Memoria/ los guardias rojos mexicanos de Trotsky [Ramón Munguía Huato]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Lun Ago 22 15:27:51 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

22 de agosto 2016

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Memoria

Los guardias rojos mexicanos de Trotsky

El final de "El planeta sin visado" para León Trotsky fue México. Aquí, la
historia de sus guardias mexicanos.

Román Munguía Huato

La Izquierda Diario, México, 22-8-2016

http://www.laizquierdadiario.mx/

A la memoria de Octavio y Carlos Fernández, y Félix Ibarra. A Olga Fernández
y Esteban Volkov, y a Gabriel García Higueras

«La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal,
opresión y violencia y la disfruten plenamente.» León Trotsky

El final de El planeta sin visado para León Trotsky fue México. El único
asilo tan anhelado durante años por el revolucionario bolchevique se lo
otorgó este país con la autorización del presidente Lázaro Cárdenas, a
petición de Diego Rivera y Octavio Fernández Vilchis, quienes para lograr
tal propósito tenían todo el apoyo del general Francisco Múgica, titular de
las secretarías de Economía Nacional y Comunicaciones y Obras Pública.

Trotsky y Natalia Sedova arribaron a Tampico el 9 de enero de 1937. El
creador del Ejército Rojo fue expulsado de la URSS en 1929 por Stalin, quien
lo persiguió implacablemente hasta asesinarlo con su sicario el 21 de agosto
de 1940.

La casa en la calle de Viena 19 se convirtió en una pequeña fortaleza que no
fue suficiente para protegerlo de la amenaza mortal de Stalin y sus
gangsters. Ni los muros protectores, ni los guardias extranjeros pudieron
impedir el fatal desenlace de una cacería obsesiva. A 76 años de la muerte
de Trotsky, su pensamiento marxista revolucionario esencial sigue vigente.

El propio LT escribió que desde su llegada a este país estuvieron “rodeados
de atención y hospitalidad”. Esa hospitalidad y una lealtad incondicional se
mantuvieron por los guardias mexicanos hasta su muerte.

Trotsky sintió cobijo en la familia de los hermanos Fernández. Esteban
Volkov da testimonio de ello: “Trotsky llegó a un país completamente
desconocido, pero tuvo la fortuna de encontrar a la familia Fernández que
fue la primera en hacer guardia en la casa de Diego y Frida Kahlo para
protegerlo… Octavio se transformó en la propia familia del revolucionario
ruso en México, por la colaboración con la causa revolucionaria y la ayuda
que le brindó en todos los terrenos”.

Tanto Octavio Nicolás Fernández Vilchis [1914–2003], como Félix Ibarra
Martínez [1911-2007] ya tenían una sólida militancia revolucionaria a la
llegada de Trotsky. Octavio fue fundador del trotskismo en México;
perteneció al Partido Comunista Mexicano y miembro fundador y líder de la
Liga Comunista Internacionalista (LCI), de la IV Internacional. Dirigente,
con Félix Ibarra y Diego Rivera, del sindicato de trabajadores de la
construcción. Fue de los más allegados colaboradores de Trotsky. Octavio
escribía y editaba artículos. Así mismo, se encargaba de imprimir y
distribuir Clave, revista que fue un “faro político y teórico en el preludio
de la Segunda Guerra Mundial para el trotskismo latinoamericano”. Octavio
organizó la primera guardia mientras el líder revolucionario y Natalia
vivieron en la Casa Azul de Frida Kahlo y Diego Rivera en Coyoacán; la
segunda cuando vivieron en la casona de la calle de Viena y finalmente, la
custodia frente al féretro de León Trotsky.

Félix Ibarra Martínez también fue un revolucionario desde temprana edad. A
los 17 años entró en la Juventud del Partido Comunista Mexicano [PCM] y
después simpatizó con la Oposición de Izquierda, que apoyaba a LT. Conoció y
fue amigo del gran revolucionario cubano Julio Antonio Mella. Según Félix,
Mella fue asesinado –el 10 de enero de 1929, en la ciudad de México– por el
gánster estalinista Vittorio Vidali, amante de Tina Modotti. En 1996 Félix
llevó a Cuba la mascarilla mortuoria de Mella. Julio Antonio fue
simpatizante trotskista e integrante de la Oposición de Izquierda, y eso,
entre otros motivos, orilló a Ibarra a incorporarse a las filas trotskistas
en los primeros años treinta.

Su primer encuentro de Carlos Fernández Vilchis [1920–2011] con Trotsky
ocurrió por la admiración que en ese entonces, como adolescente, tenía por
su hermano Octavio. “Leí Mi vida, de León Trotsky, y su vida y trágica
trayectoria me apasionaron”. “Desde el principio Trotsky hizo amistad
personal con toda mi familia, incluidos mis padres y mis hermanas. Yo llegué
a ser el único guardia mexicano permanente por poco más de un año. Conviví
con él y Natalia, los acompañé varias ocasiones al Pedregal a recoger
cactus. Estuve con él cuando comenzaron los problemas con Diego Rivera, a
fines de 1938; también cuando arreció la campaña contra Trotsky y, con ayuda
de Sánchez Flores, ayudante de Diego, fabricamos bombas lacrimógenas para
desbaratar un mitin en su contra en el Teatro Abreu”.

Carlos, a nombre del Sindicato de Trabajadores de la Construcción, le dio la
bienvenida, en idioma alemán, a León Trotsky a su llegada a la ciudad de
México. Los guardias mexicanos no solamente protegían al marxista
revolucionario de la persistente amenaza de los esbirros estalinistas
extranjeros sino de los gangsters estalinistas mexicanos del PCM y del
principal agente de Stalin: Vicente Lombardo Toledano.

Carlos inició a los 17 años como leal guardia de Trotsky, junto con su
hermano Octavio. A los tres días de haber llegado el gran revolucionario a
México, Carlos se incorporó a los guardias rojos. Él fue el último guardia
mexicana trotskista hasta junio de 1938, cuando se decidió que los guardias
fueran estadounidenses.

Por razones políticas del asilo [el presidente Cárdenas solamente había
puesto la condición de que no hubiera ninguna injerencia de Trotsky en
política mexicana], León Trotsky consideró que no era conveniente tener
visiblemente a su lado a guardias mexicanos y empezó a formar un nuevo grupo
con militantes extranjeros a quienes les tocó el primer atentado –mayo de
1940– organizado por David Alfaro Siqueiros, del PCM.

Cuatro meses después acontece el atentado fatal realizado por Ramón
Mercader. Se apagaba una luz brillantísima revolucionaria en la oscuridad de
la Medianoche del Siglo.

Félix Ibarra, fue uno de los fundadores de la Liga de Unidad Socialista
[LUS], y Carlos Fernández fue miembro honorario de LUS y participó en uno de
los Congresos Nacionales realizados en la Casa Museo León Trotsky.

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