Cuba/ el pensamiento íntimo de la iglesia católica y el cardenal de las negociaciones secretas [Martín Granovsky]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Sep 20 13:13:33 UYT 2015


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Correspondencia de Prensa

boletín informativo – 20 de setiembre 2015

germain5 en chasque.net

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Cuba

El pensamiento íntimo de la iglesia cubana

Ortega, el cardenal de las negociaciones secretas

Este diario tuvo acceso al contenido de los diálogos que mantuvo en los
últimos días el cardenal de La Habana. Qué argumentos usó el Papa con Obama.
Y por qué la Iglesia quiere cuidar a Raúl Castro.

Martín Granovsky

Página/12, Buenos Aires, 20-9-2015

http://www.pagina12.com.ar/

Francisco hasta le sugirió a Barack Obama que el acercamiento a Cuba
fortalecería las chances de una sucesión demócrata en los Estados Unidos en
las elecciones de 2016. Página/12 pudo recoger de diplomáticos
latinoamericanos con acceso a información reservada ése y otros datos que
pintan el enorme interés del Papa por la normalización entre Washington y La
Habana y por protagonizar él mismo una novedad: Francisco no es el primer
papa que visita Cuba sino el tercero, después de Juan Pablo II en 1998 y
Benedicto XVI en 2012, pero es el primero que lo hace en medio de la
distensión.

Un personaje de la Iglesia Católica cubana colaboró con Francisco. Como el
papa, nació en 1936 y aún no cumplió 79. Le lleva apenas dos meses a Jorge
Bergoglio. Jaime Lucas Ortega y Alamino nació el 18 de octubre en Jagüey
Grande y Bergoglio el 17 de diciembre en Flores, Buenos Aires. Cardenal y
arzobispo de La Habana, Ortega es una figura central del viaje del Papa a
Cuba y del acercamiento entre Raúl Castro y Barack Obama. Página/12
estableció por diplomáticos latinoamericanos que el cardenal abonó la
llegada de Francisco a La Habana con un mensaje: “Obama y Raúl tienen muchos
enemigos y hay que cuidarlos a los dos”.

Naturalmente ningún dignatario de la Iglesia Católica dice una frase así en
público. Pero tampoco se priva de deslizarla en privado a interlocutores
selectos. Algunos de esos interlocutores accedieron a relatar esa
información a cambio de su reserva de identidad. Ortega acostumbra subrayar
la buena química que el Papa y Obama experimentaron en la primera reunión,
la de Roma en marzo de 2014. Fue desde aquel encuentro que el Papa empezó a
insistir en un acuerdo entre Estados Unidos y Cuba. Y no descansó hasta
lograr que Obama y Castro conversaran. Relata Ortega a sus visitantes que el
segundo momento de gran química en esta historia ocurrió justamente cuando
Castro y Obama empezaron a tomar contacto. Las charlas fueron secretas.
Ninguno de los dos informó ni al Departamento de Estado ni a la Cancillería
cubana. Hasta que todo quedó a la luz en Panamá, durante la Cumbre de las
Américas de abril en la que terminó la exclusión de Cuba.

¿Piensa el cardenal Ortega que el proceso de normalización ya es
irreversible? Está en camino a serlo, pero según él “Obama y Raúl tienen
enemigos y hay que protegerlos a ambos porque los dos saben que antes de
irse todavía tienen mucho que hacer”. Cuando habla de los retos a Raúl,
Ortega describe el peso de lo que él llama “ideología”, o sea el resabio del
modelo soviético y de la rigidez. Para el cardenal el efecto se nota aún en
sectores del Partido Comunista Cubano, en los medios controlados por él, en
la TV, la radio y la prensa escrita.

Contó un ejemplo. El periodista Amaury Pérez lo entrevistó para la tele
cubana y en vez de la media hora habitual le dio una hora. Era el primer
reportaje televisivo en 60 años. El director de TV se opuso. Quería revisar
y cortar partes. “La entrevista se pasa sin tocar una coma”, le dijeron a
Ortega que fue la frase de Castro. El diálogo se puede ver haciendo click en
http://bit.ly/1JCqhe7.

El desafío para la Iglesia es ganar feligreses, sobre todo entre la
juventud, y conseguir fondos propios para ayuda humanitaria. Por el bloqueo
la Iglesia no puede recibir dólares porque los aportes de afuera son
interferidos en algún punto de su curso por Estados Unidos. Ocurrió con
fondos regalados por Los Caballeros de Colón, por la Isla de Malta y por
grupos irlandeses. Llegaron a Cuba tras operaciones clandestinas e incluso
algún obispo debió recorrer el mundo con 200 mil dólares ocultos en una
valija. En La Habana no hubo problemas.

Ni Obama ni Castro tienen reelección. No se sabe quién sucederá a Obama.
Hasta ahora Hillary Clinton sigue siendo la favorita. Pero ya se sabe que el
próximo presidente cubano no se llamará Castro. En buena parte porque
comparten esa condición de último mandato se comprometieron mucho con la
normalización. Después del secreto inicial a Obama, lo ayudó mucho el
secretario de Estado John Kerry, que tomó la iniciativa con entusiasmo.
También dos norteamericanos de origen latino, el hondureño Ricardo Zuñiga,
con funciones en el Consejo de Seguridad Nacional, y el chileno Arturo
Valenzuela, que trabajó también en ese órgano de consulta de la Casa Blanca.
Ortega y la Iglesia Católica cubana ayudaron a Castro en la liberación de
presos, un gesto que facilitó la tarea de Obama en Washington. Ortega se
muestra como un negociador plástico. No niega los problemas de fondo pero
tampoco les da carácter de obstáculos dramáticos. El bloqueo, en cambio, sí
perjudica la vida cotidiana.

Para Estados Unidos el problema de fondo es la situación de los derechos
humanos en Cuba, que la Casa Blanca critica. Para Cuba el problema de fondo
es la posesión norteamericana de la base de Guantánamo, que está en poder de
Estados Unidos desde principios del siglo XX. Ni el asunto de los derechos
humanos ni la ocupación de Guantánamo alcanzan a obturar los avances. La
Iglesia piensa que no es útil que el presidente ecuatoriano Rafael Correa o
la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe, la Celac, meneen la
cuestión de Guantánamo porque ni siquiera el gobierno cubano quiere hacerlo.
Raúl plantea, al parecer, que recuperar Guantánamo será materia de tiempo,
de mucho tiempo, y que agitar ahora con demasiada fuerza la reivindicación
de soberanía puede complicar las cosas.

Norteamericanos y cubanos fueron tan celosos en su empeño por evitar roces
alrededor de Guantánamo que terminaron transformando ese punto en una
oportunidad de construcción de confianza. El tercer viernes de cada mes se
realiza un encuentro entre mandos militares de Cuba y de Estados Unidos, una
vez en la base y otra fuera de ella. A partir de Guantánamo los negociadores
acabaron flexibilizando el uso del territorio aéreo cubano por parte de los
aviones estadounidenses y facilidades para navegar más cerca de la costa.
Las dos fuerzas armadas vienen haciendo ejercicios conjuntos contra
desastres naturales.

Tal vez para no granjearse la antipatía de toda América latina, hasta el
anticomunista Juan Pablo II, tan letal para Polonia y la Unión Soviética,
fue contemplativo con Cuba. El papa polaco visitó Cuba en 1998 y también
celebró misa en la Plaza de la Revolución.

Contó Ortega estos días que Juan Pablo II les preguntó a los obispos:
“¿Cuánto saben los cubanos de democracia?”. Le sintetizaron la historia de
Cuba. Le dijeron que después de una larga guerra para independizarse de
España, una guerra horrible con campos de concentración montados por la
autoridad española, cuando los rebeldes estaban a punto de lograr la
victoria, en 1898, una intervención norteamericana mantuvo el control. Que
desde entonces los gobiernos cubanos, siempre bajo dependencia de
Washington, fueron dictaduras. Que fueron dictaduras combatidas por las
armas. Según el relato de Ortega, el papa miró a los obispos y les dijo: “La
historia enseña que ustedes deben avanzar hacia la democracia muy de a
poco”.

Ni la Iglesia cubana ni el PC quieren para Cuba la suerte de la Unión
Soviética, que implosionó en medio del desorden y el caos. Por eso mantienen
un canal de comunicación fluida en persona y por teléfono cuando es
necesario. Un día el menor de los Castro preguntó a los obispos cuál sería
su agenda. Ortega elevó tres cosas: solución al problema de los presos
políticos, cambios económicos y solución de la relación con Estados Unidos.
Coincidían, porque la idea de Raúl era que los cubanos pudieran viajar con
mayor facilidad y manifestarse. La percepción eclesiástica no es que los
cubanos quieran dar vuelta todo sino que buscan cambios económicos para
vivir mejor, el mismo objetivo que tiene Raúl con el llamado proyecto de
actualización que debería ampliar el sector privado con énfasis en la franja
cooperativa y sin dejar un millón de empleados públicos en la calle. Por eso
Ortega lució ofuscado al comentar la toma de la catedral de Pinar del Río
por parte de cinco de las Damas de Blanco, familiares de presos. Un grupo
que estaba con las cinco se comunicó desde allí con radios y canales de
televisión de Miami. Ortega fue crudo con las Damas de Blanco: “Son unas
pocas señoras y dentro de ellas hay de todo”, dijo a uno de sus
interlocutores a principios de septiembre.

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