Uruguay/ depende de cómo se mida: ¿quiénes son los niños pobres? [Jimena Castillo y Karina Colombo]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 13 00:39:11 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 13 de junio 2015

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A l’encontre – La Breche

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Uruguay

Depende de cómo se mida

¿Quiénes son los niños pobres en Uruguay? En las últimas semanas el
bienestar de los niños ha sido objeto de discusión en la opinión pública, a
raíz de la publicación de datos sobre inseguridad alimentaria y su vínculo
con las políticas sociales, surgidos de una encuesta a la primera infancia.

Jimena Castillo y Karina Colombo *

Brecha, Montevideo, 12-6-2015

http://brecha.com.uy/

En primer lugar, las características de la sociedad en el mediano plazo se
explican a partir de lo que acontece en la infancia. Los niños provenientes
de hogares pobres presentan un mayor riesgo de realizar una transición hacia
la juventud y adultez con rasgos de vulnerabilidad, aumentando así su
probabilidad de convertirse en adultos pobres. En segundo lugar, la infancia
constituye un período clave en la vida de las personas para su desarrollo
físico y cognitivo, ya que las privaciones experimentadas en la niñez
difícilmente puedan ser compensadas con logros futuros, traduciéndose en
carencias a lo largo de toda la vida. En tercer lugar, los niños se
presentan naturalmente como una población vulnerable al ser sujetos
dependientes de sus adultos a cargo para la provisión de necesidades,
formando parte así de la población que necesita de cuidados.

En los últimos 20 años en Uruguay se ha constatado una fuerte brecha entre
la pobreza en los niños y el resto de la población, realidad compartida con
el resto de los países de América Latina. Pese a la importante reducción
global de la pobreza monetaria en el período 2004-2014 en nuestro país
(desde 39,9 por ciento a 10,1), en este último año afectaba 10 veces más a
los niños de 0 a 5 años que a las personas de 65 años o más. Uno de cada
cinco menores de 18 años eran pobres.

Si como sociedad acordamos que el bienestar de los niños es un aspecto
crucial y que las políticas sociales deberían priorizarlos, la manera en la
cual se mide su bienestar dista de ser trivial. La definición del concepto
de pobreza y de su metodología de medición tiene especial importancia, dado
que determina la forma en que nos aproximamos al fenómeno y su alcance.

En Uruguay la pobreza ha sido mayoritariamente analizada con un enfoque
monetario, lo cual implica que una persona se define como pobre si vive en
un hogar en el cual el ingreso no supera la línea de pobreza, es decir que
no posee el poder adquisitivo necesario para adquirir en el mercado una
canasta de bienes y servicios básicos. Si bien esta es la metodología
oficial para medir la pobreza en nuestro país, presenta algunas
limitaciones, sobre todo en lo que respecta a la medición de la pobreza en
niños. Algunas de estas son: dejar en segundo plano bienes y servicios
sociales provistos por el Estado, tales como educación y salud; y considerar
únicamente el poder adquisitivo necesario para acceder a una canasta mínima,
no asegurando que todas las personas efectivamente la consuman, en
particular aquellos que no controlan la asignación de recursos dentro del
hogar.

Frente a estas cuestiones han surgido enfoques que problematizan la medida
monetaria y sustentan la utilización de indicadores que permitan dar cuenta
de los logros y condiciones de vida de las personas. Este tipo de mediciones
son denominadas en las ciencias sociales medidas de pobreza
multidimensionales, y su utilización para evaluar el bienestar en niños es
un hecho consensuado en el ámbito académico. Éstas consideran un conjunto de
dimensiones relevantes además del ingreso (o incluso excluyéndolo),
diferenciándose así de la medición monetaria que considera únicamente el
acceso a medios o instrumentos que permitirían un adecuado nivel de vida,
siendo que personas que viven en hogares con iguales niveles de ingresos
pueden alcanzar logros muy diferentes. Asimismo, permiten considerar
dimensiones y logros específicos de la etapa de la vida en la que se
encuentran las personas, por ejemplo, la asistencia educativa en
adolescentes o la cobertura de la seguridad social en la vejez. Estos
elementos cobran especial significado en los niños, para poder responder
preguntas tales como: ¿Todos los niños de hogares con ingresos por encima de
la línea de pobreza logran buenos resultados educativos?, ¿aquellos que
viven en hogares pobres por ingreso presentan además problemas de salud?,
¿sufren de trabajo infantil?, ¿sus viviendas cuentan con agua caliente?,
¿juegan lo suficiente?

La Encuesta de Situación Nutricional de los Niños permite responder a este
tipo de preguntas. Fue elaborada por el Instituto de Economía de la
Universidad de la República, y es representativa de aquellos niños que
cursaron primer año de escuela pública en 2004 en el área metropolitana y
capitales departamentales del Interior (aproximadamente 32 mil niños),
generación que transcurrió los primeros años de su infancia durante la
crisis económica del 2002. Con este objetivo presente, se analizaron las
trayectorias del bienestar entre 2004 y 2011 utilizando una medida de
pobreza multidimensional específica para los niños, que considera las
siguientes dimensiones: salud (desnutrición), cuidado (niños que no viven
con ninguno de sus padres), participación e información (acceso a bienes y
servicios de comunicación), educación (asistencia y repetición), trabajo
infantil, condiciones habitacionales (hacinamiento y servicio sanitario),
elementos básicos de confort (calefón y heladera) y actividades de
recreación. Las dimensiones evaluadas combinan logros asociados al niño (por
ejemplo una adecuada nutrición), con recursos a nivel del hogar, relevantes
para que el niño alcance niveles aceptables de bienestar.

Las dimensiones que presentan niveles más altos de privación son: educación,
condiciones habitacionales y elementos básicos de confort. En 2011, en un
contexto de crecimiento de los ingresos de los hogares, 41 por ciento de
estos niños había dejado de asistir a la educación o había repetido al menos
un año, 26 por ciento vivía en condiciones de hacinamiento o en viviendas
sin baño o sin cisterna, y 23 por ciento residía en viviendas sin heladera o
sin calefón. Considerando todas las dimensiones en su conjunto, casi el 27
por ciento de los niños eran pobres multidimensionales, es decir que
presentaban dos privaciones simultáneas o más. Asimismo se verifica que
aquellas dimensiones asociadas al hogar, como por ejemplo las condiciones
habitacionales, no evolucionaron de la misma forma que aquellas específicas
del niño: mientras los logros del hogar acompañaron la mejora en los
ingresos, las segundas no presentan una tendencia común. Esto cuestiona la
utilización de medidas monetarias a nivel del hogar para evaluar el
bienestar de los niños, y resalta la necesidad de considerar capacidades
específicas relativas a la niñez.

Además se evaluaron las discrepancias entre la medida de pobreza monetaria y
la de pobreza multidimensional, confirmando lo ya encontrado en estudios
anteriores: existen diferencias importantes entre ambas medidas. En 2011 las
medidas discrepaban para un 37 por ciento de los niños, es decir, una medida
los identificaba como pobres y otra como no pobres. Asimismo uno de cada
cuatro niños vivió en hogares con ingresos insuficientes en 2004 y 2011, y
no fue pobre multidimensional en ninguno de estos años. Esto nos indica que
la pobreza monetaria no debería ser utilizada como sustituta de una medida
de pobreza multidimiensional en niños, dado que su bienestar no se encuentra
determinado únicamente por el ingreso de los hogares.

La importancia de contar con un panorama más afinado de la situación de la
infancia implica que nuestro país debería realizar esfuerzos adicionales
para mejorar la información vinculada al bienestar en la niñez, así como
avanzar en las discusiones conceptuales asociadas a la medición de la
pobreza de forma multidimensional. Varios países de América Latina (por
ejemplo México y Colombia) ya cuentan con medidas oficiales de pobreza
multidimensional para complementar el monitoreo y diseño de las políticas
públicas. Nuestro país necesita continuar avanzando en esta dirección.

* Licenciadas en economía de la Universidad de la República. La presente
columna es producto de una investigación realizada como tesis de grado para
la obtención del título de licenciado en economía de la Facultad de Ciencias
Económicas y de Administración.

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