China/ represión contra organizaciones de solidaridad obrera [Ellen David Friedman - entrevista]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Ene 9 16:05:41 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

9 de enero 2016

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germain5 en chasque.net

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China

Entrevista a Ellen David Friedman

Represión contra activistas laboralistas en China

Ashley Smith

Socialist Worker

http://socialistworker.org/

Traducción de Viento Sur

http://www.vientosur.info/

El pasado 3 de diciembre, las autoridades chinas detuvieron a más de 20
personas relacionadas con varias organizaciones de solidaridad obrera en la
provincia de Guangdong. Los detenidos habían participado en el movimiento
obrero de la zona, prestando diversos servicios e impartiendo formación. La
represión del régimen se produce en medio de una ola creciente de huelgas y
manifestaciones en Guangdong.

Ellen David Friedman, veterana sindicalista de la Asociación Nacional de la
Enseñanza en Vermont, EE UU, miembra fundadora del Partido Progresista de
ese Estado y miembra, también, del Comité Político de la revista Labor
Notes, ha trabajado durante la última década con activistas sindicales en
Hong Kong y en la China continental. Durante su reciente estancia en China,
fue detenida brevemente e interrogada por las autoridades. Ha hablado con
Ashley Smith sobre la represión, sus causas y lo que pueden hacer los
sindicalistas para ayudar a los activistas chinos a conquistar la libertad y
la justicia.

-Durante tu último viaje te detuvieron con motivo de la acción represiva
contra ONG laboralistas. ¿Puedes contarnos qué ocurrió?

Llevo trabajando en China desde hace unos diez años, impartiendo clases
sobre sindicalismo y participando en diversos sectores del movimiento
obrero. He recibido muchas advertencias en ese periodo, pero siempre fueron
indirectas, a través de otros colegas. Esta ha sido la primera vez que ha
venido la policía a interrogarme en persona. Acudieron a mi hotel y me
hicieron preguntas durante dos horas; fueron bastante amables, pero me
avisaron de que dejara de “reunirme con gente” si no quería exponerme a las
consecuencias legales. Dijeron que yo estaba violando las condiciones de mi
visado. Es difícil saber si me retuvieron en el marco de la represión contra
los activistas. Ocurrió en el mismo periodo, pero una nunca sabe por qué
ocurren estas cosas en China. El caso es que cuando me retuvieron, no me
dieron ninguna explicación. Así que me parece que no nos queda otra que
hacer conjeturas.

El contexto de todo esto es que, desde el comienzo de la presidencia de Xi
Jinping en China hace tres años, el Estado se ha apartado definitivamente de
toda actitud de tolerancia hacia cualquier clase de activismo y de
organización en el seno de la sociedad civil. Durante la presidencia
anterior de Hu Jintao, parecía haber bastante más espacio para el desarrollo
de ONG y para un discurso crítico y la investigación. Bajo el mandato de Xi
Jinping, este espacio ha quedado fuertemente reducido. Desde que Xi asumió
el poder, el Estado ha acosado a las ONG laboralistas, ha criminalizado la
resistencia de los trabajadores y ha detenido y llevado a juicio a
activistas obreros. El gobierno ha lanzado asimismo una campaña “contra la
influencia extranjera”. Por tanto, puesto que he participado en el
movimiento obrero en China durante este periodo y dado que soy extranjera,
lo único que podemos decir es que mi detención es coherente con su política.

-¿Qué alcance tiene la represión? ¿Contra quién se dirige?

El dato más reciente es la espectacular detención de una veintena de
activistas el pasado tres de diciembre. Todos ellos fueron detenidos en
Guangzhou, una de las ciudades más grandes de China, que se halla en la
costa, en el sudeste del país, justo enfrente de Hong Kong. Es la capital de
la provincia de Guangdong, donde nacieron los mercados de capitales y de
trabajo a comienzos de la década de 1980. Desde entonces, ha experimentado
muchos cambios: decenas de millones de trabajadores inmigrantes se han
instalado allí en busca de trabajo. La zona también ha sido testigo del auge
de la resistencia obrera. En este ambiente de activismo obrero han estado
operando alrededor de una docena de ONG laboralistas.

El gobierno ha centrado la represión en los activistas relacionados con
cuatro de estas ONG laboralistas. Algunas de ellas son organizaciones
bastante inocuas que prestan servicios como ayudar a trabajadores
accidentados a reclamar la indemnización del seguro. Otras participan más
activamente y ayudan a los trabajadores a desarrollar aptitudes de liderazgo
y de negociación colectiva entre los que han encabezado huelgas y otras
acciones. La mayoría de los detenidos fueron interrogados y después puestos
en libertad el mismo día, pero siete de ellos siguen detenidos y se
enfrentan a sendos juicios penales. La persona más destacada entre los
detenidos es ZengFeiyang, fundador y director de la ONG laboralista más
antigua y conocida en China, el Centro ObreroPanyu.

El gobierno ha acusado a la mayoría de detenidos de alterar el orden
público, que es la acusación habitual formulada contra los activistas del
mundo laboral. A uno de ellos lo han acusado de malversación de fondos. El
movimiento de solidaridad ha contratado abogados que los defiendan –de
hecho, existe actualmente un equipo de abogados de 60 miembros que se han
mostrado dispuestos a representarlos–, pero hasta ahora no han podido
ponerse en contacto con los detenidos, de modo que todavía desconocemos de
qué exactamente se les acusa.

-¿Es esta acción represiva una respuesta a la proliferación de las huelgas
en China?

Eso creo. Sin duda ha habido un aumento notable de las huelgas, que en gran
parte se debe tal vez a la desaceleración económica en China, que ha
provocado una oleada de cierres y traslados de fábricas con la consiguiente
pérdida de puestos de trabajo. Los empresarios también han incumplido su
obligación legal de pagar la indemnización por despido en el momento de
cerrar las fábricas. Además, los trabajadores que han perdido su empleo se
han percatado de que sus patronos no habían pagado la cuota patronal, es
decir, la seguridad social y el seguro de pensiones. Muchos de estos
trabajadores están en su treintena o cuarentena y ahora se ven ante la
tesitura de tener que volver a sus provincias, ciudades y aldeas de origen,
sin derecho a ninguna pensión. Todo ello ha propiciado numerosas
manifestaciones y huelgas recientes.

Pero también forma parte de un proceso más prolongado de creciente
combatividad obrera a lo largo de los últimos 15 años. Todas estas huelgas y
manifestaciones han permanecido relativamente aisladas. Los trabajadores no
han conseguido hacer confluir sus luchas, pero la gente, por supuesto, ha
empezado a aprender de su experiencia. A resultas de ello, las huelgas han
cambiado de naturaleza: están mejor organizadas y se han vuelto más
estratégicas. Los trabajadores están aprendiendo más cosas sobre la
negociación colectiva. Están aprendiendo a interactuar tanto con el capital
como con el Estado. Esto supone sin duda una amenaza para el gobierno.

También ha afectado al sindicato oficial, la Confederación Sindical China.
En realidad, no es un sindicato, sino más bien un instrumento utilizado por
el gobierno para controlar a los trabajadores. No representa a estos
últimos, sino principalmente a los patronos. Los obreros no confían en él,
de manera que ahora entienden realmente, sobre todo los inmigrantes, que han
de construir sus propias organizaciones. Así, actualmente se habla más que
en el pasado de la necesidad de construir algo así como un sindicato
independiente. Claro que esto supone cruzar una línea roja en China. El
gobierno no lo tolerará, de modo que esto también puede ser una razón del
recrudecimiento de la represión.

-¿En qué estado se encuentra la economía china, y cómo afecta esto a las
luchas obreras y a su nivel de conciencia?

La economía del país es muy grande y compleja. No cabe duda de que el
colapso de las exportaciones en 2008 dio pie a una recesión inmediata y muy,
muy profunda. Se dijo que habían cerrado algo así como 75 000 fábricas en un
periodo de dos meses en 2008, y eso solo en la provincia de Guangdong.
Gracias al vasto plan de estímulo del gobierno, la economía china se
recuperó. El Estado invirtió mucho dinero en el desarrollo de
infraestructuras, especialmente en las provincias del interior. Se
construyeron numerosas carreteras y presas, centrales eléctricas, puertos,
centros logísticos, etc. Sin embargo, todo esto se hizo con la esperanza de
que se recuperaría el sector exportador del país, y esto no ocurrió. Por
consiguiente, todas estas infraestructuras, concebidas para seguir
fabricando para la exportación, representan ahora un exceso de capacidad.
China ya tenía un problema de sobreinversión, sobreproducción y
sobrecapacidad, y después del estímulo, todo esto ha empeorado.

Y por encima de todo, el Estado ha sido en gran medida incapaz de estimular
la demanda de consumo interna para compensar la caída de las exportaciones.
Se ha desarrollado una clase media que compra coches y pisos de lujo, pero
no es muy amplia y sin duda no lo bastante para compensar la caída de la
demanda internacional. Así, ante el frenazo económico, la gente, incluso
buena parte de la clase media, tiene miedo de gastar dinero, si lo tienen.
En vez de ello, lo guardan para cubrir necesidades como la vivienda, la
atención médica y las pensiones, de las que el Estado no se hace cargo.
Debido a ello, el Estado ha sido incapaz de estimular el consumo interior
para compensar la caída de las exportaciones. Finalmente, el Estado ha
desarrollado un plan a largo plazo para fomentar la inversión y el
desarrollo en las regiones del interior, fuera de las ciudades de la costa
este, con la esperanza de que los inmigrantes vuelvan a sus lugares de
origen. Sin embargo, puesto que el gobierno también ha fijado requisitos
menos estrictos parta el registro de hogares, son muchos los inmigrantes que
no vuelven. Se quedan en las ciudades de la costa, por lo que el impulso
estatal al desarrollo de las regiones del interior ha llevado a crear
ciudades fantasma, con enormes complejos residenciales que permanecen vacíos
y sin utilizar.

-¿Han comenzado los trabajadores a crear nuevas organizaciones para ofrecer
resistencia al deterioro económico y a la represión?

Sí, pero es un proceso muy incipiente. Los trabajadores lo tienen muy
difícil para coordinarse, al igual que los activistas y los estudiantes. El
Estado está al acecho para desbaratar cualquier intento en este sentido. He
aquí un ejemplo: yo he estado colaborando con la Universidad Sun Yat-sen, en
Guangzhou, durante los últimos diez años. Durante la presidencia
relativamente liberal de Hu Jintao conseguimos poner en marcha un centro
internacional de estudios sindicales en la Escuela de Gobierno. Realizamos
investigaciones con la participación de académicos de derecho laboral,
sindicalistas, economistas, historiadores y abogados laboralistas, tanto
chinos como extranjeros. Esto permitió realizar una labor maravillosa de
investigación, enseñanza y trabajos prácticos. Pues bien, las autoridades
cerraron el centro el año pasado. No explicaron el motivo, simplemente lo
cerraron de golpe y porrazo. Los académicos, estudiantes, activistas y
trabajadores que se habían relacionado al amparo del programa intentan
mantenerse en contacto y continuar con la labor, pero ya no podemos llevarla
a cabo de una manera formal.

El centro de estudios sindicales había pasado a ser un motivo de
preocupación para las autoridades. Cuando me detuvieron e interrogaron, me
preguntaron por el centro, como si todavía estuviera funcionando. Les dije:
“Ustedes ya saben que el año pasado lo cerraron. Ya no existe un centro de
estudios sindicales.” Pero insistieron. Me preguntaron: “Cuando estuvo usted
en Guangzhou, ¿con quién habló? ¿Se reunió usted con sus colegas? ¿Por qué
se reunió usted con antiguos estudiantes?” Esto nos da una idea del grado de
vigilancia a que están sometidos los activistas. Los correos electrónicos de
la gente, los teléfonos y las reuniones, todo es objeto de vigilancia.
Incluso cuando se utilizan las redes sociales, lo que sucede muy a menudo,
la censura es casi inmediata. Así, mientras se desarrolla una potente
campaña internacional de solidaridad en defensa de los activistas detenidos,
no hay nada parecido en el interior de China. Es prácticamente imposible
obtener información sobre las detenciones en el interior del propio país.

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