Medio Oriente/ Jordania y las personas refugiadas sirias [Kamel Dorai]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Sab Jun 11 14:11:14 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

11 de junio 2016

Boletín Informativo

redacción y suscripciones

germain5 en chasque.net

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Medio Oriente

Jordania y las personas refugiados sirias 

Kamel Dorai 

La Vie des Idées, 7-6-2016

http://www.laviedesidees.fr/

Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur

http://www.vientosur.info/

Cuando todos los focos están centrados en la llegada de refugiados sirios a
Europa, el investigador Kamel Dorai recuerda que los principales países
concernidos son en primer lugar los de la región. Jordania es así uno de los
países que más acoge, acentuando las tensiones económicas y sociales de un
país ya enfrentado con la presencia de las personas refugiadas palestinas e
iraquíes.

El conflicto de Siria, de una violencia y de una intensidad excepcionales/1,
ha dado nacimiento a uno de los movimientos de refugiados y de desplazados
internos más importantes de Medio Oriente desde la Segunda Guerra Mundial.
El Alto Comisariado de las Naciones Unidas para las personas refugiadas
(ACNUR) estima que cerca de cinco millones de personas sirias han abandonado
su país desde el comienzo de la crisis, sin contar con los millones de
desplazados internos. Jordania es uno de los principales países de acogida,
con más de 630 000 refugiados inscritos en el ACNUR. Desde su independencia
en 1946, este país ha visto instalarse en su suelo centenares de miles de
personas refugiadas. La llegada de las sirias, aunque se singularice por su
amplitud, se inscribe por tanto en la continuidad de los conflictos que han
sacudido Medio Oriente estos últimos decenios provocando centenares de miles
de refugiados, desde el exilio forzado de palestinos y palestinas como
consecuencia de la creación del Estado de Israel en 1948 al de las y los
iraquíes desde los años 1990. Si la mayor parte de las personas refugiadas
sigue residiendo en los países vecinos, varios centenares de miles de ellas
están obligados a proseguir hoy su ruta hacia Europa. Sectores enteros de la
sociedad siria se recomponen en el exilio, y se plantea la cuestión de su
lugar en sus respectivos países de acogida, así como la de la prosecución de
sus recorridos hacia países terceros tanto hacia la Unión Europea como hacia
América del Norte.

Las principales víctimas del conflicto sirio son siempre los y las civiles
sirios que continúan huyendo de los combates en un contexto cada vez más
marcado por la violencia y las restricciones a la movilidad tanto en el
interior de las fronteras del país como hacia los países vecinos o Europa.
Las difíciles condiciones de vida en los países fronterizos de Siria llevan
a algunos a intentar proseguir su ruta, con riesgo de su vida, hacia países
más lejanos. Pero es sobre todo el carácter cada vez más complejo del
conflicto en Siria y la ausencia de perspectivas de retorno las que motivan
esas nuevas salidas. La “crisis de las personas refugiadas” en Europa/2 ha
tenido tendencia a eclipsar la realidad vivida por la mayor parte de ellas:
la de un exilio que se instala para largo plazo en los países vecinos de
Siria. Al comienzo del levantamiento, estos últimos abrieron sus fronteras,
pero cuando el conflicto se instala en el tiempo, el gobierno libanés,
jordano y turco imponen progresivamente restricciones a la entrada de nuevos
refugiados en su suelo. Según ACNUR, Jordania cuenta hoy con 87 personas
refugiadas por 1000 habitantes, si se excluyen las personas refugiadas
palestinos presentes desde 1948 que forman cerca de la mitad de la población
del reino hachemita. A título de ejemplo, Suecia -cuya política de asilo es
una de las más generosas de la Unión Europea- la proporción es de 15 por
1000 habitantes.

Medio Oriente, espacio de tránsito y de instalación

Por tanto, la actual migración siria produce profundas mutaciones del
sistema migratorio medio oriental y condiciona las políticas migratorias que
se dibujan a escala europea. La voluntad proclamada de la Unión Europea de
externalizar las demandas de asilo hacia países terceros, sitúa las riveras
Este y Sur del Mediterráneo en primera fila y les obliga adoptar políticas
migratorias cada vez más restrictivas. El acuerdo recientemente firmado
entre Turquía y la Unión Europea intenta estabilizar a las personas
refugiadas sirias fuera de Europa, sin que sea realmente considerada la
cuestión de las personas refugiadas en su conjunto a escala regional. Se
trata de intentar limitar las nuevas entradas, mientras que no se toman en
cuenta las causas de las salidas, y asumiéndolas realmente tanto para
quienes continúan abandonando Siria como sus países de primera acogida. La
asunción de la crisis siria como una crisis a medio-largo plazo debe
acompañarse de la necesaria reflexión sobre la multiplicidad de los factores
que obligan hoy a un número creciente de personas a intentar exiliarse cada
vez más lejos. La permanencia del conflicto, de la violencia y de las
destrucciones sigue siendo el factor más determinante.

Paralelamente, la duración del exilio en los países vecinos conlleva una
pauperización creciente de las personas refugiadas más desfavorecidos que
tienen un acceso limitado al mercado del empleo legal. Los sirios son por
tanto muy a menudo confinados al sector informal poco remunerador y muy
expuesto a la competencia con otros grupos migrantes. La precariedad de su
estatuto jurídico es también fuente de inestabilidad. La combinación del
conjunto de estos factores es lo que explica la prosecución de recorridos
migratorios hacia Europa. En Jordania, la situación de las personas
refugiadas que intentan exiliarse hacia Europa es bastante compleja al no
tener el país frontera terrestre o marítima con un país europeo. Los
recorridos son largos, complejos y costosos vía Siria luego Turquía o a
través de Egipto para llegar a África del Norte. Esto contribuye a
estabilizar a la población en el Reino hachemita.

Un éxodo masivo de refugiados desde el comienzo de la crisis

El ACNUR tiene registradas hoy a más de 4,7 millones de personas refugiadas
sirias, constituyendo así la población refugiada más importante, por delante
de los afganos, los rwandeses o los iraquíes. Solo los palestinos, con más
de 5 millones de refugiados registrados por la UNRWA/3 -cuyo exilio se
remonta a 1948 y a los que han venido a añadirse sus descendientes- superan
en número a los sirios. A las personas refugiadas que han atravesado una
frontera internacional, conviene añadir más de 7 millones de desplazados
internos obligados en numerosas ocasiones a huir de los combates, la
inseguridad o las destrucciones/4.

Más allá de las cifras, y los debates que pueden plantear en los países de
acogida/5, es la significación misma de este éxodo la que debe ser tomada en
cuenta. La amplitud de este último y su duración ha reconfigurado de forma
profunda la sociedad siria. El exilio está lejos de estar limitado a ciertas
categorías de la población, por ejemplo, a los opositores activos al régimen
de Bachar Al Assad. Sectores enteros de la sociedad siria se encuentran
obligados a abandonar su país como consecuencia de las destrucciones masivas
y la permanencia de la inseguridad. La multiplicación de los actores del
conflicto provoca una fragmentación creciente del territorio sirio.
Encontrar un refugio en el interior de Siria, lo que una amplia parte de las
personas refugiadas intenta hacer en un primer momento, se vuelve cada vez
más complejo por el nivel de generalización de la violencia. El número de
desplazados internos que se concentra en las zonas más seguras no deja de
crecer, haciendo más difícil el acceso a la vivienda y a los servicios
básicos en numerosas ciudades sirias. Abandonar Siria para buscar asilo se
convierte entonces en la única opción posible. La consolidación del
conflicto como duradero empuja a las personas refugiadas a buscar espacios
de instalación más a largo plazo en los que pueden intentar reconstruir una
vida más estable.

Jordania frente a la llegada de las personas refugiadas de Siria

Si los países europeos experimentan dificultades para gestionar la llegada
de varios centenares de miles de refugiados, ¿qué situación soportan los
países fronterizos de Siria que acogen a la aplastante mayoría de las
personas refugiadas? Jordania encarna, en la composición misma de su
población, todos los conflictos de la región. Sucesivamente país de refugio
para los palestinos, los iraquíes y hoy los sirios, la presencia de
migrantes forzados marca con fuerza a la sociedad jordana.

Paradójicamente, este país que ha acogido desde su independencia refugiados
venidos de toda la región no dispone de un sistema nacional de asilo.
Jordania, como los demás países del Medio Oriente, no es firmante de la
Convención de Ginebra de 1951 sobre las personas refugiadas (Zaiotti,
2006)/6. Solo los palestinos son reconocidos como refugiados por las
autoridades en el Estado en que tienen su residencia habitual, y cuando
están inscritos ante la UNRWA. En ausencia de legislación específica para
asegurar el registro y la protección de las personas refugiadas, es el ACNUR
quien pone en pie procedimientos de asilo y colabora con las autoridades de
los países concernidos con la firma de un Memorandum of understanding que
precisa el mandato del ACNUR (Kagan, 2011:9). Estos acuerdos están muy a
menudo firmados en contextos específicos para responder a crisis
particulares, como la crisis iraquí post-2003, y se aplican con dificultad a
situaciones nuevas. Las personas refugiadas sirias se encuentran por tanto
en una situación jurídica bastante precaria. Deben registrarse ante el ACNUR
para obtener el estatuto de refugiado y paralelamente cumplir las
condiciones de residencia tal como están definidas por su Estado de acogida.
Estos últimos les consideran como migrantes temporales.

En Jordania, las y los sirios reciben de la Administración de Residencia y
Fronteras del Ministerio del Interior una tarjeta de servicio específico
para la comunidad siria, válida para un año y renovable. La ausencia de
estatuto legal específico para las personas refugiadas las coloca en una
situación temporal que contrasta hoy con la prolongación de facto de su
exilio. Aunque el estatuto de refugiado concedido en los países
industrializados firmantes de la Convención de Ginebra aporte una protección
a largo plazo (permiso de residencia permanente y acceso a la nacionalidad),
no conlleva en Jordania más que una protección temporal. Se parece a las
formas de protección subsidiarias que han sido desarrolladas en Europa estos
últimos años. Este estatuto temporal hace difícil para las personas
refugiadas sirias todo proyecto a medio o largo plazo, sabiendo que tienen
pocas garantías en cuanto a la renovación de su estatuto.

Este estatuto particular les impone restricciones en cuanto al lugar de su
residencia en suelo jordano. Las personas refugiadas que quieren instalarse
fuera de los tres campos abiertos desde mediados de 2012, deben tener un
garante (kafil) jordano que les abra el derecho a una tarjeta de residencia.
Sín embargo, esta no les permite acceder al mercado del empleo. Hasta hoy
las personas sirias debían obtener un permiso de trabajo remunerado, como
las demás poblaciones inmigradas que residen en el Reino.

El ACNUR y el gobierno jordano han anunciado a comienzos de 2016 nuevas
condiciones para facilitar el acceso de las personas refugiadas sirias al
mercado del empleo. Estos últimos están exentos durante tres meses de los
gastos ligados a la entrega de un permiso de trabajo. No les es demandado ya
tener un pasaporte en curso de validez, la tarjeta de residencia que les es
entregada por las autoridades jordanas es suficiente. Los sectores de
actividad prioritariamente afectados son la agricultura, la construcción y
el sector alimentario, donde se concentra la mayoría de los trabajadores
inmigrantes. El gobierno contempla igualmente promover el empleo de sirios
en las zonas industriales cualificadas. En paralelo Jordania ha anunciado la
suspensión de las persecuciones durante tres meses contra refugiados que
trabajan sin permiso a fin de permitir a su patrón regularizar su situación.

La geografía jordana se ha encontrado también profundamente transformada por
la instalación duradera de migrantes forzados en su suelo. Barrios enteros
de Amman se han desarrollado alrededor de los campos de refugiados
palestinos que hoy forman parte integrante de la capital jordana. Es a
través del prisma de la experiencia palestina como es interpretada la
llegada de nuevos grupos de refugiados. El temor de las autoridades locales
es la reproducción de esta experiencia que podría saldarse con la
instalación duradera en el Reino de un gran número de refugiados. Los
efectos políticos y sociales inducidos por la presencia a largo plazo de
centenares de miles de sirios son difíciles de evaluar, en un contexto en
que Jordania hace frente a dificultades económicas en un entorno regional
inestable.

El lugar de los campos en la política de acogida

La no resolución de la cuestión palestina, con el corolario de la
permanencia de los campos desde su creación a comienzo de los años 1950,
condiciona por tanto con fuerza el tratamiento actual de los nuevos flujos
de refugiados tanto a escala regional como en Jordania. La reticencia de las
autoridades de los estados de acogida a abrir campos de refugiados se basa
en parte en el temor de la instalación duradera de las personas refugiadas
en el suelo igual que hicieron las personas refugiadas palestinos/7.

A diferencia de Líbano, que acoge un mayor número de refugiados, Jordania ha
abierto campos de refugiados en el norte del país para canalizar los flujos
de llegada/8. Si los tres principales campos de instalación de personas
refugiadas sirias en Jordania no reagrupan más que el 20 % del total de
ellas, la mayor parte de ellas han pasado por campos de tránsito situados en
la frontera con Siria. Estos últimos han sido puestos en pie paralelamente
al cierre gradual de la frontera occidental entre Siria y Jordania. Permiten
a las autoridades jordanas operar verificaciones de seguridad antes de dejar
a las personas refugiadas entrar en su suelo. El tiempo de espera en esos
campos varía en función de los perfiles de las personas refugiadas. Si son
aceptados, estos últimos son luego dirigidos hacia uno de los tres campos de
instalación. Si disponen de un kafil jordano pueden instalarse en otros
lugares del territorio.

El endurecimiento de las políticas de entrada en Jordania ha transformado
los puestos fronterizos en campos de facto. En mayo de 2016, cerca de 60 000
personas están bloqueados en los dos campos de tránsito de Rukban y de
Hadalat al este de la frontera sirio-jordana, en un no man´s land entre los
dos países/9. Puntos de paso para entrar en Jordania, estos espacios se han
convertido en campos de tránsito en los que las personas refugiadas pasaban
al comienzo entre uno y diez días, para transformarse hoy en campos de
instalación en los que lo provisional dura varias semanas. A pesar de la
intervención del Comité Internacional de la Cruz Roja las condiciones
humanitarias en ellos son extremadamente difíciles.

En Jordania, las personas refugiadas sirias, como otros grupos de refugiados
en Medio Oriente, continúan privilegiando cuando pueden su reagrupamiento en
medio urbano, muy a menudo en las periferias urbanas. Como ejemplo, el campo
de Azraq fue abierto en abril de 2014 para acoger hasta 130 000 personas,
cuando el número de llegadas de personas refugiadas a Jordania era muy
elevado. Hoy está en gran medida vacío. Según el ACNUR, en mayo de 2016, 47
000 personas refugiadas habitaban el campo. La mayor parte de las personas
refugiadas sirias, cuando tienen la posibilidad, se instala en medio urbano
donde las oportunidades de encontrar un empleo son más elevadas y donde
reconstruir una vida “normal” es más fácil.

Esta cuestión de la instalación en medio urbano es objeto de una reflexión
desde hace algunos años en el ACNUR. En septiembre de 2009, la agencia de la
ONU ha adoptado una urban Refugeee Policy/10 con el objetivo de asegurar a
las personas refugiadas en medio urbano protección y asistencia igual que a
las personas refugiadas en los campos. La experiencia de las personas
refugiadas iraquíes en Medio oriente ha servido en parte de modelo de
elaboración de la estrategia del ACNUR fijando prioridades: registro de las
personas refugiadas, protección, asistencia, acceso a los servicios,
desarrollo de soluciones duraderas. Las personas refugiadas sirias se
benefician hoy en Jordania de esta experiencia.

Refugiados mayoritariamente instalados fuera de los campos

En Jordania, la fisonomía de los pueblos y ciudades del norte ha sido
profundamente trastocada por una instalación de las personas refugiadas que
va para largo. La coexistencia entre jordanos y sirios, si es facilitada por
los lazos históricos que ligan el sur sirio y el norte del reino, está
también marcada por las dificultades comunes a las dos poblaciones.

Las personas refugiadas juegan un papel relativamente importante en el
desarrollo urbano, más en particular en los espacios de vivienda informal.
Por otra parte, desarrollan relaciones específicas con las sociedades de
acogida, sobre la base del carácter supuestamente temporal de su
instalación. La llegada masiva de migrantes forzados en ciertos espacios
(como las ciudades o pueblos del norte de Jordania) genera transformaciones
importantes a escala local para las sociedades de acogida. la instalación de
las personas refugiadas plantea numerosos debates en torno a la presión
sobre el mercado de la vivienda, el aumento global de los precios, el
deterioro de la seguridad en ciertas zonas, la competencia en el mercado de
trabajo, etc. La región aquí no escapa a un fenómeno más global que
estigmatiza muy a menudo la llegada masiva de refugiados (Hyndman, 2000). En
ciertos espacios fronterizos, como en el noroeste de Jordania, los efectos
de la instalación de un número muy importante de refugiados han tenido, de
hecho, importantes consecuencias para las poblaciones locales, aunque las
poblaciones más pobres y más marginadas sean las que sufren las
consecuencias de la presión sobre el mercado de alquiler de viviendas. En
ciertas aglomeraciones los alquileres han aumentado de forma significativa y
son difícilmente accesibles a los hogares más pobres. Ciertos servicios como
las escuelas o el sector médico están igualmente afectados.

Según el ACNUR, 145 000 alumnos y alumnas sirias están inscritos en las
escuelas públicas jordanas en 2015. En las municipalidades en las que la
presencia siria es muy importante las escuelas han debido pasar a un sistema
de doble jornada. En la mayoría de los casos, los jordanos y jordanas va a
la escuela por la mañana y las personas refugiadas sirias por la tarde.
Existe igualmente un aumento de la competencia sobre ciertos segmentos del
mercado de trabajo (obreros eventuales de la construcción o en la
agricultura). La tasa de paro de la población jordana ha aumentado, por
ejemplo, de forma significativa entre 2011 y 2014, pasando del 14 % al 22 %,
afectando más en particular a la juventud. Sin embargo es difícil evaluar el
papel de la presencia de las personas refugiadas en este aumento. También
hay que señalar que muchos de esos empleos estaban ocupados por otras
poblaciones migrantes como los egipcios, que sufren las consecuencias de la
crisis siria. Por otra parte, la presencia de las personas refugiadas tiene
efectos positivos para su país de acogida, vía las inversiones realizadas
por los empresarios sirios que han deslocalizado una parte de sus
actividades a las zonas industriales del reino. La ayuda internacional,
aunque no cubra el conjunto de los costes inducidos por la presencia de las
personas refugiadas contribuye igualmente a desarrollar ciertos sectores de
actividad (como el de las ONG) y estimula la demanda en bienes de consumo y
de equipo.

Para las personas sirias que trabajaban en Jordania antes de 2011, la
situación se ha degradado profundamente. De un estatuto de trabajadores
migrantes, con una calificación profesional reconocida para algunos, han
pasado al de refugiado en competencia con un número creciente de sus
correligionarios. Han debido hacer frente a un importante aumento del nivel
de vida (coste del alquiler de su residencia) y a menudo a una bajada de su
salario. Un joven sirio entrevistado en el campo de Zaatari en noviembre de
2014 se convirtió en refugiado en 2011 cuando estaba instalado desde hace
varios años en Irbid en Jordania. Trabajaba como carpintero para un patrón
jordano, con un salario mensual de 400 dinares. Tenía alquilado un
apartamento en Irbid por 100 dinares al mes. La llegada de numerosos
refugiados a partir de 2012 provocó un aumento de la competencia en el
mercado laboral. La presencia en ciertas regiones de una mano de obra a la
búsqueda de empleo y sin otro recurso tuvo por consecuencia la bajada de los
salarios. Su patrón le propuso una disminución de sus ingresos en
contrapartida de un mantenimiento perenne de su actividad. Al mismo tiempo,
el coste del alquiler aumentó enormemente. No pudiendo ya hacer frente al
aumento del coste de la vida cuando sus rentas disminuían de forma
importante decidió instalarse en el campo de refugiados de Zaatari donde la
vivienda es gratuita y donde ha podido beneficiarse de la ayuda humanitaria.
Aunque solo sea un ejemplo, los efectos de la crisis siria se han hecho
sentir sobre las poblaciones migrantes ya presentes en Jordania.

El campo de Zaatari, un símbolo de la presencia siria en Jordania

Abierto a finales de julio de 2012, el campo de Zaatari, que cuenta con
cerca de 80 000 habitantes hoy, es el más conocido de los espacios de
instalación de las personas refugiadas sirias. El campo está situado en un
espacio semiárido a una decena de kilómetros al sureste de la ciudad de
Mafraq en el norte de Jordania, en proximidad con la frontera siria. En su
origen compuesto de tiendas de campañas pegadas unas a las otras, el campo
ha crecido de forma espectacular al ritmo de la llegada de las personas
sirias, con hasta 200 000 habitantes registrados por el ACNUR en abril de
2013. Esta cifra ha decrecido al ritmo de las salidas bien hacia zonas
urbanas de Jordania o bien de retornos a Siria.

Verdadera ciudad en la que se yuxtaponen los prefabricados y todavía algunas
tiendas de campaña, este espacio concentra todas las paradojas de la
presencia siria en Jordania. Las organizaciones humanitarias son allí
omnipresentes, símbolo de la vulnerabilidad de una población exiliada
privada de recursos. A diferencia de las personas refugiadas iraquíes,
mayoritariamente salidos de las clases medias urbanas y que se habían
instalado en la capital jordana, una amplia proporción de las personas
refugiadas sirias hoy son originarios de regiones rurales, y por tanto más
vulnerables. Al mismo tiempo, las personas refugiadas han sabido desarrollar
sobre este territorio, a pesar de las limitaciones del gobierno humanitario,
un espacio de vida social y económica. Pequeños comercios y otras
actividades artesanales generadoras de escasos ingresos hoy siembran el
campo. Las personas refugiadas han intentado, en la medida de lo posible,
recrear un aspecto de vida normal en un contexto de indigencia casi total y
sometidas a fuertes restricciones. Las personas refugiadas sirias tienen,
efectivamente, un acceso limitado al mercado de trabajo y quienes residen en
los campos deben obtener una autorización, atribuida por una duración
determinada para salir de ellos.

En un paisaje sin vegetación, ha emergido una ciudad debido al dinamismo de
sus habitantes. Desde la apertura del campo se ha desarrollado una economía
informal que luego se ha estructurado en el conjunto de los barrios. A la
entrada del campo se ha desarrollado una arteria comercial, la calle del
zoco llamada “Campos Elíseos” por los habitantes del campo, en la que se
encuentran tiendas de todo tipo, desde el vendedor de telefonía móvil a la
tienda de comestibles pasando por carnicerías, panaderías, pequeños
restaurantes o peluqueros. Vendedores ambulantes recorren el campo vendiendo
todo tipo de productos o bocadillos. Cercana a las numerosas instalaciones
desarrolladas por las ONG, esta calle comercial es frecuentada por muy
numerosos refugiados. Se ha convertido en un lugar de vida central que
simboliza el dinamismo económico de las personas refugiadas.

En otras partes del campo se han instalado pequeñas tiendas de comestibles o
peluqueros. Estos espacios que procuran rentas a las personas refugiadas que
los han abierto son también lugares de sociabilidad en los que se encuentran
las personas sirias. Lejos de ser un simple espacio de espera, el campo se
ha transformado en un lugar de vida en el que la sociedad siria se ha
recompuesto en el exilio. En total, según el ACNUR, son casi 3 000 los
puestos que se han abierto.

En parte, las personas refugiadas se han reagrupado por familia y pueblo de
origen. Prefabricados y tiendas han sido remodelados para hacer de ellos
habitaciones, ciertamente precarias, pero que han permitido la recreación de
espacios privados. Así, la vivienda ha evolucionado en tres años. Ya casi no
hay tiendas de campaña, salvo como extensión a los prefabricados o para
cubrir los patios interiores de las viviendas. Los materiales distribuidos
por las agencias humanitarias son reutilizados y transformados por los
habitantes.

El campo no es una simple yuxtaposición de habitaciones estandarizadas, sino
recreado de formas de vivienda bastante similares a las del sur de Siria o
los barrios informales periféricos de las grandes ciudades sirias. En estas
viviendas, se concede un espacio impresionante a la habitación de recepción
de los invitados (la madhafé en árabe). Las personas exteriores a la familia
tienen su lugar en este salón, donde están dispuestas colchonetas, que sirve
por tanto de lugar de reunión para los hombres. Las mujeres, por su parte,
se reagrupan más bien en el patio para cocinar en grupo, o en las
habitaciones anexas para charlar.

El campo presenta por tanto un doble rostro, el de un espacio cerrado en el
que están obligados a residir en la mayor parte de los casos las personas
refugiadas más desfavorecidos, pero también una ciudad en proceso, que se
desarrolla con medios limitados pero que intenta recrear en el exilio un
aire de vida social y económica.

De un exilio al otro

Al mismo tiempo, el conflicto actual, si bien ha generado nueva gente
refugiada, ha obligado a decenas de miles ya presentes en el suelo sirio a
encontrar refugio en un país tercero. Antes de ser uno de los más
importantes países emisores de refugiados, Siria ha sido el principal país
de acogida para varios centenares de miles iraquíes que huían del caos y la
violencia consecuencia de la caída del régimen de Saddam Hussein en 2003,
sin contar con la presencia en su suelo de cerca de 500 000 palestinos.
Jordania ha decidido rápidamente cerrar sus puertas a esta categoría de
refugiados. Como escribe Jalal Al-Husseini: “tras una fase relativamente
tolerante, durante la cual unos 10 000 refugiados palestinos pudieron entrar
en el territorio nacional, Jordania ha endurecido su política de acogida
desde finales de 2012 en nombre de la necesidad de contrarrestar la visión
israelí de una Jordania hogar nacional palestino de sustitución”.

El conflicto sirio, y más en particular el asedio del campo palestino de
Yarmouk en el extrarradio de Damasco a partir de diciembre de 2012, ha
recordado la precariedad en la que se encuentran los palestinos en sus
países de acogida respectivos. El 31 de enero de 2014, la UNRWA difundía una
fotografía/11 mostrando a miles de palestinos, en una calle bordeada de
viviendas destruidas por los bombardeos, convergiendo hacia un punto de
distribución de ayuda alimentaria, después de semanas de asedio del ejército
sirio.

En este campo que contaba con cerca de 150 000 refugiados palestinos antes
de 2011, se estima que solo 18 000 residen todavía. En total, son 280 000
palestinos (de los 520 000 registrados ante la UNRWA en Siria/12) los que se
han visto obligados a huir de sus lugares de residencia, bien hacia regiones
más seguras en Siria, bien hacia el extranjero/13. Más de 70 000 de ellos
(es decir el 13,5 % de la población palestina en Siria registrada en la
UNRWA) se han refugiado en los países vecinos. Cerca de 45 000 refugiados
registrados han abandonado Siria para ir a Líbano, 15 000 a Jordania y 9 000
a Egipto.

Este movimiento ha quedado oculto en gran medida por la amplitud de la
crisis siria. Los palestinos de Siria se ven por tanto devueltos a su
estatuto de apátridas, privados de protección, dependientes de la ayuda
humanitaria y obligados a buscar asilo en uno de los países fronterizos que,
con exepción de Líbano hasta 2013, les han cerrado sus puertas (Al Husseini,
Dorai, 2013). Más de la mitad se han sumado a los campos de refugiados
palestinos ya existentes, aumentando aún la presión sobre estos espacios
marcados por la pobreza y la exclusión, que acogían ya en algunos casos,
migrantes venidos de horizontes más lejanos (Dorai, 2015).

Por lo que se refiere a las personas refugiadas iraquíes que habían
encontrado refugio en Siria, en la mayor parte de los casos en el
extrarradio de Damasco, éstos se han visto obligados a abandonar su país de
primer asilo. La mayor parte ha vuelto a Irak, a pesar de la persistencia de
la violencia/14. Otros han podido proseguir su periplo hacia Europa, América
del Norte o Australia. Según el ACNUR, un poco más de 20 000 seguirían
estando en Siria, al no haber podido abandonar su país de acogida.

Estas poblaciones ya refugiadas antes del conflicto sirio se encuentran por
tanto obligadas a nuevas movilidades en un contexto en que los países
vecinos de Siria están poco inclinados a darles asilo. Sin poder instalarse,
aunque fuera temporalmente en la región, y en algunos casos como los
palestinos que son apátridas volver a su país de “origen”/15, un número
creciente están a la búsqueda de soluciones más duraderas fuera de la
región.

Conclusión

Cuando Medio Oriente está sumergido en múltiples conflictos, Jordania debe
hacer frente a la llegada de refugiados en su gran mayoría de Siria pero
también de Irak, Yemen, Libia y de los territorios palestinos. Hoy, cuando
el conflicto sirio se prolonga, la cuestión del futuro de las personas
refugiadas está en suspenso. Jordania, abriendo de forma parcial su mercado
de trabajo a las personas refugiadas sirias ha modificado su política de
acogida en favor de una mejor integración a medio plazo de esta población.
Esta política está sin embargo condicionada por la recepción de una ayuda
internacional más consecuente. La situación actual, debido a la
multiplicación de los actores del conflicto en Siria, sigue estando marcada
por una triple exigencia: en primer lugar, si los vecinos de Siria han
abierto ampliamente sus puertas a las personas refugiadas, la cuestión de su
instalación a largo plazo no es contemplada por los Estados de acogida;
luego, la vuelta rápida a Siria no es una opción para la mayoría de las
personas refugiadas; en fin, la reinstalación en Europa, en América del
Norte o hacia otros países terceros solo afectará a una ínfima parte de esta
población.

Para profundizar el tema

Al Husseini, Jalal ; Doraï, Kamel (2013) "La vulnérabilité des réfugiés
palestiniens à la lumière de la crise syrienne", Confluences Méditerranée,
87 – Automne, p.95-107.

Agier, Michel (2008) Gérer les indésirables : des camps de réfugiés au
gouvernement humanitaire, Paris : Flammarion, 349 p.

Chatelard, Géraldine ; Doraï, Kamel (2009) "La présence irakienne en Syrie
et en Jordanie : dynamiques sociales et spatiales, et modes de gestion par
les pays d’accueil", Maghreb-Machrek, n° 199, 2009, p. 43-60

Doraï, Kamel (2015) "Palestinian refugees and the current Syrian conflict :
from settled refugees to stateless asylum seekers ?", Allegralaboratory.net

Hyndman, Jennifer (2000), Managing Displacement : Refugees and the Politics
of Humanitarianism, Minneapolis : University of Minnesota Press, 253 p.

Kagan Michael (2009) "The (Relative) Decline of Palestinian Exceptionalism
and its Consequences for Refugees Studies in the Middle East", Journal of
Refugee Studies, 22, 4, p. 417-438

Notas

1/ Leïla Vignal, “Syrie : la stratégie de la destruction”, laviedesidées.fr,
29 marzo 2016. http://vientosur.info/?article11139

2/ Karen Akoka, “Crise des réfugiés, ou des politiques d’asile ?”,
laviedesidées.fr, 31 mayo 2016.

3/ L’UNRWA (United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in
the Near East) es la Oficina de socorro y de trabajos de las naciones Unidas
para las personas refugiadas de Palestina en Medio Oriente creada en 1949
por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

4/ Fuente : IDMC- Internal Displacement Monitoring Centre.

5/ Los resultados preliminares del último censo jordano publicados en enero
de 2016 dan la cifra de 1,2 millones de sirios en Jordania. El debate sobre
las cifras es recurrente en las situaciones de llegada masiva de refugiados.
Como ejemplo, el estudio realizado por el instituto noruego FAFI en 2007,
muestra muy claramente la dificultad de producir datos estadísticos sobre
las personas refugiadas en jordania ((Iraqis in Jordan 2007. Their Number
and Characteristics, FAFO, UNFPA, Department of Statistics in Jordan). Sobre
las personas refugiadas que entran en Europa, las cifras producidas por
Frontex deben también ser sometidas a crítica, puesto que contabilizan los
pasos de fronteras (con el riesgo de contar varias veces a las mismas
personas) y no las demandas de asilo presentadas de forma efectiva en cada
uno de los Estados miembros.

6/ Israel, Egipto y Turquía son firmantes de la convención, pero con
reservas, lo que limita la aplicación de la convención.

7/ Como ejemplo, como consecuencia de la caída del régimen de Saddam Hussein
en 2003, los principales Estados de acogida de la región, entre ellos
Jordania, no abrieron campos de refugiados en su suelo. Las crisis iraquíes
de 1990-1991 luego post-2003 mostraron a Jordania, Siria y Líbano que la
ausencia de campo combinada a formas bastante poco restrictivas de entrada y
de estancia (aunque esto hay que matizarlo en función de los países y los
períodos concernidos), así como un acceso bastante fácil a los servicios
públicos y al empleo en el mercado informal, han aumentado la posibilidad de
movilidad de las personas refugiadas y por tanto su re-emigración hacia
países terceros (Chatelard, Dorai, 2009).

8/ Turquía ha abierto también campos a lo largo de su frontera con Siria. A
escala de laregión, menos de una quinta parte de las personas refugiadas
viven en los campos.

9/ “Around 2,000 Daesh agents estimated to have mingled with refugees —
army” (2016) Jordan Times.

10/ The Implementation of UNACNUR’s Policy on Refugee Protection and
Solutions in Urban Areas, Global Survey – 2012.

11/ Fuente : http://www.unrwa.org/crisis-in-yarmouk, consultado el
31/08/2015.

12/ Fuente : http://www.unrwa.org/crisis-in-yarmouk, consultado el
31/08/2015.

13/ Fuente : http://www.unrwa.org/sites/default/..., 14/06/2015

14/ Fuente : UNACNUR “Iraqi refugees flee war-torn Syria and seek safety
back home” consultado el 19/01/2016.

15/ Esta expresión puede ser fuente de debates en el caso palestino, al
haber nacido la mayoría de las personas refugiadas palestinos en suelo
sirio. Por su parte, la autoridad palestina no ejerce más que un poder
limitado en los territorios que controla y no tiene autoridad sobre sus
fronteras internacionales. Esto remite a la cuestión más amplia de las
negociaciones sobre el ejercicio del derecho al retorno de las personas
refugiadas palestinas, aunque en el contexto específico del conflicto sirio
esta opción no sea contemplada por las personas refugiadas palestinas
entrevistadas en Líbano. Estas últimas abandonan Siria de forma forzosa y
están a la búsqueda de soluciones prácticas a corto plazo que les pongan al
abrigo del conflicto y de la violencia a la que han sido expuestas

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