proceso”, porque saben que muchas veces el duro periplo que tienen que
atravesar no conduce a nada.

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