EEUU/ la elección de Trump y los combates que se anuncian [ISO - declaración]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Nov 13 09:16:24 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

13 de noviembre 2016

Boletín Informativo

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Estados Unidos

Declaración de la International Socialist Organization (ISO)

La elección de Trump y los combates que se anuncian

Socialist Worker, 11-11-2016 

https://socialistworker.org/

A l´encontre, 11-11-2016

http://alencontre.org/

Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

1. La elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos es un
punto de inflexión brutal y peligroso, no sólo para los Estados Unidos, sino
para el mundo entero. Este punto de inflexión decisivo representa el fracaso
final de los partidos de centro-derecha y de izquierda en los países
capitalistas avanzados como consecuencia de la gran recesión (2007-2009),
que abrió la vía para el triunfo de un candidato que utiliza el populismo de
derecha para reforzar el racismo, la xenofobia y la reacción.

El éxito electoral de Trump bajo una plataforma de criminalización de los
inmigrantes musulmanes y los mexicanos en particular -reforzará las fuerzas
racistas y anti-inmigrantes de todo el mundo, tales como el Frente Nacional
en Francia, cuya jefa Marine Le Pen felicitó a Trump y dijo que Francia
conocerá el mismo destino. Este resultado refuerza incluso a organizaciones
abiertamente nazis como Amanecer Dorado en Grecia.

El menosprecio de Trump por las mujeres, su historia de depredador sexual y
la voluntad de restringir severamente el derecho al aborto, estimulan las
corrientes reaccionarias que quieren demoler las conquistas del movimiento
de las mujeres en este país y más allá.

Su política de "América primero" puede agudizar las rivalidades
imperialistas y socavar las alianzas de Washington, así como las maniobras
de Estados Unidos para mantener su dominación global. Por supuesto, este
enfoque va a exacerbar el nacionalismo, especialmente en cuestiones
relacionadas con los acuerdos de libre comercio. El cerrará la puerta de
entrada al número ya limitado de refugiados que el gobierno de los Estados
Unidos recibe.

La campaña de Trump ha fortalecido las fuerzas de derecha en los Estados
Unidos, incluyendo la extrema derecha, y su elección les dará probablemente
más audacia. También podemos esperar que la policía racista que ya mata con
impunidad a los negros, considere la victoria de Trump como una luz verde
para continuar haciéndolo.

2. La elección no representa un cambio masivo hacia la derecha en la
sociedad norteamericana -y no sólo porque Trump obtuvo menos votos que
Hillary Clinton (ver artículo de Lance Selfa, Correspondencia de Prensa,
11-11-2016) De hecho, estamos asistiendo a un proceso de polarización
política en que la derecha y la izquierda se desarrollan.

La orientación de la política en los Estados Unidos depende, principalmente,
del desarrollo y construcción en los movimientos sociales, sindicatos y
organizaciones sociales de una corriente activista, combativa, de izquierda.
La ISO está comprometida junto con a los asalariados y las asalariadas,
oprimidos y oprimidas que van a sufrir los fuertes ataques bajo la
presidencia de Trump. Vamos a participar plenamente en la lucha por la
defensa de los que van a ser el blanco de la ofensiva de la derecha, así
como en un combate más amplio por la justicia.

3. La clase capitalista norteamericana y sus representantes políticos
intentarán frenar los excesos de Trump. Pero el Partido Republicano,
teniendo en cuenta el éxito electoral de Trump, probablemente, también
tratará de normalizar su política, adaptando su programa a sus propios
intereses.

La clase capitalista de los Estados Unidos no pudo frenar a Trump, pese a la
abrumadora oposición dentro de sus filas. Una clase dirigente que dominó el
mundo desde la mitad de siglo XX y que atraviesa hoy por tensiones internas,
aunque en el seno de fracciones enemigas se compran a los políticos que
tienden a estar interesados en sus propios intereses, sin tener otros
objetivos más amplios.

Sin la disciplina de la Guerra Fría o la presión de una clase obrera
organizada, los capitalistas estadounidenses han utilizado la era neoliberal
para apoderarse de toda la riqueza que podían, sin tener en cuenta las
consecuencias políticas. Los republicanos actuando de manera abierta y
agresiva por este programa. Los demócratas tratando de mediar las exigencias
del capital y las demandas de la base electoral del partido. Trump, quien
reconoció que millones de personas encuentran intolerable el statu quo,
quebró el consenso político, al menos retóricamente.

Por lo tanto, la Casa Blanca, dominada por personalidades de la clase
dominante y los políticos socializados en el ejército norteamericano, estará
ahora ocupada por un multimillonario sin escrúpulos. Trump, a pesar de las
comparaciones que algunos han hecho con el líder fascista italiano
Mussolini, se parece más a Silvio Berlusconi, el magnate de los medios de
comunicación italianos que utilizó su fortuna y su fuerza de atracción
populista, para imponerse a un establishment político corrupto y
conservador. 

4. Cualesquiera que sean las pequeñas cosas que una administración Trump
pueda proporcionar a los trabajadores, a condición de que este sea el caso,
serán mínimas en comparación con los enormes recortes fiscales que Trump ya
se ha comprometido a poner en práctica. La Corporate America obtendrá las
exoneraciones fiscales que demanda desde largo tiempo para traer de vuelta
al país las masas de capitales exiliados. Y el Congreso controlado por los
republicanos, será la ocasión para socavar oportunidad para socavar las
regulaciones e incluso para atacar la seguridad social y el Medicare (seguro
de salud para las personas mayores de 65 años).

La "reforma" fiscal bajo Trump, si ella se realiza, reforzaría la más grande
desigualdad económica que los Estados Unidos haya conocido desde hace un
siglo. Sectores de la clase obrera blanca que apoyaron a Trump verían sus
condiciones agravadas, probablemente de manera dramática. Lo mismo con
respecto a la columna vertebral de apoyo a Trump, constituida por una clase
media maltratada en el plano económico, así como los propietarios de
pequeñas empresas y los pequeños gestores. 

Es una fórmula que conducirá a un mayor descontento social y político, en el
momento que la derecha busque alcanzar plenamente sus objetivos, lo que ha
ocurrido varias veces en el pasado.

5. La elección de Trump, basada en el miedo y el odio, se produce ocho años
después de la primera campaña de Barack Obama para ganar la presidencia,
marcada por su retórica de esperanza y cambio.

Asumiendo el cargo en medio de la peor crisis económica desde la década de
1930 con una sólida mayoría demócrata en ambas cámaras del Congreso, Obama
tuvo la oportunidad de marginalizar a los republicanos por una década el
menos. En cambio, la administración Obama se consagró a rescatar a los
bancos y reducir el tamaño relativo del gobierno federal, mientras que los
trabajadores recibieron una ayuda muy reducida, mientras que el desempleo y
la carga de la vivienda treparon.

La legislación de la administración Obama en el sector de la salud -que
podría haber dado lugar a un programa popular amplio y muy necesario, basado
en el gobierno- sobre todo reforzó el poder de las grandes compañías de
seguros y empresas farmacéuticas. Los asalariados y asalariadas pagan primas
más altas ahora y reciben calidad más baja luego de la reforma de salud de
Obama. En lo político, la oportunidad para que los demócratas fortalecieran
su base electoral mediante la implementación de un sistema de salud
universal ha sido en vano. En cambio, los republicanos han dispuesto de otro
palo para golpear al llamado "gran gobierno" (la gran burocracia del
gobierno federal) y a los demócratas.

Esta y otras decepciones abrieron el camino para el regreso de los
republicanos en las elecciones de medio término en el año 2010, lo que puso
en sus manos el control de muchos gobiernos estaduales y permitió el bloqueo
sistemático en el Congreso desde entonces, con ello el Grand Old Party (GOP)
obtuvo el fuelle para controlar tanto la Cámara de Representantes como el
Senado. Algunos aumentos de impuestos a los ricos y las empresas y una mayor
regulación de los bancos no impidieron que la Corporate América pudiera
cosechar beneficios récord a pesar de la debilidad de la economía.

6. Las políticas del Partido Demócrata -desde Bill Clinton en la década de
1990 a la de Obama en los últimos ocho años- han minado en la clase obrera
su base electoral tradicional después del New Deal y de la Great Socciety
(años 1960), reduciendo el tamaño del gobierno federal y eliminando los
programas federales para los pobres y precarios. El declive de los
sindicatos -acelerado por las políticas pro-negocio de las administraciones
de Clinton y Obama- fragilizaron aún más la base tradicional de los
demócratas y desorientaron a la clase obrera organizada.

Dirigido por los "neo-demócratas" como Bill Clinton y Al Gore, la estrategia
del partido consistió en construir redes electorales a través de las
maquinarias políticas en las grandes ciudades y operar un giro superficial
hacia la "diversidad" (las llamadas minorías), mientras se promovían
políticas favorables a los negocios en un intento de ganar el apoyo de las
periferias blancas de clase media tradicionalmente republicanas
tradicionales. El crecimiento de Trump en el Partido Republicano, hizo que
esta estrategia reapareciera en la campaña de Hillary Clinton en 2016, los
dirigentes (demócratas) creyeron que podían suplantar a los republicanos
como el primer partido del capitalismo norteamericano. 

7. El papel de los demócratas como guardianes de un status quo cada vez más
intolerable, creó las condiciones para una rebelión dentro del partido la
cual se expresó en la campaña de Bernie Sanders durante la primaria
demócrata.

Al apuntar a la "clase milmillonaria," Sanders -que no ocultó su trayectoria
socialista- mostró que millones de trabajadores estaban dispuestos a adoptar
un mensaje basado en los derechos y la solidaridad de los trabajadores.

Pero Sanders, después de abandonar su independencia política cultivada
durante su vida política a fin de funcionar como un demócrata, finalmente
dio el apoyo a Hillary Clinton en la Convención Demócrata el pasado verano.
A partir de ese momento, cesó toda crítica al establishement del partido. Él
apoyó una campaña destinada al fracaso, que se resume en el lema "América ya
es grande" (en oposición a al lema de Trump: "Hacer América grande otra
vez"].

8. Con el silencio de Sanders y con Clinton tratando de ganar votos
republicanos, Trump no dejó pasar la oportunidad de hablarle a la clase
obrera, algo inédito para un candidato a la presidencia de los Estados
Unidos.

Después de usar el populismo derechista para derrotar a sus rivales
republicanos, Trump centró de nuevo su campaña electoral en las
reivindicaciones económicas de los trabajadores blancos y en las tradiciones
más reaccionarias de la política de los Estados Unidos: en primer lugar, el
racismo contra los afro-americanos y los inmigrantes.

En un país construido sobre la esclavitud, el genocidio de los indios
norteamericanos y la conquista imperial, Trump siguió el camino de otros
populistas de derecha como George Wallace (gobernador demócrata de Alabama,
partidario de la segregación racial hasta los años 1970). También se apoyó
en una base que, generalmente, está  más cómoda y cercana de Clinton y
Sanders, según las encuestas de boca de urna. Pero también sectores de la
clase trabajadora blanca -incluso en las zonas claramente ganadas por Obama
en 2008 y 2012 - han rechazado la defensa de los demócratas de un status quo
intolerable y se han alineado detrás de Trump.

9. La campaña "Trump" ha confortado a la derecha dura. Ella refuerza su
confianza en materia de inmigración, de orden público y otros temas.

Una consecuencia probable se manifestará en otra política racista de
polarización. La militarización de las fuerzas de seguridad que se ha
intensificado bajo el gobierno de Obama, sin duda alguna, se acentuará con
el uso de la represión contra las rebeliones negras como en Ferguson y
Baltimore, y más recientemente ante la lucha de Standing Rok contra el
oleoducto Dakota Acces, que sirven como modelo para quebrar un movimiento. 

10. La victoria de Trump en la elección presidencial se logró a pesar de
obtener un menor número de votos populares. El Colegio Electoral -un sistema
arcaico diseñado en la fundación de los Estados Unidos para favorecer a los
estados esclavistas del Sur - dio la ventaja de Trump (279 contra 228). La
organización estatal -federal- del Colegio Electoral significó que los
grandes centros industriales como Nueva York, Los Ángeles, Chicago y
Houston, no jugaran un papel decisivo en la campaña de 2016, ya que estos
Estados no son decisivos en la competencia entre los partidos por los
“grandes electores".

11. Sin embargo, los principales círculos dirigentes del Partido Demócrata
-después de apostar al miedo de manera cínica para deslegitimar a Trump
durante meses, por su autoritarismo y el rol de los evangelistas-, ahora le
otorgan una legitimidad al presidente electo, con las apelaciones de Hillary
Clinton, Obama y otros líderes, en el sentido de "dar una oportunidad a
Trump" y unirse detrás de él por el bien del país.

Esto entrañará tensiones con un gran número de militantes demócratas que
fueron atraídos por el ala Sanders. Ciertas personalidades liberales del
partido pueden ensayar una respuesta dando un poco más de margen de maniobra
para el activismo. Pero como en el pasado, los demócratas liberales en
última instancia buscarán canalizar este tipo de activismo en los esfuerzos
para renovar el Partido Demócrata.

Las primeras protestas contra la elección Trump -en contraste con la actitud
conciliadora de los líderes demócratas- ilustran el potencial para construir
una mayor resistencia popular que podría, a su vez, ejercer presión sobre
los sindicatos y/o organizaciones de izquierda para enfrentar y poner en
cuestión de cierta manera a la derecha. 

Sin embargo, prioritariamente, se afirma la necesidad urgente de luchar
contra los ataques de la extrema derecha bajo la presidencia de Trump, y
vincular estos movimientos sociales y luchas que existen en un proyecto
común de resistencia en torno a un programa para los trabajadores y los
oprimidos expresado en términos positivos. Las múltiples crisis que creará o
agudizará la presidencia Trump puede radicalizar a una nueva generación que
ya ha sido impulsada por Black Lives Matter (Las vidas negras cuentan) por
la lucha contra el oleoducto en Dakota y la solidaridad con la lucha de los
Sioux de Standing Rock (Lakota), por la defensa de los derechos de los
inmigrantes y otros movimientos sociales (salario mínimo, profesores, etc.),
y la izquierda que surgió durante la campaña de Bernie Sanders.

La ISO está plenamente comprometida con la lucha por la democracia y la
justicia en contra del programa reaccionario de Donald Trump y todas las
fuerzas responsables de su victoria. Como parte de la lucha, vamos a poner
énfasis en una orientación política hacia adelante, absolutamente necesaria,
para alimentar una esperanza real y un movimiento de emancipación -a
diferencia de la política de la desesperación y en el cabeza de turco en que
prospera Trump - basados en nuestro compromiso de abrir una vía hacia una
sociedad socialista donde los trabajadores y trabajadoras controlen su
propia vida y la sociedad. 

La necesidad urgente de construir una organización política y militante
puede ser sentida con motivo de las primeras protestas contra Trump. Este es
el desafío para la izquierda y organizaciones tales como la ISO, y ese es el
reto que tenemos y tienen todos los que quieren luchar contra la derecha y
hacia otro mundo.

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