Grecia/ por una campaña a favor del "Austerexit" [Ntavanellos, Besancenot, Urbán]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Sep 7 00:32:04 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 7 de setiembre 2015

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A l’encontre – La Breche

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Grecia

Austerexit *

A. Ntavanellos, O. Besancenot, M. Urbán **

Viento Sur

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Estos últimos meses han sido ricos en comentarios en relación al pulso entre
la Troika y el pueblo griego. Algunos economistas han puesto mucho empeño,
sin escatimar esfuerzos, y a veces desgañitándose, en propagar la buena
nueva, la oficial por supuesto, a los cuatro vientos en Europa. Estos
abogados de los acreedores de la UE han saturado nuestras pantallas de TV
con cifras para que no quede ninguna duda en cuanto a la idea de que los
planes de austeridad eran la única opción viable para poner a la economía
griega en el buen camino.

Al principio, con el aire apesadumbrado de quienes se ven obligados a
reclamar sacrificios suplementarios a las clases populares, nos decían que
estas nuevas vueltas de tuerca eran trágicamente necesarias. Una especie de
mal necesario. Más tarde, fuera de quicio por nuestra tenaz falta de
comprensión e, incluso, nuestra franca hostilidad, en determinados casos,
llegaron hasta pretender que la gestión de los expertos está por encima del
resultado de las consultas democráticas, disertando, de paso, sobre la
inmadurez del pueblo griego.

Sin embargo, estas marionetas del liberalismo son los primeros en saber que
en Grecia, el problema fundamental no es tanto económico como profundamente
simbólico, desde el punto de vista político.

Porque si bien la aplicación estricta del programa, sobre los salarios, el
empleo o las pensiones o, incluso, sobre el no-reembolso de la deuda griega,
por el que Syriza fue elegido va contra el espíritu de los tiempos, todas
esas medidas eran, en gran medida, asimilables por el capital europeo. Todas
ellas no exigían más que una modesta financiación si se compara con las
colosales fortunas de los acreedores; y, en todo caso, pesan muy poco en
relación a las ganancias obtenidas por los especuladores del sistema
bancario europeo, especialmente el alemán y el francés, que han zampado
intereses del 6 y del 7% a costa del déficit público griego.

A la luz de lo que ocurre en los circuitos financieros, la anulación de la
deuda no plantea ningún problema para quien no haya olvidado que en enero de
2015 el BCE puso más de 1 000 millardos de euros sobre la mesa, creados
expresamente para comprar las deudas públicas o privadas. Por lo tanto, nada
impide anular la deuda griega; a no ser la despiadada voluntad, totalmente
política, de los acreedores de condicionar su recompra a meter en cintura la
orientación del gobierno griego. Que es lo que finalmente ha ocurrido con el
gobierno Tsipras a pesar de la legitimidad del masivo NO que se expresó en
el referéndum de julio; una legitimidad que la Unidad Popular intenta
mantener viva en las próximas elecciones. Los expertos-contables del
pensamiento único se han dado un malévolo placer, dirigido a nuestros
bolsillos, repitiendo sin fin una mentira trillada y tortuosa según la cual
la factura griega la tendrían que pagar las y los contribuyentes de otros
países.

Esta voluntad de confrontar unos pueblos a otros es tan vieja como el mundo
y su función es ocultar las razones reales de la lucha actual. Ahora bien,
ésta se resume en una demostración política real que querría cortar de raíz
las protestas contra la austeridad que se desarrollan por todas partes.
Fundamentalmente, para los dirigentes de la UE se trata más de imponer una
derrota política ejemplarizante que de reflexionar como gestores
teledirigidos por sus calculadoras.

Del Tratado de Roma en 1957 al Acta Única de 1986, del Tratado de Maastricht
de 1992 al Tratado de la Constitución Europea de 2005, la casta política y
económica jamás ha estado motivada por otra cosa que no sea la voluntad de
construir un amplio mercado económico con el fin de satisfacer los intereses
inmediatos de algunos grupos capitalistas y financieros para de ese modo
rivalizar con EE UU y, después, también con Asia. Una paciente construcción
financiera ritmada, en cada ocasión, por la sempiterna promesa de refundar
Europa, cambiarla y hacerla más social.

Actualmente, esta Europa se muere ante nuestros ojos, implosiona bajo el
peso de las contradicciones de la crisis capitalista, una crisis de
sobre-acumulación y de rentabilidad del capital agravada por las políticas
de austeridad que alimentan la recesión económica.

También muere porque el barrizal económico y el marasmo social provocan el
rechazo de los pueblos que constatan, cada vez con más amargura, que los
derechos sociales y la democracia no tienen nada que ver con la UE. El caso
griego no tiene otro objetivo que enviarnos un mensaje eminentemente
político: remarcar que en esta Europa no tiene cabida ninguna alternativa a
la austeridad impulsada desde un gobierno. ¡Toda alternancia electoral debe
ceñirse a los límites impuestos por la austeridad, versión dura o versión
blanda! Reivindicar otra cosa es correr el riesgo de ser expulsado. Hacia
delante, la alternativa la define la Troika: “Memorándum” o “Grexit”.

Ante este chantaje, nosotros respondemos: “Con Grecia” y “Austerexit”. Es
urgente hacer converger las resistencias sociales y políticas y a los
movimientos que, en los diferentes países, luchan, día a día, para expulsar
la austeridad de nuestras vidas cotidianas.

Estamos huérfanos de una gran campaña unitaria europea a favor del
“Auxterexit” que, de entrada, tiene que sumarse al aliento que proviene de
las fuerzas militantes que se rebelan desde hace meses en Grecia y en el
Estado español. Hay que ser conscientes de que, inexorablemente, se ha
cerrado un período. A partir de este verano nada es como antes para nadie.

Sea cual sea nuestra afiliación política concreta o nuestra nacionalidad, no
podemos ignorar que la más mínima medida progresista, para ser aplicada,
exige inexorablemente una relación de fuerzas inmediata frente al poder de
los acreedores, es decir, del capital.

Ahora sabemos, en el caso griego, hasta qué punto la pertenencia al sistema
monetario del euro es contradictoria con una política a favor de la
emancipación.

Para nosotros, lo fundamental es acabar con las políticas de austeridad: en
el marco del euro, si la situación lo permite, o fuera de él, si la
población no logra imponer sus aspiraciones. No confundimos el fin con los
medios, no somos favorables a una u otra moneda; la verdadera cuestión es la
de saber quién controla el sistema monetario. Que el sistema crediticio se
emita en moneda nacional o europea no cambia gran cosa mientras continúe
bajo la influencia de los tradicionales grupos de la especulación financiera
que imponen su ley en el sistema bancario. Expropiar a los accionistas de
ese sector, socializar los bancos en un monopolio público bajo el control de
las y los asalariados y de los usuarios y usuarias, constituye una medida de
una candente actualidad en Grecia y, también, un objetivo común de todos los
pueblos de Europa. Si bien creemos necesario romper con esta Europa, con sus
tratados y su sistema bancario, no renunciamos al internacionalismo.

Más que nunca, si de lo que se trata es de doblegar los diktats de la
austeridad, la alianza de los pueblos constituye una necesidad. Los
repliegues patrióticos y chovinistas no hacen más que alimentar a largo
plazo a la extrema derecha. Para nosotros salir de la Europa del capital no
significa concebir las fronteras como un paraguas contra la austeridad.
Constituye un punto de partida para construir otra Europa, tan fiel a los
intereses de los pueblos como la actual lo es a los intereses de los
banqueros. Rechazamos tanto el reinado de la Troika como el reinado de
nuestras castas nacionales.

A todos aquellos y aquellas que no quieren seguir doblegándose les
proponemos discutir en común la organización de una gran conferencia europea
de la resistencia social y política en las próximas semanas y debatir el
significado que podríamos darle a una campaña a favor del “Austerexit”. 

* Publicado en Público: http://blogs.publico.es/

** Antonis Ntavanellos forma parte del Consejo político de la Unidad Popular
de Grecia, Olivier Besancenot es miembro del Nuevo Partido Anticapitalista
de Francia y Miguel Urbán es Europarlamentario de Podemos.

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