México/ crimen y castigo en el México de Peña Nieto [Manuel Aguilar Mora]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Mie Jul 27 15:19:13 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

27 de julio 2016

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México

Crimen y castigo en el México de Peña Nieto

Manuel Aguilar Mora *

México DF, 26-7-2016

El 18 de julio en el Palacio Nacional, en la ceremonia de promulgación de un
paquete de leyes para crear el Sistema Nacional de Anticorrupción (SNA) ante
un auditorio compuesto por centenas de funcionarios y personajes del mundo
oficial flanqueado a ambos lados por los presidentes de las cámaras del
Congreso y secretarios de estado, el presidente Enrique Peña Nieto “pidió
perdón”. Sus palabras fueron estas: “No obstante que me conduje conforme a
la ley, este error afectó a mi familia, lastimó la investidura presidencial
y dañó la confianza en el gobierno [...] en carne propia sentí la irritación
de los mexicanos. La entiendo perfectamente; por eso, con toda humildad, les
pido perdón”. Se refería al escándalo que en noviembre de 2014 provocó
Carmen Aristegui y su equipo de periodistas cuando hicieron pública la
adquisición de la familia de Peña Nieto de una mansión (la “Casa Blanca”),
evaluada en varios millones de dólares, que le ofreció una constructora
favorecida por su gobierno con contratos de miles de millones de pesos en
una situación en que se dibujaba transparentemente un caso típico de tráfico
de influencias, de corrupción flagrante.

Perdón y simulación

Como se sabe, en estos tiempos de crisis permanentes está de moda que los
presidentes pidan perdón. En los últimos años varios lo han hecho desde
Paraguay y Argentina hasta Francia y Noruega. Pero la soberbia inaudita de
la dictadura del “peculiar”, “adaptativo” y “flexible” presidencialismo
mexicano durante la mayor parte del siglo XX ha sido determinante para que
en cien años sólo se conocen dos ocasiones de tal situación anteriores a la
actual de Peña. La primera fue en 1911 cuando el dictador Porfirio Díaz
desde el barco que lo llevaría al exilio a Europa declaró que él nunca había
hecho nada para provocar la revolución que lo obligó a renunciar y si la
historia así lo consideraría, desde ya pedía perdón por ello. La siguiente
ocasión fue en 1982 cuando un lloroso José López Portillo pidió perdón a los
pobres por haber sido incapaz de eliminar su miseria.

¿Por qué pidió perdón en esta ocasión Peña Nieto? Todos los análisis
críticos convergen en señalar los terriblemente nefastos resultados de las
elecciones de junio pasado en las cuales, entre otras perdidas, el PRI
perdió varias gubernaturas de estados tradicionalmente bajo su hegemonía. El
temblor se hizo sentir en las altas esferas y el primer damnificado fue el
poderoso presidente priista, Manlio Fabio Beltrones, quien debió renunciar
inmediatamente, eliminándose así como posible sucesor de Peña Nieto en 2018.

En esa derrota, que más pareció masacre electoral, el propio Beltrones
reconoció que el PRI estaba pagando lo que hacía el gobierno de Peña Nieto.
Y en efecto, desde 2004 el popularidad y la aceptación ciudadana de las
acciones del presidente han caído como plomada, superando los records de
descenso de popularidad habidos durante el anterior gobierno panista de
Felipe Calderón. De hecho no se puede separar la derrota electoral de la
decisiva derrota de la política de reformas estructurales que ha sido la
bandera del gobierno peñista, derrota que reconocen grupos de la propia
burguesía incluidos algunos de la jerarquía eclesiástica católica. Fue un
año y medio el que transcurrió entre noviembre de 2014 y la “humilde
petición de perdón”. Mucho se habrá discutido en el grupo cercano al
presidente para que éste se decidiera a doblar su soberbia frente a una
nación que le ha vuelto la espalda en su abrumadora mayoría si atendemos a
las encuestas de “popularidad” tan de moda.

Pero dentro de esta estrepitosa caída de un gobierno que aspiraba a
restaurar la hegemonía priista destaca sin duda la lucha de la CNTE
(Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) contra la
(contra)reforma educativa que ha puesto en movimiento en todo el país al
numeroso gremio de trabajadores de la educación, movilizaciones que desde
mayo han puesto en la calle a cientos de miles de manifestantes, con las
consecuentes derivaciones en el despertar de otros sectores populares.

Por tanto los momentos de la trayectoria de decadencia e ilegitimidad del
gobierno actual integran una lista en la que el asunto de la “casa blanca”,
aunque provocó no sólo “irritación” como dijo Peña, sino una gran
indignación popular, no es ni mucho menos el más grave. Tlataya, Ayotzinapa,
Nochixtlán, la luz verde a la privatización energética, la reforma
“educativa” que en realidad es una contrarreforma laboral, endeudamiento en
espiral, preocupante devaluación del peso, auge sin igual de la corrupción
en los estados y en el propio gobierno federal estos son los verdaderos
momentos que han hundido al gobierno de Peña Nieto.

El presidente pidió el “perdón” al anunciar las nuevas leyes anticorrupción
que ya llevan su absolución, pues incluyen la inmunidad presidencial. Además
según él no infringió ninguna ley en el asunto de la “casa blanca”, todo fue
realizado conforme a derecho. El “perdón” lo pidió por un “error” cometido,
no por un delito. El “daño a la investidura presidencial” y la “desconfianza
al gobierno” se debieron a que los mexicanos son muy mal pensados y
atribuyeron el hecho a un acto de corrupción. Pero no, todo fue un
malentendido de “percepción”. Al mismo tiempo y a pesar del “humilde
perdón”, manejado desde Los Pinos Joaquín Vargas del canal televisivo MVS
Comunicaciones, persigue a Carmen Aristegui, quien se encargó de hacer
pública la existencia de la “casa blanca” en dicha señal y después fue
despedida por ello. Ahora interponiendo una demanda  judicial por “daño
moral” le exige a Aristegui una cantidad millonaria de “indemnización” por
el prólogo que ha escrito al libro La Casa Blanca de Peña Nieto. La historia
que cimbró al gobierno y demanda a la editorial Grijalbo  (perteneciente al
conglomerado de la Penguin Random House) que retire el prólogo del  libro ya
en circulación.

Así, de hecho no habrá castigo y se impondrá la impunidad, como se ha
impuesto siempre en las alturas gubernamentales. En eso también México es
especial. Como en España, como en Brasil, como en muchos países la
corrupción es una enfermedad congénita del capitalismo, en especial de sus
gobiernos. Pero en muchos de estos países también, la lucha contra ella
tiene a veces resultados efectivos y se puede apreciar como ciertos antiguos
gobernantes corruptos son encarcelados. No en México, hay innumerables casos
para probarlo. Está el escándalo del ex gobernador de Coahuila y ex
presidente del PRI Humberto Moreira, apresado en España hace unos meses y
liberado inmediatamente ante las presiones del gobierno de Peña. En estos
mismos días están los escandalosos casos de los dos gobernadores salientes
priistas de Veracruz y Chihuahua, quienes son públicamente señalados como
involucrados en negocios sucios que involucran miles de millones de pesos e
incluso en el caso de Veracruz, Javier Duarte está implicado en varios
infames asesinatos de periodistas críticos a su gobierno. Todos los indicios
señalan que saldrán impunes, no en menor medida gracias al gobierno de Peña
Nieto. 

El crudo carácter clasista de la justicia se aprecia sin duda en las
cárceles de México, llenas de delincuentes de pequeños delitos e incluso de
muchos inocentes que han caído en los engranes de una justicia también
corrupta. Cárceles que fueron creadas para poblaciones tres o cuatro veces
menores de las que actualmente tienen: celdas para tres o cuatro internos
que están abarrrotadas hoy con diez o doce personas, algunas que deben
dormir amarradas de los barrotes. Pero también hay para una pequeña minoría,
celdas especiales que más bien parecen cuartos de hotel de varias estrellas.

La CNTE, el detonador masivo

Desde mayo las movilizaciones iniciadas en los bastiones sureños de la CNTE,
Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán se han expandido a todo el país con
más o menos fuerza. Las ondas han llegado al lejano norte con
manifestaciones en Baja California (Tijuana), en Sonora, en Nuevo León e
incluso en la capital del país, la Sección IX del SNTE, la más numerosa con
cerca de 100 mil maestros ha comenzado a movilizarse. El punto de quiebre
que escaló la oleada de protestas nacionales fue la masacre de Nochixtlán.
El gobierno tuvo que ceder, aceptó “negociar” con la representación de los
maestros e incluso se vio obligado a mover a su pieza mayor dentro de la
burocracia sindical del magisterio, el charro dirigente del SNTE (Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación), su secretario general Juan Díaz
de la Torre, impulsándolo para que encabece una “revaluación de la reforma
educativa”, tratando crudamente de arrebatarle banderas a los profesores
disidentes. Por su parte el sector más ultra de la burguesía, que ha estado
empujando por una política sin cuartel contra la CNTE (el grupo llamado
“Mexicanos primero”), así como sectores de empresarios afectados por las
movilizaciones, bloqueos y plantones de carreteras y vías férreas (hoteleros
de Oaxaca, empresas mineras, automotrices y siderúrgicas) exigen al gobierno
la mano dura y en un manifiesto proclaman “no queremos un gobierno que doble
las manos” y piden sin tapujos el “¡uso de la fuerza pública!” Todos estos
movimientos, incluso un viaje intempestivo de Peña Nieto a Washington a
entrevistarse con Obama en los últimos días así como el nombramiento de un
nuevo presidente del PRI, un funcionario por completo desconocido
públicamente, salido de los cuadros tecnócratas del gobierno (era el
director de la Comisión Federal de Electricidad), son la demostración
palpable que en el establishment cupular  algo muy importante está
sucediendo. Y no es para menos, la temperatura de la crisis aumenta cada día
que pasa.

Así ha llegado el 26 de julio, después de 22 meses de la masacre de Iguala y
la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, de nuevo la manifestación
de los familiares de los 43 estudiantes se ha dado y ha coincidido con el
inicio de unas jornadas de movilizaciones que la CNTE y sus aliados han
programado para 28 entidades, en las cuales los diversos contingentes
reivindicarán junto al rechazo de la reforma educativa gubernamental los
problemas y las demandas que tengan en sus lugares. Confrontando las “mesas
de diálogo” oficiales en las que el gobierno quiere desahogar el malestar
magisterial, la CNTE ha anunciado un Foro para el 3 de agosto en el cual se
discutirá un “Proyecto de educación democrática” en que participarán un
conjunto de intelectuales y académicos progresistas que se han declarado
solidarios con las protestas y presentarán propuestas alternativas.

Precisamente este día los representantes de la CNTE, después de la pausa,
reiniciarán las pláticas sin fin, dilatorias, verbalistas, fatigantes con
Gobernación en las que los funcionarios sólo dan largas en espera de los
golpes contundentes que pongan fin a las protestas. El problema es que en
Nochixtlán ya apreciaron a lo que se enfrentan, de tal modo que arriesgarse
a una represión aún mayor, digamos un nuevo Tlatelolco, podría ser del todo
contraproducente.

Pero también se va agotando la acción preferida de la dirección de la CNTE
consistente en movilizar y negociar y de nuevo volver a lo mismo. Así llevan
más de veinte años con dicha táctica. Es una visión que se queda en los
límites del gremialismo sin haber podido forjar una estrategia integral
independiente que despliegue por entero y con fuerza el potencial de lucha
no sólo de los trabajadores de la educación sino para el conjunto de los
trabajadores mexicanos. Es en este nivel estrictamente político en donde se
encuentra el meollo del problema actual. Las luchas intransigentes y firmes
de los maestros de la CNTE y sus aliados todavía no han conducido a la forja
de objetivos políticos revolucionarios a pesar de que el contexto social los
exige con urgencia. Es evidente que hoy el nivel que ha alcanzado la
extraordinaria movilización de los trabajadores de la educación primaria y
secundaria, que son los que integran básicamente la CNTE, ya inspira a
muchos otros sectores, en especial de trabajadores. Pero es necesario que se
les convoque a la lucha conjunta. Por ejemplo es necesario organizar a la
totalidad del magisterio para que se integre un movimiento que abarque a
todo el país. Esto significa una restructuración democrática de la dirección
de la CNTE que permita la integración en ella de los representantes de los
diversos movimientos del centro y el norte del país que actualmente no
pertenecen a la CNTE. O también dirigirse al sector de las decenas de miles
de trabajadores de los centros de educación superior (universidades y
tecnológicos) que comienza a entender que las consecuencias de la tal
“reforma educativa” serían devastadoras para ellos. Todo señala a que en la
agenda en el próximo periodo está la preparación de acciones contundentes
que jamás han sido realizadas en la historia de los trabajadores mexicanos,
en especial la lucha por un paro, una huelga nacional. 

La sucesión presidencial de 2018

Peña Nieto y con él todos los dirigentes de los partidos ya están
preparándose para las elecciones presidenciales del 2018. La situación del
PRI hace casi una misión imposible la del novato en la política que es
Enrique Ochoa su nuevo presidente, a saber, lograr que el candidato
presidencial priista pueda ser el sucesor de Peña Nieto. Pero la burguesía
mexicana tampoco tiene una posición cómoda pues ante el fracaso de la
restauración del gobierno de Peña Nieto, el otro partido burgués con el que
cuenta, el PAN no tiene precisamente una gran popularidad en el seno de las
grandes masas. El PRD está descartado como protagonista central y su papel
es de satélite de los dos partidos burgueses mayores pues ha quedado hecho
girones después de su descarada alianza con ellos en el Pacto por México y
ante todo por su nefasto papel en los sucesos de la noche de Iguala. Morena
(Movimiento de Regeneración Nacional) el partido de López Obrador sólo es
apoyado por grupos burgueses minoritarios y parece muy difícil, a pesar de
su abierta política conciliadora, que se gane el apoyo de los grupos pesados
de la clase dominante.

Hasta hoy la mayoría de los dirigentes de la CNTE han provenido de
organizaciones y tradiciones frentepopulistas promovidas por los grupos
estalinistas y sus derivaciones (maoístas, albaneses, etc.)  En la práctica
esto ha significado que sin decirlo abiertamente, su orientación favoreció
en un principio claramente a la política perredista. Hoy con la crisis
estrepitosa del PRD muchos voltean hacia AMLO. Pero una alianza con Morena
sería el caso clásico de lo que Trotsky llamaba refiriéndose a la alianza de
los dirigentes socialistas, comunistas y anarquistas en el frente popular
español de 1936, una alianza con “la sombra de la burguesía”. En efecto,
¿por qué, los trabajadores mexicanos en lugar de forjar una alternativa
política propia, independiente, poderosa y fiel a sus intereses, deberían
apoyar un partido que los subordinara con “la sombra  de la burguesía”? ¿Por
qué continuar con el seguidismo tradicional a los grupos burgueses que
caracterizó al movimiento obrero en el siglo XX encabezado por los
dirigentes nacionalistas de todo tipo y reformistas estalinistas como
Vicente Lombardo Toledano?

La CNTE, sus aliados y el conjunto de los grupos independientes, socialistas
y revolucionarios que actúan en el movimiento de resistencia y de lucha
contra las políticas del gobierno de Peña Nieto y los demás partidos
burgueses, deben prepararse ante los próximos desafíos cruciales que
confrontarán muy pronto y comenzar a discutir y forjar la estrategia
anticapitalista que por primera vez en la historia de México permita
erguirse a la fuerza de sus trabajadores como la única alternativa política
democrática e independiente capaz de liberar al pueblo de la situación
convulsiva de decadencia en la que hoy se encuentra como resultado de la
política de violencia, corrupción y represión de los grupos dominantes. El
combate de los trabajadores de la educación ha permitido crear las
condiciones para hacer efectiva esta esperanzadora y revolucionaria
perspectiva hoy mismo en México. Es la tarea de los sectores más conscientes
y de vanguardia iniciar los esfuerzos para lograr este objetivo convocando a
reuniones y acciones que vayan en esa dirección. 

* Militante de la Liga de Unidad Socialista (LUS).

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