Irán/ una dictadura teocrática que humilla, violenta y asesina a sus mujeres [Brecha - Pilar Rahola]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Oct 5 01:21:06 UYST 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo –  5 de octubre 2015

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A l’encontre – La Breche

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Irán

Convertidas en viento 

Brecha, Montevideo, 2-10-2015

http://brecha.com.uy/

Estas palabras son parte de la carta que Rehainé Yabarí, de 26 años,
escribió a su madre poco antes de ser ahorcada en una cárcel cercana a
Teherán. Más de siete años antes, cuando apenas tenía 19, la joven fue
acusada de haber dado muerte a un médico que intentó violarla.

“No quiero pudrirme bajo tierra. No quiero que mis ojos, ni mi joven
corazón, se vuelvan polvo. Te ruego que tan pronto como sea ahorcada, mi
corazón, riñones, ojos, huesos y todo aquello que pueda ser trasplantado sea
tomado de mi cuerpo y entregado como regalo a quien lo necesite. No quiero
que el destinatario sepa mi nombre, ni que me compre un ramo de flores, ni
que rece por mí.”

Esas palabras son parte de la carta que Rehainé Yabarí, de 26 años, escribió
a su madre, una conocida actriz iraní llamada Sholé Pakravan, poco antes de
ser ahorcada en una cárcel cercana a Teherán. Más de siete años antes,
cuando apenas tenía 19, la joven fue acusada de haber dado muerte a un
médico que, según expresó ella en el juicio, intentó violarla. También
manifestó que cuando el hombre quiso forzarla ella lo hirió con un cuchillo
en el hombro y luego huyó, sin matarlo. Pero no le creyeron.

El próximo 25 de octubre hará un año de que Rehainé fue colgada hasta morir.
La carta de la joven iraní fue publicada en La Vanguardia de Barcelona por
la periodista Pilar Rahola, el 7 de enero de este año, y circula actualmente
por las redes sociales. “El mundo me permitió vivir durante 19 años”, dice
la carta, entre otras cosas. “Aquella noche ominosa era yo la que debería
haber sido asesinada. Mi cuerpo habría sido arrojado en algún rincón de la
ciudad, y días después la policía te habría llevado hasta la oficina del
médico forense para identificar mi cadáver y comunicarte que había sido
violada. Nunca habrían encontrado al asesino porque carecemos de su riqueza
y poder.” El padre de Rehainé, cita el artículo de Pilar Rahola, dijo que su
hija nunca tuvo opción: “Si se hubiera dejado violar, la habrían lapidado.
Se resistió, la han ahorcado”.

La única opción que hubiera tenido Rehainé de salvar su vida, de acuerdo a
la legislación vigente en Irán, hubiera sido que la familia del hombre que
ella supuestamente mató le hubiera otorgado el perdón, derecho que les
acuerda a los deudos de quien es considerada víctima la ley islámica de
“retribución”, que exige el pago de sangre con sangre. Pero ese perdón, que
incluso trataron de obtener las autoridades iraníes, no fue concedido.
“Quiero que el derecho de sangre de mi padre se cobre lo antes posible”,
expresó Yalal Sarvandí, hijo del fallecido, un médico que, según alegó la
defensa de Rehainé en el juicio, la habría llamado para la decoración de una
oficina –la joven era decoradora de interiores– y la llevó a un edificio
vacío donde intentó la violación. Y así, pese a los llamados de Human Rights
Watch, Amnistía Internacional, la plataforma Avaaz –que reunió más de 240
mil firmas pidiendo que no mataran a Rehainé– y hasta de la Unión Europea,
se cobró ese derecho de sangre con la vida de la muchacha cuyo juicio, según
las organizaciones de derechos humanos, no contó con las garantías
necesarias. Concluye así la nota Pilar Rahola: “Es la ley del machismo
atroz, que impregna el cuerpo legal de una teocracia que usa a Dios para
despreciar, violentar y asesinar a sus mujeres. Brillantes mujeres iraníes,
convertidas en viento por la horca de una dictadura sin piedad”.

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¿Hasta cuándo?

Una carta

"No quiero luto por mí; esfuérzate en olvidar mis días difíciles; deja que
el viento me lleve"

Pilar Rahola

La Vanguardia, Barcelona, 8-10-2015

http://www.lavanguardia.com/

He tomado un respiro, he secado las lágrimas que no he podido evitar y, algo
más serena, empiezo a escribir el artículo. Acabo de leer la carta que la
joven iraní Reihane Yabari escribió a su madre antes de ser colgada en la
prisión de Rajaishahr. Tenía 26 años cuando fue ejecutada, después de pasar
siete años en la cárcel acusada de matar al hombre que intentó violarla
cuando tenía diecinueve. Era diseñadora de interiores, hija de la conocida
actriz Shole Pakravan, cuyo desgarrador grito, "¡Han ahorcado a mi hija!",
ha dado la vuelta al mundo.

En la carta, Reihane escribe: "Te digo desde lo más profundo de mi corazón
que no quiero tener una tumba para que vayas a llorarme y sufrir. No quiero
que vistas de luto por mí. Esfuérzate en olvidar mis días difíciles. Deja
que el viento me lleve...". Y le pide a su madre que done sus órganos: "No
quiero pudrirme bajo tierra. No quiero que mis ojos, ni mi joven corazón, se
vuelvan polvo. Te ruego que tan pronto como sea ahorcada mi corazón,
riñones, ojos, huesos y todo aquello que pueda ser trasplantado sea tomado
de mi cuerpo y entregado como regalo a quien lo necesite. No quiero que el
destinatario sepa mi nombre, ni que me compre un ramo de flores, ni que rece
por mí...". Y después añade: "El mundo me permitió vivir durante 19 años.
Aquella noche ominosa era yo la que debería haber sido asesinada. Mi cuerpo
habría sido arrojado en algún rincón de la ciudad y, días después, la
policía te habría llevado hasta la oficina del médico forense para
identificar mi cadáver y comunicarte que había sido violada. Nunca habrían
encontrado al asesino porque carecemos de su riqueza y poder. Luego habrías
continuado tu vida sufriendo, avergonzada. Y, unos años más tarde, habrías
muerto de dolor. Sin embargo, con aquel maldito golpe la historia cambió. Mi
cuerpo no fue arrojado en cualquier lugar, sino en la tumba de la prisión de
Evin y sus solitarias salas. Pero cede al destino y no te quejes. Sabes bien
que la muerte no es el final de la vida".

Y después de denunciar el acoso de las autoridades para poder dar una imagen
de asesina despiadada y así justificar su ejecución, a pesar de los intentos
internacionales por salvarle la vida, Reihane concluye: "Quiero abrazarte
hasta que muera. Te quiero". El día 25 de octubre era colgada hasta morir.
Como dijo su padre, nunca tuvo ninguna opción: "Si se hubiera dejado violar,
la habrían lapidado. Se resistió, la han ahorcado". Con ella, Irán alcanza
la cifra de 250 personas ejecutadas, especialmente mujeres, cuya inocencia
nunca vale nada y cuya pena siempre es mayor, especialmente en delitos
sexuales. Es la ley del machismo atroz, que impregna el cuerpo legal de una
teocracia que usa a Dios para despreciar, violentar y asesinar a sus
mujeres. Bellas y brillantes mujeres iraníes, convertidas en viento por la
horca de una dictadura sin piedad.

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