Uruguay/ nueva cárcel de mujeres: "no nos dejan respirar, nos sacan todo, no hacemos lío porque están los niños" [Azul Curdo]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Dic 3 08:31:29 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

3 de diciembre 2016

Boletín Informativo

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Uruguay

Una recorrida por la nueva cárcel de mujeres

En condicional

A dos meses de la puesta en funcionamiento de la nueva Unidad número 9 “El
Molino” en un predio lindero a la cárcel femenina más grande del país
(Unidad número 5), organizaciones de derechos de la niñez señalan que no hay
mejoras sustantivas respecto del anterior establecimiento, y les preocupa el
alto número de sancionadas, las condiciones higiénicas, la calidad de la
alimentación y la falta de actividades educativas y laborales.

Azul Curdo

Brecha, Montevideo, 2-12-2016

http://brecha.com.uy/

Hay algo extraño en pasar más de 15 minutos hablando en el baño de una
cárcel con una mujer presa: naturalizar que un bebé llora en el piso.
Recostado sobre su lado izquierdo, llora. A gritos. No sé si quien está
cerca es su mamá. Estoy segura de que uno de sus hijos es otro niño, en el
cochecito, que la mira mientras ella lava su ropa interior en el lavatorio.
También sé que es su hija una niña de 4 años, que vuelve a las tres de la
tarde de la guardería. ¿De quién es el niño que llora y nadie arrulla?

Cartas dirigidas a la dirección del Instituto Nacional de Rehabilitación
(Inr), recomendaciones de organizaciones sociales, de la Institución
Nacional de Derechos Humanos, del Comisionado Parlamentario, de la Suprema
Corte de Justicia, movilizaciones de los vecinos, posicionamientos de
facultades que trabajaban en el lugar, nada de esto frenó la decisión del
Ministerio del Interior (MI) de trasladar la cárcel “El Molino” a una parte
del predio de la Unidad de Internación para Personas Privadas de Libertad
número 5 (U5), en el barrio de Colón.

En abril finalizaron los traslados de mujeres y niños desde Paso Molino a la
U5. Mientras, se acondicionó una parte de la planta baja para las
habitaciones, los baños, el comedor, la sala de visitas, la enfermería y la
oficina de Dirección de la nueva Unidad 9, que funciona allí desde el 28 de
setiembre.

Este martes 29 de noviembre, representantes del Comité de los Derechos del
Niño de Uruguay (Cdnu) visitaron la U9 para monitorear las condiciones de
reclusión –habían solicitado hacerlo también en abril, pero les fue denegado
por el MI–. Mantuvieron una serie de entrevistas con autoridades de
Dirección y las subdirecciones técnica y operativa, con la responsable de
Enfermería, con operadoras penitenciarias y con reclusas.

En líneas generales, la estructura actual no se diferencia de “El Molino”
anterior: un pasillo en el que se disponen las distintas habitaciones con
paredes de yeso. En la mayoría hay dos reclusas, con uno, dos o tres hijos,
desde recién nacidos hasta con cuatro años. Son espacios amplios y bastante
luminosos. El régimen es de puertas abiertas y tienen dos días de visita.
Acceso a celulares sin cámara, pero no teléfono público (que antes tenían).

Una de las grandes diferencias es que las habitaciones no cuentan con pileta
ni baño privado; un detalle no menor, señalado por todas las reclusas con
las que Brecha pudo conversar mientras acompañaba la recorrida del Cdnu.

A lo largo del pasillo hay tres baños, con uno, dos y tres inodoros,
respectivamente; la mayoría están tapados por restos de comida o de yerba.
Pañales usados sobre las piletas o en el piso. No hay papel higiénico. Los
artículos de higiene se los proveen sus familiares. Sólo uno de los baños
tiene duchas, sin cortinas, y está ubicado en el mismo espacio destinado al
salón que se utiliza para recibir a las visitas, apenas separado por una
fina pared.

“Prefiero el CNR”, me dice una reclusa que está estrujando ropa bajo la
lluvia del duchero de plástico. En los años que lleva presa nunca había
tenido una sanción, pero, a los pocos días de ser trasladada de la U5 a la
U9, recibió una de 60 días por hacer “algo fuera de lugar”. En ese lapso no
podrá recibir visitas de sus hijos ni de su marido, ni tener visitas
íntimas, ni percibir peculio por los trabajos de limpieza y cocina que
realiza dentro de la unidad, aunque puede seguir haciendo las tareas en
forma voluntaria.

Los motivos de las sanciones, su extensión y aplicación discrecional
sorprendieron a los miembros del Cdnu: por escuchar música a alto volumen,
porque una niña le respondió a una policía, porque les requisaron celulares
con cámara, las sanciones van de 40 a 100 días. Las autoridades reconocieron
que no tienen claros los criterios para sancionar. Esta respuesta y la falta
de progresividad en la medida punitiva preocuparon a los integrantes del
comité.

“Hace muy poco que estamos acá y ya casi toda la planchada está sancionada.
Hacen informes y sanciones a cada rato. No te dejan respirar. Nos sacan las
ganas de todo. Actividades, ninguna. No hacemos lío porque están los niños”,
dijo otra mujer. En el cambiador de bebé hay dos moscas.

***

Desde el lunes, la Enfermería estableció un nuevo régimen: si bien se amplió
de 8 a 12 horas la atención en medicina general –y mantienen la guardia de
24 horas–, para acceder a la medicación las reclusas tienen que pedir
permiso a la guardia, sin un criterio claro de si deben hacerlo a las
operadoras penitenciarias o a las policías, ni si éstas deben acompañar a
las presas hasta la puerta de la Enfermería o sólo estar al tanto de que van
a solicitar medicación.

La coordinadora de este espacio de salud indicó que es una forma de “generar
responsabilidad, enseñarles que tienen que respetar horarios” y que la
atención no es “a demanda”.

No tienen las historias clínicas con información previa a la privación de
libertad. Saben qué deben tomar ellas o sus hijos por la información
contenida en fichas ordenadas por cuarto, por nombres y horarios.

Esta semana comenzaría a ir el pediatra dos veces por semana, y más adelante
se incorporaría una partera. Hay una médica de familia, dos generalistas y
un neonatólogo. Para consultas o urgencias ginecológicas deben ser
trasladadas a la U5 o al hospital Saint Bois. Salud bucal hay en U5.

De las 20 reclusas, que promedian los 23 años, cuatro tienen implantes
subdérmicos como método anticonceptivo, algo que la coordinadora considera
un logro, ya que en general “quieren tener más hijos”. Desde la Subdirección
informaron que hay un cuarto para las visitas conyugales y que pueden
solicitar visitas íntimas intracarcelarias, pero “no lo hacen”. Varias
mujeres con parejas presas en otras cárceles dijeron que han pedido estas
visitas, pero que no se las autorizan, que sólo les permitirían que entren
“hombres que no estén presos”. Los talleres de salud reproductiva y
sexualidad han estado orientados a que las mujeres “adquieran hábitos de
cuidado” con sus hijos; trabajo que se complementa con la presencia del
equipo de Uruguay Crece Contigo.

En cuanto a salud mental, hay una psicóloga y un operador terapéutico; el
año que viene esperan sumar dos psicólogos y que haya dos consultorios en el
primer piso del edificio, donde se instalaría una “sala de aislamiento” para
quienes tengan enfermedades infectocontagiosas. No hay muchas mujeres que
tomen psicofármacos y no hay psiquiatra en el equipo, ni tratamientos por
trayectorias de consumo problemático de drogas.

Los pisos 1 y 2 permanecen inhabilitados porque la mayoría de las ventanas
no tienen vidrios y hay que arreglar la instalación eléctrica. Desde la
Dirección señalaron que el Inr tiene “apertura y disposición” para los
arreglos necesarios, pero “no hay recursos”, sobre todo no hay mano de obra.
Esto impide el desarrollo de talleres y clases de educación formal porque
“no hay aulas”.

***

A las 12.30 está lista la comida. Pensé que era guiso lo que se cocinaba en
las dos grandes cacerolas de aluminio. No. Eran los últimos boniatos que
recibirán en lo que queda del año, y papas y zapallo, que hervían para el
puré del pan de carne. La carne escasea. No rige el convenio que tenían con
el Mercado Agrícola que les suministraba fruta fresca. Los niños ya no
tienen una dieta especial, como antes, ni hay nutricionista en el equipo.
Doce de los 22 niños reciben sus desayunos y almuerzos en la guardería, a la
que asisten fuera de la unidad.

Al fondo del pasillo está el comedor, donde hay mesas pero no sillas. Cada
una se sirve su ración y lleva sus platos para comer sentada en el borde de
la cama.

Un cochecito en medio del ingreso de balastro. Una ronda de mujeres bajo los
rayos de sol. Una niña. Están en el taller de huerta. La única actividad de
educación no formal que tienen.

La madre de la nena no duda en que no tener baños privados ni un comedor
funcionando es una diferencia sustancial respecto de “El Molino”, pero
valora enormemente que, por primera vez, su hija conozca el pasto verde:
“Allá todo era muro, muro, muro. Sí, había un patio, pero era de cemento”.

Unos pequeños championes azules en el montoncito de arena.

Un muro que separa la U9 de la U5.

Un patio con juegos infantiles cercado por alambres.

Una canaleta con agua servida.

La cárcel modelo ha sido trasladada.

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