Francia/ huelgas y movilizaciones: la ley El Khomri empieza a crujir [León Crémieux]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Jue Jun 2 18:43:08 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

2 de junio 2016

Boletín Informativo

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germain5 en chasque.net

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Francia

La Ley El Khomri comienza a crujir

León Crémieux *

Traducción de Viento Sur

http://www.vientosur.info/

La inteligencia de decenas de miles de militantes que en la mayoría de las
ciudades del país dirigen el movimiento contra la Ley El Khomri ha superado
hasta hoy (1 de junio) todos los obstáculos que se le han puesto delante.

El 10 de mayo, el gobierno Valls la hizo aprobar por la fuerza en la
Asamblea nacional utilizando el Artículo 49.3 al ser incapaz de lograr una
mayoría de escaños a favor de su proyecto de Ley [ahora está debatiéndose en
el Senado y luego vuelve a la Asamblea].

Ese mismo día estallaron manifestaciones espontáneas en decenas de ciudades.
Sobre todo, en Paris donde Nuit Debout llamó a manifestarse frente la
Asamblea Nacional, pero también en Nantes, Rennes, Toulouse… Varias sedes
del Partido Socialista (PS) fueron abroncadas por los manifestantes al grito
de "Valls dimisión" o "P de podridos, S de salaud (cabrón), abajo el PS",
que fueron ampliamente coreadas.

Valls esperaba entonar el fin del movimiento con el rechazo que obtuvo la
moción de confianza del día 12 [moción que presentó la derecha y que no fue
apoyada por los 56 diputados -del PS y FdG- que no lograron presentar la
suya propia a falta de 2 votos]. Para ello se empeño en una utilización
profusa de la represión: apaleamiento indiscriminado de la gente,
utilización de pelotas de goma y los gases lacrimógenos a discreción… Un
nivel de violencia jamás alcanzado desde hace años, ordenando claramente
utilizar de forma sistemática gases lacrimógenos y granadas de dispersión.
En Rennes, Toulouse y Paris, sobre todo, resultaron heridas decenas de
manifestantes, hubo numerosos arrestos y denuncias judiciales. Los días
siguientes, para cerrar el ciclo, las cadenas de televisión (convertidas en
altavoces de la propaganda gubernamental) se hicieron eco de las
declaraciones de Valls sobre la "inadmisible violencia" de los alborotadores
y numerosas concentraciones de Nuit Debout fueron dispersadas por la
policía.

El objetivo era claro: tratar que los dirigentes de la CGT y de FO se
desolidarizaran con las y los jóvenes manifestantes, disuadirlos de no
continuar con las manifestaciones, abrir una brecha divisoria en el
movimiento, quebrar las concentraciones de Nuit Debout y poner fin a la
movilización que comenzó a primeros de marzo.

Por un momento, algunos llegaron a pensar que la maniobra tendría éxito. La
Intersindical nacional convocó dos nuevas movilizaciones el 17 y el 19 de
mayo, mientras que las federaciones del ferrocarril convocaban huelga esos
mismos días contra la integración de las decisiones de la SNCF (cambiar el
estatuto base de los trabajadores y trabajadoras del sector) en el nuevo
convenio colectivo. En la SNCF, las federaciones de la CFDT y UNSA
rechazaron de forma explícita ir a una huelga reconducible [huelga que se
prolonga día a día] tras el 19, para evitar que las y los ferroviarios no se
convirtieran en el motor de una huelga general contra la Ley del Trabajo.
Los militantes de SUD Rail que intentaban dar continuidad al movimiento se
encontraron en minoría. Por otra parte, tras las vacaciones de Pascua,
tampoco hubo movilizaciones en la escuela secundaria y en la universidad,
donde los estudiantes estaban presionados por los exámenes parciales. Con
los ferroviarios y los estudiantes a un lado, está claro que el gobierno
pensaba poder ganar el pulso.

Pero el relevo vino de la mano de los trabajadores y trabajadoras del
transporte por carretera, de los puertos, de las refinerías y de los
depósitos de carburante. El 17 y 18 de mayo los bloqueos se multiplicaron en
las afueras de las principales ciudades, y sobre todo, en decenas de
depósitos de carburante en gran parte del Oeste del país. Las tres
federaciones de transporte por carretera, CGT, FO y SUD, lanzaron una
llamamiento a una huelga reconducible, conscientes de que la ley El Khomri
modifica a la baja el pago de sus horas extras [acarreándoles pérdidas de
hasta un 20%].

Ahora bien, si las manifestaciones del 17 fueron más flojas en la mayoría de
los sitios, esa jornada de movilización marcó un punto de inflexión con el
bloqueo de los puertos, de las refinerías y de los depósitos de carburante.
Estos bloqueos fueron el resultados de decenas de reuniones intersindicales
a nivel local en las que se agrupaban sindicalistas de CGT, FO y Solidaires
y activistas de Nuit Debout. Esta coordinación de militantes determinados a
luchar por la retirada de la ley El Khomri es la que, en ese momento,
asegura la continuidad del movimientos en numerosas ciudades. La firmeza que
muestra el líder nacional de FO, Jean-Claude Mailly y, sobre todo, el de la
CGT, Philippe Martinez, no se puede comprender sin este empuje permanente de
federaciones enteras en el seno de sus sindicatos, determinadas a ir hasta
el final. A partir de ahí, la intransigencia que presenta Manuel Valls
apenas deja margen de maniobra.

Para tratar de aflojar esta creciente presión, el Secretario de Estado para
el Transporte, garantizó por escrito a las y los transportistas de carretera
que la ley El Khomri no pondría en cuestión el monto de sus horas
extraordinarias. Se tratada del segundo paso atrás del gobierno tras el
compromiso alcanzado con los intermitentes del espectáculo unas semanas
antes.

Pero este anuncio llegaba tarde a causa de las dos jornadas de huelga del 17
y 19 de mayo, con bloqueo de los depósitos y el creciente pánico entre las y
los automovilistas, sobredimensionado por el hecho de que el 30% de las
estaciones de servicio estarían al límite a principios de la semana
siguiente… Había fracasado totalmente la apuesta a favor de que la
movilización se extinguiría y se abría una brecha mas en la crisis política.

En ese contexto, Valls, con el apoyo de los media, se dedica a cargar contra
la CGT, que reemplaza a los alborotadores como objetivo a derribar. Philippe
Martinez aparece no sólo como jefe de la contestación sino, también, de la
oposición política al gobierno. En todas partes, el estado de ánimo y la
combatividad de las y los militantes del movimiento se reafirma y la
movilización del 26 de mayo fue muy superior a las anteriores. En cuanto a
la dirección de FO, sobre la que el gobierno presionaba para que se
disociara de los "extremistas" de la CGT, no solo mantiene el pulso, sino
que su federación de transportes anuncia la convocatoria de una huelga
reconducible a partir del 30 de mayo.

En paralelo, mientras que el Presidente de la República seguía sin decir ni
mu, el gobierno y el PS comenzaban a vacilar. El autoritarismo guerrero de
Valls se vuelve contra él, aislándole en su propio campo. El jefe del grupo
parlamentario socialista, Bruno Le Roux, y numerosos electos y electas del
PS -que nada tienen que ver con los críticos- e incluso Michel Sapin,
Ministro de Economía, comienzan a emitir públicamente dudas sobre la
intransigencia de la que da muestras Valls y piden la reescritura de la Ley.
Son muchos quienes temen un derrota fuerte en las elecciones de 2017 y no
quieren "morir por Valls". Solo el líder de la CFDT, Laurent Berger,
negociador de la ley El Khomri, subía el tono exigiendo el mantenimiento
íntegro de la Ley.

El problema político es doble: Valls ha vinculado su suerte y la del
gobierno a la ley El Khomri y a una victoria frente al movimiento
huelguístico. Gran admirador de Georges Clemenceau, dirigente radical
socialista del principios del siglo XX, sueña con una carrera política
parecida. Clemenceau llegó a la Presidencia del Consejo en 1906 tras haber
reprimido violentamente, las huelgas obreras impulsadas por la CGT tras la
catástrofe en la mina de Courrières (1000 muertos).

Una actitud acompañada con el deslizamiento, desde enero de 2015, hacia un
Estado policial, con un amplio arsenal de medidas seguritarias relacionadas
con el mantenimiento del estado de excepción y el incremento del poder de la
policía, a la que se dota de armas orientadas a herir gravemente a las y los
manifestantes. En paralelo, el gobierno alimenta la criminalización de las
manifestaciones al tiempo que la impunidad y la glorificación de la policía,
legitimando incluso una vieja reivindicación de la extrema derecha: la
"legitima defensa preventiva".

Por el momento, el gobierno ha logrado aflojar la presión abriendo el acceso
a los depósitos de carburante mediante la intervención policial… pero las
plantillas continúan en huelga. Total y la patronal del sector han puesto en
pie una noria de camiones y de distribuidores de carburante por oleoductos
de los países limítrofes para realimentar el suministro.

La semana que acaba de comenzar es, una vez más, decisiva. Estos últimos
días, siguiendo las ordenes presidenciales, Valls ha tenido que cambiar de
tono. Oficialmente ha telefoneado a Philippe Martinez para decirle que su
puerta estaba abierta.

Varios sectores ya están o van a estar en huelga en los próximos días. Los
asalariados y asalariadas de los centros de tratamiento de residuos de Ile
de France (Región parisina), cuyas principales empresas están bloqueadas.
Las plantillas de las refinerías continúan en huelga. Las acciones de
bloqueo de los puertos en el Oeste del país se mantienen. Los controladores
aéreos también saldrán a la huelga, al igual que en el metro y los trenes de
cercanía en Paris. Los pilotos de Air France, también están a punto de
programar una huelga para los días próximos. En fin, las tres principales
federaciones del ferrocarril (CGT, SUD, UNAS) comienzan hoy una huelga
reconducible. Para la CGT y SUD la huelga tiene que ver con la ley El
Khomri, pero está vinculada al futuro del convenio colectivo del sector
ferroviario. Ahí también el gobierno, pasando por encima del presidente de
la SNCF, intenta jugar a bombero intentando garantizar, contra la opinión de
la dirección de la empresa, la conservación de determinadas conquistas
importantes para los agentes de la SNCF. La CFDT se apresuró a desmarcarse
del llamamiento, pero el resto de federaciones y numerosos ferroviarios y
ferroviarias comprendieron bien que ante la introducción de la competencia
en el sector, es preciso imponer derechos comunes y no derogaciones cuya
protección será temporal. También, en el plazo de 48h, el gobierno ha
accedido a determinadas reivindicaciones sectoriales y acaba de desbloquear
más de 1500 millones para investigadores y enseñantes.

Detrás de la serenidad que muestra en los medios existe un verdadero pánico
y la crisis política se prolongo con un gobierno desacreditado y un respaldo
mayoritario a la retirada de la ley.

La franja militante del movimiento sabe bien que el pulso contra Valls y su
gobierno es un pulso fuerte y prolongado. La única arma que tiene el
movimiento para ganarlo es llegar a la generalización de los bloqueos y la
huelga reconducible en varios sectores, sobre todo en el transporte. Tras
las fisuras que se han abierto en el campo del adversario, hay que aumentar
la presión. Hay un elemento que puede favorecer la relación de fuerza de las
y los huelguistas. El inicio del Euro2016 [campeonato de fútbol] que acoge
Francia a partir del 10 de junio. Lejos de ser un obstáculo para el
movimiento, este acontecimiento puede pesar a la hora imponer un retroceso a
un gobierno situado a la defensiva en un contexto mediático internacional.

A diferencia de otras movilizaciones anteriores (2003, 2010), en esta existe
una conciencia real de lo que está en juego con la ley El Khomri que trata
de alinear Francia a otras legislaciones idénticas [muy desfavorables]
existentes en otros países de Europa. También existe una red militante
construida desde hace tres meses entre sindicalistas, la juventud, los
militantes políticas que constituyen el cemento de las acciones y de las
manifestaciones. Es lo que hasta ahora ha hecho posible la firmeza de las
posiciones de los dirigentes confederales de la CGT y de FO.

Si en las manifestaciones, al lado de la exigencia de la retirada de la ley,
está omnipresente la exigencia de la dimisión de Valls, la cuestión que se
plantea es cuál es la alternativa. Evidentemente, todo el mundo comprende
que en la Asamblea actual no hay una mayoría alternativa capaz de
desarrollar una política antiausteridad.

Así pues, la cuestión que se plantea es la de la disolución de la Asamblea,
haciendo saltar por los aires el calendario previsto para 2017 [elecciones
presidenciales y legislativas] y la preeminencia de la elección
presidencial. Pero todo el mundo es consciente, también, que la cuestión no
es sólo de una nueva Asamblea, moldeada por el marco constitucional actual.
Su naturaleza, su elección, las reglas de funcionamiento de las
instituciones…, constituyen en sí mismas un obstáculo por muchas razones
(tipo de escrutinio, presidente de la república…) En un momento en el que en
las plazas y en la calle se discute la cuestión de la democracia real, del
control y de la decisión popular en torno a todas las opciones que afectan a
la sociedad, la forma de decidirlo no puede dejarse en manos de un sistema
totalmente antidemocrático.

La Constitución actual fue impuesta por De Gaulle tras su golpe de Estado de
extrema derecha en 1958: sin constituyente, sin debate popular, ventilada en
dos meses por sus "expertos", con un plebiscito formal… De eso hace ya 60
años. Y en sus reglas de funcionamiento es la más antidemocrática de la
cinco. Toda la sociedad debe tener el derecho y los medios para debatir
democráticamente sus reglas de funcionamiento. Así pues, la cuestión que se
plantea es la de una nueva Constituyente, elegida democráticamente, además
de enviar al museo dela historia el edificio reaccionario de la V República.


* Militante del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) de Francia.

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