Debates/ Che Guevara: aciertos y fallas de un rebelde [Mike González - Samuel Farber]

Ernesto Herrera germain5 en chasque.net
Dom Nov 13 18:21:14 UYT 2016


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Correspondencia de Prensa

13 de noviembre 2016

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Debates

Che Guevara: Aciertos y fallas de un rebelde *

Mike González 

Obrero Socialista, 3-10-2016

https://socialistworker.org/

Ernesto Che Guevara ha simbolizado un tipo de heroísmo altruista para dos
generaciones de activistas. Su relativa juventud al momento de su muerte
ayudó a conservar su aire de rebeldía y la imagen de un hombre interesado
únicamente en la lucha, nunca en el poder.

Pero Samuel Farber, aun reconociendo estas cualidades, temprano en su nuevo
libro, La Política del Che Guevara. Teoría y práctica (The Politics of Che
Guevara. Theory and Practice. Haymarket book, abril 2016), describe como
"irremediablemente no-democrático". Esta contradicción es crítica y central
para el proyecto revolucionario del Che, según el análisis de Farber.

El punto de partida de Farber es un entendimiento del socialismo como la
auto-emancipación de las clases trabajadoras, con un énfasis en el auto. En
otras palabras, la revolución es, Marx afirma en sus Tesis Sobre Feuerbach,
la "coincidencia de los cambios del sujeto y los cambios en las
circunstancias". Es en el actuar colectivo sobre el mundo que la mayoría
reconoce su propio poder y se transforma en sujeto de la historia, más que
un simple objeto. Es esta una idea central del marxismo.

Pero el pensamiento político y la actuación práctica del Che Guevara estaban
basados en una idea distinta: los revolucionarios son quienes hacen la
revolución. Y la hacen independientemente de las circunstancias en las que
operan, porque la clave yace en su voluntad vanguardista.

Esta visión voluntarista no es sólo errónea, también es ajena a la tradición
revolucionaria a la que Farber y yo pertenecemos. La sustitución de los
líderes por sobre el movimiento de masas apunta a un futuro muy distinto,
prefigurado en el método de las guerrillas.

Farber explica que una de las inspiraciones del Che era la novela utópica
del autor británico del siglo XIX, Edward Bellamy, Mirando Atrás. En la
visión de Bellamy, el Estado futuro se modela a un ejército.

Farber nos recuerda que las revoluciones no conllevan automáticamente ni a
dictaduras ni a democracias; sus desenlaces dependen, entre otros factores,
de las "políticas directrices" de los movimientos que las empujan. En el
caso de Cuba, tras 1959, el Estado fue formado como un sistema de órdenes,
en una pirámide de mandatos entregados desde arriba, a aceptar sin
preguntas, en el que la democracia aparecía como un factor de riesgo para la
autoridad del liderazgo.

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Parece curioso que alguien con el trasfondo del Che Guevara llegase no
solamente a aceptar, sino a defender vigorosamente un proyecto con tales
cualidades estalinistas, rechazando el derecho a la huelga y a la
organización independiente de los trabajadores como meros obstáculos en el
camino a la revolución, y despreciando a los "falsos profetas de la
democracia de masas".

Nacido en Argentina en una familia de izquierdas, influenciada por el
particularmente estalinista Partido Comunista de Argentina, Guevara creció
como un bohemio radical, con un estilo de vida rebelde basado en el
desprecio a los hábitos burgueses, desde la higiene personal hasta el
consumo ostentoso. Su protesta contra esa cultura tomó la forma de un
ascetismo puritano.

Su pensamiento político se desarrollaría luego, aunque desde temprano era un
anti-imperialista visceral. Para el momento en el que llega a México, en
donde conoce a los rebeldes cubanos por primera vez, ya había comenzado a
sumergirse en el estudio del marxismo. Pero era un marxismo abstracto, sin
vínculos a ningún activismo político.

Los miembros del Movimiento 26 de Julio con los que Che desembarca en Cuba
en diciembre de 1956, para lanzar la campaña guerrillera, eran, como Farber
los describe, "desclasados", rebeldes políticos de clase media con pocas
raíces en movimientos de masas. Guevara compartía esa dislocación.

Con la victoria de la revolución en enero de 1959, Che se une a los hermanos
Castro en el liderazgo. Puede parecer sorprendente que él llegara a ser,
junto con Raúl Castro, el arquitecto del nuevo Estado, aunque fueron las
habilidades políticas de Fidel las que los llevaron en el tope de la
pirámide.

No fue una búsqueda del poder personal lo que hizo del Che un manifestante
incondicional del Estado de partido único, a diferencia de Fidel, quien lo
tenía como su impulso conductor. Pero se reflejaba en una admiración por el
Estado estalinista en sus manifestaciones más sectarias y anti-democráticas:
el Estado como la vanguardia exclusiva.

En este modelo se basaron las importantes y críticas intervenciones de
Guevara en la economía cubana en los primeros años post-revolucionarios,
basadas en una industrialización acelerada, pero que no tomaba en cuenta las
realidades económicas del país. Para 1962, el Che admitía que tan erradas
estas políticas económicas eran, pero ya era demasiado tarde para echar
vuelta atrás.

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Lo que este "voluntarismo económico", como Farber lo llama, ilustró de
Guevara no fue solamente su dedicación resuelta a la creación de un Estado
comunista según líneas estalinistas, pero también un factor central en su
pensamiento político, su "sordera política", o su "esquematismo".

Esta "sordera" ya estaba implícita en su manual sobre La Guerra de
Guerrillas de 1960, y se define especialmente en sus actividades en Congo y
Bolivia. Para Guevara, la estrategia política no debe ser afectada por las
circunstancias específicas en las que se desenvuelve.

Por lo que, en Bolivia, un país con una extraordinaria tradición de
militancia obrera, en medio de una amarga ola de huelgas al momento de su
llegada en 1966, Guevara insiste en crear una fuerza guerrillera rural sin
prestarle atención al movimiento laboral, excepto para alentarlos a unirse a
su ejército, lo que sólo un puñado hizo. Un año más tarde, Che, junto a la
mayoría de sus camaradas, estarían muertos.

En Congo, Che atribuye la derrota del movimiento a la falta de un liderazgo
vanguardista. Y en sus discusiones con el agrónomo francés René Dumont sobre
el derecho a la huelga, Guevara rechaza con rabia el argumento de Dumont
sobre este derecho como esencial a la democracia socialista, así como lo
hace en su famoso ensayo Socialismo y el Hombre en Cuba, insistiendo en que
"un partido de masas sólo es posible cuando las masas hayan alcanzado
conciencia de vanguardia".

Para mediados de los años 1960', Che se vuelve más y más crítico del vuelco
de la economía soviética hacia el capitalismo, pero en ningún momento llega
a criticar el Estado burocrático. ¿Cómo podría hacerlo, si él mismo fue el
arquitecto del Estado burocrático de partido único en Cuba?

Lo más impresionante del libro de Farber es la manera como entreteje un
análisis crítico de la política de Guevara con argumentos sobre el
significado del socialismo, que es, a su modo de ver, una democracia radical
y profunda.

Este Estado que Che ayudó a forjar junto a Raúl Castro se mantiene en pie en
Cuba hasta el sol de hoy, supervisando la restauración de una economía
capitalista. La falta de resistencia a sus inevitables efectos son el
producto de un régimen de un solo partido que niega la diversidad de las
políticas de la clase trabajadora e impone un sistema en el que la mayoría
no tiene derecho a actuar, criticar o generar proyectos socialistas
alternativos.

¿Estaría contento Guevara con este resultado, y la corrupción y manipulación
del poder que ha producido? Su rol en la creación de este sistema sugiere
que sí, aunque probablemente con críticas y dudas. Además de que hubiera
despreciado el anhelo de las mayorías por mejores vidas en términos
materiales como síntoma de una inaceptable infiltración de valores
capitalistas.

¿Qué hacer con este ícono revolucionario, imperfecto y errado? Podemos
comenzar reconociendo sus altos estándares morales, su internacionalismo
resuelto, y su pasión por la justicia y la equidad como cualidades a
celebrar. Pero el Estado de partido único que tanto favoreció, y la
represión de la democracia consignaron a los sujetos de la revolución a una
posición en la que la auto-emancipación se vuelve imposible, ya que la
auto-proclamada vanguardia usurpa su rol, primero en nombre de la
revolución, pero luego, en ausencia de posibilidades de control desde abajo,
en su propio nombre e interés.

* En este artículo fue publicado originalmente en el sitio web británico
RS21.org (Socialismo Revolucionario en el Siglo 21). Traducido por Alejandro
C.

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